Santos le da estocada a la lista cerrada

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En privado ya ha dicho que no quiere que la propuesta aplique para 2018. Los partidos en el Congreso tampoco la quieren. 

En pleno furor por el escándalo de Odebrecht, el gobierno impulsó una de las recomendaciones bandera de la Misión Especial Electoral creada para aterrizar la reforma política y electoral, uno de los proyectos más importantes para el aterrizaje del punto político del Acuerdo de paz: la lista cerrada.

Ya en la reforma del Equilibrio de Poderes también la había impulsado. “Hay que acabar con el modelo de las listas abiertas (...) Mientras más fuertes sean los partidos, más fuerte será la democracia y eso es lo que queremos que pase al eliminar el voto preferente”, dijo el presidente Juan Manuel Santos hace tres años.

Sin embargo, ahora es el mismo presidente Santos el que tras bambalinas le quitó el apoyo a esta propuesta que era la que prometía revolucionar las costumbres políticas del país y de esa manera la dejó herida de muerte.

 

La lista cerrada para las elecciones al Congreso y las Asambleas y Concejos del país es una parte clave de la reforma política que está en la Comisión I de la Cámara desde el 27 de mayo. Con este sistema, que obliga a la gente a votar por el partido y no por candidatos en específico, la coherencia, propuestas e ideología de los partidos sería lo que contaría en las urnas, lo que le parte el espinazo al clientelismo, pues la capacidad de negociar el voto de cada congresista se reduce.

Pero el 30 de mayo en una cena con la bancada de su partido La U en la casa de Roy Barreras, el Presidente le dijo a su bancada que no le gustaba ese punto de la reforma.

“El mismo Presidente nos dijo en la cena con Roy Barreras (que ocurrió hace unas semanas), que no le gustaba”, nos dijo el coordinador ponente de la reforma, Berner Zambrano, quien además es copresidente de La U.

En esa cena, según nos dijo otro asistente al encuentro, Santos habría dicho que preferiría no aplicar la lista ahora porque el mayor beneficiado sería el Centro Democrático de Álvaro Uribe, que es el único partido, con el Mira, que aplica la lista cerrada.

Sin el apoyo del Gobierno, que inicialmente había elogiado el valor de la lista cerrada, la coalición del Gobierno -que es la que en últimas define lo que pasa o no en el Fast track- no tiene ningún incentivo para votar a su favor y es lo que ahora explica el desgano para discutir la reforma política.

Sobre todo porque entre los partidos hay muy poco ambiente para la lista cerrada.

A los partidos grandes y minoritarios no les gusta. Los primeros, porque se verían afectados por tener grandes barones electorales como los Ñoños en La U, Roberto Gerleín en el conservatismo y Horacio Serpa en el liberalismo; y los pequeños, como la Alianza Verde y el Polo, cuyo fuerte es el voto de opinión, tampoco creen que esta forma de elección sea democrática.

”La corrupción en la democracia no se acaba cerrando las listas”

Alirio Uribe, Polo Democrático

Tampoco hay ambiente para que la lista cerrada sea una obligación para todos a partir de 2019 (elecciones locales a Concejos y Asambleas) y así se lo hicieron saber esta semana al ministro del Interior, Guillermo Rivera, en una reunión con los ponentes de la reforma.

“Desde el principio no hay ambiente para eso”, nos dijo el coordinador ponente, Berner Zambrano, de La U.

“Para 2018 y 2019 la lista cerrada es imposible”, dijo a su turno la representante Angélica Lozano, de los Verdes. “El problema de la corrupción en la democracia no se arregla cerrando las listas”, dijo Alirio Uribe, del Polo.

Así que con el reversazo privado de Santos y la falta de interés de los partidos, lo más probable es que la lista cerrada no vaya ni siquiera para 2019. Quedaría en la ponencia para 2022 y con una norma posterior que la reglamente.

Pero, además, con las nuevas reglas del Fast track que impuso la Corte Constitucional, existe la posibilidad de que en el debate aparezcan proposiciones para que la lista quede eliminada del todo en la reforma, sin que el Gobierno pueda vetarla, como ocurrió en Equilibrio de poderes en 2014.

Con lo cual, Santos podría incluso no cargar con la ‘culpa’ de que se hubiera hundido la propuesta con más potencial reformador del punto político.

“El presidente acatará la voluntad del Congreso, según nos dijo el Ministro en la reunión”, nos dijo el ponente Fernando de la Peña, del antiguo PIN.

Actualmente la lista cerrada es opcional para los partidos, y solo es aplicada por el uribismo y por el Mira y ambos usan la técnica del bolígrafo, es decir, que sus jefes máximos deciden quiénes van, sin consultar con las demás bases del partido. Para la organización de la lista en 2014, Álvaro Uribe eligió a los 99 políticos que estarían detrás de él. Para 2018, podría abrir la lista, debido a la demanda que tiene el partido para que entren nuevos militantes. En el Mira, partido de la Iglesia de Dios Ministerial, que comanda la familia Piraquive, define el tipo de lista y los miembros de ella a través de su dirección nacional, que realiza pruebas de conocimiento para los que quieran quedar. El 31 de julio definirá quiénes quedan en el corte final para la inscripción de candidatos en noviembre

 

Las excusas

Por ahora, los ponentes y el Gobierno buscan alternativas para mantener la lista cerrada pero en un plazo intermedio. Ésto sería que entre a funcionar para todos a 2022.

La principal excusa para que no entre ya la dio el ministro del Interior, Guillermo Rivera.

“Es muy difícil conformar con mecanismos democráticos las listas cerradas para ya mismo (...) pero hay coincidencias en otros puntos, como las normas de control de financiación de las campañas”, dijo.

”Difícil conformar mecanismos para las listas cerradas ya mismo”

Guillermo Rivera, Ministro del Interior

Teniendo en cuenta que la reforma quedaría aprobada en septiembre y las inscripciones de candidatos al Congreso arrancan en noviembre, si la vigencia de la lista cerrada empieza en 2018, todos los partidos tendrían que cambiar sus estatutos para ese entonces, y no tendrían el tiempo de convocar sus convenciones.

Ahora, algunos congresistas proponen que la lista cerrada quede atada a una ley posterior, que la reglamente y que pasaría por el Congreso durante estos cuatro años.

Según Alirio Uribe, representante del Polo y quien actúa como vocero de los partidos minoritarios (Polo, Verdes, Mira, Compromiso Ciudadano, Mais), hay consenso entre los partidos para que durante estos cuatro años los partidos “maduren internamente”, esto es, que definan mecanismos de organización para elegir el orden de las listas.

En La U, las dudas también son jurídicas. Según el ponente Berner Zambrano, dentro de su bancada en la Cámara hay quienes dicen que si en la reforma la lista cerrada no queda para ya, no es necesario tramitarla por Fast Track.

“Algunos dicen que si no va a pasar ahora (en 2018), ¿para qué lo meten?, que es mejor dejarlo para otra ley, pero otros creemos que si no se aprueba ahora, nunca se va a aprobar”, nos dijo.

La última semana de julio, la reforma ya tendría ponencia, y aunque entre los ponentes y el Gobierno subsisten diferencias en otros temas, ya está claro que sobre el núcleo del proyecto, ya hay un consenso definitivo.

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