Caicedo en el espejo de Petro
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Gustavo Petro y Carlos Caicedo tienen en común su pasado guerrillero, pero también la situación que viven hoy en sus respectivas administraciones. El primero en Bogotá y el segundo en Santa Marta. |
Cuando habla de su caída en las encuestas, de su fama de temperamental, del por qué de tantas indagaciones en su contra, de los constantes cambios en su equipo de trabajo, el alcalde de Santa Marta, Carlos Caicedo, usa las palabras persecución, bloqueo y desestabilización. Respira profundo y, sin perder su tono amable, levanta un poco la voz para decir que no entiende cómo es que los periodistas no le preguntan por sus logros y, sobre todo, por sus buenas intenciones para con los samarios. Entonces, se acomoda las gafas y empieza a pasar rápido un arrume de hojas sobre una mesa de su despacho, en donde están esos propósitos: entre ellos, subsidios de agua y aseo para los estratos 1 y 2, basuras y escombros cero y poner condiciones a los procesos de la ciudad que están concesionados.
Cualquier parecido con la situación que vive el alcalde de Bogotá Gustavo Petro no es pura coincidencia. De hecho, los nombres de los dos mandatarios ya han aparecido juntos en varios medios. Sucedió hace poco más de un año, cuando resultaron ser los dos únicos alcaldes electos en ciudades capitales del país con un pasado guerrillero. Petro hizo parte del M-19 y Caicedo de la Corriente de Renovación Socialista, disidencia del ELN. Ambos sin ninguna experiencia como gobernantes, pero con fama de haber dado peleas valientes contra las mafias.
Decir, pues, que su origen es parecido es una obviedad. Así como también lo es decir que sus triunfos electorales envían el necesario mensaje de que es posible proponer cambios por las vías legales y pacíficas.
Lo que quizás pocos se esperaban era que los vientos que soplarían en sus respectivas administraciones los tendrían, doce meses después, en un estadio curiosamente similar: con una baja en la popularidad, los organismos de control encima y enfrentando cada uno un proceso de revocatoria que los dos atribuyen a la resistencia que producen sus mandatos en la clase política tradicional.
Carlos Caicedo fue elegido con 74.165 votos como alcalde de Santa Marta, cerca del 50 por ciento de los votos. |
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Gustavo Petro fue elegido alcalde con el 30 por ciento de los votos de los bogotanos. |
“Ha habido un proceso de persecución política desde instancias como la Contraloría distrital que, nunca como ahora, audita y abre procesos sancionatorios que podrían conllevar hasta a la suspensión del cargo. O sea, obviamente ahí no hay ningún tipo de garantías para que yo ejerza mi gobierno”, dijo Caicedo a La Silla en su despacho en Santa Marta.
Al igual que Petro, Caicedo cree que los poderes mafiosos que enfrentó y ayudó a denunciar siguen permeando el Estado e influyen para bloquearle su gestión. En concreto, pero advirtiendo que no quiere generar más polémicas con ellos, menciona al exgobernador Trino Luna y al excongresista Alfonso Campo Escobar, ambos condenados por ‘parapolítica’.
El poder de estos personajes sigue activo y es dueño de la Contraloría distrital, dice el alcalde. Y enseguida empieza a contar que por eso el Partido Liberal, que le dio el aval, tuvo que pedirle a la contralora general Sandra Morelli que ejerciera un control excepcional en Santa Marta.
A Caicedo le sobran las razones para confiar más en las entidades nacionales que en las locales. En 2007, el juez tercero de Santa Marta lo condenó a ocho años de cárcel y al pago de una multa millonaria por un supuesto peculado ocurrido cuando era rector de la Universidad del Magdalena. Una decisión que en 2011 reversó el Tribunal Superior de Bogotá, pero después de que el hoy alcalde había pagado cuatro años de detención domiciliaria.
Ese proceso le fue abierto, precisamente, por la influencia del exgobernador Trino Luna cuyo aliado, el destituido contralor departamental Luis Edmundo Sanjuán Perdomo, lideró la investigación en contra de Caicedo, como lo contó La Silla en su momento.
Sus detractores lo acusaron hasta de ser responsable de crímenes ocurridos en la Universidad del Magdalena mientras él era rector, un proceso que sigue abierto a pesar de que los paramilitares Jorge 40 y Hernán Giraldo reconocieron haber ordenado esos asesinatos. Y entre acusación y acusación, el alcalde de Santa Marta ha tenido que enfrentarse a 53 procesos disciplinarios, 36 penales y 15 fiscales. “Unos se han ido cerrando y otros ahí continúan”, dice el mandatario.
El grupo político de Luna y Campo Escobar, prosigue, “no sólo es dueño de la Contraloría local sino que además tienen aliados en algunos medios de la ciudad y en el Concejo”. Eso asegura Caicedo, quien según pudo establecer extraoficialmente demandó a una emisora que supuestamente lo calumnió.
“Las mafias tienen presencia en distintas esferas", dice Caicedo. "Por ejemplo, llevé al Concejo el proyecto del sistema estratégico de transporte y aquellos mismos que lo habían respaldado en administraciones pasadas ahora lo hundieron, porque políticamente están ligados con los sectores que quieren desestabilizar el gobierno”.
Sin embargo, el Alcalde también reconoce que la situación con la corporación ha cambiado y hoy tiene 10 de 18 concejales a su favor. (Hay rumores de que logró ese cambio entregando cuotas, pero eso no lo pudimos comprobar y él lo niega.)
El alcalde cree además que, en el mismo sentido de lo que viene advirtiendo, esos poderes mafiosos estarían detrás del intento de revocatoria a su mandato. Sin embargo La Silla estableció que a pesar de la animadversión que genera en los clanes políticos tradicionales este alcalde, no hay indicios de que ninguno de ellos esté promoviendo la revocatoria. El comité organizador está integrado por Samuel Palacio, líder comunal, y Jorge Iván Sánchez, excandidato del Polo al Concejo, y cuenta ya con siete mil de las 30 mil firmas que se necesitan para que se convoque a un referendo.
Pero Caicedo no sólo se parece a Petro por haberse enfrentado a mafias en el pasado y ahora denunciar que es víctima de su persecución. Varios observadores en la ciudad consideran que sus circunstancias también se deben a errores suyos.
Del mandatario de Santa Marta se dice, por ejemplo, que su problema es el ego, que es prepotente y temperamental y que por eso mantiene una relación complicada con los medios y le han renunciado varios altos funcionarios en este primer año de mandato.
Se le fueron los titulares de las secretarías de Gobierno, General, Planeación y Educación, por ejemplo. Y un caso sonado es el de Claudia Villarreal, la exdirectora de Cultura, Recreación y Deportes, quien renunció después de que, sin previo aviso, el alcalde anunciara a los medios que no haría las Fiestas del Mar.
Una fuente que conoce de cerca la política en esta ciudad nos dijo que Caicedo ha fallado además en su trato con los privados, a quienes les quiere replantear las condiciones de algunas concesiones.
“Lo ven como a un hombre déspota, ególatra y hasta explosivo que cree que siempre tiene la razón”, dijo dicha fuente a La Silla.
Resulta que el mandatario planteó revisar algunos servicios que están tercerizados para que los vuelva a asumir el Estado, entre ellos el cobro de impuestos y devolver la soberanía fiscal a Santa Marta. Eso no gustó a los privados que se sintieron vulnerados y entutelaron a la administración.
A la empresa Metroagua, que tiene la concesión de acueducto y alcantarillado sanitario, también la ha cuestionado por supuestamente tener ganancias exorbitantes, un hecho que es negado por esta empresa.La administración dice que, en cuatro años, por concepto de concesiones, la ciudad ha dejado de percibir más de 372 mil millones de pesos porque muchas empresas tienen este tipo de ganancia.
Caicedo salió elegido con cerca del 50 por ciento del total de votos, y como con Petro, varios sectores sintieron que su elección representaba una esperanza de cambio para la ciudad.
Sin embargo, por ahora no ha llenado las expectativas. La favorabilidad de Caicedo en octubre del año pasado estaba en un 57 por ciento pues desde abril había perdido 18 puntos de popularidad.
Él pide que le dejen de preguntar por los cuestionamientos a su alrededor y más bien se miren sus logros y propuestas. Que no son pocas. Como tan poco son pocos los retos.
En la tercera ciudad capital con más desplazados del país (174 mil desplazados viven allí, eso equivale al 40 por ciento de la población total de la ciudad) este alcalde propone construir una Santa Marta incluyente, con una red de parques, un mejor transporte y Policía Metropolitana. Esta última propuesta es un hecho ya.
Buenas intenciones que también tiene en Bogotá Petro, quien es amigo personal de Caicedo. Por ahora, ambos tienen tres años más para hacer de sus banderas una realidad.