Barack Obama se posesionó ayer con una nueva agenda en donde el control de las armas ligeras se convertirá en una de las prioridades -y tareas más complejas- de sus próximos cuatro años en Washington. Y justo al tiempo, el presidente Juan Manuel Santos decidió hacer suya esa misma bandera.
Con discurso sobre armas, Santos le hace un guiño al recién posesionado Obama y a las Farc
Barack Obama se posesionó ayer con una nueva agenda en donde el control de las armas ligeras se convertirá en una de las prioridades -y tareas más complejas- de sus próximos cuatro años en Washington. Y justo al tiempo, el presidente Juan Manuel Santos decidió hacer suya esa misma bandera y propuso retomar la discusión sobre el tema en escenarios regionales como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y mundiales como la ONU.
Con esta estrategia, Santos podría estar enviando un mensaje a las Farc al poner sobre la mesa un tema que resulta crucial para garantizar la legitimidad y posiblemente el éxito de las negociaciones en La Habana, dado que uno de los puntos claves de la mesa es la persecución de las bandas criminales.
Pero también podría estar intentando aprovechar el nuevo desafío de Obama como una oportunidad para reposicionar la relación de Colombia con Estados Unidos, que siempre ha girado en torno a la guerra contra las drogas y la insurgencia. Y, de paso, podría estar buscando asumir un liderazgo regional en temas de control de armas que quedó vacío tras la salida del poder de los presidentes de México y Guatemala que tenían esa agenda.
“Podría ser un ejercicio por asumir un liderazgo regional. Se necesita que alguien asuma el espacio que tenían Álvaro Colom y Felipe Calderón, pero se trata de un proceso que se debe adelantar con seriedad y posiciones concretas”, le dijo a La Silla Jorge Restrepo, el director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac). “Y hasta ahora Colombia nunca se ha opuesto, pero tampoco ha asumido ninguna posición de liderazgo”.
El discurso de Santos sobre las armas
Hasta ahora Santos no había abordado nunca el tema del control de armas de manera explícita, pero en la última semana sus alusiones al respecto se han multiplicado. “Hemos considerado que este es el momento propicio para que entre Europa y América Latina podamos hacer un llamado para que en el seno de las Naciones Unidas se vuelva a retomar ese tema y se avance en ese gran tratado a nivel internacional para controlar y regular el tráfico de armas”, dijo Santos el viernes en 'En línea con el Presidente'.
“Hemos visto muchos hechos de violencia a manos de personas que tienen armas en la sociedad civil”, dijo un día antes durante un encuentro con los comandantes de Policía de todo el país.
Santos también reveló que ya había socializado su propuesta con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y con el chileno Sebastián Piñera, con el objetivo de poner sobre la mesa el tema durante la cumbre entre la CELAC y la Unión Europea la próxima semana en Santiago. También reveló que habría discutido ya el tema con el vicepresidente estadounidense Joe Biden, el elegido de Obama para liderar los esfuerzos hacia una mayor restricción en el acceso a las armas en un país que tradicionalmente se ha opuesto a cualquier regulación de ese sector.
Para varios de los expertos en seguridad y relaciones internacionales consultados por La Silla, resulta curioso que Santos hable de la necesidad de hacer “un llamado para que en el seno de las Naciones Unidas se vuelva a retomar ese tema” cuando ya está organizada una conferencia en ese organismo para negociar el Tratado de comercio de armas (ATT, por sus siglas en inglés) en marzo de este año. Es decir, la reunión ya está convocada.
Sin embargo, sí es una realidad que la discusión sobre la regulación del tráfico -ilegal- y el comercio -legal- de armas ligeras lleva años empantanada en la ONU y que la falta de una posición coordinada entre los países de América Latina contribuyó al fracaso del ATT el año pasado.
En 2001 comenzaron las negociaciones que buscaban llegar a un tratado para regular el tráfico, auspiciadas por la Conferencia de la ONU sobre el Tráfico llícito de Armas que entonces presidía el ex vicecanciller colombiano Camilo Reyes. La oposición de países como Estados Unidos, Israel y China hizo que las discusiones fracasaran en 2006 y solamente se logró un acuerdo no vinculante.
Ante el fracaso del tratado sobre tráfico de armas, en 2012 se comenzó a negociar el ATT para regular su comercio. Las discusiones no prosperaron por la diferencia de posiciones en temas como municiones y explosivos y la regulación del acceso por parte de civiles, pero se fijó una nueva cita para este año.
Las armas en La Habana
Dado que el tema ya está en la agenda internacional y ahora con el respaldo del presidente de Estados Unidos, el anuncio de Santos podría estar más bien dirigido al ámbito local. “Este anuncio no tiene gran impacto a nivel internacional, porque el tema se ha venido tratando desde hace años, pero el Gobierno podría estar mostrándole a las Farc en la mesa de negociación que se está moviendo a nivel internacional en temas que a ellos les importa, como el fracaso en la lucha contra las drogas o el control del flujo de armas hacia otros actores armados”, le dijo a La Silla la internacionalista Sandra Borda.
Este anuncio no tiene gran impacto a nivel internacional, porque el tema se ha venido tratando desde hace años, pero el Gobierno podría estar mostrándole a las Farc en la mesa de negociación que se está moviendo a nivel internacional en temas que a ellos les importa, como el fracaso en la lucha contra las drogas o el control del flujo de armas hacia otros actores armados
“Aunque solamente el Gobierno sabe lo que está sucediendo en La Habana, se puede ver que todo lo que ha hecho el país en materia internacional en los últimos dos años ha estado ligado de una u otra forma con el proceso de paz”, señala Borda. “Empezó con la fuerte insistencia que se le puso a la necesidad de mejorar las relaciones con Venezuela, que luego se convertiría en parte clave de los diálogos con las Farc. Lo mismo sucedió después con el debate de las drogas y podría estar sucediendo con el de las armas”.
El tema podría cobrar relevancia no solamente para legitimar un posible proceso de paz con las Farc, sino para asegurar su éxito. “Si vamos a proceder al desarme de una parte de la guerrilla es fundamental tener un mejor control sobre la posesión de armas ligeras. Si no, no podremos garantizar que el desarme y la desmovilización sean irreversibles”, le dijo a La Silla el experto en seguridad Román Ortiz.
Como contó La Silla la semana pasada, la Comisión de Alto Nivel para la Convivencia y la Seguridad Ciudadana de Santos -en cabeza de Francisco José Lloreda- y el Ministerio de Defensa trabajan actualmente en la elaboración de un proyecto de ley para restringir el porte de armas en todo el país.
Si Santos logra sacar adelante este proyecto y vencer la resistencia que tradicionalmente ha tenido el estamento militar a tener el completo monopolio de las armas, estaría matando tres pajaros de un tiro: encontraría un nuevo tema para relacionarse con Estados Unidos, respondería al llamado de las víctimas que están pidiendo que en las zonas de restitución no ande gente armada, y avanzaría en el debilitamiento de las bandas criminales y de los reductos que queden de las Farc si finalmente se llega a un acuerdo con ellas.