El Gobierno le va a apuntar a subir los impuestos y aumentar los subsidios para convencer a los Congresistas de que voten una tributaria en época preelectoral.
Eliminar la pobreza extrema: la apuesta de Duque para vender la tributaria
Hoy el viceministro de Hacienda, Juan Alberto Londoño, hizo ronda de medios dando vagamente unas pinceladas de lo que será la tercera reforma tributaria que tramita el Gobierno de Iván Duque en el Congreso de la República.
No se trató de una estrategia de comunicaciones planeada para ambientar la reforma y sus puntos más polémicos.
En cambio, según confirmó La Silla Vacía, fue una reacción del Ministerio de Hacienda ante la ola de presión mediática que generó el lunes el Presidente Duque, tras una entrevista de Radio Nacional, donde confirmó que la tributaria iría en el primer semestre del año.
Luego de hablar con dos fuentes del Ministerio de Hacienda que trabajan en el proyecto, pudimos confirmar que aún no hay un borrador del proyecto de la reforma.
Sin embargo, sí hay una estrategia concertada entre el ministro Carrasquilla y el presidente Duque sobre sus puntos claves. Y sobre todo, sobre cómo presentarla al país: la tercera tributaria de Duque, según anticipa La Silla Vacía, será “vendida” como una reforma para eliminar la pobreza extrema en Colombia.
El ministerio de Hacienda planea presentar las ideas que tienen para la tributaria la próxima semana a congresistas, empresarios y gremios para recibir sus comentarios. Además está esperando a que el Comité de Expertos que creó para revisar las exenciones del estatuto tributario le entregue sus recomendaciones.
Aunque los detalles están por verse y pueden ajustarse después de la socialización, la base de la tributaria implicaría que el país se trague la píldora amarga de aumentar los impuestos a la clase media y alta, sobre todo aumentando en la práctica el IVA a la llamada canasta familiar, en un año preelectoral.
En el cual también debe demostrar a las calificadoras de riesgo que es un país serio en el manejo de sus finanzas, y tiene un plan para pagar la plata que pidió prestada para atender la pandemia, y que lo tiene con una deuda que superó el año pasado el 60 por ciento del PIB.
Pero brillará más el argumento de que con el aumento en el recaudo planean aumentar los subsidios a las personas más pobres, lo que recubre con dulce una receta altamente impopular en un año preelectoral. Todo el paquete será presentado como una apuesta para eliminar la pobreza extrema en Colombia.
Con todo y esto, la reacción ayer de varios parlamentarios, incluso de la coalición de gobierno, dejan ver que el proyecto legislativo está lejos de estar asegurado.
La reforma “Robin Hood”
La propuesta de la reforma tributaria se viene trabajando desde el año pasado.
De hecho en el Marco Fiscal a Mediano Plazo, que publicó el Ministerio de Hacienda a mediados de 2020, ya anticipaba que una reforma debería eliminar exenciones tributarias. El grueso de las exenciones están relacionadas con el IVA (en 2019 el Gobierno dejó de recibir 75 billones de pesos, 7,5 puntos del PIB, por exenciones y exclusiones de IVA). Adicionalmente, ya Hacienda venía circulando la idea de crear nuevos impuestos, como los impuestos verdes, tributos por la emisión de gases con efecto invernadero o a los plásticos de un solo uso.
Pero ayer el viceministro Londoño dio algunas pistas más concretas de lo que se viene específicamente para esta tributaria. Como lo contamos en este hilo son cuatro:
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Quieren recaudar al menos 15 billones de pesos, que equivalen a 1,5 puntos del PIB, es decir no será una reforma aguada.
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Habrá una ampliación de los subsidios, principalmente de la llamada devolución del IVA que es un pago que creó el Gobierno para que las personas más pobres compensen lo que tienen que pagar por IVA.
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Aumento en la tarifa y la base (el número de personas que pagan) del impuesto de renta. Esto, dijo Londoño, afectaría a las personas de estratos 5 y 6.
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La unificación de las tarifas del IVA. Hoy hay tarifas de 0, 5, 10 y 19 por ciento, la idea sería unificar la mayoría de los productos (incluidos algunos de la canasta básica, como alimentos) en 19 por ciento. Londoño dijo que no toda la canasta estaría gravada, se mantendrán algunas exenciones.
El eje fundamental de la idea de eliminar la pobreza surge de las transferencias no condicionadas, el gran legado económico de la pandemia. Las fuentes de Hacienda que trabajan este proyecto de ley nos confirmaron que la idea es ampliar subsidios como ingreso solidario y la compensación del IVA, dos medidas que se estrenaron el año pasado con la pandemia.
Si bien no propone una renta universal, el Gobierno apuesta a que un mayor recaudo puede financiar subsidios suficientes para erradicar la pobreza extrema, que según la última medición del Dane, está en 9,6 por ciento e implica que 4,68 millones de personas reciben menos de 137.350 pesos. En todo caso, esto no se alcanzaría a dar en este gobierno.
“Los impuestos que se creen no van a empezar este año, vamos a crear un gasto para atender a la población más vulnerable y vamos a trabajar para erradicar la pobreza extrema del país”, dijo el viceministro Londoño a La Silla.
Es decir venderla como una reforma “Robin Hood”, que le quite a los ricos para redistribuir la plata entre los pobres. Sin embargo, el aumento del IVA también tocaría a la clase media y vulnerable, que no es tan pobre para recibir un subsidio, ni tan rica como para que un aumento en el impuesto del IVA no afecte sus bolsillos.
La reforma zarpa con vientos en contra
Es difícil que desde los congresistas acepten esa propuesta, y más a un año de que se juegan su reelección. De hecho, tanto el Partido Conservador, que es parte de la coalición del Gobierno, como el Liberal y el de La U, que oficialmente son independientes, ya han hecho campaña en contra de aumentar el IVA a productos de la canasta familiar.
Por un lado, los Liberales han puesto vallas y pancartas manifestando que no apoyarán una tributaria con incremento del IVA a la canasta básica. Y así lo recordó ayer el representante a la Cámara por Caquetá Harry González.
El partido de la U sacó esta tarde un comunicado en el que dicen: “no vamos a aprobar el IVA a la canasta familiar”. Dice que solo apoyarán una reforma “progresiva, que mejore el crecimiento económico y disminuya las desigualdades”.
Los conservadores, en su última convención, dijeron que no apoyarían una tributaria hasta que no vieran verdaderas señales de una reactivación económica. Uno de sus líderes, el senador Efraín Cepeda, le dijo a La Silla que lo que escuchó en medios de la propuesta tributaria del Gobierno le pareció muy duro.
E incluso la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, en cabeza de su presidente Jorge Enrique Bedoya salió a medios ayer a oponerse al aumento del IVA a la canasta familiar.
El factor Uribe y el factor necesidad
Si bien el proyecto tiene el viento en contra, también tiene algo que no tuvieron las reformas anteriores.
De entrada, cuenta con el apoyo del expresidente Álvaro Uribe y, al menos, el beneficio de la duda de varios congresistas del Centro Democrático que esperan a que les compartan los detalles del proyecto para definir sus posturas.
Desde diciembre del año pasado Uribe está pidiendo una reforma tributaria urgente, sobre todo por el riesgo de que el país pierda el grado de inversión por parte de las calificadoras de riesgo, que hasta ahora le han permitido a Carrasquilla endeudarse a tasas más baratas.
Aunque Uribe no ha apoyado directamente la unificación del IVA (que él mismo tumbó en la primera reforma tributaria), la semana pasada le dijo a El Tiempo que era una necesidad del país tramitar la tributaria.
Bajo ese mismo argumento de las calificadoras otros congresistas como Ernesto Macías le dan el beneficio de la duda al Gobierno.
“Ningún presidente faltando menos de dos años tramita una tributaria en tiempos normales, pero en este momento es obligatorio, se puede perder el grado de inversión (...) No es un capricho del presidente, sino de la pandemia”, dijo Macías a La Silla.
Otros dos congresistas del Centro Democrático le dijeron a La Silla, a condición de no ser mencionados, que ven que el Gobierno, por la necesidad que tiene de sacar adelante la reforma, puede terminar entregando puestos y contratos a los congresistas a cambio de su apoyo.
"Yo creo que para esto van a aflojar un río de mermelada para sacarla, no se puede dar la pela de no sacar nada. El Gobierno en este momento tiene la sartén por el mango, por la campaña electoral, los congresistas [que necesitan plata para sus campañas] pueden dar su voto a cambio de cualquier contrato", dijo uno de ellos.
Aunque también hay voces dentro del partido que ven con malos ojos que el Gobierno salga a dar pistas de la tributaria a los medios sin socializar primero el proyecto con los miembros de su partido.
Curioso, como congresista, enterarse de algo tan serio como los contenidos de una reforma tributaria por medios de comunicación. Después llaman afanados para que se voten las cosas a pupitrazo. Lamentable improvisación en momentos tan complejos.
— Gabriel Santos G. (@GabrielSantosCD) February 10, 2021
La próxima semana arrancará la etapa clave para la reforma tributaria. Se verá si la carta de eliminar la pobreza extrema en Colombia cala como un objetivo tan loable como para convencer a los congresistas y al país, por primera vez en el siglo XXI, de aprobar un aumento de impuestos en vísperas electorales.