Drummond lleva un año sacando gas con fracking

Silla Sur

Un área gris en lo legal lo permite, mientras sigue pendiente la decisión del Consejo de Estado sobre si deja viva o no las normas para hacer fracking.

Mientras el país lleva siete años definiendo si permite el fracking, con dos comisiones de expertos, decenas de foros, marchas, tutelas y millones de dólares invertidos, en el Cesar la Drummond usó esa técnica y gracias a ella lleva un año produciendo gas.

Aunque parece un contrasentido, la empresa tiene una licencia ambiental para esa producción, que consiguió antes de que el Consejo de Estado suspendiera las normas técnicas para explorar y producir en yacimientos no convencionales (es decir donde solo se puede producir con fracking).

Su contrato de La Loma, a diferencia de los nueve de no convencionales que firmó la Agencia Nacional de Hidrocarburos, ANH, con la misma Drummond y otras tres empresas, no ha sido suspendido.

El fracking de Drummond

El contrato que tiene Drummond para hacer fracking es para producir gas de los mantos del carbón que explotan desde los ochentas en la mina de La Loma, ubicada en el sur del Cesar, y no en yacimientos de petróleo.

En 2004, la ANH le dio permiso para explorar el gas en el área de la mina; en 2010, le informó que encontró en un yacimiento no convencional y en 2012, avisó que era técnica y financieramente viable explotarlo. Hoy el proyecto se rige por un contrato adicional que firmó la ANH en 2014 y que especifíca que se trata de un yacimiento no convencional.

También le dijo que podía hacerse mediante fracking, que básicamente consiste en hacer pozos que van hasta donde se origina el gas (lo que los geólogos le llaman la roca madre) e inyectan a mucha presión agua y químicos para romper la roca y así liberar el gas, que de otra forma no podría salir. Esto implica que se hacen muchos más pozos, se usa mucha más agua y que la producción se hace en un área más grande por debajo del suelo.

En 2012, cuando Drummond anunció que podía desarrollar el bloque, apenas se estaba discutiendo qué era el fracking y cómo se iba a regular; el primer comité de expertos que convocó la ANH estaba sesionando y definiendo recomendaciones para reglamentar esa técnica.

Mientras tanto la empresa hizo el estudio de impacto ambiental, que no necesita esas normas técnicas sino otras ambientales que definen cómo obtener la licencia ambiental, que es el paso previo para conseguir el contrato con la ANH y hacer fracking.

En mayo de 2014, cuando el Ministerio de Minas y Energía publicó la resolución para definir técnicamente cómo se podía producir en yacimientos no convencionales, la empresa presentó la solicitud de licencia ambiental y se la dieron en 2016.  

La licencia se la dieron a pesar de que la Agencia Nacional de Licencias Ambientales aún hoy no ha definido el reglamento técnico para producir con fracking (solo hay reglas para explorar). 

Para el vicepresidente de hidrocarburos de Drummond, Alberto García, consiguieron la licencia en toda regla porque la Anla puede tomar decisiones sobre actividades no reguladas con base en las normas que existan.

La Anla nos confirmó que en efecto la licencia está en pie, y que de hecho están por hacer una visita para revisar que se esté cumpliendo.

Con esas autorizaciones, Drummond hizo los pozos, y entre octubre de 2017 y julio de 2018 (en el gobierno de Santos) hicieron fracking en 15 de ellos (la empresa habla de 16), que llegaron hasta los 914 metros de profundidad.

Hoy están produciendo gas de esos pozos y según la información de la ANH, en junio sacaron 78 barriles equivalentes de gas por día que no están vendiendo, pero utilizan para las plantas de energía con las que funciona la mina. 

Es decir, el fracking funcionó y con el gas que permitió sacar, la carbonera redujo sus costos.

Aunque la producción se está haciendo con autorizaciones legales de la Anla y la ANH, opera en un área gris, que para algunas organizaciones ambientalistas alcanza a rayar con lo ilegal.

El área gris

El gas de La Loma tiene la particularidad de que se puede sacar con una técnica menos intensiva de fracking que la que buscan usar los otros proyectos que han avanzado en Colombia y están congelados.

Por esa diferencia, el último comité de expertos que convocó la Ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez, para definir si en Colombia es viable producir con fracking, advirtió que no se referiría a la producción de gas asociado a gases de carbón, como técnicamente se le llama al tipo de yacimiento de La Loma.  

A pesar de eso, que la licencia de Drummond siga en pie es un error, según críticos del fracking.

“Toda producción y extracción de gas asociado de yacimientos no convencionales, como mantos de carbón, está reglamentada con esa resolución (la que suspendió el Consejo de Estado), y por eso toda actividad asociada a esto debería estar suspendida, no tiene norma que lo sustente”, dice Juana Hofman, abogada de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (Aida por sus siglas en inglés).

Hofman nos dijo que varios abogados están estudiando presentar ante el Consejo de Estado un incidente de desacato contra la Anla, por no haber suspendido la licencia ambiental de Drummond.

Otra voz que ha calificado como irregular esta actividad gasífera es el Observatorio de Conflictos Ambientales de la Universidad Nacional, que publicó este artículo que califica la actividad de Drummond como irregular. 

Y en esta misma línea están las críticas del presidente de la Alianza contra el Fracking en la Sierra Nevada de Santa Marta, Alaín Fadul (candidato a la alcaldía de Valledupar por Colombia Humana) a esta producción.

En su informe publicado en abril de este año la Contraloría General de la República fue más allá y criticó que la ANH hubiera asignado bloques para yacimientos no convencionales sin que hubiera norma técnica ni ambiental que los regulan, una crítica que, sin embargo, no se tradujo en una actuación concreta del ente de control. 

Lo curioso es que a pesar de que el proyecto de Drummond es el más avanzado y el único que ya produce, no es el que más suena cuando se critica esta técnica. Según Fadul, esto es porque el proyecto se está realizando en una mina a la que las comunidades no tienen acceso y no es visible. 

La mayor preocupación, nos dijo, está en los otros tres bloques que le asignaron a la empresa entre 2015 y 2016, que están fuera de la mina y más cerca de Valledupar. Y en eso se han enfocado el activismo de la Alianza en la zona.

En esta respuesta, la ANH nos dijo que la empresa podía producir porque la suspensión de la norma solo aplica a la etapa de estimulación hidráulica y cuando ésta se hizo las normas seguían en firme. Sin embargo, no pueden hacer más pozos, algo que según la ANH y la empresa no han hecho, ni más fracking en los que ya existen. 

Esta restricción frena los planes de la empresa de hacer otros 42 pozos en la zona donde está produciendo para sacar más gas, algo que es clave para la carbonera porque le permite entrar en un nuevo negocio que a la larga le permitiría diversificarse, en un momento en el que mundialmente el carbón está teniendo menos clientes por su impacto ambiental.

Por eso, están planeando aprovechar que tienen un contrato convencional (que firmaron en 2004) para pedir una licencia normal de producción de gas, pues cuentan que encontraron que hay áreas donde pueden hacerlo sin fracking.

De hecho, ya empezaron a recoger la información para sacar la licencia ambiental. 

Sin embargo, una alta fuente de la ANH que no nos dio su nombre porque no es vocera oficial, nos confirmó que si Drummond quiere sacar gas de La Loma sin hacer fracking, tiene que modificar sus contratos pues todos son para yacimientos no convencionales.

Esta será seguramente una nueva discusión, paralela a la del fracking en general y a la decisión del Consejo de Estado, que siguen en duda. Lo que no lo está es que el gas seguirá saliendo en La Loma, gracias al fracking que ya hizo Drummond.

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