La elección de Rodolfo Hernández como alcalde de Bucaramanga sorprendió a muchos pues su campaña derrotó a la poderosa maquinaria del Partido Liberal, incrustada hace años en el edificio del Parque García Rovira y sus dependencias.
Rodolfo Hernández tuerce el statu quo en Bucaramanga
El electo alcalde de Bucaramanga sorprendió a políticos liberales del departamento
La elección de Rodolfo Hernández como alcalde de Bucaramanga sorprendió a muchos pues su campaña derrotó a la poderosa maquinaria del Partido Liberal, incrustada hace años en el edificio del Parque García Rovira y sus dependencias. Dos semanas después, las decisiones y declaraciones de Hernández confirman que con su aterrizaje en el poder el tono del nuevo gobierno será disonante y beligerante, frente a la clase política que lo antecedió, y que el statu quo de la administración (tan determinado hoy por los poderosos concejales del municipio), más allá de las urnas, está en vísperas de un verdadero revolcón. ?
Un nuevo tono
Con la llegada de Rodolfo Hernández la discusión entre el oficialismo y la oposición podría reaparecer en una ciudad en la que con contadas excepciones, el ejercicio de una oposición política ha sido precario.
El alcalde electo ha emitido siete comunicados desde el 25 de octubre y en cinco de ellos se ha dedicado a controvertir con la actual administración o con los concejales de la coalición.
En uno de estos, que tituló “Los días contados”, advirtió que revisaría los contratos públicos con sobrecostos.
En otro, que llamó “Fin de fiesta”, pidió públicamente, a los ciudadanos que tuvieran conocimiento, que le enviaran información sobre “maniobras o manejos fraudulentos, que hayan afectados los recursos de la administración pública”.
También, en sus misivas, crítico al alcalde Bohórquez por un supuesto viaje al Reinado de Cartagena (que se celebra el fin de semana entrante), financiado según Hernández con plata pública, y por el proceso para contratar la implementación de las fotomultas, que finalmente se cayó después de la polémica.
A esto se suman sus declaraciones en medios.
Ayer Hernández dijo en Blu Radio que las denuncias que tiene sobre lo que pasa en la alcaldía son “bombas atómicas”, y que los bumangueses se van a quedar “perplejos” cuando conozcan lo “que hizo esta administración en contravía de los intereses colectivos”.
También advirtió que no se va a reunir con el alcalde actual porque “esas reuniones terminan en abrazos y whisky y los ciudadanos no votaron por eso”.
Igualmente ayer, en Radio Melodía, anunció que contactó al mediático abogado Abelardo De La Espriella para que lleve ante la Fiscalía todos los casos de corrupción que encuentre en la Alcaldía. Lo mismo le confirmó el propio Hernández a La Silla y dijo que también estaba en conversaciones con Jaime Lombana (otro mediático) para lo mismo.
Todo esto indica que vendrán meses de confrontación entre Hernández y la dirigencia que lo antecedió en la Alcaldía pero que seguirá en el Concejo y de la que forman parte, además, muchos de los congresistas, los últimos ex mandatarios y los partidos políticos más influyentes de la región, empezando por el liberalismo.
Además, Hernández le reconfirmó a La Silla Santandereana que no se va meter en las elecciones de contralor y personero (en manos del concejo) y que le va a apostar a que los que ganaron las elecciones gobiernen y los que perdieron hagan oposición.
“Eso es la democracia”, dice.
Según el ex concejal Celestino Mojica, quien ha estado activo en la política local durante años, un escenario así no se veía desde el gobierno de Honorio Galvis, hace una década, cuando se organizó una bancada de oposición en el Concejo. Y además, según el propio Mojica, en esa oportunidad la oposición férrea terminaba siendo minoritaria pues la mayoría terminada plegado a la línea oficial.
Galvis, en cualquier caso y al contrario de Hernández, era un alcalde puesto por una familia política cuestionada, los Moreno Rojas, y fue tan complaciente con los políticos locales que después de la Alcaldía, aterrizó en el liberalismo.
Por lo que está haciendo y diciendo Hernández, nada de eso parece una opción pues, precisamente, fuera del alcalde Lucho Bohórquez, el blanco de sus ataques públicos son los caciques liberales que están llevando la batuta en el Concejo desde años.
Objetivo: los concejales rojos
En sus comunicados el alcalde Hernández ha cuestionado muy duro a dos de los concejales más votados del liberalismo, Uriel Ortiz y Jaime Beltrán, y le confirmó a La Silla que publicará otro más contra Henry Gamboa, otro cacique rojo del cabildo.
“Se le va a caer el bigote (a Gamboa)”, dijo Hernández.
A Ortiz, quien como contó La Silla maneja mucho poder en la Secretaría de Educación, lo está cuestionando por su incidencia precisamente en ese sector.
En el comunicado titulado “No TODOS somos Uriel”, el alcalde electo, jugando con el slogan de campaña del concejal, dice que ha recibido una nueva queja de la ciudadanía y sugiere que Ortiz ha manejado la Secretaría de Educación; que la ha utilizado para obtener beneficios propios (con nombramientos y traslados de personas); que ha ordenado contrataciones onerosas y ha controlado de manera irregular la adquisición de dotaciones, refrigerios y pupitres para los colegios, y que “ha puesto en riesgo el presupuesto de la escuela pública y la educación de nuestros niños”.
Para cerrar, le pide que responda los cuestionamientos.
Antes había hecho lo propio con el concejal más votado del liberalismo, Jaime Beltrán, a quien cuestionó por el manejo del Instituto de Salud de Bucaramanga, Isabu, en la práctica sugiriendo que estaba involucrado en irregularidades cometidas en el último cuatrienio y que tendrían al Instituto en “estado de coma”.
Según las quejas difundidas por Hernández, en el reparto de la Alcaldía esta entidad le habría tocado a Beltrán y en la gestión del Instituto se habrían comprado medicamentos con sobrecostos y tercerizado la contratación del personal en detrimentos de los trabajadores, de los médicos, las enfermeras y el servicio.
Beltrán contestó pidiendo respeto y Hernández respondió diciendo que preguntar no era un falta de respeto, que lo irrespetuoso era no responder las inquietudes e insistió en las mismas.
El nuevo alcalde no ha publicado las pruebas que sustentan las denuncias que está difundiendo, y si no las tiene o no las encuentra se podría meter en un lio. Su beligerancia ya ha sido criticada en las páginas editoriales de Vanguardia Liberal, por la columnista Christiane Lelievre.
Sin embargo, lo que ha dicho ha sido ampliamente difundido por los medios y en redes sociales, por lo que el enfrentamiento pinta para largo.
Sobre todo porque está criticando a los duros de la lista más votada al Concejo Municipal, que conformarán una bancada con amplia mayoría (11 de 19 de concejales) durante los próximos cuatro años.
Esto refuerza la expectativa de que la distancia entre la oposición y el gobierno se vuelva a sentir en una ciudad donde ha reinado el unanimismo.