La terna para Fiscal: una terna de tres

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Néstor Humberto Martínez, Yesid Reyes y Mónica Cifuentes ahora tienen que presentar su entrevista con la Corte Suprema. Entre los tres está el próximo o la próxima Fiscal.

Al nombrar a Yesid Reyes, Néstor Humberto Martínez y Mónica Cifuentes, Santos demostró una vez más que en los puestos claves él nombra a su gente; y envió una señal de que no quiere distanciarse de Germán Vargas Lleras.

Después de todo el reality montado por la Presidencia para escoger de manera meritocrática a la terna para Fiscal, el presidente Juan Manuel Santos terminó escogiendo los candidatos que se vaticinaban desde hacía meses: Mónica Cifuentes, la gerente jurídica del proceso de paz; el ministro de Justicia Yesid Reyes; y el ex superministro de la Presidencia, abogado de Luis Carlos Sarmiento y amigo personal de Santos y Vargas Lleras Néstor Humberto Martínez.

Con esta decisión, el Presidente nombró una terna que no es de uno pues los tres tienen el chance de ser elegidos; demostró una vez más que más allá de las presiones de los partidos, en los puestos claves él nombra a la gente cercana a él, así después les adscriba una militancia; y sobre todo, envió una señal muy fuerte de que no quiere distanciarse de Germán Vargas Lleras.

La selección

Como contó La Silla, alrededor de la selección de la terna para Fiscal -y en particular de la inclusión o no de Néstor Humberto Martínez- se estaban moviendo como nunca presiones de los partidos de la Unidad Nacional, varias de las cuales se expresaron en columnas de aliados de estos partidos el fin de semana pasado.

El Partido Liberal como el de la U se movieron fuertemente para evitar que una persona de Cambio Radical y tan allegada al Vicepresidente como Néstor Humberto entrara a la terna porque consideran que si la Corte Suprema lo elige equivaldría prácticamente a escriturarle la Presidencia a Germán Vargas en el 2018 dado el inmenso poder que tiene un Fiscal General.

“Todo el mundo en Colombia tiene pleitos y a un gobernador con enredos lo voltean desde la Fiscalía en dos minutos”, le dijo a La Silla para un artículo pasado un político liberal.

Los del Partido Liberal le habían pedido al Presidente que enviara una terna liberal y en la bancada habían entendido que Santos les había dicho que lo haría. Por el lado de la U, estaban ya más resignados a que entrara Néstor Humberto pero, a cambio, como contó La Silla hoy , esperan que el Presidente le quite a Vargas Lleras el Ministerio de Transporte.

Y el Vicepresidente, por su lado, había convertido en prioridad número uno del Partido que Néstor Humberto quedara en la terna.

Mejor dicho, las presiones sobre el Presidente no eran pocas.  Santos terminó optando por mantener el apoyo político más amplio posible, metiendo el candidato del Partido Liberal y al de Vargas Lleras y dejando que sea la Corte Suprema la que zanje la pelea.

 

En este momento, con una popularidad por debajo del 20 por ciento, el Gobierno tiene por delante varios temas muy difíciles que le sería imposible tramitar teniendo a otro factor de poder como Vargas Lleras en la oposición además del ex presidente Uribe.

Hoy arrancó el sexto debate del Acto Legislativo para la Paz en el Senado y en las próximas discusiones seguramente el gobierno intentará meter temas que son difíciles de tragar: las curules para las Farc, la posibilidad de que el acuerdo de paz entre vía bloque de constitucionalidad en el ordenamiento colombiano como si fuera un tratado internacional solo para mencionar algunas.

A lo cual se agregan otros temas igualmente difíciles para los cuales se necesita un mínimo consenso político como la escogencia de las zonas de concentración y la definición de cómo se integrará el Tribunal de Paz.

Tener al Vicepresidente y a su partido en contra, que en todo caso ya ha mostrado su falta de entusiasmo con el proceso de paz, es un riesgo que el Presidente definitivamente no quiso correr con la terna. Y al parecer prefirió correr costos que estimó más fácilmente ‘compensables’

El primero que asumió (y que es mínimo) fue dejar por fuera al Fiscal encargado Jorge Fernando Perdomo, el único de los cuatro opcionados que no era particularmente cercano a él y que había ‘resucitado’ como opcionado en los últimos días gracias al apoyo que le dio César Gaviria. Con este, el expresidente liberal ya enfila tres derrotas de patrocinados de alto nivel para puestos burocráticos con Santos.  El rumor es que Perdomo entraría ahora a reemplazar a Yesid como ministro de Justicia.

El segundo será con los liberales que sentían que el Presidente les había prometido que sería una terna totalmente liberal, algo que en el Alto Gobierno le habían dicho a la Silla que no era cierto, como lo contamos hace unos días.

“Muy buena terna. Con excepciones [en el partido Liberal] hay tranquilidad”, le dijo a La Silla el senador rojo, Luis Fernando Velasco. “Lo de Perdomo no era un tema de Partido”.  

En la U la reacción fue más visceral. El senador Armando Benedetti de La U dijo a los medios de comunicación que la terna era negativa y que con esta decisión “se resquebraja la Unidad Nacional totalmente”.

El Presidente seguramente entrará a ‘compensar’ burocráticamente a los partidos que se sienten perdedores.

Ya les mantuvo ayer a los liberales la Unidad de Víctimas y la Consejería de Derechos Humanos. Y a los conservadores el Ministerio de Minas. Falta la terna para la Defensoría (que elige la Cámara de Representantes) y que los de la U sienten que les ‘pertenece’; para la Procuraduría si lo tumba el Consejo de Estado en las próximas semanas (el presidente terna uno de los tres) y cambios en el gabinete.

Pero estos posiblemente vendrán cuando la Corte Suprema elija el Fiscal, y esa pelea estará dura.

Lo que viene

Será dura porque los tres candidatos tienen la trayectoria para ser Fiscal General, y ninguno es un ‘relleno’. Habrá realmente una competencia.

Los tres son bogotanos, progresistas en lo jurídico y han contribuido con el andamiaje del proceso de paz, aunque no en la misma medida.  Cifuentes diseñó y coordinó todo el andamiaje jurídico del proceso de paz, Reyes está coordinando toda la discusión sobre la justicia transicional y Martínez participó en toda la fase inicial de diseñar fórmulas de justicia transicional para los militares.

De los tres, Néstor Humberto Martínez es el que tiene más peso político. Tiene una larga trayectoria en el sector privado donde ha sido el abogado personal de varios ‘cacaos’, incluyendo el hombre más poderoso de Colombia Luis Carlos Sarmiento. Y también en el público, tras haber sido ministro de Justicia de Samper, ministro de Interior de Pastrana y súper ministro de Santos, lo que da una idea de su habilidad política.

Desde que salió de Presidencia en junio del año pasado está haciendo campaña en la Corte Suprema para ser Fiscal. Su desventaja fuera de no ser penalista, es que muchos de los magistrados con los que tenía los vínculos más estrechos, como  Francisco José Ricaurte y José Leónidas Bustos, que ahora le están haciendo lobby, según le dijo una fuente de la Rama a La Silla, ya salieron de la Corte y los nuevos no necesariamente son influenciables por ellos.

Yesid Reyes, el actual Ministro de Justicia, no tiene la habilidad política de Néstor Humberto pero es un símbolo. Ser el heredero del ya mítico Alfonso Reyes Echandía, el penalista del Externado que murió en el Palacio de Justicia tras la toma por el M-19 y la retoma del Ejército, y quien era presidente de la Corte en ese momento, pesa mucho entre los magistrados de la Corte. Sobre todo porque a eso se suma su prestigio como penalista y su reconocida independencia como ministro, litigante y profesor.

En la Corte, y especialmente en la actual Sala Penal, es una figura respetada: fue profesor de tres de los 9 magistrados, durante más de una década fue conjuez de esa Sala, lo que le ha dado relación directa con los magistrados, y varios de ellos lo suelen citar en sus ponencias, especialmente cuando tratan el tema de la imputación objetiva, de la que Reyes tiene un libro que es referencia obligada no solo en Colombia sino en América Latina.

Sus opciones pueden crecer si la Corte sigue el camino de renovación en el que avanzó tímidamente en la última elección de magistrados, cuando incluyó entre sus seis nuevos miembros a dos académicos sin mayores vínculos con la Rama, incluyendo al ex decano de la Nacional José Francisco Acuña en la Sala Penal.

Hay quienes piensan que él tiene en su contra el haber impulsado la reforma al Equilibrio de Poderes que le quitó poderes a los magistrados. Sin embargo, en eso quedaría empatado con Néstor Humberto, que como superministro de la Presidencia la redactó.

Por último está Mónica Cifuentes, que es la de menor perfil público, pero a la vez tiene la fortaleza de ser la más parecida a los magistrados que tendrán que elegir al Fiscal.

No solo es penalista como Yesid, sino que tiene una larga carrera en la Rama Judicial, algo que es muy valorado entre los jueces. Su pregrado lo hizo en la Universidad Santo Tomás, universidad de la cual se graduaron tres magistrados, mientras que no hay ninguno ahora del Externado ni de la Javeriana de donde salieron los dos hombres. 

Cifuentes trabajó en la Fiscalía entre 1993 y 1998, como asesora, jefe de sección y directora regional por lo que conoce “el monstruo por dentro” y tiene el respeto de la gente de adentro. Como encargada de la gerencia del proceso de paz como mano derecha del Alto Comisionado de Paz Sergio Jaramillo, Cifuentes ha tenido interlocución desde los magistrados hasta los directores de cárceles, y es muy apreciada entre la gente del sector.

Además, su principal interés es la justicia. A diferencia de los otros dos de la terna, no tiene aspiraciones políticas ni padrinos políticos, lo que podría jugar a su favor para meterse por el medio si los otros dos polarizan a los magistrados.

En todo caso, lo cierto es que la Corte Suprema actual es un misterio para muchos y no es claro todavía cuáles son los factores que terminarán imponiéndose en esta elección. Por eso podría decirse que esta terna, por primera vez en muchos años, cumple con el principal atributo que debería tener una terna: que cualquiera pueda salir elegido.

 

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