Héctor Mantilla, el nuevo alcalde de Floridablanca, se convirtió con firmas en el alcalde más jóven del país. Pero su apellido no es nuevo en el municipio y sus aliados de campaña son viejos influyentes -y algunos cuestionados- de la clase dirigente santandereana. Fuera de la ex candidata presidencial conservadora, Marta Lucía Ramírez, quien lo apoyó tras bambalinas y le habla al oído.
Con 21 años y aún sin graduarse de la universidad, Mantilla será el mandamás de un municipio poderoso, vecino de Bucaramanga, con más de 250 mil habitantes (la segunda población de Santander) y el tercer presupuesto público (después de Barrancabermeja) más cuantioso del departamento.
Aunque el alcalde electo es muy joven y nunca ha ocupado un cargo público, su familia incide en la política de Floridablanca desde hace décadas
Su abuelo, Guillermo Mantilla, fue concejal del municipio hace 30 años y el patriarca del ‘mantillismo’.
Su tío, Jorge Humberto Mantilla, también fue concejal de Floridablanca, después alcalde de la ciudad, tres veces representante a la Cámara por Santander, Secretario General del Partido Conservador a nivel nacional y hoy en día y desde 2012 Secretario General de la Cámara de Representantes.
Su papá, Jairo Alfonso Mantilla, fue concejal de Florida y diputado.
“Corre herencia política por sus venas, tiene el chip”, le dijo a La Silla uno de sus asesores.
El alcalde electo ha sido efectivamente un obsesionado biche con la política.
En su universidad, la Pontificia Bolivariana de Bucaramanga, donde está terminando derecho, se encargaba de gestionar y atender las visitas de personajes de la política nacional.
Así conoció, entre otros, al ex gobernador Luis Alfredo Ramos, al ex presidente Álvaro Uribe, al ex presidente Andrés Pastrana y al representante Germán Navas Talero, nos contó una fuente que lo conoce.
Y durante los últimos cuatro años, en el partido de su familia, el conservatismo, también asumió varios roles.
Exploró una candidatura a la asamblea, trabajó en la fallida y atípica campaña de Pedro Julio Solano (quien hoy lo apoya) a la alcaldía de Floridablanca en 2013 y fue el gerente en Santander de la candidatura presidencial de Marta Lucía Ramírez.
De ahí, a nombre de los azules y de Ramírez, saltó a trabajar en la campaña presidencial de Óscar Iván Zuluaga durante la segunda vuelta.
Desde entonces, ha sido muy cercano a Ramírez. Sin embargo, no logró la Alcaldía con la bandera azul, al contrario: la derrotó. Y lo logró de la mano de algunos asesores del grupo de la ex candidata presidencial pero también con políticos de vieja data.
El alcalde poderoso más joven de Colombia no llegó con un equipo tan renovador como él
Aunque para el equipo de campaña recogió gente joven del grupo de Marta Lucía Ramírez, como Camilo Ostos (quien fue gerente de la candidatura presidencial de Ramírez), Emiro Castro y David Botía (quien fue de la UTL de Ramírez en el Senado, después le trabajó en la carrera hacía la Casa de Nariño y gerenció la campaña de Mantilla), y es asesorado detrás de cámaras por la propia Ramírez, también recibió a caciques tradicionales.
Alrededor de su candidatura, que no recibió avales de partidos, logró reunir a súper poderosos de la política santandereana, entre estos al senador por Cambio Radical Bernabé Celis y a su hermano el diputado Álvaro Celis; al representante a la Cámara, Fredy Anaya; a la senadora del viejo PIN, Doris Vega (esposa del parapolítico Luis Alberto Gil); y al ex alcalde de la propia Floridablanca, Néstor Díaz.
Apalancado por su familia y este séquito de políticos de peso, Mantilla venció a su antiguo partido y al clan que lo controla, el del ex senador Iván Díaz Mateus y su esposa la representante Lina Barrera, que le apostó a Edgar Higinio Villabona con el apoyo de la dirección nacional (pero no de Ramírez).
Esto, luego de que el alcalde electo decidiera lanzar su candidatura por firmas, ya que el directorio del Partido Conservador se opuso a realizar una consulta de partido para escoger al candidato que los representaría en Floridablanca y se la jugó a dedo por el exdiputado de Santander, Villabona, amigo personal del Procurador Alejandro Ordóñez y quien contaba con el respaldo de directorio departamental y también del senador nariñense pero poderoso en Floridablanca, Eduardo Enriquez Maya, conocido en la región por el polémico Pacto de Lalito, que involucra al Procurador.
Con Mantilla, entonces, aunque ganó alguien de la generación de los 90 y perdió un grupo poderoso como el de Díaz Mateus y otros conservadores influyentes, no triunfó del todo una nueva clase política.
Los Celis han estado en la política santandereana desde hace años. Sobre todo el senador Bernabé, quien es la principal ficha del vargasllerismo en Santander, congresista desde hace más de una década y amigo personal de los Mantilla.
Igual, el súper poderoso representante Fredy Anaya, quien ha sido funcionario público, se volvió contratista del Estado y es cercano al mantillismo desde la época del asesinado senador Feisal Mustafá Barbosa.
La senadora Vega, por su lado, es la heredera de la cuerda política de su esposo, Gil, quien fue condenado por sus alianzas con el paramilitarismo y hoy en día, después de su paso por la cárcel, controla tras bambalinas el partido Opción Ciudadana.
Vega se encontró con Mantilla en el grupo fugaz de los David (un proyecto político que buscaba la gobernación de Santander pero no prosperó) y después lo acompañó de frente en la correría.
Y Néstor Díaz, quien fue una de las fichas clave del triunfo por su influencia en el municipio, ganó la Alcaldía hace cuatro años con el apoyo de los Mantilla, es hermano del Representante a la Cámara por el Centro Democrático Marcos Díaz Barrera y representa una de las facciones influyentes del partido uribista en Santander.
Precisamente, en la campaña de Óscar Iván Zuluaga, durante la segunda vuelta, trabajó de la mano con el Alcalde electo.
Todos estos grupos, según le reconoció a La Silla una fuente cercana al nuevo alcalde, tendrán representación en las secretarías y los institutos de la Alcaldía.
De hecho, ya suena para la Secretaría de Hacienda Doris Chinchilla, quien aunque es una técnica en el tema y está en la comisión de empalme por eso, ya fue titular de la misma cartera en el gobierno de Néstor Díaz.
Una fuente más, que también es próximo al círculo del nuevo alcalde, nos contó que en concreto la línea de Díaz va a recuperar juego (juego que perdió cuando Díaz salió de la Alcaldía por pérdida de investidura).
“Efectivamente, como él ayudó, parte de su equipo va a regresar a la Alcaldía”.
Sin embargo, otra fuente igual de cercana al Alcalde electo, le dijo a La Silla que la representación no sería de caciques sino más a través de los concejales y los partidos, en mandos medios.
Mantilla recibió el apoyo de gran parte de los concejales elegidos para el próximo cuatrienio
Y, adicionales a Cambio Radical, Opción Ciudadana y el Centro Democrático, también lo respaldaron de otros partidos pequeños, como el Polo (con Robledo a bordo), el Mais y el Aico, este último en cabeza del ex concejal y ex candidato a la Alcaldía por AICO, William Gómez (quien sería asesor de despacho de Mantilla en el gobierno, de acuerdo a una fuente).
Mantilla ha sostenido que, en cualquier caso, él no se va a dejar mandar por nadie. Y en el ramirismo, según una fuente del primer anillo, lo ven más de la línea de la ex candidata presidencial (que de la de los caciques de la campaña) y de su propio su equipo, con el que consiguió las firmas y que llamó Renace Floridablanca.
"Si alguién ganó la Alcaldía fue el grupo de Marta Lucía Ramírez", dijo una fuente de esa vertiente. De hecho, Botía, uno de los ramiristas, que es santandereano, estaría en la baraja para ocupar la Secretaría General en la nueva administración.
El gabinete oficial dará señales concretas para confirmar quienes, realmente, llegaron al poder con Mantilla.