La empresa es la joya de la corona del Grupo Sinergy, de propiedad del brasilero. Ahora que pierde el poder en la junta de la aerolínea no podrá apalancar sus otros negocios en ella.
Con su salida de Avianca, los negocios de Efromovich quedan en aprietos
“No habrá cambio de control, punto”. Con esa frase, a principios de mes el empresario brasilero Germán Efromovich intentó descartar los rumores de que United asumiría el control de Avianca, la joya de la corona de su emporio empresarial, el Grupo Sinergy. Pero no solo ocurrió, sino que con eso el resto de sus empresas, que son menos visibles, quedan en más líos: sin Avianca de respaldo, los otros negocios del magnate quedan en la cuerda floja.
Aunque con la decisión del viernes United no controla a Avianca, eso es solo porque sus acuerdos laborales en Estados Unidos impiden hacerlo con cualquier otra empresa de otro país.
Pero demostró que tiene la sartén por el mango.
Aunque Sinergy sigue siendo dueña del 78,1 por ciento de las acciones de Avianca, el incumplimiento de unas condiciones del préstamo que le hizo United a Efromovich, le permitió a la aerolínea estadounidense sacar a Efromovich y su hermano José de la junta directiva, y entregar el derecho a votar de estas acciones al empresario salvadoreño Roberto Kriete, el socio minoritario con mayor participación, quien desde 2016 es rival de Efromovich.
Esta movida, que el mercado empezó a prever a finales del año pasado, deja a los Efromovich en una delicada situación porque sin el manejo de Avianca, Sinergy tendrá más difícil seguir apalancando sus otros negocios, una política que le trajo problemas en el pasado con Kriete.
El enroque de Efromovich con Avianca
Las primeras noticias sobre las relaciones riesgosas entre Avianca y otros negocios de Efromovich se hicieron públicas en 2016, cuando el Financial Times contó que el fondo Elliot, con quien Efromovich estaba endeudado, lo estaba presionando para vender sus acciones en Avianca.
La deuda tenía que ver con un negocio de astilleros de Efromovich en Brasil, en bancarrota desde 2015, y que nada tenía que ver con la aerolínea.
Al tiempo, ésta estaba empezando a tener sus propios problemas por la devaluación del peso colombiano, cuando buena parte de sus ingresos son en pesos, pero la deuda y parte de los gastos son en dólares.
Por eso, el 31 de diciembre de 2015 los títulos de Avianca Holdings en Wall Street costaban una cuarta parte de lo que valían dos años antes.
Justo en ese entonces, con la presión de Elliot (que ni el fondo, ni la aerolínea ni Efromovich comentaron) y la mala situación de Avianca, el empresario empezó a buscar un nuevo socio o comprador de la empresa, lo que refrendó que había turbulencias.
Efromovich consiguió ofertas de Delta Airlines, Copa y United, pero el negocio no gustó a su socio en Avianca, la familia Kriete, dueña de la aerolínea centroamericana Taca. Los Kriete quedaron en minoría tras un audaz negociación de fusionar a las dos aerolíneas para crear una de las más grandes de América Latina, que además juega de local en la zona que conecta a Suramérica con Estados Unidos y México.
Ante el anuncio de la asociación con United, Roberto demandó a Efromovich en una corte en Nueva York.
Eso hizo pública una tensión entre los dos que venía de atrás y se debía al manejo de Efromovich a Avianca y a sus otros negocios, pues en 2013 Kriete trató de evitar que la junta permitiera a OceanAir, aerolínea comercial de Efromovich en Brasil, usar la marca Avianca.
No lo logró y nació Avianca Brasil, hoy a punto de la quiebra. Un negocio similar cerró con su aerolínea Avian Líneas Aéreas, que hoy funciona bajo la marca Avianca Argentina, aunque no hace parte de la holding, y también está en quiebra. Pero, sobre todo, quedó expuesta la estrategia de Efromovich de ir moviendo el eje de su emporio de los negocios petroleros a los aeronáuticos, con Avianca en el centro.
Efromovich, hijo de inmigrantes de Polonia radicados en La Paz, Bolivia, y luego en Sao Paulo, Brasil, y en Arica, Chile, dio el salto a los negocios en el sector petrolero.
Con su hermano José fundó en 1977 la empresa Brasitest para hacer inspecciones a maquinaria de petróleo y gas. En 1995 otra de sus empresas, Marítima Petróleo e Engenharia, ganó el primero de varios contratos por 2.000 millones de dólares para ofrecer servicios a las plataformas de Petrobras en altamar.
De su negocio petrolero surgió su interés por la aeronáutica. Entre 1997 y 1998 fundó Senior Taxi Aéreo Ejecutivo Ltda y OceanAir Linhas Aereas, enfocadas en ofrecer vuelos charter en helicópteros y avionetas para petroleras.
Ya Efromovich tenía fama de empresario audaz y con buen olfato había llegado a Colombia, cuando en 2000 compró una parte de los derechos del campo Rubiales a través de Meta Petroleum (que luego hizo parte de Pacific Rubiales, hoy Frontera Energy).
Esa compra la hizo de la mano de Elliot Management, un fondo especializado en inversiones de riesgo reconocido como “la pesadilla de las empresas” por sus tácticas agresivas y que, por la forma como negoció bonos de deuda con el Gobierno de Argentina en 2014, se ganó la etiqueta de fondo buitre.
En 2017, los señalamientos de Kriete fueron más allá. Acusó a Efromovich de hacer tratos entre Avianca y sus otras empresas que eran malos para la aerolínea pero bueno para los otros negocios; en el texto de la demanda, dijo que embarcó a la aerolínea en 30 negocios que “desviaban recursos corporativos y bienes para beneficiarse a él y a sus compañías afiliadas”.
Mencionó no solo que sus aerolíneas en Brasil y Argentina usaron el nombre de Avianca sin una contraprestación (con lo que otros negocios de Efromovich habrían aprovechado el nombre de Avianca gratis), sino que llevó a Avianca a hacer una “orden innecesaria de aviones Airbus-320 para inducir a Airbus a renegociar las obligaciones e incumplimientos de Sinergy con Airbus”.
Es decir, según el socio salvadoreño, Efromovich usó la fuerza económica y reputacional de Avianca para sacar adelante negocios en los que no llevó ni a ese gran socio ni a los miles de accionistas de Avianca que tienen acciones preferenciales que compraron en las bolsas de Colombia y Nueva York.
Aunque los detalles de estos negocios no se conocen, pues la mayoría de las empresas de Efromovich no cotizan en bolsa, Avianca le proveía liquidez y otras ventajas para sus otros negocios hoy en problemas.
De hecho, una vez radicada la demanda Efromovich acusó a Kriete de “extorsión”, que su demanda estaba basada en “el ego y la avaricia” y que su demanda lo que buscaba era quitarle el control de la aerolínea.
Pero las ventajas que sacaba el empresario brasilero de la holding no eran un secreto.
La firma analista de mercados Debtwire lo puso en estos términos en un informe sobre Efromovich del año pasado: “En el mejor escenario para los hermanos Efromovich, Avianca podría proveer a Sinergy con los recursos para recuperarse de sus desventuras con los astilleros. Sin embargo, depende fuertemente de sus fondos prestamistas, que podría costarle el control de Avianca - un resultado que muchos desean”.
Eso es lo que está ocurriendo, a pesar de que Kriete y Efromovich lograron un acuerdo para evitar demandas y se subieron en la alianza con la aerolínea gringa, que incluye una alianza comercial con Avianca y un préstamo a BRW Aviation, una filial de Sinergy.
Los pactos de Avianca, Efromovich y United
United firmó dos acuerdos el año pasado que tienen que ver con Avianca.
Uno es una alianza de cooperación entre las dos aerolíneas, que también incluye a Copa Airlines, para que operen en conjunto algunas rutas e infraestructuras como salas VIP en América Latina. Todavía no está operando porque requiere permisos de autoridades de 20 países y, según reportó Avianca, arrancará entre noviembre de este año y mayo del próximo.
El otro acuerdos es entre BRW Aviation y United. En éste la aerolínea prestó 456 millones de dólares, y como garantía BRW puso sus acciones en Avianca.
La idea es que con esta plata BRW pague sus deudas a Elliot Management a partir de 2021, según reportó la aerolínea el año pasado a la Bolsa de Nueva York .
El acuerdo obliga a que la Avianca Holdings cumpla unos requisitos financieros como tener en reserva plata para pagar más deudas, que sus ganancias alcancen para cubrir los pagos de deuda y que tenga un flujo de caja libre de 400 millones de dólares.
Aunque en diciembre BRW negoció con United para que le bajara esa vara temporalmente, a 300 millones, no pudo cumplir con el compromiso de que Avianca diera una garantía adicional (técnicamente, una cobertura colateral). Por eso, en diciembre Avianca Holdings le dijo a la autoridad financiera de Estados Unidos que “no puede asegurar que BRW esté cumpliendo otros compromisos pactados”.
Este incumplimiento fue el que llevó a United a intervenir, y obligar a BRW a ceder el derecho de voto por sus acciones a Kingsland, la empresa de Roberto Kriete que tiene 21,9 por ciento de las acciones con derecho a voto de Avianca.
Ese préstamo es el que hoy tiene a la estadounidense en posición de sacar a Efromovich del poder, el peor escenario que proyectó Debtwire, por motivos que ya han contado varios medios como Dinero, Portafolio y El Espectador.
La derrota no significa el fin del empresario, que tiene (por ahora) la propiedad de esas acciones y la tranquilidad de que United no las puede tomar, y otros negocios.
Uno, en el sector hotelero, es la cadena Movich en Colombia (donde se hospedan las tripulaciones de Avianca); otro es la Hacienda La Gloria, emproblemada desde hace años por denuncias de que incluye baldíos adquiridos irregularmente, incluso con desplazamientos forzado; proyectos agrícolas de café y piña en el Quindío; y participación en Transportadora del Meta, que se dedica a mover petróleo.
Pero al haber perdido el manejo de Avianca frente a Kriete, Efromovich queda en una situación delicada. Porque si las opiniones pasadas son un indicador, el salvadoreño probablemente cambiará los términos de los negocios entre Avianca Holdings y las empresas del brasilero.
En los últimos días la situación financiera de Avianca Holdings tocó un nuevo fondo: la semana pasada reportó que en el primer trimestre perdió por 67,9 millones de dólares, la calificadora Standard & Poor’s redujo la calificación de su deuda, por unos bonos por 550 millones de dólares que se vencen el próximo año que la calificadora no tiene claro cómo podrá pagar.
La cereza en el pastel es que hace un mes Hernán Rincón, presidente de la empresa desde 2016, renunció alegando motivos personales. Así que esta crisis la debe afrontar la aerolínea mientras busca un nuevo piloto.
Los problemas financieros de Avianca Holdings vienen incluso de antes del paro de pilotos de 2017, pues las comisionistas que observan la aerolínea en las bolsas de Colombia y Nueva York venían recomendando no comprar la acción desde 2015 por el alto nivel de endeudamiento y de otros negocios de Efromovich, que si bien no todos están relacionados con la aerolínea, sí ponen le ponen presión.
Con la movida del viernes, sin embargo, la confianza del mercado en la empresa empezó a recuperarse. La acción ganó más de 32 por ciento de su valor en una jornada y observadores de la empresa como Davivienda opinaron que con el músculo financiero de United detrás, la perspectiva de la aerolínea mejora.
Además, podría llegar a tener menos caja que la que tuvo en el pasado para apalancarlos, pues Avianca Holdings repartió utilidades por 47.000 millones de pesos el año pasado, de los cuales 23.735 millones le corresponden a la empresa de Efromovich.
Si lo vuelve a hacer, no es claro que le lleguen a Efromovich, pues pueden servir para que United reciba la plata que le debe.