Así es como Vargas Lleras hace campaña (de ladito)

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Vargas Lleras subiendo a la tarima en Bucaramanga para hablar de la vía Bucaramanga - Pamplona.

Con buses, repartida de envuelto de maíz con gaseosa y gente uniformada de blanco, Vargas Lleras  lideró un acto protocolario que parecía más un evento de campaña.

 

Ayer en Bucaramanga con carpas, camisetas blancas, vallenato de fondo y hasta con refrigerios de gaseosa con envueltos de maíz, el Vicepresidente vino a promocionar el acta de inicio de la vía Floridablanca - Pamplona. El evento parecía más un mitin de campaña que un acto protocolario de la Nación.

La entrada

“¿Será que si nos dejan entrar? Yo ya veo a mucha gente allá”.

Dijo un hombre mayor mientras hacía una de las filas que se armaron detrás de la Alcaldía de Bucaramanga para entrar a una gran carpa blanca que desde las 9:30 de la mañana había empezado a recibir gente de varios lados del área metropolitana.

Con el calor intenso y la falta de brisa, la espera se hacía larga.

-“Qué será lo que revisan. Ni que lleváramos sombrillas bomba”, dijo una de las señoras, que como muchas otras esperaba la requisa de la Policía.

Mientras las filas se movían a su ritmo y el sol hacía impaciente la espera, un curioso le preguntó al mismo señor que parecía preocupado por lograr un cupo para entrar- “¿Qué es lo que hay aquí?”.

-No sé bien, pero a mí me trajeron en bus y me dijeron que venía a apoyar al Vicepresidente, yo estoy aquí por un amigo-.

Ese señor, al igual que muchos en la fila, llevaba en la mano un sombrero blanco con el logo de Cambio Radical -el partido del  Vicepresidente-. Lo utilizaba como abanico.

En el fondo se escuchaba a veces vallenato, a veces salsa.

“Oiga, toca que le quiten el logo al sombrero. Por ser un evento del Estado no puede haber cosas de partidos”, dijo alzando la voz uno de los que ya estaba llegando al frente de la Policía para que lo requisaran. La recomendación la obedecieron los que escucharon.

El que iba entrando se iba acomodando en las sillas. Había cerca de 600 disponibles.

Los preparativos

Normalmente cuando un alto funcionario de la Nación llega a las regiones, el apoyo que dan las alcaldías y las gobernaciones es logístico. Garantizan que los vehículos blindados estén a disposición de la comitiva que viene de visita, y que los organismos de socorro (en caso de que haya un evento al aire libre) estén en los lugares en donde habrá concentraciones. De resto, todo queda en manos de la avanzada que llega de Bogotá.

Sin embargo, el protocolo ha cambiado para los eventos de Vargas Lleras.

La Silla supo que a la Alcaldía de Bucaramanga, además de hacer lo de rutina, también le tocó unirse al grupo de logística, hacer invitaciones y coordinar la asistencia de personas para que la tarima en la que el Vicepresidente iba a intervenir no estuviera sola. 

“Ellos nos dijeron que éramos los anfitriones y por ser la Vicepresidencia y porque iban a hacer un anuncio de inversión no nos podíamos negar”, le dijo una fuente de adentro de la Alcaldía a La Silla. “Era más una imposición”.

“Con la premura del tiempo lo que hicimos fue invitar a gremios, autoridades de los municipios, a ediles y líderes comunales. Nosotros cumplimos con avisar, pero sí nos tocó disponer un grupo para que se encargara de eso”, contó otro funcionario.

Solo para que Vargas Lleras diera un discurso de cerca de media hora en Bucaramanga, los preparativos arrancaron desde el lunes cuando la primera comitiva - la de logística- aterrizó en la ciudad para acordar el lugar del discurso.

“Primero pensaron en la plaza cívica Luis Carlos Galán (la misma en la que Santos cerró su campaña de reelección hace dos años en Santander) pero la descartaron. Nosotros les hablamos de la plazoleta de la democracia, ellos dijeron que sí y después arrancaron con todo el montaje”, contó otro de los funcionarios de la Alcaldía.

El martes, llegaron las avanzadas de protocolo y seguridad, y con ellas se terminó de montar el andamiaje de la Vicepresidencia.

Al final además de una gran carpa con tarima y cientos de sillas, se montaron pantallas que reproducían en tiempo real lo que estaba sucediendo, varios stands (algunos con computadores), dos baños portátiles y hasta un lugar para recibir refrigerios (gaseosa con envuelto de maíz).

Eso, según una empresa de eventos en Santander, podría costar $30 millones, y Vargas Lleras todas las semanas participa en al menos uno de esos. 

Según le confirmaron a La Silla en la Vicepresidencia, y una persona que se mueve dentro de los círculos de los contratistas, esos eventos son pagos por los mismos que van a ejecutar las obras y la invitación de los funcionarios y la logística sí recae sobre el equipo del Vicepresidente (es el que decide a quien invitan y a quien no, lugar, tamaño del evento y concretan todos los detalles).

En pocas palabras: Los contratistas ponen la plata y Vargas Lleras la cara.

El discurso

A los asistentes los citaron desde temprano, por lo que a eso de las 10:30 ya todas las sillas se veían llenas.

“Estaban esperando 600 y les llegaron 800”, dijo una de las personas que más tarde estaría encargada de entregar refrigerios.

Había desde grupos de la tercera edad que habían llegado por invitación de  los coordinadores de los centros vida de Bucaramanga (ancianatos) hasta seguidores de antaño del senador de Cambio Radical y gran amigo de Vargas Lleras, Bernabé Celis, personas que habían llegado por invitación de líderes y otras que esperaban ver al Vicepresidente para entregarle cartas.

“El doctor Bernabé y el doctor Álvaro Celis (hermano de Bernabé) nos enviaron al correo invitaciones y nos dijeron que nos viniéramos vestidos de blanco. Yo vine a apoyarlos a ellos”, le contó a La Silla uno de los asistentes.

Otro relató: “Yo soy de una fundación y vengo a apoyar al Doctor Vargas Lleras para la presidencia”.

Y otro más adelante dijo: “Estamos preparándonos para la campaña del doctor Vargas Lleras, el próximo Presidente de Colombia”.

Entre los asistentes también estaban funcionarios del 472 (el servicio de envíos del Estado), entidad que es un fortín de Bernabé Celis en Santander.

Dentro de la lista de asistentes también empezaron a desfilar personajes reconocidos como Alberto Montoya, rector de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Unab, y funcionarios de la cuerda de Bernabé Celis. Por ejemplo, entre los asistentes estuvo Claudia Amaya, secretaria de salud de Santander, quien llegó a ese cargo –como lo contó La Silla- como su cuota.

Lo particular de este evento es que Vargas Lleras no iba a anunciar nada nuevo. 

El 10 de junio había hecho el mismo acto en Pamplona (Norte de Santander) para firmar el contrato de la concesión de ese proyecto de infraestructura que costará $1,4 billones y que hará realidad para Santander la construcción del Anillo Vial Oriental (un tramo de 13,5 km que tendrá 27 viaductos y que promete descongestionar parte del tráfico del área metropolitana). 

La razón para presentarse en Bucaramanga fue el acta de inicio de la obra, que es la que marca el banderazo de salida del plazo de ejecución.

Vargas Lleras apareció cuando ya se acercaban las 12 en la tarima acompañado del gobernador de Santander, Didier Tavera, del alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, del director de la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, Luis Fernando Andrade, y otros funcionarios de Nación. Ningún congresista de la región, a excepción de Bernabé Celis, estuvo presente en el evento de la Vicepresidencia. 

“A Vargas Lleras siempre le ha gustado mostrar lo que hace, pero ahora eso parece más una campaña y nadie se quiere prestar para apoyar un candidato que no es de la cuerda de uno”, le dijo un congresista santandereano a La Silla.

El discurso de Vargas Lleras se centró en los beneficios de la obra, que reducirá en casi dos horas el trayecto de Bucaramanga a Pamplona, y en el anuncio de que el próximo tramo - Pamplona - Cúcuta- de la 4G (que va de Bogotá a Cúcuta) será radicado en la Nación en los próximos días. 

Luego habló de las casas gratis y subsidiadas, y en medio de aplausos anunció que de las 2.500 que había recibido Santander en la primera fase, quería aumentar los beneficiarios a 20 mil.

“¡Gracias doctor!”, gritó uno de los asistentes.

Cuando terminó de hablar, recibió su acostumbrado tinto mientras Didier Tavera y Rodolfo Hernández pasaron a dar sus discursos.

Al final, respondió a una petición de Rodolfo Hernández, quien le pidió que le entregara los peajes de Lebrija y Rionegro para finalizar la construcción de una vía que un concesionario dejó tirada en el Norte de Bucaramanga y le dio el sí. 

Luego miró hacia el público que le habían traído y dijo: “Mil gracias por la entusiasta compañía”.

Cuando el Vicepresidente se bajó de la tarima, la gente se empezó a dispersar, no sin antes recibir un envuelto de maíz con salsa rosada y una gaseosa. Después los que venían de más lejos se fueron a buscar los buses que los trajeron. Como en un día de campaña.

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