La ‘miscelánea’ política que derrotó al barón de Tumaco

Silla Pacífico

Julio Rivera derrotó al ex representante liberal Neftalí Correa gracias con un bloque de “Todos contra Neftalí”.

Ayer, después de unas elecciones atípicas muy apretadas y contra todos los pronósticos, Julio Rivera, avalado por Aico, ganó la Alcaldía de Tumaco con el 49,39 por ciento de los votos. Le ganó a Sandra Estacio, la candidata del ex representante a la Cámara liberal Neftalí Correa, que tenía a su favor toda la maquinaria de la Alcaldía.

Así, Rivera derrotó al hasta ahora barón electoral, que había puesto a los últimos tres alcaldes. 

Lo hizo porque logró sumar a su nombre un bloque de “Todos contra Neftalí” que se enfrentó a Correa en las primeras elecciones en todo el país que se llevan a cabo en un municipio con zona de concentración de las Farc: hay más de 300 guerrilleros a una hora del casco urbano.

Más de 1.500 miembros de la Fuerza Pública lograron garantizar el orden en medio de las alertas de “riesgo extremo” que lanzó la Misión de Observación Electoral por la disputa que protagonizan varios grupos armados ilegales que quieren quedarse con los espacios que dejó la guerrilla en el municipio con más cultivos de coca en todo el país.

Las alarmas estaban prendidas, además, porque hace un mes la saliente Alcaldía denunció que las Farc estaba haciendo proselitismo a favor de Rivera, algo que tanto él como la guerrilla negaron. Al final, las elecciones transcurrieron en calma, aunque en medio de denuncias por compra de votos, como pudo comprobar La Silla Pacífico en nuestro cubrimiento en vivo.

La ‘miscelánea’

La de ayer, como contó La Silla, fue una elección entre las dos maquinarias más poderosas del segundo puerto sobre el Pacífico. Pero los resultados mostraron que ese no fue el único factor que jugó en el triunfo de Julio Rivera.

 

El bloque que lo apoyó contó con respaldos distintos entre los que se contaron caciques políticos tradicionales de Tumaco, encabezados por los ex alcaldes Nilo del Castillo, Ever Castillo y Víctor Gallo, y sectores sociales como consejos comunitarios afros y de izquierda.

El apoyo de los ex alcaldes pesó, pero no se dio con la magnitud que se esperaba. Rivera sacó 28.788 votos, una cifra alta pero menor a los 18.354 votos que él mismo obtuvo en 2015 con el apoyo del entonces Alcalde Victor Gallo, más los 17.516 votos de Diego Angulo ese mismo año, con el respaldo de Nilo y Ever del Castillo. Eso se puede explicar porque unas elecciones atípicas son distintas a unas en el calendario normal que mueven mucho más a los electores.

Lo que sí logró la alianza entre esos caciques es que evitó que se dividieran los votos de sus maquinarias como había ocurrido antes. Así se enfrentaron a la maquinaria de la Alcaldía de Tumaco, que tiene un presupuesto de 215 mil millones de pesos al año, y a que tanto Correa como la ex alcaldesa Emilsen Angulo estaban haciendo correrías políticas por todo el municipio desde el año pasado para intentar mantener su poder a pesar de que los dos fueron destituidos por ordenes judiciales. 

A la alianza de los tres ex alcaldes se sumaron los apoyos de varios de los 15 consejos comunitarios afros en un municipio que es sobre todo rural. De hecho, uno de los principales promotores de la campaña de Rivera es el ex secretario de Gobierno de Víctor Gallo, Hernán Cortés, líder afro y miembro de la organización Proceso de Comundades Negras, PCN. 

Otro de los factores que al final del día inclinó la balanza hacia Rivera fue el apoyo que recibió de los sectores que se sentían ofendidos con Correa.

Por ejemplo, los mototaxistas. “Neftalí dijo que los mototaxistas se deberían acabar. Que deberíamos ir a echar machete al monte podando el campo y no acá. Eso no se le hace a la gente. En cambio Julio siempre cuenta para todo con el pueblo”, le dijo a La Silla uno de ellos.

También algunos funcionarios públicos en Tumaco le dijeron a La Silla estar cansados del estilo de Correa.  “A mí me quitaron el puesto por no querer hacer campaña, y así le pasó a varios compañeros”, nos dijo una trabajadora del hospital Divino Niño. Esto lo confirmaron varias personas que estaban a su lado y que también trabajan con la Alcaldía.

A eso se sumó que Estacio, la candidata de Correa, era una funcionaria pública de bajo perfil que no es muy conocida en Tumaco y a quien no se le reconoce experiencia. Además, según más de diez personas que estaban en las calles con las que habló La Silla, mantuvo un tono triunfalista y prepotente durante la campaña que no gustó.

Eso, más el “tono de gamonal de Correa”, como lo describieron varias de las personas que se fueron de su campaña, contribuyó a que muchos tumaqueños prefirieran votar en su contra o abstenerse.

Otro de los resultados llamativos fue que el voto en blanco obtuvo la tercera votación y, con 1,077 apoyos, superó a la de la tercera candidata, la uribista Francis Estupiñán.

El ‘factor Farc’

Uno de los temas centrales de esta campaña, que se robó la atención de los grandes medios nacionales, fue la denuncia de la supuesta alianza entre la campaña de Rivera y las Farc, que están concentradas desde febrero en la vereda La Playa, a 52 kilómetros del casco urbano y sobre la carretera que conduce a Pasto.

Como contamos, la denuncia que hizo pública la saliente alcaldía se basaba en una carta anónima que firmaban “líderes del municipio rural” que viven en veredas que tradicionalmente estuvieron bajo el dominio de las Farc hasta antes de la concentración. La carta aseguraba que los comandantes del Frente Daniel Aldana, alias ‘El Tigre’ y alias ‘Felipe’, salieron de la zona veredal para invitar a varios líderes campesinos a participar en reuniones políticas en la zona de concentración y mhabrían anunciado su apoyo a Rivera.

Aunque tanto Rivera como la guerrilla negaron esa alianza, La Silla Pacífico supo, por una fuente del sector social que conoce cómo se mueve las Farc en Tumaco, que sí hubo un apoyo aunque no en los términos que decía la carta. Según la fuente, que pidió la reserva de su nombre por seguridad, las Farc no contribuyeron con recursos ni movilizaron a sus miembros sino que convencieron a sus familiares que viven en Tumaco de apoyarlo, ya que Rivera fue el único candidato que se comprometió a respaldar la implementación de los Acuerdos de paz.  

“Ni Neftalí, ni Emilsen, ni el alcalde que llegó después mostraron interés por apoyar el proceso en la zona veredal, mejorar las condiciones de los guerrilleros allí o en lo que se les viene después. Y Sandra Estacio tampoco lo iba a hacer”, le dijo la fuente a La Silla. “Además porque no sólo para los guerrilleros, sino para muchos tumaqueños, ella no tiene la capacidad de asumir los retos que se le vienen ahora al municipio con el tema de los cultivos ilícitos, los nuevos grupos armados, el narcotráfico y el manejo de los recursos para el posconflicto”.

En cambio, según la fuente, Rivera logró posicionar una imagen cercana a la mayoría de los tumaqueños, sobre todo de la parte rural, que han tenido que convivir con la guerrilla. Él nació en la vereda Río Mejicano, que ha sido tradicionalmente de dominio de las Farc, y allí conoció y creció con familiares de guerrilleros como un primo de alias ‘Tigre’ que hizo parte de los cuadros de su campaña.

Por eso, para mucha gente en Tumaco, que las Farc estuvieran o no participando en su campaña no fue un motivo fundamental para decidir su voto, y no le atribuyen el triunfo de Rivera a ese respaldo.

“En Tumaco y en muchas partes del Pacífico, los actores [armados] no se piensan separados del resto de la población. Al final, todos se terminan relacionando”, agregó la fuente.

De hecho los resultados de ayer demostraron que el 'factor Farc' no tuvo los efectos de kriptonita para Rivera que se vio en 2015 cuando el candidato Víctor Morcillo tuvo el respaldo de la guerrilla, como contó La Silla, y obtuvo apenas el 3 por ciento de los votos. 

Lo que viene

El camino que le espera a Rivera no pinta fácil. Por un lado, le corresponde liderar la implementación de los acuerdos de paz en uno de los municipios más golpeados por el conflicto. Por lo menos hasta el 2019, tendrá que lidiar no sólo con los brotes de violencia que se han tomado el puerto en los últimos meses por cuenta de las políticas de lucha contra el narcotráfico sino también con los grupos que se están disputando el territorio que han ido dejando libre las Farc.

A eso se suma que su nombre no está libre de cuestionamientos, precisamente por los respaldos que recibió su campaña.

Como contó un medio local, la Contraloría departamental publicó un informe en los últimos días que lo involucra con un posible detrimento patrimonial por más de 4.700 millones de pesos de un proyecto para construir 367 casas en el barrio Candelillas del Mar en el que, a pesar de que se desembolsó toda la plata, sólo se construyeron 68 casas. Rivera participó en la puesta en marcha de ese proyecto como secretario de planeación de Tumaco durante la pasada alcaldía de Víctor Gallo.

Finalmente, tendrá que gobernar en medio de los compromisos que suelen suponer los apoyos políticos que recibió su campaña y que se cobran con participación política y burocrática. Eso le puede restar independencia.

“En Tumaco no hay ángeles ni demonios. A Julio lo apoyó una miscelánea muy grande de personajes que seguramente le cobrará el favor y la contratación ya está comprometida [porque la Alcaldía no arranca desde cero]”, le dijo a La Silla Pacífico una fuente que conoce la movida política en el puerto.

Por eso, aunque el triunfo de Rivera significa la derrota del hasta ahora barón electoral de Tumaco, no será fácil cumplir las expectativas que lograron sumar a los distintos actores que lo llevaron a la Alcaldía.

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