Ayer, el General Miguel Maza Márquez fue condenado por el homicidio de Luis Carlos Galán. Su caso hace parte de una serie de grandes militares que pasaron de héroes a villanos. La Silla revisa algunos de ellos.
De héroes a villanos
La condena del General Miguel Maza Márquez por el homicidio de Luis Carlos Galán es el último de una serie de personajes que mancharon su gloria
Ayer, la Corte Suprema de Justicia condenó al General Miguel Maza Márquez a treinta años de cárcel después de hallarlo culpable del homicidio de Luis Carlos Galán. Según el fallo de la Corte, Maza debilitó el esquema de seguridad que protegía al candidato presidencial como parte de un complot con los capos del narcotráfico y líderes paramilitares para asesinar a Galán. Es el más reciente caso de un héroe nacional que termina de villano. Estos son otros:
Miguel Maza Márquez fue en los ochentas y noventas un símbolo de la lucha contra el narcotráfico.
Nació en Santa Marta y fue nombrado director del DAS en 1985 por Belisario Betancur. Estuvo en este cargo por seis años hasta que César Gaviria llegó a la Presidencia y lo relevó en septiembre del 1991.
En este tiempo, Maza Márquez sobrevivió al atentado que hizo el Cartel de Medellín contra el edificio del DAS el 30 de mayo de 1989, en donde murieron 52 personas, y recibió varias condecoraciones. Entre éstas, la Medalla al Valor en 1990 -entregada por primera vez a un colombiano por parte de la La Asociación Internacional de Oficiales Antinarcóticos-, por “la sobresaliente gestión adelantada en la guerra contra el narcotráfico”; y, en 1991, recibió la Orden de Boyacá en el grado de Gran Cruz, la máxima condecoración que entrega el Gobierno.
Como lo muestra un artículo de El Tiempo de la época, su reconocimiento a nivel nacional llegó a tal punto que, en 1993, aspiró a la Presidencia con el Partido de la Concertación Cívica Nacional, un movimiento conservador cuyos pilares principales eran “la exaltación de los valores morales, el ejemplo de padres a hijos y la conservación de la unidad familiar”.
Ayer, la Corte Suprema condenó a Maza Márquez a treinta años de cárcel por el asesinato del ex candidato presidencial Luis Carlos Galán. Fue hallado responsable por los delitos de concierto para delinquir y homicidio. La Corte probó que el General fue el encargado de debilitar el esquema de seguridad que protegía al candidato presidencial para que, así, fuera más fácil asesinarlo.
Así, el antiguo héroe de la lucha contra el narcotráfico se convierte en el primer agente del Estado en ser condenado por este magnicidio por el cual, también, ha sido condenado el ex senador liberal Alberto Santofimio.
Su condena confirma la tesis de que el magnicidio fue el resultado de una alianza entre la Fuerza Pública, grupos de narcotraficantes -liderados por Gonzalo Rodríguez Gacha y Pablo Escobar- y un naciente paramilitarismo liderado por Carlos Castaño.
El General en retiro fue jefe de seguridad de Uribe entre 2003 y 2006 y, después, fue agregado de la Policía en la embajada de Washington. En 2012, había sonado para ser el director de esa institución.
Siendo el Director del Gaula en 1998, logró rescatar a la hija de Marco Antonio Gil, alias ‘Papero’, que había sido secuestrada por una disidencia del M-19. Según El Tiempo, en su hoja de vida se encuentran 150 rescates y capturas a 500 secuestradores , lo que le valió un gran reconocimiento como el héroe antisecuestro.
En 2013, la Fiscalía abrió una investigación en su contra por vínculos con el exjefe paramilitar alias ‘Macaco’ y el narcotraficante Marco Antonio Gil, alias ‘Papero’.
Un juzgado en Bogotá lo condenó hace tres días a nueve años de prisión por lavado de activos y enriquecimiento ilícito, al concluir que había recibido dinero producto de las actividades ilícitas de ambos. Su esposa, Alba Pulido, también fue condenada. El ex oficial no pudo justificar un incremento patrimonial de 89 millones de pesos, ni su esposa el de 593 millones de pesos.
El ex jefe paramilitar ‘Macaco’ lo incriminó en sus declaraciones diciendo que Buitrago recibió dinero del Bloque Central Bolívar de las AUC entre 1996 y 2006 por el apoyo que les daba en las tareas de inteligencia. El nexo comercial con alias ‘Papero’ habría surgido luego de que Buitrago rescató a su hija en 1998 y de que en 2003 Pulido se haya asociado con Gil para la creación de una empresa constructora.
Danilo González fue coronel de la Policía y llegó a ser el jefe de la unidad antisecuestros. Fue clave en la lucha contra el Cartel de Medellín y conformó el primer Cuerpo Élite de la Policía que tenía como misión capturar a Pablo Escobar. La información de González fue definitiva para encontrarlo y permitió a un grupo de policías y agentes de la DEA matar a Escobar en el techo de una casa en Medellín en 1993.
Su trabajo fue exaltado por el Senado y la Cámara de Representantes y la DEA le dio la más alta distinción por su “abnegada dedicación en la localización del criminal más buscado del mundo”.
Desde que Escobar se escapó de La Catedral en 1992, los rumores de alianzas entre la Policía, los hermanos Castaño y la mafia para dar con el capo, se volvió un hecho conocido y luego se probó que González se volvió la pieza clave de esa conexión y por eso fue retirado de la Policía.
A mediados de 1990, cuando era director de inteligencia del Gaula, buscó al narcotraficante Víctor Patiño Fómeque para que liberaran a Juan Carlos Gaviria, hermano del entonces presidente César Gaviria. Después, con la ayuda del paramilitar Carlos Castaño, logró que los paramilitares asesinaran a José Santacruz Londoño, miembro del Cartel de Cali.
González murió asesinado en 2004 en un edificio al norte de Bogotá cuando le dispararon a quemarropa varios tiros en la cabeza.
El General Mauricio Santoyo, oriundo de San José de Pare, Boyacá, fue nombrado en julio de 1996 comandante del Gaula de Medellín. Allí, como lo cuenta Semana, adquirió la fama de “superpolicía contra el secuestro” al rescatar a más de 150 secuestrados.
Estuvo en este cargo hasta diciembre de 1999 cuando pasó a ser parte del Cuerpo Élite Antiterrorista desde donde combatió a los nuevos grupos narcotraficantes que intentaban adueñarse del negocio que había dejado Pablo Escobar.
Luego, en 2002, fue nombrado Jefe de Seguridad de la Casa de Nariño por Álvaro Uribe Vélez, para quien trabajó como comandante del Gaula cuando Uribe era gobernador de Antioquia.
Santoyo confesó el 20 de agosto de 2012 haber tenido nexos con la Oficina de Envigado y con distintos grupos paramilitares. Además admitió haberle suministrado información a dichos grupos entre el 31 de octubre de 2001 hasta el 28 de noviembre de 2008. El General de la Policía fue condenado, por una corte del estado de Virginia, Estados Unidos, a trece años de cárcel y a una multa de 125 mil dólares por haber ayudado a grupos terroristas.
No obstante, como lo cuenta Semana, el 31 de octubre de 2001 no constituye el inicio de las relaciones entre Santoyo y las autodefensas, sino que es el día en que se creó el delito por el cual fue acusado. Dichas relaciones comenzaron desde que trabajaba en el Gaula de Medellín.
En su confesión, Santoyo admitió haber participado, desde la jefatura de seguridad la Casa de Nariño, en chuzadas ilegales con el objetivo de recoger información para las AUC y ayudarlos "en la comisión de actos terroristas y narcotráfico".
También confesó haber facilitado el traslado de varios oficiales que podían ser útiles para los paramilitares a zonas controladas por ellos. Además, suministraba, tanto a los paras como a los narcos detalles sobre las investigaciones que adelantaban los organismos de control nacionales e internacionales.
En una crónica que hizo Plinio Apuleyo para El Tiempo, el periodista cuenta cómo los éxitos del futuro coronel empezaron desde que era muy joven cuando hizo parte los cursos de Operaciones Especiales que se daban en Carolina del Norte, Estados Unidos, a finales de los ochentas.
En estos cursos, en donde eran formados militares de 108 países, recibió su primera medalla de honor. Luego, gracias a esta condecoración, fue enviado a la embajada de Washington como asesor diplomático en guerras de contrainsurgencia.
Después de su estancia en los Estados Unidos, Mejía regresó a combatir a la guerrilla, primero, en Putumayo y, posteriormente, en el Cesar. Es en este departamento en donde, como comandante del batallón La Popa, adquirió su fama. Fue allí en donde se ganó el aprecio de los habitantes y los ganaderos de la zona que, cuando fue trasladado a Bogotá, lo despidieron en el aeropuerto de Valledupar con pañuelos blancos.
La intachable carrera militar del coronel Mejía Gutiérrez llegó a su fin cuando, en 2007, el juez Sexto de Bogotá lo encontró culpable de recibir treinta millones de pesos mensuales por colaborar con los paramilitares de la zona, bajo órdenes de ‘Jorge 40’, y por haber orquestado varios casos de falsos positivos.
Uno de estos casos ocurrió el 25 de octubre de 2002 cuando Mejía informó a sus superiores que había dado de baja a 19 guerrilleros del frente 6 del ELN. Aunque el coronel fue felicitado y condecorado por el operativo, los sucesos despertaron, desde el comienzo, varias sospechas, pues, como cuenta Semana, fue un combate atípico en donde murieron todos los guerrilleros y ningún soldado resultó herido.
Este raro incidente fue catalogado después como falso positivo gracias a las declaraciones de un suboficial que, además, denunció la alianza que existía entre el Coronel Mejía y los dirigentes paramilitares de la zona. Posteriormente, en 2009, el paramilitar desmovilizado alias 'Daniel Centella' confirmó las denuncias del suboficial.
El coronel sostiene, en su libro Me niego a arrodillarme, que es víctima de un complot orquestado por el entonces Ministro de Defensa Juan Manuel Santos y su mano derecha Sergio Jaramillo.
Siendo mayor de Policía, Aguilar fue el comandante del Bloque de Búsqueda, unidad especializada de las fuerzas militares, que el 2 de diciembre de 1993 dio de baja al narcotraficante Pablo Escobar. Su reconocimiento surgió debido a las fotos en las que aparecía junto al cadáver del capo, la operación lo convirtió en héroe.
Como premio por la labor hecha para acabar con Escobar, Aguilar fue enviado a la Escuela de las Américas de Estados Unidos, a realizar un curso de especialización.. Al regresar, informaciones que llegaron a la dirección de la Policía acerca de sus nexos con el grupo de “Los Pepes”, narcotraficantes perseguidos por Pablo Escobar que lo habrían ayudado en la operación, hicieron que el general Rosso José Serrano, que estaba al frente de la institución, le pidiera la baja.
Después incursionó en la política. En 2000 salió elegido como diputado a la Asamblea de Santander, por el movimiento Convergencia Ciudadana, donde conoció a su principal aliado político, Luis Alberto Gil. De la mano de Aguilar, Gil llegó al Senado en 2002, como el senador más votado en Santander con más de 42 mil votos.
Aguilar renunció a su puesto en la Asamblea para lanzarse a la Gobernación de su departamento, que finalmente ganó. Como Gobernador se destacó por la mejoría de la seguridad y el orden público, por la construcción del Parque Nacional Chicamocha y la recuperación de la Industria Licorera de Santander. En 2006, a pesar de estar retirado, el presidente Álvaro Uribe le otorgó el grado honorario de coronel efectivo.
Aguilar pasó de la gloria al infierno al ser condenado a nueve años de prisión por la Corte Suprema de Justicia en agosto de 2013, por el apoyo que le dieron los paramilitares para llegar a la Gobernación de Santander en 2003, convirtiéndose en uno de los casos más relevantes del fenómeno de la parapolítica. El exgobernador fue hallado culpable del delito de concierto para delinquir agravado.
En el proceso que lo condenó, varios excomandantes paramilitares, entre ellos Salvatore Mancuso, afirmaron que Aguilar se reunió con ellos y que en esas reuniones también había hecho presencia su aliado, el excongresista Luis Alberto Gil. A esto se sumaron las acusaciones del coronel Julio César Prieto, quien entregó grabaciones como evidencia de la relación de Aguilar con los paramilitares. Gil también fue condenado.
Una sanción disciplinaria que lo destituyó e inhabilitó por 20 años fue impuesta por la Procuraduría en 2011 por las mismas razones.