Bogotá no tiene norte

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Entre los muchos problemas que enfrenta la Alcaldía de Samuel Moreno, hay uno que es como un gigante dormido: hacia dónde debe crecer Bogotá. Después de nueve años y tres administraciones, la decisión de si la ciudad se debe expandir hacia arriba o hacia los lados está tan trancada como sus vías principales.

En marzo Samuel Moreno anunció que estaba listo el plan de expansión en el norte de Bogotá. A septiembre de 2009, no se ha expedido el decreto.


Entre los muchos problemas que enfrenta la Alcaldía de Samuel Moreno, hay uno que es como un gigante dormido: hacia dónde debe crecer Bogotá. Después de nueve años y tres administraciones, la decisión de si la ciudad se debe expandir hacia arriba o hacia los lados está tan trancada como sus vías principales.

El problema arranca de la calle 191 con autopista Norte hasta el peaje de los Andes que colinda con Chía, el área que Antanas Mockus bautizó Plan Zonal Norte (POZN) en 2003.

 Mapas en conflicto

Diego Peña, asesor del concejal Carlos Vicente de Roux, dibujando su mapa de Bogotá.

"Es extraña la vacilación del Alcalde en los compromisos sociales de su plan de desarrollo", María M. Maldonado.

Actualmente hay muchos planos de Bogotá. Cada visionario tiene su propia idea cómo debe crecer la ciudad.

Sandra Forero explica que Bogotá debe crecer hacia arriba y hacia lo ancho, a costos razonables para los constructores.

Juan Manuel Gónzalez muestra los planos del proyecto ´El Bosque´. Obtuvieron licencia de construcción en julio de 2009.

Plan Zonal del Norte. 2.0136 héctareas. La zona naranja es suelo de expansión. La zona amarilla es suelo urbano.

En ese año, su Alcaldía diseñó un plan para regular el desarrollo de las últimas dos zonas hacia donde podía crecer Bogotá. El Plan Zonal Usme se firmó en 2007 mientras que el decreto que regularía el Norte sigue varado. (Ver noticia de 2007)

¿La razón? Los constructores y los propietarios de la tierra del norte están enfrentados con algunos concejales, senadores, académicos y ambientalistas. En el medio, está Samuel Moreno. En marzo de 2009 anunció con bombos y platillos “Listo Plan Zonal que pondrá orden al desarrollo del norte de Bogotá” pero como otros proyectos de su administración, no era más que una ficción mediática.

En la realidad, ni el decreto se ha firmado ni el Distrito se ha comprometido con una política de crecimiento de la ciudad. Mientras tanto, el norte se sigue desarrollando de manera irregular: los colegios se van cada vez más lejos del centro de Bogotá, y detrás de ellos, van los clubes, los condominios y los centros comerciales.
 

Las visiones en contravía


Ambientalistas como los ex ministros del Medio Ambiente Juan Mayr y Manuel Rodríguez, concejales del Polo y del Mira como Carlos Vicente de Roux, Antonio Sanguino, Carlos Alberto Baena y Carlos Eduardo Guevara, académicos como María Mercedes Maldonado, del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional, y senadores como Gustavo Petro critican la expansión de Bogotá hacia el norte.

Consideran que la ciudad debe crecer hacia arriba reemplazando casas por edificios y haciendola más densa para proteger las conexiones ecológicas que existen entre los riachuelos de la Sabana y la zona de reserva forestal de Guaymaral. (Ver blog y comunicado)

Aunque el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de 2000 congeló la construcción en Guaymaral para proteger el medio ambiente, la CAR aún no ha alinderado la zona y por eso, los concejales temen que los constructores aprovechen ese vacío para meter sus retroexcavadoras.

Así mismo, insisten en la necesidad de aumentar la oferta de vivienda para el 30 por ciento de los bogotanos que gana menos de dos salarios mínimos mensuales y que por lo tanto, necesita casas de menos de 25 millones de pesos (llamadas vivienda de interés prioritario). Sólo el seis por ciento de las viviendas construidas entre 2000 y 2009 cumplió con ese precio, según María Mercedes Maldonado, experta en el tema.

Los concejales quieren que por lo menos la mitad de las nuevas construcciones en el norte sean viviendas subsidiadas de las más baratas para cubrir este déficit habitacional.

Del otro lado, la Camara Colombiana de Construcción (Camacol), que representa al gremio de los constructores, y los propietarios del suelo del norte defienden la expansión pero consideran que el último borrador del Poz Norte propuesto por el alcalde Moreno es inviable económicamente cuando se aterriza a las condiciones de mercado. (Ver documento)

La Alcaldía quiere desarrollar el norte de forma progresiva obligando a los constructores a construir primero vivienda de interés social. Camacol considera que si no construyen paralelamente vivienda comercial para los estratos altos no habrá forma de financiar la vivienda subsidiada.

Además, los dueños de la tierra y los constructores critican al Distrito por querer cobrarles la construcción de servicios públicos y vías de acceso que la Alcaldía estaba obligada a hacer en el suelo urbano desde que se emitió el POT en el 2000. Creen que el POZ Norte le impone unas cargas desproporcionadas al sector privado para complacer a los sectores de izquierda.

 

 

Las consecuencias del trancón


Mientras ambos sectores hacen lobby en la Secretaría de Planeación Distrital, el problema se agrava.

"Entre más tiempo pasa, más se genera la incertidumbre, se incrementa la especulación y la presión sobre el poco suelo disponible al interior de la ciudad", ha dicho Sandra Forero, gerente general de Camacol. (Ver comunicado de Camacol).

La tierra en el norte está cada vez más cara, lo que vuelve inviable la construcción de vivienda social. Antes de poner el primer ladrillo, la casa ya cuesta más del tope que pueden pagar los pobres. (Ver nota en Portafolio)

Además, la ciudad sigue expandiéndose con decreto o sin decreto. "El norte de Bogotá sigue teniendo un crecimiento ilegal que favorece la autodotación y los problemas ambientales en el tratamiento de aguas", dice Diego Peña, asesor legal del concejal Carlos Vicente de Roux.

Según la Secretaría Distrital de Planeación, cerca de 1.311 hectáreas ya están urbanizadas (28%), a pesar de que no hay acueducto. Lo más grave es que el déficit de vivienda social sigue aumentando. (Ver comunicado de prensa

Y la pelea no ha hecho sino calentarse desde que la curaduría urbana número cuatro otorgó una licencia para iniciar las obras del Proyecto Hacienda El Bosque, que incluye vivienda de estratos altos y de interés social en 343 mil metros cuadrados.  (Ver comunicado del Ministerio de Ambiente).

El Bosque queda en la calle 235 con carrera 52 y obtuvo su licencia de construcción en julio, a pesar de que aún no existe el Plan Zonal del Norte y que violaría la pretensión de desarrollo progresivo de Moreno. (Ver comunicado del Mira).

"Entre más excusas, el suelo se encarece e imposibilita el desarrollo de vivienda de interés social en el norte de la ciudad" dijo Juan Manuel González, el abogado del Proyecto Hacienda El Bosque, a La Silla Vacía.

El caso del Bosque sienta un precedente para que se sigan otorgando licencias de construcción mientras el Poz Norte para la expansión de la capital sigue en planos.

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