Hoy la asamblea de las Dignidades Cafeteras podría definir si va o no a paro. Un artículo del Plan de Desarrollo se ve como una señal de buena fe aunque de fondo las diferencias entre Gobierno y Dignidades es grande.
El articulito de la discordia de los cafeteros y el Gobierno
Foto tomada de la cuenta oficial en Twitter de Dignidad Cafetera
Hoy en Pereira se reúne la asamblea de las Dignidades Cafeteras que definirá si los productores se van a paro ante la crisis de precios y la falta de respuesta clara del Gobierno a sus peticiones de más recursos.
Una de sus peticiones clave es crear el Fondo de Estabilización de Precios del Café, que el presidente Iván Duque prometió en campaña en las regiones cafeteras pero nada que nace a pesar de que hay un proyecto de ley que se viene tramitando en el Congreso desde 2017.
Y aunque el Fondo apareció otra vez en un artículo en la ponencia del Plan Nacional de Desarrollo que radicaron ayer, éste solo busca acelerar su creación y no llegó a la ponencia por iniciativa del Gobierno.
Encima, hay diferencias entre las dignidades y el Gobierno sobre para qué es el fondo y cuánta plata va a tener, y también los separa cuándo y por cuánto debe ayudar al Estado a los caficultores a la hora de vender su producto.
De fondo hay dos visiones sobre lo que hay que hacer para promover la caficultura en el país: la del Gobierno que ve que el problema no es tanto de precios sino de baja productividad y rentabilidad de los cultivos; y la de las bases cafeteras que piden al Gobierno un salvavidas que les sirva para compensar lo que están perdiendo.
Esta discusión se da en un momento complicado para el Gobierno, con protestas de la Minga indígena en el Pacífico, discusión del Plan de Desarrollo en el Congreso y protestas en las calles por las objeciones de la JEP.
Con un elemento adicional: la bancada cafetera en el Congreso, con congresistas de varios partidos e incluso uribistas liderados por Álvaro Uribe, está del lado de las peticiones de los cafeteros.
En el Fondo no todos quieren lo mismo
Un proyecto de ley que crea el Fondo de Estabilización de Precios del Café viene avanzando lentamente en el Congreso desde que lo propusieron, en mayo de 2017, el senador liberal Rodrigo Villalba y el actual presidente del Senado, Ernesto Macías. Ambos son del Huila, el primer productor cafetero del país.
Cuando arrancó el Gobierno Duque, el Ministerio de Agricultura decidió apoyar el proyecto. Hoy solo le faltan dos debates en Cámara y tanto ponentes como Gobierno esperan que en junio esté listo.
Según la viceministra de asuntos agropecuarios, Marcela Urueña, el Fondo puede ayudar a que los cultivadores no estén expuestos al sube y baja de los precios internacionales del café, que no se puede controlar desde Colombia porque depende de la oferta y la demanda mundial del grano.
En el proyecto dice que la Federación Nacional de Cafeteros manejaría el Fondo, que serviría para tener con qué girarle una plata a los caficultores cuando bajen los precios del café y plantea nueve fuentes de financiación que van desde el Presupuesto General, regalías y fondos para el posconflicto hasta deuda, títulos financieros, y contribuciones del Fondo Nacionald del Café.
Pero para los representantes de Cambio Radical, Erwin Arias (Caldas) y Julio César Triana (Huila), que hacen parte de la bancada cafetera, y para las Dignidades, la propuesta está verde porque el Gobierno no ha dejado claro cuánto dinero le va a inyectar al fondo ni de dónde va a salir.
Coinciden también en que el Gobierno debería destinar entre 800 mil millones y un billón de pesos. “Así, una carga podría pagarse a unos 850 mil pesos”, nos comentó Triana. Con esa plata, los caficultores tendrían asegurada una utilidad.
Pero estos recursos no están en las cuentas del Gobierno.
“No existe claridad sobre lo que es y debe ser un fondo de estabilización cafetero”, le dijo la Viceministra a La Silla, “no se trata de garantizar un precio de sustentación, pues eso sería insostenible”.
La diferencia es que mientras las dignidades y los congresistas de la bancada esperan un Fondo para un subsidio generoso a los cafeteros, el Gobierno está pensando en un mecanismo menos ambicioso, pero que cumpla con el propósito de dar estabilidad a los ingresos de los cafeteros.
Otro punto de la discordia es que a Dignidad Cafetera no le suena que lo administre la Federación, pues considera que parte de la crisis es por la mala administración de recursos, como contamos.
Dignidad también critica que no los han invitado a la discusión del proyecto del Fondo en las comisiones en Cámara, y que la comisión accidental de la caficultura, que recién se activó con el senador uribista Alejandro Corrales para discutir el tema, no tiene participación del senador polista Jorge Enrique Robledo, aliado del movimiento.
Es decir, se sienten excluidos del debate.
Cuando le consultamos por eso en particular a José Eliécer Sierra Tejada, miembro de la junta directiva de la Federación, nos dijo que las dignidades también tienen participación en los comités de la Federación.
En ese enredo, el artículo del Plan que avaló el Gobierno, aunque no profundiza en los temas de discusión, es una señal del interés de impulsarlo.
Esto se podría ver como un punto a favor del Gobierno, mientras que en el otro tema de debate, el incentivo al precio, la discusión es todavía más dura.
El salvavidas desinflado
El año pasado Duque anunció 100 mil millones de pesos a los cafeteros, pero ese primer salvavidas se le desinfló desde que lo tiró.
Eso porque estableció que se gastarían en subsidios de máximo 25 mil pesos por carga de 125 kilos cuando el precio de ésta estuviera por debajo de 700 mil pesos, una ayuda tan pequeña que en vez de calmar los ánimos, como contamos, indignó más al gremio.
Aunque el Gobierno sostiene que la cifra de 700.000 pesos fue concertada con el gremio porque es el costo de producción promedio de la carga, el directivo de la Federación, Sierra Tejada, dice lo contrario.
“El costo de producción en Colombia es de 790.000 pesos, quiere decir que si el precio está en 700.000 estamos trabajando a pérdida”, dijo a La Silla.
A pesar de que la Federación Nacional de Cafeteros, Dignidad Cafetera y senadores uribistas se pronunciaron en contra de la cifra desde el año pasado, el incentivo quedó con ese tope y el Gobierno alcanzó a entregar 4.500 millones de pesos en subsidios.
Pero en cuestión de dos semanas el precio del café subió y quedaron 95 mil millones sin usar.
Ahora, cuando otra vez la carga está valiendo menos de 700 mil pesos y no se ha tomado la decisión de usar la plata que sobró para reactivar el incentivo, se revivió el malestar de los cafeteros.
La Viceministra nos dijo que es el Comité Nacional de Cafeteros (donde tienen asiento el Gobierno y la junta directiva de la Federación) el que debe decidir si destinar este dinero a reactivar el incentivo.
En efecto, según Ureña, la Federación llevó la propuesta para hacerlo en la reunión del comité del 26 de febrero, el Gobierno lo analizó y está de acuerdo. Sin embargo, como el comité no se ha vuelto a reunir no se ha materializado esta idea.
En la Asamblea, Dignidad Cafetera, según su directivo Óscar Gutiérrez, va a proponer que el Gobierno entregue un subsidio de 10 mil pesos por arroba de café, lo que aumentaría el tope por carga de 25 a 116 mil pesos.
La bancada cafetera también está presionando para que el Gobierno reconozca el incentivo desde un piso más alto.
Allí están congresistas del Centro Democrático, Uribe, Macías, Corrales y Gabriel Vallejo; el senador liberal Villalba; los representantes de Cambio Arias y Triana; y el conservador caldense Félix Chica.
El senador Uribe, por ejemplo, en reunión con cafeteros del Quindío el 28 de febrero, dijo que al Gobierno no le costaría menos de 1 billón de pesos solucionar esta crisis. Y que a los asesores del Ministerio “hay que refutarlos y duro”, por establecer los costos de producción por debajo de los reales.
“Nos parece un irrespeto del presidente Duque que le crea a su asesor, que producir una carga vale 700 mil pesos, cuando cuesta 780 mil”, nos dijo Arias. “Le está diciendo mentiras al país”.
“Le pedimos al Gobierno que reconozca la realidad del costo. Se está equivocando garrafalmente, las cifras que tienen son equivocadas”, nos dijo el representante Vallejo.
Así, todos los sectores cafeteros están a la espera de que el Gobierno diga en cuánto va a poner el disparador, cuánto dinero le va a inyectar a la crisis y qué otras propuestas tiene, lo que puede ser determinante para que por lo menos una parte salga o no a protestar.
La bancada cafetera y la Federación están impulsando el proyecto de ley que busca el piso mínimo en seguridad social para los trabajadores del sector agropecuario. Ya se aprobó en plenaria de Cámara y ahora está en tercer debate en la comisión séptima del Senado.
“No tenemos las mayorías en el Congreso para aprobarlo pero logramos incluirlo en un artículo en el Plan Nacional de Desarrollo que recoge lo sustancial del proyecto, que es darle beneficios económicos periódicos, un microseguro y cobertura en salud al gremio”, nos dijo el representante Gabriel Vallejo de Risaralda.
Además, la Federación propuso desligar el precio interno de los de la bolsa de Nueva York. Aunque contó con el respaldo de la bancada cafetera en un principio, la idea genera dudas porque si no se hace con un grupo de países productores corren el riesgo de quedarse sin compradores.
El directivo de la Federación José Eliécer Sierra, nos dijo que el gremio es consciente de eso, por lo que vienen convocando a países de Centroamérica que están en la misma situación de altos costos y bajos precios, y tienen un café similar. La otra semana en el Consejo Internacional del Café, en Kenia, buscarán sumar más apoyos.
A pesar de eso al Gobierno no le gusta la propuesta, porque al desligar el precio nacional de la bolsa no podrían utilizar instrumentos financieros que ofrece ese mercado para financiar el Fondo de Estabilización de Precios, y porque le apuesta a la diplomacia comercial; esto es, llegar a acuerdos con los países compradores para que presionen a las empresas a fijar precios más justos.
Lo está haciendo de la mano de la bancada cafetera, según el representante Vallejo, quien dice que con el senador Corrales y el canciller Carlos Holmes, están diseñando una estrategia mundial para visibilizar la crisis.
Además quieren desplegar una campaña para incentivar el consumo interno de café, porque a la fecha en Colombia solo se consumen dos millones de sacos mientras se exportan alrededor de 14.
Dignidad Cafetera le apuesta algo parecido.
Quiere pedirle a Duque que lidere un “club de países productores y exportadores de café suave para discutirle a las multinacionales los precios que imponen”, nos explicó Óscar Gutiérrez, directivo del movimiento.
También quieren que el Gobierno se comprometa a resolver de fondo el problema de las deudas de los cafeteros en los bancos, “desde refinanciación hasta condonación de una parte de la deuda, los intereses y los costos de abogados”, dice Gutiérrez.
Pero para el Gobierno la pepa del asunto no está ni en el subsidio ni en el precio, sino en la necesidad en trabajar en la productividad, que está atada a la renovación de 100.000 hectáreas, y en la rentabilidad, que está atada a la necesidad de mecanizar la recolección y bajar el costo de los insumos.
En todo caso, la Viceministra nos dijo que están abiertos al diálogo, a escuchar y analizar las propuestas.
Hoy el Ministro, Andrés Valencia, asistirá a la Asamblea de las Dignidades con este mensaje y la noticia de que el Gobierno está de acuerdo con la idea volver a destinar los 95.000 millones de pesos para los incentivos.
Pero falta ver si logra convencerlos de no irse a paro, una propuesta que está sobre la mesa a pocos meses de las elecciones regionales.