La Corte dejó emparamado a Vallejo

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Con su decisión de prohibir la minería en los páramos de forma total, la Corte Constitucional avanzó más en la protección de páramos que lo que ha logrado el ministro de Medio Ambiente, Gabriel Vallejo. Y aunque es más fácil para la Corte emitir un fallo que para un Ministro poner a mover toda una política, por ahora los páramos están lejos de estar realmente protegidos.

Con su decisión de prohibir la minería en los páramos de forma total, la Corte Constitucional avanzó más en la protección de páramos que lo que ha logrado el ministro de Medio Ambiente, Gabriel Vallejo. Y aunque es más fácil para la Corte emitir un fallo que para un Ministro poner a mover toda una política, por ahora los páramos están lejos de estar realmente protegidos.

 

Hay 36 paramos en el país. Vallejo ya delimitó uno, el más mediático que es Santurbán (es decir, ya se sabe dónde comienza y dónde termina), pero le faltan 35.

Cuando Vallejo llegó al cargo en agosto de 2014, heredó un viejo problema de sus antecesores: hasta ese momento no se había cumplido la promesa del Plan Nacional de Desarrollo de 2010 que, además de proteger a los páramos de la minería, tenía la meta de delimitarlos todos con precisión en un lapso de dos a tres años.

Pero habían pasado cuatro años y se seguían usando los límites muy aproximados que adoptó la primera ministra de Ambiente de Juan Manuel Santos, Beatriz Uribe.

Los ministros que la sucedieron, Luz Helena Sarmiento y Juan Gabriel Uribe, avanzaron en crear unos mapas más precisos que los que usó Beatriz Uribe (técnicamente, pasaron de una escala de 1:250.000 a una de 1:25.000) que era un paso previo a la delimitación porque permiten determinar exactamente dónde empieza el páramo que será protegido.

Con esos mapas, en diciembre de 2014 quedó delimitado Santurbán. Según Vallejo, de las 129 mil hectáreas de páramos que hay allí, cien mil quedaron totalmente protegidas mientras que en el resto se permitió la agricultura y minería sostenibles.

Desde entonces, el ministerio comenzó a trabajar en un plan de acción con la comunidad que, como contó La Silla, a diciembre del año pasado, solo había atendido a 1500 de las 4 mil que habitan la zona de influencia de la delimitación.  

En los otros 35 páramos no se ha hecho nada.

Las promesas

Vallejo se comprometió a delimitar 21 paramos antes de terminar 2015 y le reconoció el jueves pasado a La Silla que no lo logró porque, según él, no es una decisión de escritorio.

“Me había comprometido pero no alcancé por la dificultad que hay para ir al terreno, por las dificultades geográficas y porque la delimitación va más allá de saber dónde poner la línea porque implica conocer a fondo el ecosistema y las personas que dependen de él. Yo me sueño con que en los páramos solo haya frailejones. Sería más fácil, pero es que el problema es que hay gente que no conoce otra vida que la del páramo” dijo.

Ahora tiene unas nuevas fechas. “Yo espero entre julio y agosto tener 12 páramos delimitados,” agregó a La Silla.

Faltarían otros 12 que necesitan consulta previa porque en ellos hay comunidades indígenas o afrocolombianas, como el Páramo del Duende entre el Valle y Chocó, donde está la etnia indígena Wounaan. Y ocho más en los que “todavía los recursos están complicados” según el Ministro.

Mientras no se delimiten, Vallejo asegura que no puede tener planes de acción para esos 35 páramos.

Pero el exministro Juan Gabriel Uribe demostró que sí se puede adelantar trabajo. En 2013, como también contamos, el Ministerio y el Humboldt trabajaron en un borrador de resolución en el que- al mismo tiempo que se iba haciendo el mapa del Santurbán- creaba herramientas para ayudar a los campesinos a ir cambiando, poco a poco, su modo de vida.

Por ejemplo, los comprometía a no crecer el área cultivada, a reducir el área de pastaje del ganado y planes para ir eliminando los pesticidas o el uso de tractores. Ese plan, que heredó la ministra Luz Helena Sarmiento, nunca se adoptó.

Lograr esta transición de la gente que vive en los páramos es casi o más difícil que delimitarlos por la cantidad de gente que vive allí hace años. Se calcula que casi 300 mil personas -eso es más o menos la población de un ciudad intermedia como Ibagué -  viven y dependen de ese ecosistema en los 35 páramos que están por delimitar.

Fuera de esa dificultad, existen otras presiones. Por ejemplo, en Boyacá y Cundinamarca, de algunos páramos sacan materiales de construcción para Bogotá y la presión del sector de construcción se ha hecho sentir.  

También, según le dijo a La Silla un ex funcionario del Ministerio de Ambiente, el Plan de Desarrollo de 2014 como el de 2010 era ambiguo sobre el piso jurídico para la delimitación y el miedo a ser demandado posteriormente por las empresas que se quedan sin el derecho a estar allí es latente. La sentencia de la Corte ayudaría en este frente.

Y esta el problema de la plata.

De dónde saldrá la plata?

En abril de 2013 el Fondo de Adaptación, que depende del Ministerio de Hacienda, firmó un convenio con el Instituto Von Humboldt por 67 mil millones de pesos para hacer los estudios técnicos y recomendaciones en la delimitación de  21 páramos y humedales. Los estudios de otros siete los pagó Ministerio de Ambiente.

El convenio se vence en mayo y, según Vallejo y una fuente del Humboldt, con la plata que hay se alcanza a financiar la delimitación de 28 páramos (delimitación que como explicamos no ha hecho). Eso dejaría ocho sin recursos para delimitar.

El Von Humboldt ya entregó los estudios de 21 páramos y en mayo entregará los siete restantes.

Pero en el caso de Santurbán, un estudio que tomó casi tres años, el proceso entre la entrega de los estudios y la delimitación se demoró seis meses cuando el Ministerio de Ambiente recibió un primer informe del Instituto y le hizo una serie de comentarios, que demoraron todo el proceso, según le contó una fuente a La Silla.

Ese faltante para los estudios en todo caso es marginal, porque lo que realmente se requiere para proteger los páramos son los planes de acción, que pueden incluir medidas como reubicar a las personas que viven allí y tienen vacas o cultivan papa y crear programas de transformación productiva.

Solo el año pasado en Santurbán, se invirtieron más de 15 mil millones de pesos (no hay cifras exactas) en nuevas alternativas de sostenimiento y proyectos productivos agropecuarios y este año, según cifras oficiales, se invertirán más de 13 mil.

El Ministerio de Ambiente no tiene recursos para financiar solo todo lo que se viene y en un año de vacas flacas tampoco es fácil conseguir de otros lados.

Detrás de todo está una falta de coordinación entre el nivel central (los ministerios de Ambiente y de Minas y Energía) y lo local para que las cosas se hagan. Si a eso se suma que desde que llegó Santos la vocación de Colombia es ser un país minero, la voluntad política para lograr algo que vaya en contravía de eso es muy difícil.

Por eso lo ambiental ha estado supeditado a la minería. Y Vallejo no solo llegó a este ministerio sin experiencia en el sector ambiental, sino que tampoco ha asumido una vocería fuerte para defender su cartera. De hecho, ante el comunicado de la Corte este lunes, su mensaje más fuerte era que estaba preocupado por qué hacer con los títulos mineros, una preocupación más propia de un Ministro de Minas, y no aplaudir la decisión que reitera la importancia de los páramos y el agua.

Pero Vallejo tiene una oportunidad: si piensa cumplir el compromiso de 2010 de Santos de delimitar los páramos y protegerlos, y el Presidente lo apoya, tiene dos años para conseguir la plata a la delimitación el manejo de los páramos, y meterle el acelerador.

Esa es la única manera para que puedan mostrar algo más que Santurbán.

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