Las contralorías locales, encargadas de vigilar el manejo del presupuesto en cada localidad, quedaron en mano de los partidos que ayudaron a elegir al actual Contralor Distrital: Juan Carlos Granados.
El contralor Granados es agradecido
Aunque el año pasado Cambio Radical se quedó con la Contraloria de Bogotá en cabeza de Juan Carlos Granados, los otros partidos que ayudaron a elegirlo también tienen burocracia en la entidad encargada de vigilar el uso del dinero del Distrito.
De las 20 contralorías locales al menos 13 están en cabeza de amigos de concejales de Cambio, el Centro Democrático, la Alianza Verde y el Partido Liberal, que apoyaron su elección. Y otro al concejal elegido por el Polo pero hoy sin partido, Venus Albeiro Silva.
Los contralores locales son poderosos porque vigilan a los Fondos de Desarrollo Local (los presupuestos de las alcaldías locales), que este año manejarán $798 mil millones. Sus reportes son el primer paso para definir si la Contraloría investiga a funcionarios de esas alcaldías que también suelen tener vínculos políticos.
El mal uso de ese poder llevó a que 3 de los 20 contralores locales escogidos el año pasado, hayan sido destituidos por escándalos: Ómar Ricardo Calderón, de Usme espera un juicio por su presunta participación en el chantaje a un contratista; Saúl Peña (que apoyó en campaña a varios concejales de Cambio), de Sumapaz, y Jhon Marlon Bañol (que, según tres fuentes, es cercano al concejal Ricardo Correa, de la U), de Rafael Uribe Uribe, porque falsificaron títulos para ser nombrados.
Esas 3 contralorías están en manos de encargados y por eso no aparecen en este artículo.
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