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Silla Sur

Los líderes que convocaron el paro están discutiendo si van a aterrizar en un pliego de peticiones no sólo lo que los convocó a ellos, sino lo que sumó al país espontáneo que salió a marchar. 

Hoy temprano en la mañana los líderes que convocaron al paro de ayer se reunieron y definieron los pasos siguientes a la histórica marcha que puso contra la pared a Iván Duque. 

Así como el Presidente tiene un reto enorme que ayer en su discurso pareció ignorar, los que convocaron inicialmente al paro están en la discusión de si van a tratar de aterrizar en un pliego de peticiones no sólo lo que los convocó a ellos, sino lo que sumó al país espontáneo que salió a marchar.

Tienen una luz porque en el Gobierno algunos también leyeron así lo de ayer. Una alta fuente de adentro nos dijo “personalmente creo que lo que hubo ayer era superior a ellos”, y por eso si los que convocaron el paro insisten en tener interlocución con Duque, como pidieron ayer, probablemente tengan más éxito en la medida de que sumen a esos grupos. 

Lo que sigue

La reunión de esta mañana fue en Fecode y estaban líderes del movimiento social y sindical que se viene coordinando hace más de un año, y que agrupa a las centrales obreras (la CUT, la CTC, la CPC y la CGT) y a organizaciones campesinas, indígenas, afros, de estudiantes y mujeres.

Además de unirse al cacerolazo de esta tarde y de declararse en alerta y movilización permanente, ese Comando Unitario del Paro salió con dos decisiones de la reunión de hoy, que estuvo enfocada sobre todo en hacer un balance de lo que pasó ayer.

 

Una es mandarle una carta formal a Duque pidiéndole una reunión con las cabezas del comando, con lo que aterrizan su comunicado de ayer, y otra al Congreso pidiéndole tumbar la tributaria. 

Para esa última petición fueron a la reunión miembros de la bancada alternativa como el senador del Polo, Iván Cepeda, o el verde, Antonio Navarro. 

“Después de la expresión masiva de ayer, lo peor que puede hacer este Gobierno es venirsele a la ciudadanía con el paquetazo que es esa ley”, nos dijo el senador Cepeda. “Tiene más de 200 proposiciones y la tarea es que eso no puede ser un árbol de navidad y vamos a trabajar por evitarlo”, agregó. 

Además de esas dos decisiones, van a sumarse a las marchas contra la violencia de la mujer el 25 de noviembre y el martes se van a reunir para definir qué más sigue y cuál es su plan a mediano plazo.

Como falta esa decisión, aún no es claro cómo planean aterrizar la expresión ciudadana de ayer en peticiones concretas.

¿Ampliar o no?

En la evaluación de esta mañana coincidieron en que la marcha desbordó hasta sus expectativas.

“Superó cualquier convocatoria del movimiento sindical”, dijo a La Silla William Agudelo, presidente de la Asociación Distrital de Educadores, que estuvo en la reunión. 

Con él coinciden todos los otros participantes de la reunión que hablaron con La Silla. Pero no hay acuerdo en qué hacer con los otros grupos que salieron.

“La posición que tenemos con algunos compañeros es que después de semejante expresión ciudadana tan amplia, aquí no podemos abogarnos la vocería. Hay que recoger las solicitudes de todos estos sectores. Toca convocar a los ambientalistas, por ejemplo, toca pensar el tema juvenil más allá de los estudiantes”, dice Agudelo.

“Claro, la visión que tenemos es que hoy nos despertamos con un nuevo grupo. Una sociedad civil que tiene sus peticiones, que no estaba en nuestra agenda inicial propiamente concerniente a lo laboral, a lo pensional, etc, y que hay que incluirla”, nos dijo en el mismo sentido Luis Miguel Morantes, de la Confederación Colombiana de Trabajadores, CTC. 

Eso permitiría ampliar su agenda y convertirse en el interlocutor único para el Gobierno, pero tiene la dificultad de que implicaría compartir protagonismo y que no es fácil saber con quién sentarse, porque el resto de la marcha fue muy variada. 

Por eso, otros opinan diferente.

“En el pliego incluiremos a todos los sectores sociales con los cuales hemos liderado el paro”, nos dijo Francisco Maltés, representante de la CUT. “La ciudadanía que salió de los barrios no fue generación espontánea. Aquí se crearon miles de comités de paro y una buena parte de la federación comunal se movió. Si tu miras, aquí ya está incluido todo el mundo y ya están los temas gruesos en la agenda. No hay necesidad de sumar a nadie, ya están adentro”. 

Esa posición puede hacer mucho más expedita una negociación, pero corre el riesgo de que todos los que marcharon se sientan representados.

El Comando abordará ese dilema en la reunión estratégica del martes, mientras que del lado de los activistas y organizaciones que no están en él, se está discutiendo si cómo sumarse. 

La Silla supo que en un grupo de WhatsAapp que reúne a diferentes organizaciones y activistas, incluyendo los que se mueven por una bandera ambiental o de paz, unos proponen crear una mesa con los que convocaron el paro, para armar un pliego de peticiones conjunto antes de buscar al Gobierno y para, juntos, monitorear las marchas que vienen y prevenir brotes de violencia. 

Incluso si eso funciona, queda una pregunta y un desafío mayor.

La pregunta es qué activistas pueden representar sectores de quienes protestaron ayer. No en todos los grupos hay una organización única y muchos sectores tienen más redes que estructuras, por lo que definir con quién sentarse es otro reto en sí mismo.

Pero el desafío mayor es poder representar a quienes salieron a marchar defendiendo banderas tan amplias como la “equidad” o la de “por un país en el que quepamos todos”; a quienes no son activistas ni hacen parte de una organización y que igual alimentaron las multitudes de las marchas.

Van desde personas como Germán Quintana, que capó trabajo y marchó en contra de Odebrecht, hasta vigilantes de edificios que no podían marchar pero sacaron banderas y pitos para saludar a los marchantes.

Además, la misma bancada de oposición en el Congreso mostró que la vocería es una puja. Eso se nota con lo que pasó esta tarde a la hora de definir quién se quedaba con el micrófono para la réplica de la oposición a la alocución de Duque anoche. Algunos de la bancada de oposición querían dársela a Petro y él quería que hablaran los sindicalistas y al final terminó hablando el representante verde Mauricio Toro.  Eso muestra que no es fácil llegar a una decisión satisfactoria para todos. 

Esa es la contracara del reto de Duque, a quien le tocará enfrentar un desafío semejante al que le tocó a Juan Manuel Santos a la hora de negociar con el NO tras el plebiscito de 2016, pero sin el equivalente a un Uribe. O como lo que le pasó en Francia a Emmanuel Macron al negociar con los ‘chalecos amarillos’: no había con quién hacerlo y cuando consiguió los voceros, muchos manifestantes lo desconocieron. 

Así que de lado y lado el reto será lograr que la negociación sea tan amplia que el Gobierno no tenga más noches de cacerolas y que los marchantes sientan que salir a la calle y dañar sus sartenes valió la pena. 

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