Revisamos la millonaria contratación directa, hasta ahora, para habilitar la atención en UCI y encontramos que contrataron empresas idóneas y a buen precio, pero el proceso se ralentizó por decisiones del Gobierno y no sólo por la sobredemanda.
El camino de 426 mil millones del Gobierno para los ventiladores
Según las estimaciones oficiales, para el peor momento de la pandemia del covid, Colombia deberá haber adquirido 7.176 ventiladores adicionales para habilitar la atención en las Unidades de Cuidado Intensivo, que son vitales para la atención de los pacientes con coronavirus que se agravan y cuyo alistamiento fue una de las principales razones de la cuarentena.
En momentos en que estamos a punto de atravesar ese primer pico, de esa cifra, el Gobierno Nacional lleva comprados 4.458 (más otros que han adquirido los entes territoriales que no están cuantificados y 234 que han donado Estados Unidos, Holanda y la multinacional Nestlé), en una millonaria contratación directa que, bajo la figura de la urgencia manifiesta, fue entregada en 12 contratos por un total de 426.457 mil millones de pesos.
La Silla Vacía siguió el rastro de esa inversión, revisando los procesos contractuales y quiénes son los contratistas, y encontramos que, en general, se contrataron empresas idóneas y a precios que están por debajo de la media internacional.
Sin embargo, el proceso de adquisición se ralentizó por decisiones internas del Gobierno y no sólo por la sobredemanda internacional, que es hasta ahora la explicación que ha dado el Ministerio de Salud.
Estas son las conclusiones de lo que encontramos:
Se ralentizó el proceso de compra y no sólo por la sobredemanda
Como contó La Silla, cuando arrancó la crisis, Colombia tenía 5.349 ventiladores, de los cuales solo 2.675 podían liberarse para atender a los pacientes que se agravaran por la enfermedad.
Como en total, para el peor momento, tienen que haber 9.851, el reto era adquirir 7.176 más para que el sistema de salud no colapsara.
Una vez se confirmó el primer caso de covid en el país, el pasado 6 de marzo, el Ministerio de Salud abrió una convocatoria para que todas las empresas interesadas en venderle ventiladores al Estado enviaran cotizaciones.
Según el reporte oficial, entre el 20 de marzo y el 1 de mayo un total de 100 empresas presentaron 145 ofertas; sin embargo, de esas solo nueve cumplieron con los requerimientos del Gobierno.
La mayoría quedó descartada porque los ventiladores que ofertaron no cumplían las especificaciones del Ministerio -fueron acordadas con la Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo-, no entregaban los dispositivos en el lugar, o tenían fechas de entrega superiores a septiembre de este año. Además, hubo una que cumplió con todas las especificaciones pero no firmó el contrato porque no obtuvo las pólizas de garantía.
Todos esos contratos del Minsalud se suscribieron entre el 30 de marzo y el 7 de mayo por un total de 230 mil millones de pesos e incluyeron la venta de 2.767 ventiladores al país (poco más de una tercera parte de la meta de adquisición de estos dispositivos que se trazó Presidencia).
Aunque para ese entonces el ritmo de compra estaba acelerado -aún con la sobredemanda mundial, encontraron proveedores-, un decreto que cambió la estrategia de compra empezó a demorar el proceso.
Lo que ocurrió es que Presidencia le delegó las compras de la pandemia a una subcuenta delegada para la Mitigación de Emergencias del covid-19, que pertenece a la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y depende del gerente del Covid, Luis Guillermo Plata, y el cambio de cabeza hizo que las compras empezaran a ponerse lentas.
Primero porque con el cambio de funciones el Minsalud no podía contratar y la Subcuenta tenía que crearse y esto tardó más de dos semanas; y segundo porque la Subcuenta se tomó más tiempo en los procesos de selección.
Para arrancar el proceso de cambio, el Minsalud le entregó a la Subcuenta una lista de 17 potenciales proveedores cuyos equipos ya habían sido aprobados técnicamente por el equipo evaluador del mismo Ministerio.
Aunque en principio eso permitía que la compra siguiera el ritmo que traía, lo que pasó fue que la Subcuenta del covid arrancó el proceso de cero y les pidió cotizaciones a los 17 proveedores. De esos, 14 presentaron oferta y lo particular fue que la evaluación arrojó que lo que cotizaron no necesariamente cumplía con los requerimientos técnicos para la compra de ventiladores, pese a que el Ministerio ya les había dado ese aval técnico.
Al final, la Subcuenta terminó descartando a ocho oferentes de la lista inicial que ya estaba aprobada técnicamente por el Minsalud porque sus equipos estaban fuera de las especificaciones, por lo que al final queda la duda sobre si la primera revisión del Ministerio, que a la postre cercó la contratación en la Subcuenta a estos 17 proveedores, quedó mal hecha.
La tercera razón por la que el ritmo de compra de ventiladores se ha desacelerado tiene que ver con que la Subcuenta se encarga solo de la evaluación de los aspectos técnicos y jurídicos, y la contratación recae sobre la Fiduprevisora -antes todo el proceso lo tenía el Minsalud-, que es la que desembolsa la plata y esta no siempre ha estado a la mano.
Y la cuarta, tiene que ver justamente con que no todos los recursos para atender la emergencia han estado disponibles desde que la Subcuenta asumió la responsabilidad de administrar la plata de la pandemia para salud.
“Hubo un desembolso inicial de 400 mil millones de pesos, con esa plata se procedieron a hacer las primeras compras, y el 23 de junio nos asignaron otros 800 mil millones de pesos”, explicó Adriana Jímenez, gerente de la Subcuenta Covid.
Aunque de los 14 que enviaron cotización a la Subcuenta, seis resultaron habilitados, solo se han suscrito contratos por parte de la Subcuenta con tres firmas: dos el 18 de junio y uno el 25 de junio. (vea base de datos)
Los otros tres oferentes que quedaron habilitados y que representan la adquisición de 3.895 ventiladores, un mes después de la evaluación no han cerrado el trato para entregarlos, principalmente porque no toda la plata estaba disponible para hacer las compras.
Sin embargo, dado que ha transcurrido tanto tiempo desde el momento de la oferta, existe la posibilidad de que ya no tengan la misma disponibilidad o que los precios que ofertaron hayan variado debido a que la demanda mundial de estos equipos sigue siendo alta.
Así que la compra de ventiladores empezó a caminar lento, partiendo de que la meta de compra para el momento álgido de la pandemia era de 7.176 ventiladores y las cuentas van en 4.692 (contando los 234 donados).
Todos los contratistas (menos uno) tienen experiencia en la venta de equipos de médicos
De los 12 contratos que revisamos suscritos tanto por el Ministerio de Salud como la Subcuenta para la Mitigación de Emergencias covid-19 y que equivalen a una inversión de 426 mil millones de pesos, hay 11 que quedaron en manos de empresas que se mueven dentro del gremio de la venta de equipos biomédicos en el país.
Esas mismas empresas ya han contratado con el sector público y no solo se dedican a la venta de los ventiladores, sino que también venden repuestos, les hacen mantenimiento a los equipos y tienen personal especializado para cumplir esa tarea.
Eso es clave porque más allá de la venta del equipo en sí mismo, es necesario que sea instalado, programado, calibrado y que los proveedores capaciten al personal médico que lo usará.
Sin embargo, dado que el 28 de marzo se expidió una resolución que disminuyó los requisitos a la importación de esos equipos y los declaró ‘vitales no disponibles’ -significa que son considerados dispositivos indispensables, pero que hay riesgo de desabastecimiento en el país- se abrió la puerta para que empresas locales pero sin experiencia empezaran a traerlos al país.
Eso, según le explicó a La Silla Marisol Rojas, directora de la Cámara de Dispositivos médicos de la Andi, gremio de industriales más grande del país, es riesgoso para el país.
“Ahora hay empresas y personas naturales que ven una oportunidad de negocio, pero este tipo de productos ameritan una relación con el proveedor que va más allá de la transacción comercial, y es un motivo de preocupación que se estén vendiendo ventiladores de esa manera”.
Aunque en los contratos que suscribió el Ministerio directamente ninguna empresa está fuera del gremio, uno de los tres que ha firmado la Subcuenta de Covid, se firmó con una empresa que no tiene carrera en el sector de los equipos biomédicos.
Se llama UB SAS, empresa cuya actividad comercial principal es la comercialización de licores, y que fue una de las 17 firmas que el Ministerio de Salud alcanzó a evaluar pero con las que no firmó contrato porque la competencia de adquirir los ventiladores pasó a manos de la Subcuenta para la emergencia del covid.
Desde 2017 esa firma agregó a su objeto en la Cámara de Comercio la prestación de servicios de salud e importación y comercialización de medicinas, equipos y dispositivos médicos, así como otras actividades tan diferentes como desarrollo de call center e interventorías. Tras rastrearla no encontramos que hubiera ejecutado contratos para suministro de equipos médicos o afines a la rama de la salud.
Esa firma le vendió al Gobierno 900 ventiladores, uno de los volúmenes por contrato más grandes hasta ahora, por 93 mil millones de pesos.
De los 12 contratistas que se convirtieron en los principales proveedores de ventiladores en el país, la que ofertó el mayor lote fue Instrumentación SA, una firma bogotana que tiene la exclusividad de la distribución de la marca gringa Carefusion, y que vendió mil ventiladores.
Por su parte, la que menos equipos le ofertó al Estado fue Maquet Colombia SAS, empresa de la que es dueña Maquet Holding AB, marca que fue adquirida por el grupo sueco Getinge, uno de los principales productores de ventiladores del mundo, y que cerró la venta de 29 ventiladores, de los 4.458 que hasta ahora se han comprado para el país.
La disparidad en la oferta de cada distribuidor se debe a que cada empresa debe solicitar a su casa matriz los equipos, y por la sobredemanda mundial no todos tienen la capacidad de ofertar la misma cantidad.
(Vea los detalles de cada empresa en la base de datos del final).
Los precios, aunque en algunos casos altos, están dentro de la media internacional
En promedio el país ha pagado 95,6 millones de pesos por cada uno de los 4.458 ventiladores que ha comprado hasta ahora.
El precio, que es de 21 mil dólares a cambio 4.300 (la tasa promedio que operó durante la compra de la mayoría de dispositivos), está por debajo de la media en el continente, que osciló al inicio de la pandemia entre 28 mil y 34 mil dólares -como contó el Centro Latinoaméricano de Investigación Periodística, Clip, en esta investigación.
Además, lo que se pagó en Colombia en promedio por cada ventilador, es similar a lo que pagaron países europeos como Austria y República Checa.
Los ventiladores más caros que ha comprado el país hasta ahora fueron los que pagó la Subcuenta de emergencia para el Covid con una unión temporal integrada por ET Services y Quirurgil, empresas que suscribieron cada una un contrato por aparte con el Minsalud.
El valor de cada ventilador en ese contrato estuvo entre 36 mil y 42 mil dólares con un cambio de 3.824 pesos por dólar (compraron de tres tipos), y esos equipos fueron casi el doble de caros con respecto a los que cada empresa por aparte le vendió al Minsalud.
Según le explicaron a La Silla en el Ministerio de Salud y en la Subcuenta, la diferencia entre los precios tiene que ver con factores como la sobredemanda mundial de estos equipos biomédicos, que, entre otras, hizo que los valores de venta se dispararan por la dificultad para conseguirlos.
Además, la fluctuación incluye factores que van desde las especificaciones del dispositivo (no todos son exactamente iguales), la tasa de cambio que está vigente el día de la compra, y la cantidad de dispositivos que se compran, hasta que en el mercado mundial no existe una regulación que aplique a la venta de ventiladores.
Los ventiladores más baratos fueron comprados por el Ministerio de Salud directamente, costaron solo 11 mil dólares a una tasa de cambio de 4.300 pesos por dólar, y fueron adquiridos con Mindray Medical Colombia, la filial de la fabricante china de estos dispositivos.