El candidato de Tavera

Silla Santandereana

Victor Manuel Ortiz, candidato a la Cámara de Representantes, y Miguel Ángel Pinto, candidato liberal al Senado.

En el último mes Víctor Manuel Ortiz pasó de ser prácticamente un anónimo en Santander a uno de los candidatos con más maquinaria y poder detrás de su aspiración.

En el último mes Víctor Manuel Ortiz pasó de ser prácticamente un anónimo en Santander a uno de los candidatos con más maquinaria y poder detrás de su aspiración. Para elegirlo , el gobernador Didier Tavera no solo tiene andando a toda la maquinaria de ´Palacio Amarillo’ (incluído su poder en los municipios), sino que también está forjando una nutrida red de apoyos que incluye a políticos de varias vertientes.

De desconocido, a sujeto a vencer

Desde que Didier Tavera se eligió en la Gobernación de Santander y fracturó al liberalismo local al desconocer a los políticos que fueron claves en su aspiración, las legislativas se convirtieron en el escenario principal de una puja interna que tiene como trofeo el manejo del partido.

 

El pulso es importante porque quienes ganen el 11 de marzo tendrán voz y voto en las locales de 2019, cuando el partido espera recuperar la Alcaldía de Bucaramanga y mantener la Gobernación.

Así que para hacerle frente, además de que se reconfiguraron los bandos rojos en la región, renacieron alianzas que se daban por enterradas, y hasta el Gobernador abrió su propia baraja para elegir a un ahijado.

Inicialmente el nombre de Alexander ‘chicharrón’ Vargas, un exasesor suyo que renunció justo cuando vencía el tiempo para no inhabilitarse, fue el que se metió en el sonajero; pero desde finales del año pasado en el Santander político empezó a rodar el nombre de Víctor Manuel Ortiz Joya, quien finalmente fue el ungido.

Con esa decisión, Tavera le pegó a varias bandas al tiempo.

Por un lado, escogió a alguien de su primer círculo, por otro, sacó al ruedo a un candidato que no tiene cuestionamientos en entes de control, y, además, se aseguró de que, según le contaron dos fuentes de su grupo a La Silla, fuera alguien que pudiera manejar.

Ortiz Joya es un abogado egresado de la Universidad Santo Tomás de Bucaramanga, especialista en derecho administrativo y seguridad. Nació en Ocaña, pero siendo niño llegó a vivir a Bucaramanga y desde entonces se conoció con el ahora gobernador Didier Tavera, de quien fue vecino. 

Ortiz y Tavera estudiaron en la misma universidad la misma carrera, e incluso su lazo de amistad es tan cercano que en 2014 ambos viajaron a España a hacer la misma maestría de dirección y gestión en sistemas de seguridad social en la Universidad Alcalá de Henares.

Aunque Ortiz ha tenido una carrera menos visible que la de Tavera, también ha hecho gran parte de su trayectoria en el sector público.

A inicios de la década del 2000 fue director jurídico del Seguro Social (La Silla no logró comprobar a través de qué grupo recibió el nombramiento y Ortiz dijo que había sido por méritos), ha sido asesor de alcaldías, e incluso del Invías el año pasado (ese contrato lo obtuvo por recomendación de Miguel Ángel Pinto, su fórmula al Senado), pero el cargo más importante que ha tenido hasta ahora ha sido el de Procurador delegado para temas laborales en la era de Alejandro Ordóñez.

Si bien en marzo será la primera vez que Ortiz hará política electoral, no es la primera que ha estado envuelto en temas políticos. 

En 2012 mojó prensa como líder de un movimiento ‘Sí al Procurador’, que nació para tratar de presionar la reelección de Ordóñez en el Ministerio Público, quien cuatro años más adelante fue tumbado por haber incurrido en el ‘yo me elijo, tú me eliges’ con magistrados y congresistas para permanecer en ese cargo.

Pese a ese antecedente, Ortiz le dijo a La Silla que no era conservador y que no había militado en ningún partido. Además, aseguró que la afinidad ideológica de su hermano, Dilmar Ortiz, quien fue Defensor del Pueblo y ha ocupado varios cargos públicos como cuota conservadora, tampoco tenía que ver con él.

Pero más allá de su origen político, Ortiz también ha sido contratista, algo que le ha permitido acercarse a políticos por cuenta propia. 

El case y la engallada

Además de tener a Didier Tavera de su lado, algo que el candidato le negó a La Silla, uno de los primeros apoyos que sumó Víctor Manuel Ortiz una vez arrancó la carrera formal por el Congreso, fue al destituido exalcalde de Floridablanca, Néstor Díaz Barrera, cuya familia decidió desistir de ir con ficha propia en la contienda.

Si bien parte de su aterrizaje en esa aspiración coincidió con el hecho de que su hermano -Carlos Díaz- está en la dirección del Instituto de Deportes de Santander, Indersantander, y dos fuentes de adentro de la Gobernación, nos dijeron que la condición para que mantuvieran esa participación era respaldar a Ortiz; detrás hay un hilo que los une.

El candidato y su esposa, Ana María Ramírez González, fueron contratistas en la administración de Díaz.

La Silla encontró que a través de Gestión Humana Empresarial, una firma que montó Ortiz en 2009 con el fin de asesorar y hacer consultorías en temas jurídicos y contables, él y su esposa (quien además fue asesora del exalcalde) ejecutaron varios millones en Florida.

Por ejemplo, Ana María Ramírez recibió un contrato para asesorar jurídicamente la Escuela de Capacitación del municipio, Ecam, dos semanas antes de que le entregaran a su esposo otro contrato para dictar talleres sobre educación sexual y consumo de drogas a profesores, cuando su experiencia es en derecho y seguridad social.

Sobre esa empresa, Ortiz le dijo a La Silla que ya no era de él. Sin embargo, sigue estando en manos de su familia. 

En la Cámara de Comercio figura como representante legal Diego Ramírez González, hermano de su esposa, y Ligia Gómez Hernández, una abogada que hasta diciembre pasado fue contratista de la Alcaldía de Bucaramanga, y en redes sociales es amiga de Ana María.;/p>

Adicional al apoyo de Néstor Díaz, la aspiración de Víctor Ortiz ha ido sumando una serie de aliados ligados a la injerencia de Tavera.

El más reciente fue el de los Tamayo, familia que maneja el Partido de La U en Santander,  y que pese a que presentó lista a la Cámara con Diego Tamayo, el menor de ese grupo, a la cabeza, decidió desistir. 

El aterrizaje lo detonó la caída de los acuerdos que esa familia quería concretar para el 11 de marzo dentro de su propio partido. 

La Silla supo que a un día de que se venciera el plazo para modificar la lista, el político de Barranca Jonathan Vásquez, la exalcaldesa de San Vicente de Chucurí, Emilce Suárez, y Herbert Sánchez Cominos (quien resultó en la lista del viejo PIN) decidieron desistir de su aspiración. 

“Todo se desbarató en pocas horas. Se dejó la lista con los provisionales para ver qué se podía armar, pero al final las cuenta no alcanzaban por ningún lado”, le dijo una fuente de ese grupo a La Silla. “El Gobernador habló con el diputado Luis Tulio Tamayo y le propuso que se sumara a la aspiración de Víctor”

Esa misma fuente, que lo supo de primera mano, nos aseguró que todo el acuerdo cuajó el viernes pasado, luego de que Diego Tamayo renunciara a la lista formalmente.

“En la noche hubo una reunión en el despacho y se acordaron los términos de la alianza”, explicó.

La Silla no logró saber los detalles del acuerdo, pero lo que sí confirmamos es que en parte estará dado en la representación burocrática de los Tamayo en la Gobernación.

Adicional a los Tamayo, dos fuentes de adentro de la campaña nos aseguraron por aparte que el siguiente en entrar será el político barranqueño, Alfonso Eljach, para reforzar en el Magdalena Medio la aspiración de Ortiz.

Eljach nos negó que eso fuera cierto; no obstante, las dos fuentes nos dijeron que todo está dado para que lo nombren la próxima semana. 

Si es así, o incluso si al final no resulta ese nombramiento, lo que sí está claro entre los funcionarios de la Gobernación de Santander es que la orden es moverse para impulsar al ahijado de Tavera.

La maquinaria

Como contó La Silla, la primera vez que quedó en evidencia que la Gobernación estaba detrás de Ortiz fue a mediados del mes pasado, cuando a dos días de haber formalizado su inscripción, el candidato apareció en una cena junto a funcionarios  y contratistas de la administración dándoles un discurso de campaña. 

En adelante, seis fuentes de adentro de la administración, nos aseguraron que la orden es asistir a todos los eventos de Ortiz, hacerle propaganda y llevarle gente a las manifestaciones.

Por ejemplo, hace dos días contratistas del ‘Palacio Amarillo’ tuvieron que asistir e invitar, al parqueadero del Hotel Chicamocha para acompañar el acto de lanzamiento oficial de la campaña de Ortiz, que tal y como lo registró la misma campaña tuvo un lleno total.
 

“Es que solo póngase a mirar qué político nuevo es capaz de llenar solo un evento como esos. La gran mayoría éramos de la Gobernación”, dijo a La Silla una de esas fuentes. 

En Cimitarra, municipio al que Ortiz llegó el sábado a promocionar su campaña junto a Miguel Ángel Pinto, su fórmula al Senado y el otro candidato directo de Tavera en la carrera, dos fuentes de adentro nos dijeron que el evento había sido organizado por la Alcaldía.

“Las sillas eran de la casa de la cultura, el sonido de la Alcaldía, hasta los sofás blancos de la tarima son del despacho del Alcalde”, dijo una de esas fuentes.

La Silla no logró comprobar eso, pero sí encontró que el animador es el jefe de prensa del Alcalde, y que el director del Sisbén en el municipio promocionó el evento.

“A todas las Alcaldías las están aprentando para apoyar a Víctor. Les están condicionando eso a que lleguen obras”, nos dijo una fuente de adentro de la Gobernación. 

Tres candidatos de otros partidos nos dieron la misma versión, que coincide, en el caso de Cimitarra, con que mientras el alcalde es de La U, su administración se está moviendo por los liberales.

Además, dentro de la misma Gobernación Ortiz tiene aliados de frente. 

Yebrail Castro, un empresario de medios que actualmente, según las versiones de tres periodistas, tiene el manejo de la oficina de comunicaciones y asesora la repartición del plan de medios (la pauta de la Gobernación), también tiene dentro de sus clientes la campaña de Víctor Ortiz. 

Además, Julián García Wren, exjefe de prensa del anulado exprocurador Alejandro Ordóñez y quien se conoció con Ortiz en esa entidad, nos reconoció que era asesor del candidato y que además tenía una relación con la Gobernación de Tavera; sin embargo, cuando le preguntamos cuál era, no nos precisó. 

El más llamativo es Hernando Fontecha, uno de los hermanos de Didier Tavera, que, como contamos el año pasado, se convirtió en una suerte de gestor social en el departamento. 

Desde que arrancó la campaña, prácticamente se ha convertido en el segundo de Ortiz.

El último y que nos nombraron con más frecuencia fue el secretario de Desarrollo de Santander, Samuel Prada Cobos, a quien describieron como el “gerente de 
campaña” de Ortiz dentro  de la administración. 

Prada Cobos, quien dirige la ‘Expedición Santander’, programa que ha sido cuestionado por serutilizado para hacer política en el departamento, negó que eso fuera cierto y aseguró que conocía a Víctor porque fue funcionario de la Procuraduría.

Con el escenario cómo está ahora, Ortiz, quien le negó a La Silla tener el respaldo del Gobernador o de su maquinaria pese a todos los hilos que los unen, tiene a su favor un aliado que le puede arrastrar votos en las provincias (tradicionalmente ponen el 40 por ciento de la votación de Santander.)

Sin embargo, en el área metropolitana, donde los liberales la tienen cuesta arriba para conseguir votos por el desprestigio del partido, donde Ortiz no tiene a ninguno de los 10 concejales de su lado debido a la ruptura que ocasionó Tavera, y donde además tiene que competirle a las otras maquinarias, va a tener más complicado el camino. 

El 11 de marzo, cuando con votos se dirima el pulso entre los rojos de Santander y los pesos se reacomoden, entre los liberales habrá un nuevo mandamás. 

Si Ortiz logra despegar más allá de la maquinaria y obtiene la mayor votación del partido en la región, Tavera ganará el derecho de dar el aval a la Alcaldía de Bucaramanga para 2019, cargo al que su tía Claudia López (la esposa del candidato al Senado Miguel Ángel Pinto) le está apostando
 

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