“A mí me condenaron, pero ha valido la pena”: Feliciano Valencia

Silla Pacífico

La Silla Pacífico entrevistó al líder indígena sobre su condena y los retos de la implementación de la paz en los territorios. Insiste en que el movimiento debe resistir y mantenerse en pie de lucha.

El pasado martes Feliciano Valencia, uno de los líderes indígenas más importantes del país y un súper poderoso de la movilización social, estuvo en Corinto haciendo lo que sabe hacer: movilizando a los indígenas del Cauca para exigir que el Gobierno los escuche. Lo hizo en una Asamblea en la que se reunieron los 20 cabildos del Norte del Cauca, que querían discutir los alcances de la política de sustitución de cultivos ilícitos que está implementando el Gobierno.

A pesar de que está pagando una pena de 18 años por el secuestro y la tortura de un soldado retenido por los indígenas en la minga del 2008 contra Álvaro Uribe, el martes la consigna de Feliciano a los cientos de indígenas que lo escucharon fue, una vez más, resistir y mantenerse en pie de lucha. No sólo contra la sustitución sino también contra las amenazas que, según dijo, se vienen ahora con la implementación de los acuerdos con las Farc.

La Silla Pacífico lo entrevistó.

La Silla Vacía: Cuando a usted lo condenaron, los indígenas dijeron que era una provocación. ¿Usted lo vio así?

Feliciano Valencia: Más que una provocación fue un atropello de lo que está en la Constitución. El artículo 246 es claro en que los pueblos indígenas podemos ejercer justicia dentro del ámbito territorial. Tenemos funciones policivas, si así lo quieren entender, dentro de nuestro territorio, competencia para asumir casos que coloquen en riesgo el territorio y la comunidad, y estamos facultados para el ejercicio de la justicia indígena. Así lo dicen la norma, los fallos y sentencias de la Corte y la amplia doctrina del tema.

Así que cuando la Fiscalía me abre esta investigación está desconociendo los procedimientos de la justicia indígena, está atropellando la Constitución y el ejercicio del gobierno propio de las autoridades indígenas. Es una justicia judicializando otra justicia reconocida a nivel nacional. El fallo y mi condena tienen un alcance impresionante que no sólo me condenan a mi, a mi familia, a mi comunidad y a los pueblos indígenas sino a todo un legado histórico que tratamos de conservar los indígenas. Eso es lo lesivo de la condena.

La Silla Vacía: Usted siempre ha dicho que es inocente ¿Por qué cree que lo condenaron?

Feliciano Valencia: Existió una estrategia de persecución, denigrando y estigmatizando nuestras luchas , que caló al punto que nos vieron como un problema.

Teníamos un debate abierto con la aristocracia caucana, durísimo en términos de que ellos nos acusaban de oponernos al desarrollo del departamento, de hurtar la propiedad privada y de ser auspiciadores de grupos armados. Nos culpan de la presencia de cultivos de uso ilícito y juzgan diciendo que los indios queremos pasar por encima de todos porque todo lo queremos volver resguardo. No alcanzan a entender que lo que queremos es el cumplimiento de los derechos que tanto hemos reclamado.

Eso después fue acompañado de una acción mediática, como la de Caracol. No se olviden que antes de mi condena pasaron dos documentales de Séptimo Día, uno que hablaba de la ciudad perdida de la marihuana y que trataba de mostrar cómo los indios nos congraciábamos con los cultivos de uso ilícito; y después otro donde ponían en cuestión la justicia indígena y la coordinación nuestra supuestamente con las Farc.

Apenas se dio eso, se activó la orden de captura y me trasladaron a la cárcel.

Así que existe persecución política, atropello de la Constitución y una medida de prevención a los que lideran la lucha indígena para meterlos en la cárcel o en su defecto asesinarlos, que es lo que nos ha pasado. Todo eso hace parte de una estrategia para diezmarnos, frenar nuestras luchas y frenar el cumplimiento de derechos.

La Silla Vacía: ¿Cuál es su versión de lo que pasó con el soldado Chaparral en la minga?

Feliciano Valencia: Yo era consejero del Cric, mi función era estar con la Guardia, atender a los medios de comunicación y a las organizaciones que llegaban a solidarse con la minga. Dice el proceso que a él lo trasladan a una vivienda porque la gente se dio cuenta que era militar. Teníamos dos muertos encima y varios heridos, la gente estaba ofuscada.

Lo investigan, le requisan la maleta y le encuentran dos camuflados completos, dos celulares, un radio de comunicaciones, un cuaderno con instructivo para la fabricación de explosivos, una tienda militar y elementos de fabricación de explosivos. Le preguntan que por qué andaba con es, y él responde que está autorizado para llevar este tipo de elementos. Además se metió las sim card a la boca y las mascó, las destruyó. Llamamos a su superior para corroborar si estaba permitido transportar esas cosas a un soldado de licencia y dice que no. Por lo tanto, la comisión de investigación determina que no andaba con buenas intenciones. Como el presidente Uribe y los mandos militares que tenían el operativo en La María venían insistiendo en que la minga estaba infiltrada por la guerrilla, la Asamblea concluye que el hombre iba a hacer una especie de falso positivo para demostrar que había gente armada.

Entonces decide corregir y aplicarle el remedio al soldado. Uno, porque miente; dos, porque se hace pasar por indígena y después dice que no es indígena; tres, porque carga ese tipo de elementos que no es permitido y pone en riesgo a la comunidad; y cuatro, porque andaba de mala fe, para cometer un hecho que nos iba a poner en riesgo.

Al otro día se convoca a la Asamblea. Yo no tenía conocimiento de eso pero la coordino, leo el acta para que la gente sepa qué fue lo que pasó, le doy la palabra al soldado Chaparral Santiago para que le hable a la gente. Él dice que no tiene nada que decir. Se procede al remedio de nueve fuetazos. Solamente resistió dos y se tiró al suelo. La gente se ofusca y para evitar alguna situación que ponga en riesgo su integridad física, la Guardia lo sube a la camioneta y lo entrega a la Defensoría del Pueblo.

Después él sube a Popayán y nos demanda a a mi y a otras cuatro personas. Al final la Fiscalía determina que el único responsable soy yo con el argumento de un video que circula en los medios cuando yo estaba coordinando la Asamblea, con un megáfono. Fue la única prueba que encontraron. A los otros cuatro les cerraron el proceso, no sé con qué argumento. Ellos también estaban dirigiendo la asamblea de 14 mil personas, 122 autoridades y una comisión de investigación de 12 personas. En el proceso, en las audiencias, el soldado dice que nunca me vio, que yo no lo llevé ni lo retuve sino que me conoció cuando le di la palabra, lo cual me exonera de cualquier responsabilidad. Pero eso no es argumento para los jueces. La condena se da en el 2015 y me trasladan a Popayán, a la cárcel de San Isidro.

La Silla Vacía: ¿Su vida ha cambiado mucho desde la condena?

Feliciano Valencia: Inicialmente hubo un cambio muy fuerte porque venía de un ritmo comunitario, de moverme a nivel nacional e internacional y me vi restringido nuevamente al territorio indígena. Pero con el tiempo uno se va acomodando. Hoy me he dado cuenta de que lo positivo es que uno se vuelve a reencontrar con la familia; estamos restableciendo vínculos familiares que por estar en permanente actividad comunitaria se debilitan un poco. He estado haciendo mucha presencia en las comunidades. Todos los días me invitan algún encuentro, algún taller, así que me ha servido mucho para reencontrarme con el territorio.

Según las autoridades, sí puedo salir del territorio. Aunque el Inpec tiene que subir a tomar registros a Gualanday (la finca del resguardo), el juez que me trasladó a nuestro territorio definió como custodio a mi autoridad, la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, Acin, y al Consejo Regional Indígena del Cauca, Cric. Así que mientras yo me mueva en territorios indígenas no hay dificultad y si me toca salir al pueblo lo tramito con mi autoridad y le informe al Inpec para que ellos tengan conocimiento. Debo siempre andar con la Guardia y con autoridades indígenas.

Yo me muevo por donde están los indígenas. La semana pasada estuve en Puerto Asís, Putumayo, con los 20 cabildos que hay allí, después subí a Puerto Guzmán, a otra asociación de cabildos que trabaja de la mano con la Acin. La otra semana entro al Naya para reencontrarme con las autoridades indígenas, así que me estoy movimiento fuertemente para fortalecer este movimiento hacia adentro. No puedo contratar con el Estado, no puedo devengar del Estado, esos derechos están restringidos. Si voy a dar una charla en una comunidad y la comunidad decide darme una bonificación, la puedo recibir porque no son recursos del Estado.

La Silla Vacía: Usted interpuso un recurso de casación que debe revisar la Corte Suprema pero ahora hay una nueva realidad que es la Justicia Especial para la Paz que creó el Acuerdo de La Habana. ¿Usted está dispuesto a aplicar para que su caso sea revisado por la JEP?

Feliciano Valencia: La justicia especial para la paz siempre actúa sobre delitos conexos con el conflicto armado. Aunque me condenaron por la supuesta tortura y secuestro a un militar, el hecho no se da en el marco del conflicto armado.

Lo único cierto es que la terminación de la guerra con las Farc, los acuerdos y la etapa de implementación está activando más conflictos en los territorios.

Feliciano Valencia

La Silla Vacía: Claro, pero ya ha habido otros casos, como el del ex ministro Diego Palacio, que quiere demostrar que de una u otra forma, los hechos por los que los acusan ocurrieron en el marco del conflicto

Feliciano Valencia: Si, claro, yo podría hacerlo. Si vamos a buscarle conexidad la podemos encontrar: es territorio declarado zona roja; tenemos medidas cautelares y medidas de protección; hemos sido amenazados y hemos sufrido atentados tanto de la Fuerza Pública como de los grupos armados. Pero no lo vemos por ahora porque sería renunciar a nuestra jurisdicción especial indígena y deslegitimarla.

Nosotros tenemos la razón, no ha habido ningún tipo de delito. Eso lo han dicho juristas del país y juristas internacionales que han leído mi proceso y me han dicho, ‘Feliciano, no le vemos ningún hecho delictivo’. El juicio es eminentemente político. Si hubieran actuado en derecho, me hubieran absuelto. Entonces vamos a seguir dando la pelea en el marco de la jurisdicción indígena, vamos a acudir a las instancias internacionales si ese es el caso.

Porque, insisto, aunque el afectado es directamente mi persona, aquí está en entredicho la jurisdicción indígena y la justicia indígena. Por eso no podemos llevarlo a la jurisdicción especial de paz.

La Silla Vacía: Pero usted interpuso el recurso de casación hace casi un año y todavía no hay respuesta

Feliciano Valencia: Esperábamos que los magistrados se pronunciaron rápido, pero entendemos que, como el asunto es político, lo van a dilatar todo lo que sea posible. Por lo demás, es más beneficioso estar acá cumpliendo una condena que estar en la cárcel de San Isidro. Esa es una ventaja enorme que yo tengo.

Estar acá me genera más paciencia para esperar el fallo. Pero estamos viendo que si la Corte no falla este año, las autoridades indígenas se van a reunir y ellos van a emitir un fallo. Lo pueden hacer absolviendo porque hay que generar la pelea por todos lados y lo harían público para ver cómo reacciona la Corte Suprema.

La Silla Vacía: Además de la pelea con la justicia indígena, ¿usted ve otros retos para la implementación de los acuerdos de paz con los indígenas?

Feliciano Valencia: Es bien complicado el asunto. Primero porque, queramos o no, la mayoría de los asuntos van a afectar el territorio, el proceso, los derechos y la organización política del movimiento indígena. Mira no más en el tema de participación política. Se crea el estatuto de oposición, ahí nos metemos nosotros como movimientos minoritarios pero la circunscripción especial de paz se atraviesa a la circunscripción especial indígena en materia electoral. Ahí hay un traslape prácticamente. Eso no lo hemos podido dirimir. Va a ser tenso, muy tenso, porque eso no está claro todavía.

Segundo, hubo un traslape en el tema de justicia. Porque se crea la JEP, se crea el Tribunal de Justicia Transicional, se crean las cinco salas que van a funcionar, se invitan a todos los jueces pero no se invitan a nuestros jueces naturales para que hagan parte de ese tribunal. Nos dejan por fuera.

Tercero, no hay claridad sobre qué jurisdicción es la que va a ser competente para juzgar a los milicianos, mandos y guerrilleros indígenas. Últimamente, ante esa denuncia que nosotros hicimos, crearon una sala incidental para manejar esas circunstancias de choque de competencias. Eso va a ser muy complicado porque eso no es vinculante a todo el proceso de definición de delitos, sitios y penas. Ahí estamos bloqueados.

Se nos atravesaron en lo territorial y hay traslape porque las zonas veredales las pusieron en territorio indígena y nunca nos dijeron. La Elvira, en territorio de Pueblo Nuevo; la de Caldono y la de Monterredondo territorio de La Siria, la Calera. Fue una decisión unilateral del gobierno nacional sin informarnos. Ahí está la tensión creada. La Guardia tiene sus sitios de control territorial, la ONU llega con sus funcionarios, el Ejército llega por ahí y ya tenemos rifirrafe.

Si uno coge punto por punto toca con nuestros asuntos. Es uno de los temas que estamos analizando aquí hoy. Ya están inscribiendo a la gente en el programa de sustitución de cultivos pero nunca lo consultaron con nosotros. Es decir, el Estado se está pasando por encima cuando los mismos acuerdos de La Habana dicen que se le debe consultar a la gente qué quiere en materia de sustitución. Ya arrancó el gobierno, ya arrancaron las Alcaldías y por eso estamos reunidos hoy en la Asamblea.

La Silla Vacía: ¿Ve alguna oportunidad para los pueblos indígenas con la implementación de los acuerdos de paz?

Feliciano Valencia: Lo más resaltante es que el conflicto armado con las Farc se acabó. Una verraquera. Porque no es lo mismo construir proceso en medios de tiros que sin tiros, es una ventaja enorme. Nos da un respiro.

El problema más grande es que el Estado no va a poder copar esos territorios y los están repoblando otros grupos armados, que ya los tenemos en terreno y ya decidimos sacarlos a como sea, porque dejar pelechar grupos armados sería un error fatal para nosotros.

El Gobierno se está haciendo el de la oreja mocha porque aunque debe controlar esa situación nunca pudo. Ni en la guerra pudo controlar el territorio ni en la paz lo va a poder controlar, entonces nos va a tocar a nosotros.

El Estado no nos da garantías, entonces, trabaje y luche y resista acá y mátennos y amenácenos por todo lado y no hay una acción contundente por parte del Gobierno. No obstante lo vamos a hacer, nos toca hacerlo.

La Silla Vacía: ¿Ustedes estarían dispuestos a deponer la justicia indígena a favor de la justicia especial para la paz por el valor de paz?

Feliciano Valencia: No, no podríamos. Porque nuestra justicia es milenaria, es ancestral, es natural, es espiritual. Mientras que la otra es transicional. Nosotros no podemos sacrificar 520 años o miles de años de memoria por un proceso para construir una paz. Estamos de acuerdo con eso, y la saludamos, pero la jurisdicción especial de paz, los actores armados y el gobierno, deben conocer y respetar es que primero estábamos nosotros. Y nosotros no agenciamos la guerra. Nosotros no activamos el conflicto armado. Por lo tanto, no tenemos que sacrificar nuestras luchas por una transición que va a llevarse a la construcción de paz. Conversaremos algunos asuntos pero no la vamos a deponer. No podríamos. La comunidad no lo va a permitir.

La Silla Vacía: ¿Han pensado cómo van a hacer los pueblos indígenas para incorporar a los guerrilleros indígenas una vez dejen las armas?

Feliciano Valencia: Es que ese es un problema que no se ha conversado claro ni con las Farc ni con el Gobierno. Nosotros estamos diciendo que independientemente –y aquí es donde está el choque- de que ellos definan sus delitos en la justicia transicional, hay unos delitos por los que ellos deben responder en la comunidad. Porque muchos milicianos y guerrilleros nos asesinaron comuneros, nos asesinaron Guardia indígena, asesinaron mayores, asesinaron mujeres, reclutaron niños, auspiciaron el cultivo de coca y eso no lo van a tocar en la Justicia Transicional, lo tenemos que tocar nosotros acá. Entonces se va a presentar el tema de cosa juzgada, que como ya lo juzgaron allá no los podemos juzgar acá, pero lo vamos a hacer. Nos toca hacerlo. Porque ellos nos deben acá adentro.

Una cosa es que paguen sus delitos por rebelión y por terrorismo o que se yo, que lo paguen allá y lo trancen. Pero otra cosa son los delitos que ellos cometieron acá y que están pendientes. Por lo tanto, hay tres cosas claras: que si llegan acá tendremos que aplicarles justicia; dos, que hasta que no paguen sus desarmonías cometidas perderán sus derechos como comuneros indígenas; y tres, que la reincorporación a la comunidad y al territorio la define la asamblea. Las condiciones las pone la asamblea y ellos tendrán que sujetarse.

La Silla Vacía: ¿Por qué?

Feliciano Valencia: ¿A dónde vamos con ese tema? La guerrilla seguramente está pensando que todos sus milicianos y guerrilleros tienen que pasar a su movimiento político. Nosotros les vamos a decir, ‘un momentico, que ellos son indígenas. Háganos el favor y no nos atropellan lo que nosotros hemos venido construyendo’. Pero se van a meter y ahí viene otra tensión con el movimiento político de las Farc. Eso lo vamos a tener muy duro.

Lo único cierto es que la terminación de la guerra con las Farc, los acuerdos y la etapa de implementación está activando más conflictos en los territorios.

La Silla Vacía: Por ejemplo, con los campesinos con quienes hay disputas por el traslape de solicitudes de tierra para reservas campesinas y resguardos indígenas. ¿Qué va a pasar ahí?

Feliciano Valencia: Al menos en el norte del Cauca no podrían porque todo es territorio indígena, pero ellos ya están pensando montarlas. El movimiento político, ¿dónde va a ir a buscar sus votos? Aquí no es hermano, o si es aquí, conversémoslo, porque no hay voto pa’ todo mundo. Nosotros tenemos candidato, ellos también, entonces ¿cómo vamos a hacer? Eso va a generar tensión.

Incluso el control territorial. Ellos ya crearon su seguridad campesina, nosotros tenemos la Guardia indígena, los afros tienen la Guardia cimarrona, ¿esa vaina cómo va a ser? Si eso no lo aclaramos nos vamos a terminar dando en la jeta, no creas que no. Porque es que la tensión está allí. Se hicieron los acuerdos pero hay tensiones en el territorio que no se han conversado. Entonces esa vaina va a explotar en cualquier momento, no le quepa la menor duda.

La Silla Vacía: ¿Y cómo se podría evitar que estallen esos nuevos conflictos?

Feliciano Valencia: Ya estamos avanzando. Por ejemplo, con los afros creamos el comité interétnico del norte del Cauca para discutir esos asuntos, una agenda común territorial y por tierra, para no pisarnos los cables de los unos a los otros.

Porque el Gobierno estaba azuzando una pelea interétnica acá por el tema de tierras. Nosotros pedíamos tierra y el Gobierno nos la daba pero la compraba en territorio afrocolombiano. Entonces, claro, los afros se emberracaban. Los negros iban a comprar tierra y la compraban en territorio indígena o en territorio campesino. Entonces nosotros dijimos “Gobierno, pare un momentico su agenda de tierras y nos ponemos de acuerdo nosotros para mirar cómo no nos peleamos y sí nos beneficiamos todos”. Eso sí, respetando las jurisdicciones de cada uno.

Ya no podemos decir esto es tierra de indio y solo vive indio, o esta es tierra de negro y solo puede vivir negro, porque hay vínculos familiares y tenemos que salirle al paso a ese tema. Por eso venimos planteando los territorios interétnicos e interculturales. Después pensaremos en una organización interétnica, en una educación interétnica, porque ya estamos fusionados en el territorio y la tenemos que hacer lo que la tierra está haciendo y eso requiere acuerdos, convenios, conversas. Si no terminamos agarrados.

La Silla Vacía: Dado que muchos de los acuerdos pisan territorios indígenas, ¿están pidiendo consulta previa?

Feliciano Valencia: No lo pedimos nosotros, eso se tiene que hacer. Es un derecho fundamental para los pueblos indígenas de estricto cumplimiento por parte del Estado. Cada vez que haya o una política pública o un proyecto o una iniciativa por parte del gobierno, multinacionales, o de sectores económicos que pongan en riesgo las formas de vida de los indígenas tiene que hacerse la consulta previa. Si no se hace no puede haber intervención.

La Silla Vacía: Pero hasta ahora no se ha hecho. ¿Ustedes creen que el acuerdo violenta la consulta previa?

Feliciano Valencia: Claro, es lo que está sucediendo. Por ejemplo, en Bogotá el Gobierno está discutiendo y aprobando el paquete normativo para implementar los acuerdos pero nosotros le reclamamos al gobierno por qué está sacando leyes y no nos está consultando. Esas leyes nos pueden poner en riesgo.

Ante esa situación, el Gobierno financió un equipo de 60 personas de las organizaciones indígenas para que estén en los debates del Congreso, colocando posturas y viendo qué atenta y qué no contra nosotros. Son salvaguardas de los derechos nuestros. Si hay violación deben hacerse enmiendas. Lo debe hacer el Estado porque si no se mete en problemas. Ninguna ley se puede sacar si nosotros decimos que no.

Ayer la Onic se pronunció respecto a que aunque se creó el equipo no hay forma de que la consulta previa se haga como está estipulada en la norma porque no hay tiempo. Entonces por donde se mire, si no le ponemos cuidado la normatividad y la implementación, nos puede terminar violentando.

La Silla Vacía: ¿Qué papel tendría las Farc en la consulta previa?

Feliciano Valencia: Ellos no tienen ninguna incidencia. La consulta es un asunto del Gobierno y es de estricto acatamiento.

La Silla Vacía: Después de la consulta minera en Cajamarca donde ganó el NO a la minería, los gobiernos municipales han tomado mucha fuerza para decidir qué se puede hacer y qué no en los territorios. ¿Usted cree que eso puede alterar también la consulta previa?

Feliciano Valencia: En ese caso no porque los indígenas decimos que No a cualquier tipo de minería. Por ahora eso es claro.

La Silla Vacía: Pero si en un territorio, por ejemplo, aquí en Corinto, llegara a haber una consulta minera y ganara el Sí ¿qué pasaría con los indígenas?

Feliciano Valencia: Eso no va a pasar. Pero si llegara a pasar, tendría que sujetarse a todo el proceso reglamentario que debe cumplir la consulta previa. La consulta se tendría que hacer.

La Silla Vacía: Usted ha intentado participar en política, hasta ahora sin éxito. ¿ve una oportunidad en el movimiento indígena con las circunscripciones especiales de paz que creó el Acuerdo con las Farc?

Feliciano Valencia: Yo creo que si la entendemos podría ser una ventaja. Primero, porque las minorías de movimientos y partidos políticos vamos en mejores condiciones. Segundo, porque los procesos de financiación de campañas van a ser más equilibrados. Y tercero porque nos llaman a la unidad.

Yo siempre he dicho que si no nos unimos negros, campesinos e indígenas, incluso las Farc, vamos a dividir los votos en vez de sumarlos. Pero como hay desconfianzas es un asunto muy complicado. Nosotros desconfiamos de las Farc. Su visión es vertical, el patriarcado, tienen la línea militar. Eso no funciona para el caso de nosotros. Nuestras costumbres son decidir colectivamente.

La Silla Vacía: ¿Se le van a medir a participar en esas circunscripciones en el 2018?

Feliciano Valencia: Sí se le mide, la conversa se tiene que hacer este año. Hay que ver perfiles de candidatos. No es claro si las Farc puedan hacer política y si eso no se reglamenta este año deben decir quienes sí pueden. Ahí es donde está la discusión. Uno no sabe con quién va a negociar.

El otro asunto es superar una vaina mental. ¿Cómo nos juntamos con alguien con quien siempre nos hemos enfrentado en el terreno? Ese es un punto clave en estas elecciones. Debemos ganar terreno nosotros y no dejar que la élite tradicional nos siga quitando los espacios de participación política.

La Silla Vacía: En las últimas tomas de tierra, incluso aquí en Corinto, ha habido lanzamientos de papas bomba y hay personas que dicen que son los milicianos indígenas que ya se desmovilizaron y que se meten en las protestas. ¿Eso está ocurriendo? ¿No afecta la protesta pacífica que usted ha defendido?

Feliciano Valencia: Las Fuerzas Militares y el Gobierno con políticos de la región y el país siempre han dicho eso, que detrás están las Farc o gente proclive a las Farc. Nosotros siempre hemos salido a alegar es que lo de nosotros lo hacemos nosotros. Eso no quiere decir que ellos no hayan intentado meterse, pero nosotros no los hemos dejado entrar, precisamente para no darle argumentos a los contradictores que quieren criminalizar la protesta social.

El Esmad y la Policía nos combaten con machetes, palos, recalzados (recargan bombas de gas con pólvora y metralla como puntillas), a pesar de que son elementos no permitidos. Así mismo utilizan papas bombas, eso también lo tenemos documentado. Por eso tenemos muertos, heridos, mutilados.

Pero desafortunadamente, y hay que reconocerlo, algunos comuneros, muy pocos, en el desespero y la rabia han utilizado papas bombas. Eso lo hemos discutido y se ha tomado una decisión de no utilizar esos elementos porque desvirtúa lo que planteamos y tenemos establecido. A quien lo usa se le llama la atención.

El otro asunto es que en nuestras actividades nos acompañan estudiantes y tienden a usar este tipo de artefactos. Nos ha tocado aclararles que no lo usen porque nos meten en problemas.

La Silla Vacía: ¿Usted cree que en el marco de los acuerdos de paz van a revivir grupos como los nietos del Quintín Lame?

Feliciano Valencia: Van a revivir muchos grupos. De hecho ya están aflorando. Ahora ya no se llaman Nietos sino Jóvenes Rebeldes. Es más, que salgan. Eso está bien. Que la gente se manifieste. Lo importante es que no estén las armas de por medio. Ahí hemos llegado a unos acuerdos. Si son indígenas, [pedimos que] no se alejen de las directrices del movimiento y la plataforma de lucha, ni de la agenda de la tierra para la gente. Esta bien que luchen y más los jóvenes. Nos encanta.

Seguramente van a salir mas, precisamente ahora cuando se crea Voces de Paz. No hay que desconocer que al interior de la Marcha Patriótica se creó la Conpi, que son indígenas que se fueron renegando de los cabildos y ahora están por esos escenarios. Lo hemos conversado con Marcha porque creemos que una organización social que le apuesta a la unidad no lo hace creando un aparato pa’ reunir indios pa’ que trabajen por fuera del movimiento indígena.

Creo que el tema de la sustitución va a producir más organizaciones y por eso decimos que la implementación va a terminar en grupos que buscan ser protagonistas y tener acceso a recursos. Eso está bien, pero no pueden entrar a difamar al otro. Creense y anden por los territorios, les hemos dicho a Marcha, pero no hablen mal del otro. Nosotros tampoco vamos a decir que son farianos ni que se van a meter en el territorio. Esos son pactos que hemos hecho.

Mejor dicho, que surjan estos movimientos no es el problema, el problema es pa’ donde tiramos la lucha. Si ellos van a luchar como cusumbo solos, jodida la cosa. Nosotros buscamos es la correlación de fuerzas porque sino siempre vamos a estar jodidos.

La Silla Vacía: En su opinión, ¿ha ganado algo el movimiento indígena con todas estas luchas?

Feliciano Valencia: La liberación de la madre tierra. En 1971 arrancamos con 280 hectáreas que nos dió el Incora y ahora tenemos 582 mil hectáreas recuperadas. Después tocó la batalla con el Incoder y le quitamos más de 15 mil hectáreas. El Cric le arrebató 8 mil hectáreas para Popayán y los otros pueblos fueron avanzando en esa lucha.

El tema del convenio de La María que es el asunto de educación, la hemos ganado. Ya no está en manos de la Iglesia ni de los politiqueros, está en manos nuestras.

Le arrebatamos el tema de la salud. Pataleamos en la Ley 100 pero avanzamos en las EPS, IPS y en el sistema de salud donde predomina la visión indígena más que la visión occidental. Eso es pelea de 1.999.

Las otras peleas, la del 2008, la del 2010, la de la Cumbre Agraria hasta el 2014 nos han dejado los decretos autonómicos, que son actos judiciales para nosotros manejar el tema de recursos, territorio y salud y educación, viviendo y saneamiento básico. Esos decretos nos fortalecen el poder indígena y nuestra autonomía y pone un régimen especial que se sale del municipal y nacional. Eso es pelea que hicimos un puñado de indígenas y benefició a todos los pueblos indígenas del país.

Los logros han sido impresionantes. Por eso le reclamamos a las Farc ‘¿ustedes con las balas más de 50 años qué hicieron?’ y nosotros con las balas de ustedes encima hemos logrado consolidar una agenda política y proceso territorial amplio. A nosotros nos ha rendido impresionante. Hemos pagado un costo muy alto, pero ha valido la pena. Por eso yo digo a mi me condenaron, pero ha valido la pena.

La Silla Vacía: ¿Cómo cree que lo han logrado?

Feliciano Valencia: A mi fue la gente la que logró sacarme de la cárcel. Yo llegué a las 3 de la mañana y ellos llegaron con equipos de sonido a todo volumen, 15 días la gente ahí. El director de la cárcel me decía, “Feliciano, se van a meter por usted y me van a meter en problemas. Salga y diga que está bien”. Yo salía y decía que estaba bien y se bajaban los ánimos.

Lo que mantiene el fervor de la comunidad es precisamente eso. Que aunque tenemos derechos, tenemos un Estado que no cumple. Cuando peleamos logramos cosas. la solidaridad nos ha mantenido. Porque quién se aguanta 15 mil indios parados en la carretera.

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