El coronavirus relegó a Alicia Arango a la banca

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Sus salidas en falso y las exigencias técnicas para manejar la pandemia le quitaron protagonismo a la Ministra del Interior, que hace un mes iba a jugar un papel clave.

Alicia Arango, la ministra del Interior, llegó hace dos meses a la cartera política con varias misiones centrales para el Gobierno en ese momento: reforzar la frágil gobernabilidad del presidente Iván Duque en el Congreso, impulsar una agenda legislativa que le permitiera al Presidente dejar su impronta y ser la voz fuerte y con experiencia en filigrana política en la Casa de Nariño. 

Pero el enfoque eminentemente técnico que Duque le ha dado al manejo de la crisis del coronavirus que arrancó el mes pasado, y las salidas en falso de la Ministra han hecho que Arango haya perdido protagonismo.

Cambio de agenda

Desde que la OMS declaró en marzo la pandemia del coronavirus y obligó a un cambio forzoso de la agenda de Duque y su gabinete, el Presidente le dio prioridad a los impactos en la salud y la economía que tendría la pandemia, y decretó la emergencia económica y social el 17 de marzo. En privado, ordenó a su gabinete no entrar en peleas políticas.

 

Todo eso implicó un cambio de papel de la Ministra.

Como el Congreso no inició sesiones, quedó en vilo la agenda legislativa que Arango iba a presentar en marzo, y quedó con la tarea de coordinar con los alcaldes y gobernadores la atención de la pandemia.  Organizó la reunión con los mandatarios del 14 de marzo y la expedición de decretos para unificar las medidas de orden público. 

Pero ahí mismo arrancaron sus salidas en falso.

Justo cuando el presidente Duque anunciaba las primeras medidas en el marco de la emergencia, como la suspensión de reuniones de más de 50 personas y eventos públicos, y Bogotá preparaba su simulacro de cuarentena, Arango dijo públicamente el 16 de marzo que “no es momento para cerrar las ciudades”, medida que, debido a la tardanza del Gobierno para unificar las acciones de las regiones, muchos alcaldes ya estaban tomando, como contó La Silla Vacía.

El 18 de marzo, Arango falló en explicar públicamente los alcances del decreto de orden público que redactó su Ministerio con Presidencia para centralizar las medidas de toque de queda y cierre de fronteras que los alcaldes estaban aplicando.  Cuando le preguntaron en la rueda de prensa si el decreto suspendía el simulacro convocado por la Alcaldesa de Bogotá, no supo qué contestar, con lo cual, como contamos, provocó gran confusión entre los ciudadanos y que varios alcaldes desafiaran públicamente al Presidente.

El 19 de marzo, Arango insistía en medios que una cuarentena general “paralizaría el país”, y justo el día después, el Presidente anunció la cuarentena a partir del martes 24. 

Como contamos, a pesar de que Duque había invitado un día antes a los alcaldes y gobernadores a coordinar sus acciones frente al coronavirus con Casa de Nariño, su decisión sobre la cuarentena los tomó por sorpresa pues la Ministra, que es la encargada de esa relación, no les había avisado previamente. Eso hizo que algunos, como el de Medellín, tuvieran que flexibilizar sus medidas de aislamiento social para que la gente se reabasteciera ese martes, antes de entrar en cuarentena.

Del Ministerio del Interior nos dijeron que Arango habla todos los días con los mandatarios regionales para resolver dudas sobre los decretos y coordinar acciones de orden público con la Policía en teleconferencias o Puestos de Mando Unificados. 

Sin embargo, siguieron los problemas de coordinación.

Eso se vio con la expedición del decreto 444 el domingo 22 de marzo, que define la financiación de las medidas en relación con el coronavirus. El Fondo creado se alimenta con un préstamo que hace el gobierno de recursos del sistema de pensiones de los entes territoriales (Fonpet), lo que provocó nuevamente el rechazo de alcaldes y gobernadores porque Arango no solo no los había informado previamente al respecto, sino que no había concertado con ellos.

Mientras el Ministerio de Hacienda públicamente defendía el decreto, Arango tuvo que organizar una reunión entre Duque y las federaciones de gobernadores y alcaldes de municipios, que terminaron apoyando la medida ese domingo en la noche.

Pero el Gobierno no consiguió el apoyo de los alcaldes de las ciudades capitales. Vía el presidente de Asocapitales, Carlos Marín, Alcalde de Manizales, y otros más visibles como Claudia López de Bogotá, Daniel Quintero de Medellín y Jorge Iván Ospina de Cali, siguieron criticando el uso de recursos territoriales y también la destinación de parte de los recursos para darle liquidez a los bancos.

Como Arango tampoco ambientó con los congresistas la expedición de ese decreto, un centenar de congresistas de vertientes políticas disímiles, como Farc y Cambio Radical, expresaron en una carta su desacuerdo con la norma. 

“Como no tiene manejo técnico salió a decir cosas que no eran”, nos dijo el analista y encuestador César Caballero. 

“Como ahora la prioridad son temas de salud y económicos, ella no está en medios todos los días porque la preocupación de la gente no es política. La preocupación es de supervivencia, de comida, de empleo”, dijo en su defensa la senadora María del Rosario Guerra, vocera del Centro Democrático y una de las aliadas de Arango en el Congreso. 

En Palacio dos fuentes, por aparte, descartaron que la pérdida de protagonismo público de Arango fuera consecuencia de sus salidas en falso, sino a que la agenda nacional obligaba a que el enfoque del manejo de la pandemia fuera técnico, algo que choca con el estilo coloquial y frentero de Arango.

Por eso es que la estrategia ha sido que Duque lleve la vocería: hoy cumple diez días con programas diarios de una hora explicando las medidas y subsidios ante la crisis (Arango estuvo en uno) y siete días dando entrevistas radiales. 

Además, delegó la vocería a los más técnicos de su gabinete, como el ministro de Salud, Fernando Ruíz; la directora del INS, Martha Ospina; los ministros de Comercio, José Manuel Restrepo; Hacienda, Alberto Carrasquilla; Vivienda, Jonathan Malagón; y el gerente para el manejo de la pandemia, Luis Guillermo Plata.

Con el cambio de agenda, el trabajo de Arango se ha concentrado en dos frentes: uno poco visible, pero clave que es la coordinación de la ayuda humanitaria a comunidades vulnerables con los que su Ministerio tiene interlocución como indígenas, afro y líderes sociales; y la reactivación del Congreso por internet.

Redefiniendo frentes

En los últimos 10 días, Arango ha coordinado, con la Unidad de Gestión del Riesgo y Bomberos, entidades adscritas al Ministerio, la entrega desde hoy de un millón de mercados a igual número de familias de comunidades afro, indígenas, líderes sociales, juntas de acción comunal, iglesias y colectivos Lgtbi, que, según sus cálculos, beneficiarán a cerca de 4 millones de personas.

Los grupos fueron definidos a partir de bases de datos del Ministerio y de la Unidad de Gestión del Riesgo a nivel nacional. El Ejército manejará la logística de la entrega de los mercados en San Andrés, Tumaco, Soacha, Uribia y Cúcuta.

También coordinó la entrega de 57 mil kits biomédicos (de guantes, tapabocas y desinfectantes en cloro) para las comunidades indígenas del país; y la instalación de ocho albergues y seis hospitales de campaña del Ejército para los cabildos, que como contamos, tienen una alta vulnerabilidad si los golpea el coronavirus.  

Siguió dirigiendo los Puestos de Mando Unificado (en la última semana ha hecho tres) con los gobernadores y alcaldes para revisar las medidas de orden público y resolver dudas sobre los decretos expedidos por el Gobierno. Y lanzó una campaña de pedagogía para evitar las bromas a las líneas de emergencia, ya que denunció que cerca del 40 por ciento de las llamadas que llegan a estas centrales a nivel nacional son falsas. 

Pero en lo que es el fuerte del Ministerio, que es el manejo del Congreso, la labor está en veremos, porque todavía -18 días después de que empezara la emergencia- no es claro cómo sesionará a partir del 13 de abril.

El Congreso, con la Corte Constitucional, son los que hacen control político y jurídico, respectivamente, a los decretos que Duque ha expedido en el marco de la emergencia.

Arango coordinó la redacción del decreto que viabiliza las sesiones virtuales de cuerpos colegiados que el sábado expidió el Gobierno, pero la labor de poner en marcha el sistema para hacer esas sesiones depende de Senado y Cámara. 

Eso implica tener una plataforma virtual que permita sesionar sin que se caiga la señal, que cuente los votos y que certifique que los congresistas sí asisten. Además, que haya claridad sobre la validez de las sesiones virtuales, porque el Congreso se rige por su propia ley que los obliga a sesionar presencialmente y están enfrascados en una discusión jurídica sobre si pueden televotar.

Ante eso, Arango organizó la reunión del lunes pasado entre Duque y los presidentes del Congreso para revisar el tema jurídico. El Presidente se comprometió a enviar una consulta especial a la Corte Constitucional para que defina la legalidad de las sesiones virtuales; y hoy la Ministra se reunirá con los 10 voceros de las bancadas del Congreso para terminar de definir cómo van a arrancar a sesionar.

Eso porque, con el cambio de la agenda nacional, el Ministerio tendrá que redefinir la agenda legislativa.

“Las prioridades pueden y seguramente van a cambiar, probablemente estarán encaminadas a temas económicos”, nos dijo el viceministro del Interior, Daniel Palacios, sin dar mayores detalles.

En ese reajuste, Arango tampoco tendrá la voz cantante.

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