El Presidente se mueve hacia el uribismo más tradicional, del que viene la nueva ministra, lo que puede darle un nuevo significado a su administración.
Con Alicia en Interior, Duque se repliega al uribismo
Al mover a Alicia Arango del ministerio de Trabajo al de Interior, el presidente Iván Duque muestra el repliegue de su gobierno hacia el uribismo más tradicional, del que viene la nueva ministra, lo que puede darle un nuevo significado a su administración. Eso si el cambio cuaja, y si alcanzan para ello los dos años y medio que quedan de presidencia.
Del equipo inicial de Duque en Palacio se han alejado varios de los menos uribistas de su primer círculo:
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Jorge Mario Eastman, que votó sí en el plebiscito de 2016, dejó la secretaría general de presidencia para ser embajador en Roma.
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Felipe Buitrago, su amigo personal y quien no tenía vínculos con el uribismo, pasó de ser consejero presidencial a viceministro de la creatividad.
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Francisco Miranda, quien había ayudado a Duque a escribir su libro “El futuro está en el centro”, pasó de escribir sus discursos y asesorarlo a dirigir Portafolio.
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Francisco Barbosa, su mejor amigo de la Universidad y quien defendió el sí en el plebiscito, salió de Palacio para la Fiscalía.
En cambio, en los últimos seis meses han llegado o ganado poder uribistas:
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Diego Molano, uribista de vieja data y entre otras director de Acción Social de Uribe, llegó a la secretaría general de Presidencia
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María Paula Correa, que arrancó su carrera profesional en la Casa de Nariño con Arango y Uribe, ganó poder en Palacio y pasó de ser secretaria privada a tener el nuevo cargo de jefe de gabinete
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Daniel Palacios, exconcejal de Bogotá por el Centro Democrático y quien trabajó en Colombia Joven en el Gobierno Uribe y es muy cercano a Tomás y Jerónimo Uribe, pasó a ser viceministro de relaciones políticas.
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Hassan Nassar, periodista conocido por su defensa radical de Uribe en redes sociales, entró a ser el nuevo director de comunicaciones de Presidencia.
Todos, menos Nassar, son muy cercanos a Arango.
Esos movimientos de personas muestran que alrededor de Duque gana espacio el uribismo más duro, algo que refuerza el nuevo cargo de la antigua secretaria de Presidencia de Uribe y primera organizadora del Centro Democrático, que seguramente tendrá todavía más incidencia en el Gobierno.
El uribismo, feliz
Una de las dificultades grandes de Duque al final del año pasado fueron las molestias de su partido con la forma cómo estaba gobernando, pues muchos congresistas alegaban básicamente no los estaba teniendo en cuenta con nombramientos ni para tomar decisiones.
La llegada de Alicia le baja el tono a esas críticas, que comenzaron el año divididas en torno a la posible entrada de otros partidos al gabinete, como La U y Cambio Radical, y dejó contentos a los uribistas, o por lo menos a los cinco políticos de esa corriente con los que hablamos.
“Es el factor unificador del partido, representa las ideas uribistas y las del ideario de Iván Duque”, nos dijo Sergio Araújo, del ala más radical del partido.
“Había una división y su función implícita es de buscarnos y hacernos sentir representados”, dice el senador vallecaucano Jhon Harold Suárez.
“Me parece espectacular el nombramiento porque fue la persona que le dio la fortaleza y el motor a la precandidatura de Iván Duque, fue la que lo llevó a conocer la clase política tradicional”, nos dijo Joselito Guerra, político y amigo personal de Uribe.
En el mismo sentido, la senadora María Fernanda Cabal le dijo a La Silla: “Excelente. Me gusta mucho su carácter y determinación; además es representativa del Centro Democrático”
Eso es un cambio frente a la relación con la saliente ministra Nancy Patricia Gutiérrez (ahora consejera presidencial de derechos humanos), con quien muchos no sentían cercanía.
“Gobernó para ella misma nombrando solo gente de Cundinamarca”, nos dijo un político fuera de micrófonos para no tener problemas con ella; “No estuvo con el Presidente desde el día cero recorriendo y conociendo dirigentes”, nos dijo el senador Suárez.
Dentro de Palacio también ven la llegada de Arango como un nuevo aire.
Un funcionario cercano al Presidente, y otro congresista también cercano, nos dijeron por aparte que tener a Alicia a un paso de Palacio (para ir del Ministerio del Interior a la Casa de Nariño basta cruzar una calle peatonal) servirá para que Duque tenga cerca una voz experimentada, de las que escasean en Presidencia.
“Ella es directa y clara con todo el mundo; es uno de sus superpoderes”, dice el funcionario. “Duque necesita a alguien que le diga las cosas como son y Alicia puede hacerlo", nos dijo el congresista.
Esas cosas probablemente incluirán un acercamiento a las posturas de Uribe en temas económicos, que ha defendido en el Gobierno y que representan justamente un giro hacia el uribismo tradicional.
Un giro hacia lo más social
Uno de los tres huevitos de Álvaro Uribe era la “cohesión social”, dentro del que Uribe incluye medidas paternalistas, de corte socialcristiano, como sus propuestas legislativas de un aumento extraordinario del salario mínimo, de una reducción de la semana laboral y de una prima extra para los trabajadores que ganen hasta dos salarios mínimos, o su postura contra la ampliación del IVA a la canasta familiar en la primera reforma tributaria de Duque.
Arango siempre estuvo cerca de esas propuestas, lo que la llevó a chocar con el ministro de hacienda, Alberto Carrasquilla, quien tiene una mirada más ortodoxa de la política económica y a quien Duque escucha.
Por ejemplo, Arango logró que Duque aplazara presentar una reforma pensional, que Carrasquilla había dicho que era urgente; y en la reciente definición del salario mínimo, un directivo gremial le contó a La Silla que el Ministro de Hacienda era más reacio a subir mucho el salario mínimo que Arango, quien logró dos de los tres aumentos más altos, en términos reales, en los últimos 35 años y quien dijo en Blu Radio “creo que el salario mínimo es muy bajo”.
Que Arango gane poder la da más peso a esa mirada dentro del Gobierno, algo que parece tener fuerza más allá de ella: Duque inicialmente criticó la propuesta de la prima extra de Uribe pero en plenas vacaciones de fin de año cambió totalmente esa posición.
Eso puede aumentar la tensión a los dos principales sustentos del poder de Duque, el uribismo y los empresarios, que en general no han estado de acuerdo con esas propuestas. Aunque sienten que necesitan proteger a Duque, en la medida en que el Gobierno impulsa más decisiones de ese tipo, tienen un incentivo para tomar distancia de él.
En todo caso, si ese giro se mantiene el Gobierno Duque daría un paso para parecerse más al Gobierno Uribe, encarnado en Arango. Otro paso, que pinta cerca, es que otros partidos tengan representación política en el gabinete.
Las puertas siguen abiertas para Cambio y la U
Cuatro de los seis congresistas no uribistas con los que hablamos estaban contentos con la llegada de Arango y no ven que eso afecte su aterrizaje en el Gobierno. Los otros dos no se quejan, sino que dicen no conocer a la nueva Ministra.
“Nunca contamos con que Duque nos fuera a entregar Interior, lo que nos interesa es Salud y Agricultura”, le dijo a La Silla un representante de Cambio Radical que pidió no ser citado.
Con el uribismo en cabeza de la cartera de la política, sumado a Carlos Holmes Trujillo en Defensa para un uribista purasangre que pidió no ser citado Duque tendrá más margen para llegar a acuerdos con Cambio y La U.
“La llegada de Alicia podrá facilita los nombramientos de los otros partidos porque ya el uribismo quedó complacido”, explicó.
También se puede facilitar porque mientras las relaciones con Gutiérrez no eran fluidas, y los tres congresistas con los que hablamos creen que con Alicia sí lo serán.
Duque resaltó esa característica de su nueva Ministra al anunciar el enroque en Palacio: “tiene una gran capacidad de fomentar consensos", dijo.
“Arango es una Ministra muy querida, siempre saluda, se acerca, pregunta cómo le ha ido, tiene forma”, nos dijo el expresidente de la Cámara de Representantes, el liberal Alejandro Carlos Chacón.
Dos funcionarios de Palacio del primer círculo de Duque nos confirmaron que, con la necesidad que ven de mostrar resultados legislativos, era necesario un cambio.
“Lo que quiere (Duque) es una estrategia para que la coalición de Gobierno funcione. La persona que esté (en Interior) tiene que tener relaciones con el partido, con los partidos de la coalición que ayudaron a la elección y con los demás”, nos dijo uno de los funcionarios.
Alicia, justamente, encaja en ese perfil. Pero, sobre todo, encaja en un gobierno más propio del uribismo 1.0.