Con Cabello, Duque refuerza su estrategia de tender puentes con los congresistas

Silla Cachaca

Posesión de la nueva ministra de Justicia Margarita Cabello

La nueva ministra de Justicia, Margarita Cabello Blanco, presentará otra reforma a la justicia. Arranca con el lío de las elecciones locales y el reto de concertar con Cortes y Congreso.

El martes en la tarde se posesionó como ministra de Justicia la barranquillera Margarita Cabello Blanco, el primer cambio en el gabinete del presidente Iván Duque. El relevo muestra la apuesta del Presidente por mejorar su relación con el Congreso, pues Cabello tiene una experiencia, relacionamiento y origen mucho más cercanos a los congresistas que la mayoría de los ministros y que su antecesora, Gloria María Borrero.

La prueba de fuego será el impulso a una nueva reforma a la justicia, que Cabello anunció que esperan tenerla lista para presentarla el 20 de julio, cuando arranca la nueva legislatura. Una prueba difícil no solo porque el Gobierno no tiene mayorías y ya fracasó en un intento similar, sino porque la experiencia ha demostrado que es casi imposible sacarlas adelante si tocan el poder de la Rama Judicial, que es uno de los puntos casi incapables.

En todo caso, el perfil técnico pero con relaciones políticas de Cabello, puede ser el primer paso para que Duque busque más capacidad de relacionamiento en sus ministros - que además ya es claro que no necesariamente serán de cuatro años, como prometió en campaña.

La que llega de Barranquilla...

Lo primero que dijo el Presidente en la posesión habla de su mensaje: “es un reconocimiento al liderazgo de la mujer colombiana y a la mujer costeña”.

Con esa frase recordó que mantiene un gabinete con tantos hombres como mujeres (una igualdad que se romperá tan pronto Colciencias y Coldeportes pasen a ser ministerios, pues los dirigen dos hombres - a menos de que haya cambios) pero también hizo un guiño a una de las tradicionales formas de repartir el pastel burocrático, por regiones.

Además, Cabello conoce hace tiempo a la clase política barranquillera, algo de lo que dio fe el acto de su posesión, al que suelen asistir personas cercanas al nuevo funcionario. En este caso fueron ocho congresistas, todos de la región y solo uno oficialmente de la coalición de Gobierno. Estaban:

  • El senador Antonio Zabaraín, de Cambio Radical, de la casa Char y  exalcalde de Ciénaga (Magdalena)

  • El representante barranquillero César Lorduy, también de Cambio y también del grupo Char.

  • El represente barranquillero Modesto Aguilera, también de Cambio y del grupo Char.

  • El represententante del mismo partido José Gabriel Amar, de la charista casa política de los Herrera de Soledad.

  • El senador liberal barranquillero Mauricio Gómez Amín, muy cercano a los Char, quien nos contó que la ministra Cabello lo llamó para que lo acompañara a la posesión.

  • El senador de La U, José David Name, cabeza de un grupo propio que heredó de su padre José Name Terán.

  • El senador verde Iván Name, barranquillero primo de José David que ha hecho carrera política en Bogotá.

  • La representante atlanticense Martha Villalba, de La U que también tiene grupo propio.

Otra prueba de esa cercanía es que en 2011 Cabello fue precandidata a la Gobernación del Atlántico y alcanzó a sumar el apoyo de los tres grandes caciques; Fuad Char, que hoy encabeza el grupo político más grande de todo el Caribe y con más congresistas de Colombia; José Name Terán; y el conservador Roberto Gerlein

Aunque la aspiración no prosperó, demostró lo que un congresista de la casa Char con el que hablamos ve como “muy buenas relaciones personales con los poderosos de Barranquilla”.

Por ejemplo el representante Lorduy nos contó que es amigo de ella desde hace más de 30 años, y el senador Zabaraín, dice también que es su amiga de hace tiempo.

Por eso, aunque para uno de los congresistas presentes Cabello no es una cuota de nadie, sí se siente representado con ella en el Congreso. “Y estoy seguro que todos los del caribe también”, concluyó. Por eso, es una figura que abre canales de comunicación entre el Gobierno y algunos congresistas, más allá de las fronteras de bancada y sin necesidad de acudir a los jefes de los partidos.

Eso también la convierte en la primera ministra de Duque que, sin venir del Centro Democrático, está tan cerca a la clase política. Del resto del gabinete solo tres tienen un bagaje político mayor que Cabello.

  • El de mayor recorrido es el canciller Carlos Holmes. De origen liberal, ministro en dos ocasiones de César Gaviria y alcalde de Cali, fue precandidato presidencial del Centro Democrático y fórmula vicepresidencial de Óscar Iván Zuluaga en 2014.

  • La ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, también es una política de carrera. Fue congresista de Cambio Radical y en 2015 se lanzó a la Gobernación de Cundinamarca con varios apoyos de diferentes partidos, pero con un peso especialmente uribista (se enfrentaba al hoy gobernador Jorge Rey, que sumó apoyos muy similares a los de la entonces Unidad Nacional de Juan Manuel Santos).

  • Aunque no ha sido candidata a cargos de elección popular, la ministra de Trabajo Alicia Arango fue presidenta del naciente Centro Democrático en 2014.

El resto de ministros son técnicos y, aunque algunos tienen buenas relaciones con conservadores o uribistas, no son tan cercanos a congresistas como Cabello.

La nueva ministra, además, ha tenido relación con esas dos fuerzas políticas, que son los puntales de la alianza de Duque.

Por el lado conservador, en 2009 Alejandro Ordóñez (luego aspirantes presidencial conservador y hoy embajador ante la OEA) la nombró procuradora delegada para Vigilancia Disciplinaria.

Por el uribista, ese mismo año el entonces presidente Álvaro Uribe la ternó a la Fiscalía General; y hace siete meses Duque le ternó para ser fiscal ad hoc, aunque terminó renunciando porque ya era magistrada de la Corte Suprema.

Ese último cargo, sumado a una carrera en la rama judicial, es un valor agregado importante para una cartera que tiene como función, quizás principal, ser embajador del Gobierno frente a la Rama Judicial.

No en vano Juan Manuel Santos nombró magistrados en ese puesto, como Ruth Stella Correa y Enrique Gil, y ahora Duque lo imita buscando esa capacidad de acercar.

“Me alegra muchísimo la convocatoria que hemos tenido hoy, una convocatoria donde usted ve a todos los miembros del gabinete, una importantísima delegación del Congreso y el presidente de la Cámara, todos los presidentes y vicepresidentes de las altas cortes y un número significativo de magistrados”, dijo Duque en su posesión.” Ese símbolo muestra que usted es bisagra, que usted concerta”.

Esa trayectoria de relaciones políticas la dan una cancha que ha mostrado incluso desde antes de posesionarse y sin mayor ruido, para ir ambientando una nueva reforma a la justicia justo cuando las críticas a las Altas Cortes están a la orden del día, especialmente desde el uribismo.

Con el pie derecho

Supimos que, antes de su posesión, la nueva Ministra se reunió con el expresidente Gaviria, jefe del Partido Liberal, y con el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, líder de Cambio Radical, para hablar de su proyecto de reforma a la justicia.

Es un gesto que, según alguien cercano a Gaviria que pidió no ser citado, nunca tuvo la antecesora de Cabello, Gloria María Borrero, y que muestra la cancha política de Cabello.

Aunque las bancadas liberal y de Cambio no están respondiendo totalmente a sus jefes, como hemos contado, acercarse a ellos para discutir un proyecto puede cambiar el ambiente y ayudar a que haya por lo menos partes concertadas cuando el Gobierno lo radique.

Más en las reformas constitucionales como la de la justicia, que deben pasar por la Comisión Primera de Senado, donde el gobierno está lejos de las mayorías pero está el senador Germán Varón, alfil de Vargas y líder del tema en esa Comisión.

Además, la Ministra el martes en su declaración afirmó que ya viene concertando su reforma con la Rama, orientada a resolver los problemas del día a día de los ciudadanos -  lo que posiblemente es una forma de decir que no buscará cambios sustanciales al poder de los magistrados de las Altas Cortes como han intentado las anteriores reformas.

Eso, con decisiones como acabar el Consejo Superior de la Judicatura, crear un tribunal de aforados para reemplazar la inservible Comisión de Acusaciones de la Cámara o quitarle a los magistrados funciones de elegir otros altos cargos, pisa callos y ha sido un elemento central para que se caigan esos intentos.

Por ahora se desconoce la nueva propuesta de reforma, pero esas reuniones recuerdan otra cosa: el perfil de la nueva ministra encaja en la nueva estrategia del Gobierno de concertar los proyectos legislativos antes de que se debatan en el Congreso, negociando apartes directamente con los congresistas.

Eso ha funcionado hasta ahora para temas económicos, y la reforma sería una prueba de que si también sirve en asuntos espinosos y no económicos. Si ocurre, estaría un paso más cerca de que el Gobierno la pueda intentar para reformar la JEP, como ha propuesto Duque sin aterrizarlo.

La posibilidad de que sí funcione para la justicia todavía es una incógnita, aunque cinco congresistas no cercanos a ella con los que hablamos -incluyendo el saliente presidente de la Cámara, el liberal Alejandro Carlos Chacón- le ven buen futuro a Cabello.

De ahí a lograr sacar adelante una reforma a la justicia con un Congreso retrechero para el Gobierno, en un semestre con elecciones locales y una Rama Judicial alerta, pinta difícil.

Tanto que, si llega a pasar, Cabello podría convertirse en la estrella del Gabinete a pesar de que su cartera no es de las más visibles, Duque podría recuperar puntos y el siempre álgido problema de la justicia, que afecta a todo el país, tendría una oportunidad de mejorar - aunque todo eso depende en gran medida del contenido, todavía desconocido, de la reforma.

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