Con su nueva mano derecha, Santos calma a los políticos

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No era fácil encontrar un secretario de Presidencia que calmara las molestias en la Unidad Nacional. Pero pasó.

El nombramiento del reemplazo de María Lorena Gutiérrez en el ministerio de la Presidencia se había convertido en una tarea de alta sensibilidad política porque en el ambiente caldeado de  la Unidad Nacional podía convertirse en la mecha que la hiciera volar en mil pedazos. Sin embargo, todo parece indicar que el Presidente logró dar en el clavo.

Nombró a Luis Guillermo Vélez Cabrera, un abogado uniandino (y antiguo bloguer de la Silla Vacía) que es panelista en las mañanas de Blu Radio, que conoce como pocos el Congreso por dentro y que tiene puentes con prácticamente todos los partidos políticos.

Las ventajas políticas para Santos

Lo que más aporta Vélez es un manejo político del que carecía Presidencia.

 

“Él no es cuota de nadie, es del corazón del presidente”, dice una fuente cercana al nuevo secretario.

En eso mismo coinciden siete congresistas de diferentes partidos de la Unidad Nacional, el columnista de La Silla Héctor Riveros y dos funcionarios de Palacio, consultados todos por aparte.

Al preguntarle a los congresistas a qué partido representa Vélez, cuatro respondieron que a ninguno y tres que a La U, pues como Superintendente ese partido lo entendió como ficha suya. Pero todos estuvieron de acuerdo en que es, sobre todo, santista.

Vélez es hijo del fallecido senador Luis Guillermo Vélez Trujillo, quien fue el padrino político de Santos, por lo que entre los dos existe una relación de confianza de vieja data. Eso es fundamental porque el Secretario General es una de las personas del círculo más cercano del Presidente, que filtra buena parte de la información que le llega, lo asesora en temas diversos y le sirve de portero para definir quienes lo pueden ver y en qué condiciones.

Aunque Vélez nunca se ha lanzado a un cargo de elección popular, conoce a los políticos desde su cuna, otra ventaja grande para este cargo pues el secretario general es quien maneja la relación con el Congreso y el famoso computador de Palacio: su papá hizo política en Antioquia como liberal. Fue gerente del antiguo Idema, embajador en Noruega y El Salvador, y Senador entre 1991 y 2007, cuando murió. Cercano a Santos, fue uno de los primeros congresistas en sumarse a la idea del hoy presidente de fundar el Partido de La U.

Vélez creció en ese ambiente, y -para bien o para mal- los políticos sentirán que tienen un interlocutor que los entiende (Vélez, por ejemplo, ha defendido las partidas regionales comúnmente conocidas como “mermelada” en su programa de Blu). De hecho, cuando fue Superintendente de Sociedades, tenía una política de puertas abiertas para cualquier congresista y si así fue antes seguramente lo será más ahora.

El nuevo secretario tiene una trayectoria que mezcla cargos públicos (aparte de superintendente fue viceministro de defensa cuando era Ministro Fernando Botero Zea y luego cónsul en Miami y en Ciudad de México) con privados como haber sido asesor de la Organización Luis Carlos Sarmiento Angulo, y entre los clientes de su firma hay gremios como Asofiduciarias, Asobancaria y Afidro; industrias como Coltabaco o Unilever; y compañías de alimentación como Dunkin Donuts, Frisby y Kokorico.

Pero buena parte de su carrera ha sido como lobbyista ante el Congreso.

A través de la firma Urdaneta, Pearl, Vélez y Abdallah ha representando diferentes intereses. Recientemente ha aparecido como directivo de Acodil, el gremio de importadores de licores que representa a multinacionales como Pernod-Ricard y Diageo en la discusión de un nuevo régimen de licores que, todo indica, mejorará las condiciones de esas empresas.

Por esa trayectoria y por el ambiente en el que se crió, conoce personalmente o es amigo de muchos congresistas: de varios de los de La U y liberales por su papá (el antioqueño Germán Hoyos, por ejemplo, fue quien heredó el músculo electoral de Vélez Trujillo) y de otros por su período como Superintendente.

Además, tiene puentes con el uribismo: su primer trabajo fue con el ex ministro Fernando Londoño Hoyos; fue compañero de universidad de la representante por el Centro Democrático María Fernanda Cabal; tuvo como secretario privado en la superintendencia al también representante uribista Álvaro Hernán Prada; el senador Ernesto Macías fue fórmula de su padre a la Cámara y él fue jefe del senador Iván Duque en el Partido Liberal en 2000.

Esos puentes son prueba de otra característica que tiene Vélez y que es muy útil en un secretario de presidencia: aunque se mueve como pez en el agua entre los políticos no está alineado con un partido o grupo, ni tiene un jefe político (aparte de Santos). Y tampoco es su rival: recientemente aspiró a varios cargos públicos, al fallido Consejo de Gobierno Judicial, a la Corte Constitucional y a la gerencia de la Federación Nacional de Cafeteros, y en todos fracasó en el intento.

Como Vélez también es cercano al vicepresidente Vargas Lleras, su nombramiento seguramente ayudará a restablecer armonía en la maltrecha Unidad Nacional y promete traer una distensión en Presidencia, sobre todo después de la ruptura entre María Lorena Gutiérrez y Vargas.

Más allá de la política

Aunque Vélez también se mueve con tranquilidad en discusiones jurídicas o económicas, por lo general defendiendo ideas liberales en las dos áreas o como crítico permanente del chavismo y de muchas ideas de izquierda, el nombramiento de Vélez refuerza el mensaje que envió Santos con su gabinete y es que en este período reinvindicará la política.  

Porque aunque Vélez podrá aportar en discusiones de política pública y de regulación y mantendrá el canal con el sector privado, cuando Santos anunció el nuevo nombramiento también indicó que le echan reversa a los cambios que implementó en agosto de 2014 tras una asesoría de Tony Blair, cuyo costo no lo pudo establecer La Silla (y que no estaba incluído en los polémicos contratos de Blair con Planeación Nacional sobre el sistema de regalías).

Desde ahora, en Presidencia habrá de nuevo varios consejeros que dependen del Presidente, una secretaría de prensa y un secretario general que reemplazará a la ex superministra María Lorena Gutiérrez, pero con menos funciones.

Vélez, por ejemplo, no se meterá en temas que se devolverán a los ministerios como la definición del nuevo esquema de licores (sobre el que él igual se declaró impedido), el plan de San Andrés o la reforma de los decretos del agro.

Su principal función, entonces, será mejorar la relación con los partidos y con el mundo político, incluida la oposición, y superar las divisiones internas del Gobierno.

Por la reacción inicial de los congresistas que pudo documentar La Silla, todo indica que su nombramiento calmó los temores que había frente al reemplazo de la superministra.

Nota de la Editora: Vélez dejará de escribir en La Silla Vacía y lo cubriremos como a cualquier otro funcionario público.

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