Con la decisión de declarar el cese bilateral que empezó en la madrugada, Santos viola una promesa que le había hecho a los militares pero minimiza la posibilidad que por un error de un soldado se vaya al traste el Acuerdo logrado en la Habana.
El cese bilateral posibilita la Conferencia de las Farc
A partir de esta madrugada, comenzó el cese bilateral de fuego entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc. Con esa decisión, el Presidente viola una promesa que le había hecho a los militares pero minimiza la posibilidad que por un error –o por cumplir la ley- un soldado le dispare a un jefe guerrillero y se vaya al traste el Acuerdo Final logrado en la Habana. Sobre todo, en los próximos días cuando guerrilleros se estarán movilizando por todo el país.
Como contó en julio La Silla, desde hace más de un mes se venía discutiendo en un círculo pequeño del Gobierno sobre la conveniencia de declarar una tregua antes de la firma del Acuerdo Final.
Había posiciones encontradas.
De un lado estaban los que defendían la idea, con el jefe del equipo negociador Humberto de la Calle a la cabeza, porque creían que era demasiado riesgoso para el proceso en su etapa final que un error como el enfrentamiento accidental en La Uribe, Meta llevara a que le pasara algo a alguno de los jefes guerrilleros.
Del otro lado, estaban los militares que consideraban que el Presidente les había dado una “línea roja” muy clara al comienzo de la negociación en el sentido de que habría un cese bilateral solo cuando hubiera un Acuerdo Final firmado con las Farc, concentración de tropas de la guerrilla y verificación internacional.
Sin esas condiciones satisfechas, su temor era que con una tregua oficial, los soldados no pudieran controlar las actividades ilegales de narcotráfico, minería ilegal y extorsión de los guerrilleros y que los guerrilleros aprovecharan sus últimos días armados para fortalecer sus finanzas.
Al final, el Presidente terció en la discusión con una fórmula intermedia: esperó a que el Acuerdo Final fuera anunciado para que lo pactado sobre dejación de armas ya fuera un compromiso firme y declaró el cese bilateral antes de que la guerrilla se concentre y que la verificación internacional esté totalmente en firme.
Una de las razones prácticas para hacerlo antes de que la firma de la paz sea un hecho –una vez Santos y Timochenko firmen el Acuerdo y gane el Sí en el plebiscito- es que en las próximas semanas habrá un gran desplazamiento de guerrilleros desde varias zonas del país. Los mandos se estarán moviendo hacia la Décima Conferencia Guerrillera y los rasos hacia las zonas intermedias desde donde saldrán para las zonas de concentración si gana el Sí. En ambos escenarios, un encuentro entre militares y guerrilleros es altamente probable.
La conferencia
Entre el 13 y el 19 de septiembre, en la zona de los Llanos del Yarí, en San Vicente del Caguán, en el Caquetá, se reunirán unos 200 delegados de la guerrilla, incluyendo los 25 del Estado Mayor.
Es la reunión más importante de las Farc –se han realizado nueve desde su fundación- porque allí se protocolizan las decisiones estratégicas de la guerrilla, “la Democracia de los Proletarios revolucionarios”, como lo llamó en su último comunicado el jefe de las Farc ‘Timochenko’.
Esta que viene será particularmente significativa porque oficializarán la decisión de dejar de existir como grupo armado y porque, además, será transmitida en vivo por los medios tradicionales de comunicación pues las Farc están invitando a los periodistas a cubrirla.
Que esta Conferencia vaya a ser vista en directo por los colombianos será todo un desafío para la campaña del Sí y para el Gobierno.
Como es de esperarse, ver a tantos guerrilleros armados –así sea hablando de paz- no será una imagen fácil de asimilar.
Si a eso se le agrega que seguramente esbozarán sus planes revolucionarios para los próximos años –así sea especificando que los harán dentro de la democracia- el impacto será doble.
A este desafío de comunicaciones por parte del Gobierno para evitar que el evento se le vuelva en contra del Sí, se suma el de garantizarles la seguridad del desplazamiento a los jefes guerrilleros.
Se acaba la zona gris
En los últimos meses, los militares han hecho un cese de fuego de facto, evadiendo a las Farc. Las cifras de guerrilleros muertos en combate, que este año han sido cuatro, lo demuestran.
Pero aún así existía una zona ‘gris’. Cada vez más, según le contó a La Silla una fuente que conoce bien a la Fuerza Pública por dentro, los policías y los militares enfrentaban el dilema de qué hacer con los guerrilleros que se encontraban.
Sobre todo, porque los de las Farc cada vez estaban más relajados y bajaban de uniforme a la cabecera del pueblo a comprar algo, incluso a la vista de los soldados.
Con la declaratoria del cese bilateral, ese dilema se acaba y se minimiza la posibilidad de que por culpa de un agente del Estado le vaya a pasar algo a un jefe guerrillero.
Por su parte, el comunicado de ayer de Timochenko dando la orden a sus tropas de cese del fuego y hostilidades definitivo también envía un mensaje con un peso simbólico muy grande:
“A los soldados, marinos, pilotos de la fuerza aérea, policías y organismos de seguridad e inteligencia del Estado, queremos manifestarles nuestra clara y definida vocación por la reconciliación.
Las rivalidades y rencores deben quedarse en el pasado. Hoy, más que nunca, lamentamos tanta muerte y dolor ocasionados por la guerra. Hoy, más que nunca, queremos abrazarlos como compatriotas y comenzar a trabajar unidos por la nueva Colombia.
Se acabó la guerra. Convivamos como hermanos y hermanas,” dice.
Será interesante ver si la orden de 'Timochenko' cobija también suspender de manera definitiva y a partir de ya las actividades relacionadas con la economía ilegal como la minería ilegal –que no menciona el Acuerdo Final- y el narcotráfico. Si lo hace, los temores de los militares de declarar este cese bilateral anticipado habrían sido infundados.