Una misma movida política en el Cesar evidencia la muerte local de la Unidad Nacional santista y el resurgir del otrora poderoso, y cuestionado, clan Araújo de esa región: la alianza que hizo allí el liberalismo con el uribismo para ir por la Gobernación en las regionales de octubre.
El clan Araújo se reencaucha vía Uribe
Una misma movida política en el Cesar evidencia la muerte local de la Unidad Nacional santista y el resurgir del otrora poderoso, y cuestionado, clan Araújo de esa región: la alianza que hizo allí el liberalismo con el uribismo para ir por la Gobernación en las regionales de octubre.
Fruto de ese acuerdo podría llegar el respaldo a la aspiración a la Alcaldía de Valledupar del empresario Sergio Araújo Castro, miembro de la dirección nacional del uribista Centro Democrático, cuyo lema de campaña es “una vía diferente”.
La historia comienza con un encuentro, a principios de año, en la finca ‘El Ubérrimo’ del expresidente Álvaro Uribe. Una alta fuente del uribismo que estuvo le detalló a La Silla que se trató de un desayuno con los líderes más representativos del CD en el Caribe.
Hasta allí llegó como invitado el hoy candidato liberal a la Gobernación del Cesar, Arturo Calderón, quien tiene cercanía con los uribistas porque el año pasado votó a la Presidencia por su carta Óscar Iván Zuluaga.
Calderón, prosigue la fuente, dijo que se lanzaría por los rojos pero que esperaba el apoyo del uribismo, en retribución al respaldo que les dio en 2014. Por su lado, el cesarense exdirector del Invías y del INCO Álvaro José Soto también manifestó su deseo de ser candidato, él sí, con el aval del CD.
Al final, con la venia de Uribe, acordaron que había que escoger la opción más viable y buscar un mecanismo de unión.
“Fue el primer paso hacia el acuerdo, el 16 de enero en la finca ‘El Ubérrimo’, pero luego nos hemos venido reuniendo los candidatos solos. No sólo Arturo Calderón y yo, sino también el ex gobernador Rafael Bolaños, quien quiere aspirar por la Alianza Verde”, nos contó el ingeniero Soto.
Aunque ha tenido altibajos porque Calderón la ha negado en público, la alianza rojo uribista en el Cesar sigue vigente. Tanto que Soto (quien en una convención el mes pasado fue confirmado como la carta uribista a la Gobernación) nos dijo ayer que para definir candidato único el liberal propone una encuesta.
Sondeo que seguramente ganaría el mismo Calderón, quien, con la segunda votación a la Gobernación hace cuatro años y una oposición permanente, es visto como el único jugador que podría poner en vilo la hegemonía que tiene en ese departamento la cuestionada familia Gnecco.
Esa es la razón por la que hasta hace poco ese clan se estuvo moviendo para convencer al Partido Liberal de apoyarse mutuamente en octubre -y descartar un enfrentamiento con Arturo Calderón- así: liberalismo por la Alcaldía de Valledupar y los Gnecco (que son de La U) a reelegirse con otro gobernador.
El trapo rojo, que perdió casi por completo su poder regional luego de la captura por parapolítica del ex congresista Pedro Muvdi, decidió sin embargo ir por la silla de la Gobernación y enfrentarse a los Gnecco con quienes comparte techo en la Unidad Nacional santista.
Con ese paso, los liberales hicieron enemigo político común con la casa Araújo, rival histórica de los Gnecco y una de cuyas cabezas es hoy un jefe nacional uribista.
Lo anterior es una prueba de que, aunque funcione bien en el Congreso y la Casa de Nariño, la coalición santista a veces pierde cuando se enfrenta a las realidades regionales.
En el pasado dueña de las mejores relaciones con la dirigencia del país, la familia Araújo brilló en los gobiernos de Álvaro Uribe y, a lo largo de muchos años, de su seno llegaron a salir alcaldes, gobernadores, congresistas y ministros.
El clan que era de oro entró en decadencia cuando lo arropó la sombra de la parapolítica: a uno de los hermanos Araújo Castro (el ex senador Álvaro Araújo, fundador del partido Alas) y al ex gobernador Hernando Molina Araújo (primo de Álvaro, e hijo de la exministra Consuelo Araújo Noguera) la justicia los encontró culpables de haberse aliado con los paramilitares.
Otro pariente, el ex directivo de la Drummond Alfredo Araújo Castro, fue recientemente capturado (y a los pocos días dejado en libertad) para que rinda indagatoria en el proceso por la muerte de dos sindicalistas a manos del bloque norte de las autodefensas.
Según trinó en su cuenta de Twitter, el hoy aspirante Sergio Araújo Castro (hermano del ex senador Álvaro Araújo) está convencido de que esta última captura es una movida política de la Fiscalía en respuesta a su candidatura en Valledupar.
Es precisamente con Sergio que se empezaron a reencauchar.
Sergio Araújo ocupa una de las 11 sillas de la dirección nacional del partido de Uribe y fue clave para definir la estrategia electoral y los nombres de los candidatos del CD en el Caribe en las legislativas del año pasado. También fue uno de los consejeros de Carlos Holmes Trujillo, quien tras ser precandidato presidencial terminó como fórmula de Óscar Iván Zuluaga.
Su candidatura en Valledupar, confirmada por él mismo a La Silla, podría marcar un punto de resurgimiento debido a que, todo apunta, podría ser la fórmula en elecciones de Arturo Calderón, el ‘coco’ de los poderosos Gnecco.
Como lo contó La Silla, en una movida que causó sorpresa, la familia Gnecco que hoy maneja la Gobernación eligió como su carta a ese cargo en octubre al ex diputado Franco Ovalle. Su selección fue inesperada porque se trata de uno de los mejores amigos en el Cesar del vicepresidente Germán Vargas Lleras (que maneja Cambio Radical) y no alguien del bolsillo de los Gnecco.
Con Ovalle, Cambio Radical y los Gnecco sellaron una alianza que le asegurará muchos votos al cantado proyecto presidencial de Vargas Lleras en 2018.
La carta Gnecco tiene, por ahora y en una foto política que puede cambiar de un día para otro, al menos tres fórmulas para llevar a la Alcaldía:
Augusto ‘Tuto’ Uhía, quien va por firmas, puntea en las encuestas y lleva el apoyo del representante conservador de la casa Gnecco, Ape Cuello. Andrés Arturo Fernández, quien renunció al Partido Liberal, está pendiente de su aval en otra colectividad y es pariente y cercano a los Gnecco. Y el jugador que ponga Cambio Radical, hoy aliados de los Gnecco, en donde no se han podido poner de acuerdo.
Aunque una persona cercana a Arturo Calderón nos explicó que es posible que alguno de esos aspirantes termine haciendo fórmula con el liberal o que el propio partido rojo decida en unos días poner un candidato propio a la Alcaldía de Valledupar, por ahora la fórmula que le queda a Calderón es Sergio Araújo para jugar en octubre.
Calderón tiene entre sus credenciales haber sacado 126 mil votos (contra 174 mil del actual Gobernador) hace cuatro años en el Cesar. El uribismo, por su parte, fue la segunda fuerza más votada de ese departamento en las legislativas 2014 (92 mil votos sacó La U, 36 mil el CD). Y la ventaja que le sacó el presidente Juan Manuel Santos al uribista Zuluaga en la segunda vuelta presidencial fue apenas de 80 mil apoyos. Eso es poco, en comparación con los 400 mil sufragios de ventaja en el Atlántico.
No es poco capital para competirles a los considerados dueños del Cesar. Ni para pensar en la “vía” con la que los Araújo intentarán emerger de sus cenizas y volver a ser protagonistas.