A diferencia de sus aspiraciones anteriores, esta vez Petro cuenta con el apoyo de congresistas, algunos políticos cuestionados y busca el respaldo de los empresarios.
Con el ‘Pacto histórico’, Petro da un giro hacia una campaña más tradicional
Hace un mes, varios sectores de izquierda cercanos a Gustavo Petro anunciaron su alianza para las elecciones de 2022, que incluye al Polo Democrático, el Mais, la Unión Patriótica, entre otros movimientos, bajo el nombre de ‘Pacto Histórico’.
El nombre comenzó a ser usado por Petro desde julio del año pasado, en una de sus columnas dominicales, en la que lo comparó con la revolución en marcha de Alfonso López Pumarejo y los acuerdos de Chile y España después de sus dictaduras.
Más allá de las referencias históricas, en lo concreto este pacto se perfila como un cambio en la estrategia electoral que Petro ha usado en la última década. Esta vez impulsará su candidatura no sólo a través de una red de movimientos sociales -como en sus aspiraciones a la Alcaldía de Bogotá en 2011 y a la Presidencia en 2018-, sino que hará una campaña con una estructura mucho más política.
Es una estrategia que si bien le puede sumar votos, en cierta medida va en contravía de su discurso contra la clase política tradicional.
El ‘Pacto Histórico’ incluye una base de congresistas de su movimiento Colombia Humana y del Polo Democrático. También figuras expertas en ganar elecciones, como los senadores Roy Barreras y Armando Benedetti, provenientes de los mismos partidos tradicionales que Petro ha criticado en el pasado.
El discurso de Petro en esta ocasión no es tanto el del político periférico que va a derrotar a los poderosos -David contra Goliat-, sino el del candidato que se presenta de entrada como el favorito y la opción de cambio, y para afianzar ese discurso busca reunir la mayor cantidad de apoyos posible, no solo de la izquierda, también liberales e incluso algunas figuras con valores distintos a los que Petro había defendido hasta ahora.
Pero la estrategia tiene un costo.
De puertas abiertas
El primer objetivo del ‘pacto histórico’ es posicionarse en las elecciones de marzo, en las que tendrán una lista conjunta al Congreso, abierta en Senado y cerrada en Cámara, y una consulta para elegir al candidato presidencial y su fórmula a la Vicepresidencia. Por ahora, entre Petro, Alexánder López (del Polo Democrático) y Roy Barreras.
El segundo objetivo, según coincidieron seis de las fuentes del ‘pacto histórico’ consultadas para este artículo, es romper el techo de Petro en la primera vuelta de 2018 -4,7 millones de votos-. En otras palabras, hacer una campaña más allá de la izquierda.
“Petro nos ha dicho algo interesante: cada militante de Colombia Humana debe ganarse a tres uribistas. No podemos quedarnos en la discusión interna”, le dijo a La Silla Jorge Rojas, exsecretario de Petro en la alcaldía de Bogotá, y quien recientemente renunció a su cargo como asesor de despacho del gobernador de Magdalena, Carlos Caicedo, para sumarse a la campaña de 2022.
Rojas agregó que buscarán crecer sobre todo en el Caribe para el Congreso -su movimiento no tiene ningún representante o senador de la Costa- y en Antioquia, para la Presidencia. Como contamos, este departamento es clave para Petro porque perdió por más de 1,2 millones de votos en segunda vuelta con el candidato uribista Iván Duque en 2018.
La nueva campaña, además, busca tener una jerarquía más establecida, a diferencia de la estructura horizontal de “nodos” aplicada en 2018 y que explicamos en este artículo.
El senador Armando Benedetti, quien renunció al partido de La U y sería el gerente de campaña de Petro, le dijo a La Silla: “Si uno quiere hacer una campaña, tiene que empezar por montarla. ¿Cómo? Con una sede, con estructuras administrativas, con recolección de fondos. De lo que he visto, acá hay gente con mucha mística. De lo que se trata es de buscar que se organicen”.
Esa estructura también implica incluir a los empresarios, un rol que también ha asumido Benedetti: “En las últimas semanas nos reunimos con otros dos multimillonarios. Antes los empresarios decían que Petro no iba a ganar, ahora como saben que hay una probabilidad alta de que gane, quieren escucharlo”. La Silla le preguntó por los nombres, y dijo que los empresarios prefieren el anonimato.
El costo de la apertura
Sin embargo, esa puerta abierta para quien quiera llegar ya implica tensiones. Como contamos, la presencia de Roy y Benedetti incomodó a algunos sectores de Colombia Humana por su pasado politiquero: fueron uribistas, luego santistas y en 2018 estuvieron con Germán Vargas Lleras. Además, ambos tienen una lista de cuestionamientos judiciales en sus carreras.
Recientemente, se han acercado al ‘pacto histórico’ otras figuras tradicionales y con pasados cuestionados.
A finales de febrero, por ejemplo, el excandidato a la alcaldía de Bogotá Hollman Morris se reunió con varias figuras políticas de Huila, en medio de los recorridos que ha estado haciendo para impulsar el ‘pacto histórico’.
Entre los asistentes estaba Carlos Posada, conocido como ‘Papá Noel’, un exconcejal de Cambio Radical en Neiva al que le negaron el aval en 2018. Como funcionario, Posada admitió haberse “prestado para ilegalidades” y en 2018, la Fiscalía lo interrogó por un audio en el que habla de planes para torturar a un periodista.
Sobre esto, Morris le dijo a La Silla que le presentaron a Posada en un almuerzo y que “hasta donde entiendo hay un derecho fundamental a las personas a ser vencidas en juicio. Un pacto histórico no puede tambalear por un chisme”.
La posición de Morris es la misma que mantuvo Petro, cuando Morris fue candidato a la Alcaldía de Bogotá en 2019. Entonces, un sector de Colombia Humana rechazó su aspiración, debido a las denuncias de violencia intrafamiliar y acoso sexual en su contra. La ruptura escaló hasta el punto en el que Ángela María Robledo dejó el movimiento este año.
Pero la de las mujeres no es la única bandera de Colombia Humana cuestionada por antiguas aliadas.
Hace dos semanas, la precandidata Francia Márquez criticó al senador Gustavo Bolívar por menospreciar a las empleadas del servicio. En la publicación, el senador mostró la foto de una militar,que sostenía el bolso de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez y dijo: “Deberían contratar empleadas del servicio de sus bolsillos para estas cosas. Esto es humillante”.
Francia Márquez le contestó que ella misma fue empleada de servicio y también fue tratada como si fuera una esclava: “Estas son parte de las cosa que nos ponen a pensar si ir al pacto histórico es el camino”, dijo.
La precandidata le ratificó esta inconformidad a La Silla: “Creo que una apuesta política que no se cuestione a sí misma, que no reconozca la necesidad de tener en cuenta acciones antidiscriminación, lo pone a uno a pensar”.
Más estructura, más conflictos
En 2017, cuando Petro inscribió el comité de firmas para ser candidato por Colombia Humana, ese movimiento tenía solo un concejal en todo el país. Esta vez, en cambio, la alianza que lidera empieza su campaña con una bancada de al menos diez congresistas - cinco de la coalición de Colombia Humana y cinco del Polo Democrático-.
Ese impulso ya se siente en la precampaña. En las últimas semanas, los representantes de Colombia Humana David Racero y María José Pizarro comenzaron giras para mover el pacto.
Sin embargo, en el caso de Colombia Humana, más figuras visibles también han implicado conflictos más visibles. El último lo protagonizaron la propia Pizarro y el senador Gustavo Bolívar.
El senador criticó a la representante por “hacer campaña con sueldos y carros del Estado”, por un video en el que se ve un carro asignado a la congresista en el que ha hecho los recorridos de los últimos días.
Sobre este choque, una fuente de Colombia Humana -que pidió no ser citada para no profundizar el conflicto- le dijo a La Silla: “Petro a veces no concerta con las personas. Cree que los que ya estamos, estamos fijos y no tiene en cuenta los codazos que se dan en distintos sectores en la búsqueda del posicionamiento”.
Algunos de esos desencuentros también se sienten con decisiones como abrir y cerrar las listas al Congreso.
Aunque Petro se comprometió en diciembre a que las listas al Congreso serían cerradas para garantizar la participación paritaria de las mujeres, los planes cambiaron cuando entró a negociar con los otros movimientos de la alianza.
Según dos fuentes del ‘pacto histórico’, que pidieron no ser citadas para no violar la confidencialidad de las reuniones internas, el Polo Democrático apostó por abrir la lista al Senado. “Ellos quieren ganar políticamente y para eso les sirven más las listas abiertas. Nos siguen ayudando acá, porque nos hacen ver más fuertes, pero están trabajando por su lado”, dijo una de las fuentes.
Sin embargo, el senador Iván Cepeda le dijo a La Silla que su partido no fue el que propuso abrir las listas: “Algunos de nosotros íbamos por la idea de listas cerradas, pero en esto hay que tomar decisiones y cuando no se pueden por consenso, se asumen por mayoría”.
En cualquier caso, fuera el Polo u otro de los sectores del pacto, Petro tuvo que romper el compromiso que hizo solo dos meses antes. El incumplimiento, además, vuelve a cuestionar la causa de defensa derechos de las mujeres que ya se había puesto en duda con la partida de Ángela Robledo.
Esta es una señal de que la apertura del pacto lo obliga a ceder en algunas promesas. Como muchos políticos antes que él, Petro comienza a renunciar a ciertos rasgos de su forma de hacer política con la esperanza de ganar. Habrá que ver si eso le cuesta votos que tuvo en el pasado por ser una opción política distinta.
También, si en caso de llegar al poder logra mantener una agenda alternativa que en efecto sea histórica. Una carga que tiene cualquier movimiento que nombra la historia antes de que suceda.