En menos de un año, Carlos Mario Marín suma 12 cambios en su gabinete, seis de ellos por renuncias, y está peleado con la bancada verde en el Concejo.
El Alcalde ‘verde’ de Manizales gobierna sin su partido y se le van los técnicos
El alcalde de Manizales, Carlos Mario Marín, quien con 28 años sorprendió al ganar las pasadas elecciones, avalado por el Partido Verde, se convirtió en el mandatario más joven de una capital en el país y asumió el cargo en enero con la bandera de la renovación, aunque tenía la particularidad de haber sido respaldado también por políticos tradicionales.
Diez meses después de posesionarse, este ‘quijote’ verde está peleado con concejales de su colectividad en Manizales y afronta una crisis dentro de su gabinete, en el que han cambiado 12 personas, seis de ellas por renuncias, en medio de críticas por supuestos malos tratos a su equipo.
En contraste, Marín ha terminado más cercano a esos políticos tradicionales que también lo apoyaron en la campaña -entre esos el exsenador del Partido de La U Mauricio Lizcano y la casa política conservadora de Luis Emilio Sierra-, manteniendo sus críticas al sector liberal del senador Mario Castaño, al que pertenecía el anterior alcalde, José Octavio Cardona.
Un gabinete desbaratado
El equipo actual de Marín no se parece casi nada al de enero cuando llegó al cargo. En julio, le pidió la renuncia protocolaria a todo su gabinete y cambió a seis personas. A esto se suman seis renuncias en los últimos meses.
El último caso fue la renuncia de la abogada Matilda González, una mujer trans cuyo nombramiento como Secretaria de la Mujer fue elogiado por organizaciones como Naciones Unidas y criticado por algunos sectores conservadores.
La salida de González, anunciada el pasado 6 de noviembre, destapó el malestar de varios funcionarios con la Administración de Marín. La exsecretaria le dijo al periódico La Patria, de esa ciudad, que una de las razones para irse es que no comparte la forma en la que el Alcalde trata a su equipo. “Él tiene que aprender a relacionarse con el mundo de forma no violenta”, dijo.
A González se sumaron otras voces, como la exsecretaria de Gobierno, Patricia del Pilar Ruiz, quien renunció desde julio. Ruiz le dijo a La Silla que “en marzo nos íbamos a ir varios funcionarios, pero él (Marín) no nos dejó. Su estilo implica gritar, atropellar, insultar. Él sabotea los procesos, no tiene ni el conocimiento ni la seguridad ni el bagaje para ese cargo y no deja que la gente lo asesore”.
En medio de las críticas, Marín respondió por su canal habitual: su cuenta de Facebook, donde suele dar anuncios sobre medidas para contener la pandemia del covid o decisiones de gobierno. En una transmisión el pasado 9 de noviembre dijo que varios funcionarios “han salido por el no cumplimiento de objetivos y otros porque no hemos logrado cohesionar el liderazgo”.
Además, Marín quiso asociar a sus críticos con políticos tradicionales, en especial del sector de la anterior Administración, liderado por el senador liberal Mario Castaño: “Yo no llegué a administrar esta ciudad comprometido con ningún sector, ninguno de nuestros secretarios hace parte de cacicazgos políticos (...) Por eso los huérfanos del poder hoy nos atacan. Ellos quieren la chequera de vuelta”, dijo en la transmisión.
Sin embargo, las versiones de sus exfuncionarias contradicen la explicación de Marín de que la crisis en su gabinete responde a razones políticas.
Las figuras que se fueron han sido sobre todo las de perfil técnico como Matilda González, quien había trabajado en temas de Derechos Humanos con ONG como Colombia Diversa.
También fue el caso de Paula Valencia, exdirectora de la Fundación Nutrir, a quien Marín nombró al frente de la Secretaría de Desarrollo Social. Sin embargo, en julio le pidió la renuncia, según nos dijo ella, “porque me dijo que necesitaba una persona más política”. Finalmente, el cargo fue para David Islén Ramírez, amigo del Alcalde desde que se conocieron en las juventudes del Partido de La U.
La versión de Valencia cuestiona que los cambios sean, como dice el Alcalde, por cuestiones de rendimiento.
Otro argumento en contra de lo que dice Marín es que, según el monitoreo al cumplimiento de las metas del Plan de Desarrollo de la Alcaldía, algunos secretarios con rendimiento “bajo” siguen en sus cargos.
Con corte a septiembre, el despacho peor calificado por la alcaldía de Marín (con un 30,5 por ciento de ejecución) es el de Obras Públicas, cuyo secretario, Jorge Ricardo Gutiérrez, es de los pocos que se ha mantenido fijo. También está mal calificada la Secretaría de Desarrollo Social, con un 48 por ciento de ejecución. La exsecretaria Valencia le dijo a La Silla que ese fue el porcentaje que ella dejó en julio, y que no ha aumentado desde entonces.
Sin los técnicos, las figuras centrales del gabinete de Marín son principalmente amigos cercanos, como el secretario General, Juan Camilo Arroyave, su excompañero de la universidad.
Tres concejales de distintos partidos y dos analistas de Manizales, nos dijeron que dos de los nombres más importantes son los de Arturo Espejo Arbeláez, también excompañero de la universidad, gerente de su campaña, coordinador de su proceso de empalme, y hoy al frente del Instituto de Valorización de Manizales (Invama); y su padre, Arturo Espejo Rivas, empresario de la construcción en Pereira y padrino político de Marín.
Según publicó el diario La Patria en agosto, varios concejales y fuentes en la Administración les dijeron que Espejo Rivas daba instrucciones a secretarios y gerentes de la Alcaldía sin tener un cargo, lo cual fue negado en su momento tanto por Marín como por Espejo.
La versión sobre la influencia de los Espejo fue ratificada a La Silla por el concejal conservador Luis Gonzalo Valencia (de la línea del cacique azul Ómar Yepes, contrario a Marín) y por dos analistas independientes que prefirieron no ser citados con sus nombres.
El grado de influencia varía según la versión. La exsecretaria Patricia Ruiz, por ejemplo, le dijo a La Silla que en efecto conversó sobre su trabajo en varias ocasiones con Espejo Rivas, pero agregó que “ojalá el Alcalde lo escuchara más”.
Espejo Arbeláez tiene un vínculo más en la Administración. Su novia, Juliana Arango Castro, quien aportó 11 millones de pesos a la campaña de Marín según el portal Cuentas Claras, es hermana de Alejandro Arango Castro, el primer gerente que Marín nombró al frente de la empresa pública People Contact.
Verde, pero solo hacia afuera
La molestia con el Alcalde no está solo en el gabinete, también en su partido en el Concejo. Marín gobierna con una bancada mayoritaria de 12 de 18 concejales, en la que curiosamente no están dos de los tres concejales del Partido Verde: Adriana Arango y Julián García.
Ambos apoyaron a Marín en campaña y al principio de su Gobierno, pero se han distanciado por las acciones del mandatario. Arango le dijo a La Silla que le preocupan temas como la salida de los miembros del gabinete y el cumplimiento de las promesas de campaña como la renovación urbana de la Comuna san José: “A uno le toca un trabajo muy complicado. Mientras los de Bogotá lo ven de lejos, a uno le toca la minucia, ver si las cosas sí se están haciendo de la mejor forma posible”.
“Si mucho hemos visto al Alcalde dos veces desde enero”, agregó la concejala.
García, por su parte, dijo que “el partido no es tenido en cuenta en las decisiones de la Administración, ni está en ninguna secretaría. En lo nacional lo saben, pero de ahí a que estén haciendo algo…”.
Dos fuentes del Partido Verde en Bogotá le confirmaron a La Silla que en julio tuvieron una reunión con Marín para pedirle explicaciones sobre los cambios en el gabinete y las críticas que estaba recibiendo.
“Le expresamos nuestra preocupación por la estabilidad del gabinete, él nos dijo que le apostó a una selección meritocrática pero fue descubriendo que a veces la gente no da la talla o no es lo suficientemente leal al Gobierno”, dijo una de las fuentes.
Las respuestas de Marín parecieron dejarlos satisfechos.
“Después de la conversación, algunas mediciones sobre su gestión nos indicaron que no va del todo mal, como la de Cifras y conceptos”, dijo la misma fuente, quien pidió hablar en reserva argumentando que no quiere cuestionar públicamente la gestión de Marín y que eso solo debe hacerse si la dirección y la bancada del partido se reúnen de nuevo y lo deciden.
Se refiere a la encuesta publicada la semana pasada, la cual señala que el 56 por ciento de los líderes de opinión ve de forma positiva la gestión de Marín frente a la pandemia, lo que lo ubica en un punto medio con respecto a otros mandatarios.
“Mantenemos el diálogo con él y percibimos que sabe la importancia de mantener el apoyo del partido”, nos dijo otra fuente de Bogotá del Partido Verde.
Aunque compuesto principalmente por personas de confianza, en el gabinete sí hay algunos con vínculos políticos, en particular con el sector del exsenador conservador Luis Emilio Sierra, que apoyó a Marín.
Es el caso de Cristian Loaiza, secretario de Tránsito, quien antes trabajó en el Ministerio de Transporte con José Eduardo Rojas Giraldo (exalcalde de Manizales de la línea de Sierra), y al cual dos fuentes del Concejo y dos analistas describen como cuota de Sierra.
También de Carlos Humberto Orozco, actual secretario de Salud y quien ya ocupó ese mismo cargo en la Alcaldía de Rojas.
Así, a casi un año de haberse posesionado, el ‘quijote’ verde que llegó a la Alcaldía de Manizales impulsado por sus peleas con políticos tradicionales en el Concejo y que sorprendió con sus nombramientos técnicos y transgresores, ya no tiene alrededor suyo a casi ninguna de esas figuras, ni a los concejales de su partido, y gobierna sobre todo con amigos cercanos y algunas fichas tradicionales.