8 libros para acompañar el fin de año

De frente y a fondo, de Diana Calderón (280 páginas)

Esta extensa entrevista a Iván Duque realizada por la periodista Diana Calderón no es exactamente un libro para leer en la playa. Pero sí es clave como referencia para entender al Presidente.  

No tanto porque revele datos desconocidos, aunque unos cuántos sí como lo religioso que es o que las opiniones de su mamá constituyen su principal indicador de éxito, sino porque de tanto esfuerzo que hace el mandatario por controlar el mensaje y por no salirse de su guión, a pesar de las preguntas de la directora de Hora 20, termina revelando rasgos de su personalidad que no son fácilmente perceptibles. 

En particular, lo vanidoso que es; la superficialidad de sus reflexiones sobre los grandes problemas del país; y sus apuestas para estos cuatro años principalmente ligadas a mejorar la productividad del país

El Estado siempre llega tarde. La reconstrucción de la vida cotidiana después de la guerra, de Julieta Lemaitre Ripoll.(224 páginas)

No es un libro sobre la violencia en Colombia; es un libro sobre cómo muchos colombianos han huido de ella y han reconstruido sus vidas, desde abajo y desde cero.

Con sus notas etnográficas, Julieta Lemaitre (magistrada de la JEP) cuenta historias como la de María, a quien tras varios años de convivencia los paramilitares le ordenan irse con su familia “por falta de respeto”: su hija, que cumplía 15 años, rechazó el ofrecimiento de algunos de llevarla a la casa.

También cuenta que llegar a las ciudades huyendo de la guerra es llegar a lugares en los que muchas veces mandan “poderes en la sombra”, llamados con nombres igual de oscuros: “ellos”, “los mismos”, “los de la moto”. 

Y nos recuerda las tensiones que se producen cuando el Estado se enfrenta y escucha a las víctimas; ese Estado que “siempre llega tarde”, cuando “lo peor ya ha pasado”.

¿Un nuevo ciclo de la guerra en Colombia?, de Francisco Gutiérrez Sanín. (215 páginas)

Más que un libro, es un grito, un llamado de alerta, una sirena. Como escribe Francisco Gutiérrez, profesor de la Universidad del Rosario, no es un un libro de investigación como los que ha sacado hasta ahora, sino un “análisis de salvamento”, una reflexión rápida, relativamente breve y escrita en tono más coloquial.

¿Cuál es el grito? Algo así como “salvemos lo que queda de paz antes de volver a caer en la guerra”. Gutiérrez argumenta que se está cerrando una ventana para evitar un nuevo ciclo de violencia, como pasó entre La Violencia de mediados de siglo y la que hubo más o menos de 1980 a 2010. 

No les quito el suspenso de leer sus argumentos, pero sí el de lo más preocupante: señala cambios globales que pueden llevar a que, si hay un nuevo ciclo, sea más confuso, mucho más urbano y mucho más complejo que el anterior.

Cuando éramos felices pero no lo sabíamos, de Melba Escobar (331 páginas)

Cuatro viajes a Venezuela entre 2019 y 2020. Cuatro lugares, cuatro vías para llegar, cuatro momentos de meses muy convulsos. Un libro para salir un poco del encierro del covid para recorrer carreteras calurosas en La Guajira, hoteles majestuosos y vacíos en Maracaibo, casas frescas en Caracas o el Táchira.

El libro de viajes de Melba Escobar emociona sobre todo cuando reflexiona sobre su madre, e ilumina sobre todo cuando muestra las múltiples realidades de una Venezuela en lenta (y reversible) disolución, que pasó de la ilusión al desencanto y luego al acomodo: “Así era Venezuela hace un año. Así se sentía. Una fuerza extraña, una suerte de delirio colectivo, la ilusión del cambio, la esperanza como quimera (...) Quizás por eso hace un año nadie hablaba de normalidad, en cambio en febrero de 2020, cuando hice mi último viaje, ese era el tema”.

Leerlo es pensar en la complejidad cambiante de un país que muchas veces definimos en una palabra, tajante y definitiva, que no da cuenta de la diversidad y el cambio.

Río Muerto, de Ricardo Silva Romero (156 páginas)

El único libro de ficción es un recuerdo de que a veces es en ese registro en el que mejor se entiende la realidad. 

Con ecos de novelas tan poderosas como Los Ejércitos de Evelio Rosario, la historia de cómo una familia termina desplazada tras el asesinato del padre. No explica, como Lemaitre, que ocurre tras el desplazamiento, pero sí indaga en el dolor de perder un padre, en la angustia de estar rodeado por la violencia, en el desamparo de una familia rota por el asesinato.

No es un libro para gozar. Es una novela para intentar, por lo menos, avanzar un duelo o entender a quien lo vive. Claro que el narrador nos advierte “No era que se le hubiera acabado la tristeza: ningún duelo llega a su fin”.

Del arte de la paz. Reflexiones filosóficas sobre justicia transicional, de Francisco Cortés Rodas. (192 páginas)

Navidad puede ser un buen momento para desconectarse de los chicharrones de la implementación del acuerdo de paz, pero quizás quiere sumergirse en los problemas teóricos de la justicia transicional en Colombia con un libro cortico; apenas para unos días de vacaciones.

La “justicia transicional” es un tema enredado. No solo porque está sometida a pujas políticas (impunidad u oportunidad de salir de la guerra), sino porque suscita preguntas que no se responden fácilmente como qué justifica crear una justicia especial para lo ocurrido durante el conflicto, o por qué habría que darle más valor a la verdad y a la reparación de las víctimas que al castigo de los victimarios.

El libro aborda tres temas principales: los límites de la justicia ordinaria para juzgar los crímenes cometidos durante el conflicto armado en Colombia; el lugar de la memoria y el perdón en una transición de la guerra a la paz; y la relación entre populismo y democracia.

10.000 horas en La Silla Vacía, de Juanita León (192 páginas)

En este libro nuestra directora cuenta, en primera persona, la historia de La Silla Vacía en sus 10 primeros años (ya estamos tomando nota para el de los 10 siguientes), y también los cambios en el periodismo y el poder en Colombia.

La suma de estos tres hilos pinta un panorama de disrrupción, ensayos y errores, logros y alegrías, que emociona a todos en La Silla por obvias razones. Pero eso también lo hace ideal para nuestros SúperAmigos y para quien busque entender cómo internet cambió la comunicación y la política. 

El hereje: Carlos Gaviria, de Ana Cristina Restrepo ( páginas)

En una historia contada cronológicamente, a través de piezas de reportería que se fueron juntando durante los últimos seis años, la periodista antioqueña Ana Cristina Restrepo presenta un perfil a profundidad del fallecido exmagistrado Carlos Gaviria, una de las figuras más influyentes y significativas de la historia reciente de Colombia. 

Cuenta la vida y obra del también profesor, exsenador y excandidato presidencial, desde la voz de sus familiares, colegas y allegados más cercanos, y de él mismo; con recorridos detallados por caminos que ayudan a entender cómo se forjó su espíritu de defensor de las libertades, de intelectual y de apostador por la política de la decencia. 

Además, lo hace corriendo el velo de la figura histórica e icónica, para mostrar el hombre lleno de complejidades y contradicciones, humano, con luces y sombras que dan ejemplo de lo que debería ser siempre un perfil periodístico.

En un capítulo especial, al final, Santiago Pardo explora puntualmente la trayectoria de Gaviria en los ocho años en que estuvo en la primera generación de magistrados de la, en ese momento, recién nacida Corte Constitucional, con detalles de sus trascendentales sentencias y pronunciamientos.