Benedetti y Roy, el garrote y la zanahoria del petrismo para ganarle terreno al centro

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El petrismo asume la llegada de figuras de la política tradicional a cambio de abrir puertas hacia el centro y construir puentes con el empresariado. Pero, por ahora, ambos senadores llegan solos, sin sus aliados políticos más cercanos. 

El viernes el senador y precandidato presidencial Roy Barreras se metió a la coalición de sectores de izquierda afines a Gustavo Petro que está montando una lista conjunta al Congreso.

Uno de los primeros en darle la bienvenida fue Armando Benedetti, su excompañero de bancada en La U, quien se había declarado neopetrista dos meses antes. 

Barreras y Benedetti vuelven a estar juntos en una campaña. Ya lo habían estado en la reelección de Álvaro Uribe Vélez del 2006, las dos campañas de Juan Manuel Santos, en 2010 y 2018, y la fallida aspiración de Germán Vargas Lleras en 2018. 

Aunque los dos quieren incidir en la confección de la lista petrista al Congreso, lo hacen por carriles separados: mientras Roy busca atraer al sector exsantista que apoyó el proceso de paz y mantener viva su precandidatura presidencial hasta llegar a una consulta con Petro, Benedetti ya está de lleno en la organización de ‘Petro presidente 2022’. 

Públicamente Petro y sus aliados han dado el visto bueno a los nuevos fichajes, no solo porque creen que les ayudan a reforzar la idea de que allá no hay vetos - como dicen que lo hacen desde la Alianza Verde- sino también porque les son funcionales para seguir presionando al centro para que entren en la consulta de la primera vuelta presidencial.

Pero de puertas para adentro, como contamos, en el ‘petrismo’ hay dudas sobre la procedencia política de los dos, con una larga trayectoria en partidos tradicionales y en gobiernos de derecha que les han entregado burocracia.

Una fuente de Colombia Humana, que pidió no ser citada para no chocar con los recién llegados, le dijo a La Silla que “ellos llegan con unos sectores políticos acostumbrados a la mermelada, han sido artífices de las peores reformas en el Congreso, y a algunos nos incomoda que luego de 20 años de uribismo no hagan al menos un acto de contricción”.

Además, Benedetti y Barreras tienen una lista de cuestionamientos judiciales que termina desligitimando líneas del discurso del movimiento de Petro, como la lucha contra el clientelismo y la manera tradicional de hacer política.  

Tampoco está claro qué tantos votos puedan mover los dos porque aunque tienes sus fortines electorales en regiones donde Petro necesita crecer más, no han podido arrastrar hasta ahora a todas sus estructuras políticas. 

Roy, la zanahoria

A diferencia de Benedetti que se ha enfocado en un discurso de confrontación contra figuras como la alcaldesa de Bogotá Claudia López, la apuesta de Barreras es ser el puente entre el movimiento de Petro y el sector exsantista que apoyó el proceso de paz.

Su idea es arrastrar votos y figuras del Partido de La U, el Partido Liberal y Cambio Radical. Este es un rol que conoce bien: en 2009, cuando aún era uribista, Barreras lideró el paso de varios congresistas que migraron de Cambio Radical al Partido de La U

Esta vez, Barreras espera atraer los votos del sector del santismo para que lo apoyen con Petro como para las listas al Congreso: “Ya empecé una gira nacional. Voy por dos millones de votos de las bases de ideas liberales”, le dijo a La Silla.

A su favor tiene un caudal electoral importante, principalmente en los departamentos de Valle y Cauca, aunque muy por debajo de sus proyecciones: en 2018 fue el senador más votado de La U, con 110.358 votos.  

Pero tiene un punto grande en contra: llegó solo a la alianza con Petro. 

Barreras no pudo convencer a sus aliados más visibles -como el representante a la Cámara del Cauca John Jairo Cárdenas, y el de Valle John Jairo Hoyos- para que renunciaran a La U. Ahora, como falta menos de un año para las elecciones, la ley no les permitiría cambiar de partido para integrar las listas de la izquierda.

“Desde hace cuatro meses le he insistido a mis compañeros congresistas defensores de la paz que renuncien. Entiendo que tienen limitaciones constitucionales porque no lo hicieron a tiempo y hoy están prisioneros de sus partidos”, dijo Barreras.

Muchos prefirieron no arriesgarse con la apuesta de Roy. Es el caso del representante de La U John Cárdenas, quien fue visible por su rechazo a las objeciones a la JEP del presidente Iván Duque en 2019, que desembocó en un roce con Estados Unidos en el que terminaron cancelándole la visa.

Cárdenas le dijo a La Silla que se quedará en su partido: “Permanezco en el Partido de La U. Roy tomó un camino cuyos detalles desconozco. Sigo siendo su amigo, pero me comporto de forma independiente”.

Así, los 2 millones de votos que busca Barreras no estarían arrastrados ni por su nombre, pues no estaría en las listas al Congreso al ser precandidato presidencial, ni por los de sus antiguas fórmulas a la Cámara.

Además, disputa los votos del santismo con un sector que ya está en la foto de la alianza de centro con los verdes y con Sergio Fajardo, entre los que están el exministro Juan Fernando Cristo y el exnegociador de paz Humberto De La Calle. 

El propio Barreras coqueteó con esta alianza. Según le dijo a La Silla, tuvo al menos 13 reuniones desde noviembre de 2019 con el Partido Verde y varios precandidatos de centro. El vínculo lo rompió recientemente la senadora verde Angélica Lozano, quien descartó a Barreras en esa coalición.

En todo caso, la presencia del exintegrante del Partido de La U en la alianza de Petro sigue siendo una puerta abierta para atraer figuras del centro, en especial para integrar las listas al Congreso. 

Barreras dijo que espera que “la mitad de los nombres de la lista tenga origen liberal, que tenga ideas de centro. Esta es una alianza de centroizquierda y, para que lo sea, tiene que haber centro”.

Benedetti, el garrote

El senador Armando Benedetti entró al petrismo en noviembre luego de renunciar a La U donde militó durante 15 años. 

Como contamos en su momento, su llegada le ayudó a Petro a sumar otra voz para consolidar uno de los ejes inmediatos de su campaña para el 2022: radicalizar a la ciudadanía, esta vez contra el centro.   

Benedetti ha cuestionado permanentemente la gestión de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, que es de la Alianza Verde, sector que cerró, por ahora, la puerta a una coalición con Petro. 

Ha dicho que ese partido solo está interesado en tener como candidato a Sergio Fajardo y por eso le ha echado leña al fuego a la pelea interna que tienen los verdes como Inti Asprilla o León Freddy Muñoz, que sí piden que haya una consulta con Petro. 

Esas posturas las ha combinado con peleas confrontacionales contra figuras verdes como el concejal de Bogotá, Julián Sastoque.

Lo que dice Benedetti a diario tiene resonancia porque es uno de los senadores más mediáticos del ‘petrismo’, y es habitual invitado a debates y programas de opinión. 

Pero su protagonismo ha crecido más. 

Ahora Benedetti es el coordinador oficial de la campaña ‘Petro presidente’. En palabras suyas quiere decir que está encargando de acercar a la campaña a los empresarios y líderes gremiales para que conozcan ese proyecto político y lo apoyen. 

Un rol que dice no desconocer y que ya cumplió en las últimas campañas presidenciales y con retribuciones.

  • En la reelección de Uribe en 2006 cuando hizo campaña con el eslogan ‘100% con Uribe’ y ganó protagonismo en el Congreso. 

  • En las de Juan Manuel Santos en 2010 y 2014 cuando tuvo como premio ser el presidente del Congreso 2010-2011 y ser el director nacional de La U entre 2016-2017. Además de incidir en la llegada de ministros, presionar puestos para su partido y crecer en burocracia.

  • Y con Germán Vargas Lleras en 2018 cuando La U se fue dividida. 

Campañas que, paradójicamente, han estado basadas en lo que siempre ha criticado su nuevo aliado Petro: el clientelismo y las maquinarias políticas. Como pasó por ejemplo en la de la reelección de Santos

“En la Colombia Humana no hay quién haga eso, y por eso asumí ese rol. Eso significa que dentro de mis funciones está acercar a la campaña al empresariado y las agremiaciones, que no es una tarea fácil pero hay que hacerla”, le dijo Benedetti a La Silla.  

En esa tarea, Benedetti dice que ya ha acercado a al menos tres empresarios grandes (uno radicado en el extranjero, otro de la Costa y uno de Bogotá), aunque no nos quiso dar nombres. 

En ese nuevo rol, Benedetti ha soltado su otra promesa de entrada en el petrismo: ayudarle a conquistar el Caribe. Al igual que el senador Roy Barreras, se le ha complicado arrastrar toda su estructura. 

Por ejemplo, la representante a la cámara de Atlántico, Martha Villalba, que fue su fórmula en 2018, sigue en La U y hace parte de la bancada del Gobierno Duque. 

“Es que yo no tengo gobernadores, ni alcaldes, como para decir que se vienen conmigo automáticamente. Sí tengo amigos a los que puedo invitar y que espero ojalá lleguen a este proyecto político. Pero es que de eso tiene que encargarse Petro, quien quiera reunirse con él no necesita intermediarios”, nos comentó. 

Además de eso, los números dicen que Benedetti no es una fuerza electoral grande en esa región.

En las elecciones de Senado de 2018 sacó 78 mil votos, pero solo cuatro mil fueron de Barranquilla. En 2014, cuando sacó 60 mil, solo logró cinco mil en la capital atlanticense. En ambos casos tenía el impulso de ser congresista del gobierno. 

Ahora sin gobierno, partido y estructuras que lo acompañen, no es claro cuántos puede endosar. 

Así, los dos fichajes de la política tradicional de la Colombia Humana llevan a esa campaña la logística del mundo político. Barreras intenta aprovechar sus vínculos con distintos partidos, cultivados durante años de pertenecer a las coaliciones de gobierno; y Benedetti refuerza la pelea con el centro y aporta sus conexiones empresariales.

A cambio de esto, sin embargo, el movimiento de Petro, enfocado en un discurso contra la vieja política, le mete un poco de aceite tradicional a su campaña.

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