Se aprobó la reforma al control fiscal que presentó Felipe Córdoba. Sólo falta la conciliación que será la semana entrante.
El ABC de los nuevos superpoderes del Contralor
Foto: Prensa Senado
“Esto parece el Fast-Track de Santos”, le dijo a La Silla Vacía un Senador refiriéndose a la velocidad en la que se aprobó la reforma constitucional al control fiscal que presentó el contralor Felipe Córdoba a comienzo de año, que le da superpoderes.
Cuando el texto salió de su segunda vuelta por la Cámara, contamos que ganaría cinco de ellos. Tras la presión de la oposición, de algunos opinadores influyentes y el Consejo Gremial, en el Senado se redujeron un poco y quedaron cuatro, que no cambiarán en la conciliación con el texto que aprobó Cámara:
Podrá vigilar todo y antes de que haya contrato, pero con límites
El Contralor podrá revisar los procesos de contratación en tiempo real, es decir, saber qué contratos está armando cualquier entidad para tomar medidas cuando encuentre un riesgo de pérdida de dinero público.
A través de un mensaje de advertencia, le podrá llamar la atención a una entidad sobre ese riesgo, pero no prohibirle u obligarle a tomar una decisión. Y, según el texto que salió del Senado, sólo lo podrá hacer de manera excepcional.
La idea es evitar que los contralores coadministren, como ocurría antes de la Constitución de 1991, lo que también se refleja en que Córdoba evitó revivir el llamado control previo y llamó a este superpoder control preventivo.
Sin embargo, revive el mensaje de advertencia que la Corte Constitucional tumbó en 2015 y con el que la Contraloría podía frenar la contratación pública, porque un funcionario que reciba una advertencia tiene un incentivo muy fuerte de parar el proceso para evitar una sanción que puede incluir multas multimillonarias y embargo de su sueldo.
El que sea excepcional no necesariamente es un gran freno al súperpoder del Contralor, ésto dependerá de cómo se define el término en la reglamentación. Pero mientras Córdoba siga teniendo tanto poder en el Congreso, tendrá margen para que los casos en los que pueda ejercer este control sean muchos.
Podrá suspender funcionarios
Con la reforma, la Contraloría podrá suspender funcionarios, como hace la Procuraduría. Eso significa que, así como Alejandro Ordóñez sacó a Gustavo Petro de la Alcaldía, el Contralor podrá hacerlo si tiene pruebas de que hubo un detrimento patrimonial
Esa herramienta, aunque se ha usado en casos excepcionales, podrá ser usada políticamente, como la utilizó Ordoñez en su momento, y hará todavía menos probable que un funcionario no tenga en cuenta un mensaje de advertencia.
Además, en el texto de la Cámara quedó (por una proposición del representante del Polo Germán Navas Talero) que si la Contraloría encuentra una irregularidad que pueda tener líos penales, le manda las pruebas a la Fiscalía y esta no actúa en los siguientes seis meses, la Contraloría podía actuar como fiscal y hasta llevar a la persona ante un juez.
Eso, que sería un poder enorme, todavía está en juego en la conciliación.
El senador de La U Roy Barreras, coordinador ponente y quien dirigió el debate en el Senado, le dijo a La Silla que no ve posible que eso quede incluido en el texto definitivo, pues es demasiado poder para el Contralor.
Tendrá más plata, más funcionarios y más independencia
La reforma metió en la Constitución que el presupuesto de la Contraloría aumentará 250 mil millones en 2020, otro tanto en 2021 y 136 mil millones en 2022, el último año en que Córdoba será contralor. Eso significa que su reemplazo arrancará con el doble de plata del presupuesto de 580 mil millones de este año.
Esa plata es para financiar más de 1670 cargos nuevos, que eventualmente podrían incluir cuotas burocráticas, como las que revelamos ayer.
Todo eso refuerza su independencia del Gobierno pero también la convierte en un botín burocrático más jugoso justo cuando los congresistas andan escasos de puestos en el Gobierno y son quienes eligen al Contralor, un punto que no se tocó en los cambios.
Parte de la oposición y senadoras uribistas purasangre como Paloma Valencia o ‘Charo’ Guerra, se opusieron a este superpoder.
Valencia criticó meter en la Constitución un presupuesto, pues eso hace que no se pueda cambiar en la ley anual de presupuesto a pesar de que muchas condiciones lo pueden hacer necesario.
Y Guerra dijo que antes de aumentar la planta era preferible garantizar que tuvieran buenos funcionarios públicos con capacidades técnicas suficientes, para no caer en el riesgo de que se convierta en un fortín burocrático.
Podrá acceder a información privilegiada
Parte del superpoder de revisar los procesos de contratación en tiempo real es tener acceso a información que solo tienen los funcionarios de cada entidad, y que sólo la Contraloría podrá ver en todas ellas.
Ese poder único, estilo Gran Hermano de la contratación, le permite tener datos para advertir riesgos, pero trae su propio riesgo: en manos corruptas puede ser una mina de corrupción y soborno.
Aunque el Plan de Desarrollo de Iván Duque ya le había dado vía libre para poder estar encima de todo, con herramientas tecnológicas para encontrar irregularidades potenciales en contratación, ahora esa posibilidad queda en la Constitución, lo que hace muchos más difícil que se la quiten.
Bonus: lo que más afectaba a los políticos se cayó en el último segundo
En la última ponencia para Senado, quedó que la elección de los contralores locales y regionales se hiciera a través de un concurso de méritos, en vez que de los elijan los concejos y asambleas como funciona hoy, un punto que la representante verde por Bogotá Juanita Goebertus trató quedara incluido en el texto de Cámara.
Eso, que le quitaba poder a las maquinarias políticas que tienen concejales y diputados,de las que muchos congresistas son parte, se hundió en la plenaria de Senado por una proposición de varios senadores conservadores, liberales y de La U, y el apoyo de la mayoría de los presentes.