En la buena con Uribe, en la mala con Santos

Serafino Iacono se convierte en un cacao

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El empresario ítalovenezolano es una de las cuatro cabezas del grupo empresarial que tiene a la petrolera Pacific Rubiales y a la minera Gran Colombia Gold como sus principales compañías. Iacono y sus socios (Ronald Pantin, José Miguel de La Campa y José Francisco Arata) crearon un grupo económico rápidamente, tras asociarse en 2003.

Iacono y sus socios aprovecharon los beneficios tributarios que entregó el gobierno Uribe a los grandes inversionistas, como la deducción de impuestos por invertir capital, y a finales de 2009 ya habían entrado a las grandes ligas del sector según Semana. En 2010, Uribe también ayudó a que se le diera vía libre al campo Quifa, la otra gran fuente de riqueza de Pacific.

Iacono es muy cercano personalmente a Uribe, quien le otorgó la nacionalidad colombiana en los últimos días de su mandato. Su hijo Tomás Uribe asistió al matrimonio de Iacono el año pasado. Iacono, además, ha acompañado la estructuración del movimiento uribista y el surgimiento del Centro Democrático, ha asistido a varias reuniones de la plana mayor del uribismo y es uno de los financiadores de la campaña del ex presidente.

Los negocios de Iacono empiezan a tambalear

La buena estrella de Iacono ya no brilla como antes.  En septiembre Pacific le propuso a Ecopetrol extender el contrato que tiene para operar Campo Rubiales, el más importante de la firma, que se vence en 2016. Pero según Dinero, Iacono y sus socios “ya dan prácticamente por descontado que Ecopetrol no renovará el contrato de explotación del Campo Rubiales que vence en 2016”.

Por el campo Quifa, Pacific entró en un pleito con Ecopetrol, que finalmente perdió Pacific, que ahora debe pagarle 1,5 millones de barriles de petróleo a Ecopetrol.

En los próximos días se debe definir el futuro de Quifa, cuya explotacióndependerá depende de la posibilidad de utilizar una nueva tecnología, llamada Star, que está en pruebas. Si Ecopetrol no le da el visto bueno al funcionamiento de Star en Quifa, la petrolera podrìa perder otro activo clave.

Fabio Echeverri llega a Ecopetrol

El ex presidente de la Andi es uno de los empresarios más cercanos a Álvaro Uribe. Fue gerente y presidente de la junta directiva de su campaña en 2002, gerente de su empalme con el gobierno Pastrana, impulsor del cambio a la Constitución para permitir la reelección de Uribe y asesor permanente de éste en la Presidencia, con tanto poder que muchas veces se le señalaba como superministro.

Uribe designó a Echeverri como uno de sus delegados en la junta directiva de la Cámara de Comercio de Bogotá y Echeverri también fue el presidente del Tribunal de Garantías del Centro Democrático en la convención en la que el partido uribista eligió a Óscar Iván Zuluaga como su candidato presidencial.

En parte por esa cercanía y en parte por su larga experiencia empresarial, Uribe nombró a Echeverri en la junta directiva de Ecopetrol en 2002, a inicios de su mandato, como uno de los siete titulares de la empresa más grande del país.

Echeverri sale en malos términos

Con Santos, el poder de Echeverri se ha ido eclipsando, como lo muestra la decisión de sacarlo de la junta directiva de Ecopetrol, que se conoció el viernes pasado, y que le quita su influencia en el sector petrolero. Aunque la petrolera es una empresa de capital mixto desde 2007, cuando hizo su primera emisión de acciones en la bolsa, la Nación mantiene la mayoría y por lo tanto, el Presidente elige varios miembros de la junta directiva, y por eso Santos pudo sacar a Echeverri de la junta.

El papel de Echeverri en la junta directiva de Ecopetrol, que es reconocido como positivo, se fue haciendo más difícil a medida que fue creciendo la distancia entre Santos y Uribe. Él fue clave para que en 2012 no saliera el presidente de la petrolera, Javier Gutiérrez Pemberthy, cuya salida se rumoró fuertemente, tanto por problemas en la empresa como por ser visto como muy uribista. Ahora sin Echeverri, se empieza a rumorar que Gutiérrez va de salida.

Garry Drummond, alineado con el Presidente

El estadounidense es el dueño de la Drummond, la compañía que explota el carbón en el Cesar desde mediados de los años noventa. La compañía tuvo un boom muy grande en el gobierno Uribe, cuando pasó de explotar 9 millones de toneladas de carbón en 2002 a 16,3 en 2010, aprovechando tanto la bonanza en precios del mineral como las políticas de “confianza inversionista”.

Drummond ha sido muy cercano al ex presidente Uribe y, por ejemplo, lideró la defensa de la seguridad democrática y la inversión en Colombia entre los empresarios extranjeros.

Además, en una investigación penal contra varios directivos de la empresa por el asesinato de tres sindicalistas en una corte en Alabama para la Uribe fue citado como testigo, Uribe dijo que aceptaría que Drummond le pagara los abogados para su citación rechazando así la oferta que le hiciera Gabriel Silva, entonces embajador de Colombia en Washington.

Drummond en la mala

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Ahora la Drummond está en el que quizás sea su peor momento. Como contamos el domingo, su “licencia social” está en duda, además de que el gobierno le frenó su posibilidad de cargar de manera directa los barcos con carbón y le aplicó una multa de casi 7 mil millones de pesos, justo cuando empieza a negociar la extensión del contrato de su mina más importante, Pribbenow – La Loma, que se vence en 2019 y de donde viene casi el 80 por ciento de su producción.

Con el Ministerio de Ambiente sancionando los daños ambientales de la minera -lo que no tiene precedentes-, el Ministro de Minas hablando de la necesidad de una “licencia social” para los proyectos mineros, y el Ministro de Trabajo bloqueando la posibilidad de que la compañía haga despidos masivos, sin duda Drummond se quedó sin la buena relación que tenía con el Gobierno.