El Alcalde de Bogotá incumplirá por sexta vez con la fecha que él propuso para abrir la licitación. Detrás de esas prórrogas hay inconvenientes poco conocidos que han hecho más caros los estudios.
El autogol de Peñalosa con sus plazos para el metro
Este lunes 6 de agosto, el alcalde Enrique Peñalosa incumplirá por al menos sexta vez su promesa de abrir la licitación del metro, a pesar de que desde hace varias semanas ha anunciado que lo haría en esa fecha para celebrar el cumpleaños 480 de Bogotá al lado del presidente Juan Manuel Santos, que ese día termina su gobierno.
Realmente, ese proceso está previsto para abrirse en octubre.
Por otra parte, esta semana se conoció que fue prorrogado por un año el contrato con los consultores encargados de hacer los estudios y de acompañar la licitación, y aunque oficialmente se argumenta que eso no obedece a ningún problema, los documentos del proceso sí dan cuenta de que se hizo para realizar “ajustes”.
Esas dos noticias ratifican que para Peñalosa el cambio de un metro subterráneo a uno elevado ha sido más difícil de lo que él pintó, y que detrás de tanta prórroga ha habido inconvenientes poco conocidos que han hecho más dispendioso, y caro, el camino a abrir la licitación del metro.
Más tiempo y más plata para los consultores
Esta semana se conoció que el contrato que la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN) firmó con la francesa Systra y la colombiana Ingetec para que hicieran los estudios del metro elevado y acompañaran la licitación, pasó de durar 14 meses (con plazo de terminación en marzo de 2018) a 27 meses (con plazo para culminar en mayo de 2019, cuando se espera elegir al constructor del metro).
Para el concejal de Progresistas, Hollman Morris, que reveló esa prórroga a manera de denuncia, eso implica que los estudios del metro no están listos a pesar de lo que han dicho la Alcaldía y la Nación.
La Empresa Metro, a través de su oficina de prensa, lo negó argumentando que la prórroga no la hicieron por falta de estudios, sino con la idea de que la FDN y sus consultores “acompañen el proceso licitatorio hasta la adjudicación”. Lo mismo le respondieron en la FDN a La Silla Cachaca.
Pero ninguna de las dos es el motivo de la prórroga.
De acuerdo con los documentos del proceso, la principal razón es que “será necesario realizar ajustes al modelo de contratación” del metro.
Ese modelo está pensado para que en una sola licitación sea escogida la empresa que construirá la obra y luego operará el sistema.
Aunque los documentos no precisan los ajustes que se harán, ni su envergadura, sí explica que la idea de hacerlos surgió ante los comentarios de las empresas que ya manifestaron su interés de construir el metro.
No dice que la razón de la prórroga sea porque los estudios no están listos, como asegura el concejal Morris, aunque el nuevo plazo sí les permite a Systra e Ingetec tener más tiempo para terminar con sus obligaciones, que además de los estudios son, por ejemplo, ayudar a elaborar los prepliegos y pliegos que permitan abrir la licitación.
(Sin embargo, hasta ahora la oposición mantiene dudas sobre los estudios porque, aunque en teoría están terminados y listos en fase de factibilidad, no han sido publicados totalmente. En la página de la Empresa Metro, por ejemplo, aparecen sólo algunos. La Silla Cachaca preguntó desde el lunes en la Empresa por qué no estaban todos y hasta el cierre de esta historia no habían respondido).
El caso es que por la prórroga del contrato, Systra e Ingetec pidieron 4 mil millones de pesos más, con lo que el contrato pasará a costar 27 mil millones.
Y eso se suma a las otras dos adiciones que ya les habían hecho, y de las cuales poco o nada se ha hablado.
Primero fue en septiembre de 2017 para que esas firmas se encargaran del diseño e imagen de las estaciones, después de que fracasó un concurso para que otras empresas lo hicieran. Por eso les asignaron la responsabilidad a Systra e Ingetec y les aprobaron 630 millones de pesos adicionales.
La otra adición fue en abril de este año, cuando les aprobaron 1.125 millones de pesos más porque la banca multilateral, que será la que preste la plata, exigió un plan para socializar los estudios de impacto ambiental y social de la obra, algo que no estaba contemplado.
En medio de eso, e incluso desde antes, es que Peñalosa ha venido cambiando la fecha para abrir la licitación.
Los tumbos
Cuando Peñalosa ganó la Alcaldía en octubre de 2015, los estudios que había dejado Petro para el metro subterráneo estaban en un nivel de diseño básico avanzado, y lo que seguía era asegurar la plata del Distrito y la Nación para financiarlo, algo necesario para abrir la licitación.
Recién elegido, Peñalosa hizo oficial su idea de cambiar la estructura a una elevada, y su primer anuncio sobre la licitación fue que podría abrirla en febrero de 2017, calculando que para llegar a ese paso se demoraría apenas cuatro meses más de lo que se esperaba para el subterráneo. Recién posesionado, la adelantó para finales de 2016; cuando se acercaba este plazo, lo amplió para “el segundo semestre de 2017”, y llegado ese tiempo anunció que ahora sería para fines de 2017; de ahí cambió a mayo de 2018; y finalmente pasó al 6 de agosto, pero ya es claro que eso no ocurrirá porque lo que se hará ese día es anunciar el inicio del proceso de selección, en el que se surten unas etapas previas para calificar a las empresas interesadas en la obra antes de abrir formalmente el proceso.
Aunque hasta ayer la Empresa Metro de Bogotá no daba detalles sobre la fecha que ahora se maneja oficialmente, la FDN le confirmó a La Silla Cachaca que el nuevo plazo es octubre.
Lograrlo es importante políticamente para Peñalosa porque así podrá reforzar la idea de que llevó el proyecto a un punto al que ningún otro alcalde lo había llevado.
Por lo pronto, esos aplazamientos constantes le han dado munición a la oposición, que ya incluso lo trata de mitómano, o lo cuestiona por invertir en publicidad para promocionar una obra que no ha comenzado a construirse.
Él, que ayer insistió en que todo "va viento en popa", recientemente admitió que armar la licitación “ha sido un trabajo lentísimo, de una complicación inmensa", con lo que confirmó que al plantear tan fácil la cosa en un comienzo terminó por meterse un autogol.