El Club Campestre le echa bola negra a Aguilar

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Hugo Aguilar, exgobernador de Santander condenado por parapolítica. Foto: Tomada del canal de YouTube de Prensa Libre.

Un pequeño acto de vanidad social expuso al exgobernador de Santander, Hugo Aguilar,  y desató un auténtico terremoto social en Bucaramanga.

Un pequeño acto de vanidad social ha expuesto al ex gobernador de Santander, Hugo Aguilar, de múltiples maneras y desatado un auténtico terremoto social en Bucaramanga.

Todo empezó cuando Aguilar postuló su nombre para convertirse en socio del Club Campestre de Bucaramanga, el club más tradicional de la ciudad, creado hace 86 años, y que desde entonces se ha convertido en el activo casi que obligatorio de la clase más alta del departamento.

Como, entre otras cosas, Aguilar todavía está pagando la condena de nueve años por parapolítica, su solicitud no cayó bien entre los socios. Pero como uno de los tres asociados que postuló su nombre fue Víctor Raúl Castillo, uno de los cacaos de Santander, que además de ser presidente de la Fundación Cardio Vascular, es fundador del Hospital Internacional de Colombia, y presidente de la junta directiva de la Cámara de Comercio de Bucaramanga, echarle bola negra (como en los clubes se le dice al veto del ingreso de un nuevo socio) no era tan fácil.

Castillo, como la ha contado La Silla, es cercano a Carlos Fernando Sánchez, quien fue el candidato de Hugo Aguilar en las elecciones del año pasado; sin embargo, jamás había hecho una movida social que lo pusiera tan del lado del codenado exgobernador de Santander. 

Los otros dos socios que lo presentaron fueron Martha Pardo, madrina de matrimonio del senador e hijo de Aguilar, Mauricio Aguilar, y Juan Guillermo Barrera, un cirujano vascular que trabaja en el mismo hospital de Castillo.

La petición de Aguilar generó tanta resistencia, que incluso a la gerencia del Campestre llegaron cartas solicitándole a la Junta Directiva que se reservara el derecho de admisión del exgobernador de Santander. La oposición fue tanta que una fuente de la gerencia del Club Campestre le confirmó a La Silla que la solicitud de ingreso de Aguilar fue retirada entre el viernes y hoy.

Al final, Aguilar se quedó viendo un chispero porque no entró al Campestre y en su lugar dejó en evidencia que sí tiene plata para pagar la administración de un Club y eventualmente el valor de las acciones, un dato que le puede interesar a la justicia.

Resulta que en 2014, el exgobernador de Santander llegó a un acuerdo con la Unidad de Víctimas para pagar en cuotas de $500 mil mensuales la multa de $6.337 millones que le impuso la Corte Suprema de Justicia por haberse aliado con paramilitares en 2002 para ganar las elecciones de ese año. Aguilar los convenció que necesitaba el arreglo porque no tenía fuentes de ingreso.

Sin embargo, pese a su preacuerdo para pagar la plata que iría a reparar víctimas, y que como contó El Tiempo, tardaría poco más de mil años en cancelar, Aguilar estaba dispuesto a comprar una acción de $60 millones y pagar una cuota de gastos de administración mensual de $670 mil.

Es posible que su nuevo cargo como gerente de Calizas y Granitos SAS, una empresa de explotación de materiales no metálicos y de elaboración de concentrados para animales y abonos orgánicos, que fue constituida en 2001 cuando era diputado de Santander, de la que es representante legal su hermana, Mary Aguilar, y que tiene sede en San Gil, le haya cambiado su situación económica. 

Igual, le echaron bola negra.

 

 

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