El ELN llega a las negociaciones con el Gobierno diezmado militarmente pero con suficiente fuerza para hacer acciones que muestren que estén vivos ya sea solos o en alianza con otros grupos armados.
Así llega militarmente el ELN a la negociación
El ELN y el Gobierno anunciaron ayer que iniciarán la fase pública de diálogos de paz. Foto: diariocritico.com
El ELN llega a las negociaciones con el Gobierno diezmado militarmente pero con suficiente fuerza para hacer acciones que muestren que estén vivos ya sea solos o en alianza con otros grupos armados. Así llega militarmente el ELN a la mesa de diálogo con el Gobierno.
Su fortaleza militar y financiera
Fuentes oficiales consultadas por La Silla calculan que en total, hoy, el ELN tiene unos 1.300 combatientes, además de unos 5.200 milicianos y civiles que pertenecen a la organización (cuatro por cada combatiente, según estos cálculos).
Es un número bajo comparado, por ejemplo, con los combatientes que tiene las Farc (6.300 según ha dicho el Ministro de Defensa) e incluso con los que tiene la Bacrim más grande del país como el “Clan Úsuga”, que con más de 3 mil hombres los dobla.
El ejército del ELN se ha mantenido relativamente estable en los últimos 10 años con entre 1.200 y 2 mil combatientes. Sin embargo, es precisamente ese número y las zonas donde se ha concentrado esta guerrilla la razón por la que ha sido tan difícil erradicarlos por la vía militar.
Según una fuente que los ha estudiado de cerca, los dos frentes más grandes del ELN donde se concentran el 60 por ciento de sus hombres, su riqueza y la mayoría de sus acciones son el Frente de Guerra Oriental y el Frente Nororiental, ambos localizados estratégicamente en la frontera con Venezuela, un país que les ha servido de retaguardia y de refugio.
En los últimos tres años, el ELN ha concentrado su fuerza armada en esos dos puntos y, con menos fuerza, en otras tres regiones del país: el borde del departamento del Chocó con la cordillera occidental, el sur de Bolívar y nordeste antioqueño y, en el suroccidente, entre el sur del Cauca y el norte de Nariño.
Esto se demuestra no sólo con las acciones terroristas que han desarrollado (causadas por grupos muy pequeños, incluso de hasta cinco hombres) y de acciones subversivas (más grandes y que requieren más afianzamiento en el territorio tanto en apoyo de la población base como de análisis de inteligencia). Es allí, además, donde el ELN tiene sus principales fuentes de financiación (la extorsión, el secuestro y el narcotráfico), lo que explica su permanencia sostenida en esos territorios.
Como lo documentó el investigador del conflicto Camilo Echandía, el ELN para compensar su inferioridad militar, el impacto de las autodefensa y la ofensiva militar así como las deserciones de combatientes, en la última década comenzó a sellar alianzas con grupos al servicio del narcotráfico para sobrevivir, lo que implicó un cambio grande en la naturaleza de la organización y en su actuar militar.
Estos frentes en teoría dependen del Comando Central (Coce) pero como sus líderes llevan años viviendo afuera del país para protegerse de las operaciones militarse, los frentes de guerra son cada vez más independientes de las directrices centrales.
Así se ve la presencia militar del Eln hoy:
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