El coronavirus revela las fortalezas y debilidades del gobierno de Duque

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Duque en su alocución de anoche. Foto: Presidencia.

En el manejo de la pandemia el Presidente ha demostrado que cree en la ciencia, que confía en sus técnicos y que es responsable. También que se demora en tomar decisiones y que no le queda fácil conectarse con la gente.

La pandemia mundial del coronavirus ha puesto a prueba al presidente Iván Duque, como a todos los gobernantes, y ha sacado a flote todas sus fortalezas y debilidades como líder. 

En el manejo de esta crisis, el Presidente ha demostrado que cree en la evidencia científica, que escogió un equipo técnico y que confía en ellos, que se preocupa por la estabilidad económica y es responsable en lo fiscal, y que cuando le toca, es capaz de tomar decisiones difíciles para el bien del país. 

Al mismo tiempo, ha quedado claro el desafío que implica para un presidente con menos de 30 por ciento de popularidad y una débil estrategia de comunicaciones, enfrentar una pandemia que depende en gran parte de cambiar radicalmente los comportamientos; así, como su necesidad de escuchar muchas voces antes de dar la última palabra, lo que demora la toma de decisiones en un momento en que el tiempo corre en contra. También, en este caso, su política radical contra el régimen de Maduro juega en contra de los colombianos.

El Gobierno, en modo coronavirus

Durante los tres meses que lleva la situación y los 15 días del virus en el país, han sido claves tres ministerios: Salud, Comercio y Hacienda, carteras en las que el presidente Duque ha confiado en su capacidad técnica y en la evidencia científica que le suministran y ha delegado las decisiones más cruciales.

Con 45 casos confirmados hasta el cierre de esta nota, las medidas de los últimos cinco días (prohibición de aglomeraciones de más de 500 personas, teletrabajo, la continuidad del pago de subsidios de familias en acción, el cierre de la frontera con Venezuela el viernes, la suspensión de clases en colegios públicos y la prohibición de llegada de viajeros de otros países que arrancan hoy), van encaminadas a evitar la propagación del virus y retrasar en lo posible que haya casos autóctonos.

 

“El reto más grande es el tema económico y la contención del virus al mismo tiempo. Pero la prioridad y criterio más importante para el Presidente es la protección de la salud y la vida de los colombianos”, nos dijo un alto funcionario que ha seguido de cerca la situación y nos pidió no ser citado porque solo Duque y el ministro de Salud, Fernando Ruíz, son los voceros. 

En salud, ante la alerta de la OMS sobre el coronavirus (que ocurrió en diciembre), hubo preparaciones técnicas en lo nacional y lo local, que no pasan por orden presidencial: el alistamiento del laboratorio que fue certificado para detectar el virus en el país y de EPS y hospitales para prepararse ante el pico de enfermedades respiratorias, como contamos.

En su alocución de anoche, Duque dijo que desde hace nueve semanas está tomando decisiones sobre el virus, pero según nos dijeron tres fuentes en los Ministerios de Hacienda, Comercio y Vivienda, y dos consejeros presidenciales, la primera vez que el tema se compartió con el gabinete fue hace aproximadamente mes y medio, un mes y medio después del surgimiento de la epidemia en Wuhan, cuando el virus ya había salido de China.

A finales de febrero, Duque les pidió a sus ministros individualmente que analizaran la situación en sus distintos sectores, y que le propusieran eventuales medidas para afrontar la emergencia, según nos dijeron las fuentes con las que hablamos.  Duque es un macrogerente, que delega mucho, y en este caso no fue la excepción.

El primero de marzo, siguiendo las directrices, el Ministerio de Salud (aún sin ministro en propiedad) instaló un Puesto de Mando Unificado (PMU), en el que hay representantes de la OMS, de cada ministerio, la Unidad de Gestión del Riesgo, Migración Colombia, secretarios de salud de las capitales y fuerzas militares.

Allí se monitorea y centraliza la información de los avances del virus, la vigilancia a los pacientes contagiados, la llegada de extranjeros que hasta ayer pudieron entrar al país, la situación en fronteras, y en general todo lo relacionado con el cumplimiento de las medidas impuestas para evitar la propagación de casos.

Esta es la información técnica y científica que el minsalud Ruíz le pasa cada hora a Duque y que es central para la toma de decisiones en la fase de contención.

Seis días después de instalado el PMU, el 6 de marzo, fue confirmado el primer caso en Colombia y empezaron a considerarse las medidas de contención del virus, varias de las cuáles generan impactos económicos. 

Según nos confirmó una fuente de Palacio que no nos autorizó a ser citada, Duque les dijo a los ministros del sector económico que “cualquier medida que tomemos tenía que consultarse con el sector que podría verse afectado de antemano”.

El mismo Duque, convocó a los 27 gremios del Consejo Gremial Nacional el 8 de marzo a una reunión en Palacio para informarles de las medidas para mitigar el virus y consultarles sus preocupaciones. 

En lo económico, el Presidente le delegó al Ministro de Comercio, José Manuel Restrepo, la tarea de abrir un diálogo con los sectores que podrían verse afectados por las medidas para mitigar el coronavirus; y al Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, los efectos fiscales que podría tener la emergencia.

Dicha orden muestra la importancia que le dio Duque desde el principio a la contención de los impactos económicos que podrían generar las medidas sanitarias y a las opiniones de los empresarios y gremios que lo rodean. 

Desde entonces, los dos ministros han ido tomando decisiones para lanzar salvavidas a los sectores económicos afectados.

El miércoles pasado, el Presidente anunció las primeras, que consisten en extender el plazo a las empresas de turismo y aviación para pagar varios impuestos (entre ellos renta e IVA), y una línea de crédito blando con Bancóldex, un banco estatal que no presta directamente a las empresas sino a otros bancos, que son los que prestan.

Las primeras medidas dejaron de lado otros sectores afectados, entre ellos el de los organizadores de eventos, que con la prohibiciones de aglomeraciones de más de 500 personas tuvieron que ser cancelados. 

Solo en Bogotá para este fin de semana estaban programados 10 eventos entre conciertos y obras de teatro, y otros tuvieron que ser pospuestos; esto motivó a que empresarios del sector, encabezados por Gabriel García, CEO de Páramo Presenta (los que organizan el Estereo Picnic) se reunieran, hicieran un grupo de Whatsapp y le hicieran llegar el mensaje al viceministro para la Creatividad y la Economía Naranja, Felipe Buitrago, de que también necesitaban apoyo.

Lo hicieron a través de la secretaria de Desarrollo Económico de Bogotá, Carolina Durán, a quien incluyeron en su grupo de Whatsapp. La funcionaria contó a La Silla que desde que se anunció la alerta amarilla en la ciudad ha estado en constante comunicación con el Gobierno Nacional, a través de Buitrago y Restrepo. 

En otras regiones, particularmente Valle del Cauca, empresarios del mundo del espectáculo y políticos promovieron, por su lado, la etiqueta SOSNaranja, para pedirle al Gobierno que incluyera un paquete de auxilios para este sector.

Tras escucharlos, el ministro Restrepo incluyó al sector de espectáculos como uno de los beneficiarios de los créditos que sacó Bancóldex, y se comprometió a evaluar otras medidas para apoyarlos.

García nos dijo que ve al Gobierno en buena actitud de escucharlos, y que están preparando datos del impacto de las medidas de contención del coronavirus en sus eventos, para entregarlos al Ministerio y la Secretaría y que puedan tomar una decisión con información más precisa.

Mientras tanto, el Ministerio de Hacienda, que es el que debe sacar la mayoría de los decretos que se necesitan aterrizar los aplazamientos de pagos de impuestos, se está moviendo en tranquilizar al sistema financiero, bajo presión por el panorama internacional. 

La semana pasada, Carrasquilla sacó tres comunicados y convocó dos ruedas de prensa, uno con el Ministerio de Minas diciendo que Ecopetrol, que está golpeada por la caída de los precios, estaba sólida; otro, con la Superintendencia Financiera, que decía que el sistema financiero también tenía una cartera sana, pocos deudores morosos; y otro con el Banco de la República anunciando medidas para dar más liquidez a los bancos y fondos de inversión, para evitar que tengan problemas de caja ante el panorama mundial. 

La bolsa tuvo la semana pasada caídas históricas comparables solo con el colapso financiero de 2008, el petróleo cayó a sus mínimos de los últimos 30 años y el dólar en Colombia llegó a su precio más alto en la historia, tres cifras que pueden descuadrarle las cuentas al Gobierno y por los cuáles se teme que el mundo esté a punto de entrar a una recesión global, que también afectaría a Colombia.

Ayer el Ministro Carrasquilla, en una entrevista que dio a El Tiempo, respondió que el Gobierno tenía margen de maniobra, y dijo que a mitad de año cuando empiecen a preparar el presupuesto de 2021 ya tendrán una idea más clara de a qué se están enfrentando.

Mientras Carrasquilla tomaba esas medidas, el Presidente tomaba una decisión difícil. El lunes pasado en la noche, cuando en Colombia había tres casos confirmados, Duque en llamada con el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, propuso suspender la asamblea del BID, que iba a ser en Barranquilla esta semana.

Tres semanas antes, se organizó un chat con MinSalud y el Banco para hacerle seguimiento al virus. La decisión se anunció el martes.

Y el viernes, tras el anuncio de Venezuela de dos casos confirmados, Duque citó a un consejo extraordinario de ministros, que duró más de seis horas, en el que definió el cierre de la frontera. 

El otro frente en el que se movió el gobierno, menos visible en Bogotá, fueron las medidas anunciadas este sábado con relación al servicio del agua. 

Según nos dijo el Ministro de Vivienda, Jonathan Malagón, desde hace mes y medio que el Presidente le dio la orden, en su ministerio empezaron a evaluar cerca de 20 medidas para ayudar a contener a la pandemia y el fin de semana anunciaron cuatro: reconectar gratuitamente el agua a cerca de 200.000 familias que tenían el servicio suspendido, congelar las tarifas de agua potable, aumentar la frecuencia de lavado de sitios públicos y reducir los aranceles para insumos que se necesitan para hacer potable el agua.

Estas medidas se tomaron en la Comisión de Regulación de Agua, que es una entidad técnica presidida por el Ministerio de Vivienda, y fueron consultadas con el gremio de las empresas de servicios públicos, quienes apoyaron las medidas, como nos lo confirmó su presidente Camilo Sánchez.

Por último, otra virtud del Presidente -ser poco polarizante- ha sido positivo en esta circunstancia porque ha evitado llevar la crisis al campo político y en sus intervenciones privadas y públicas ha apelado al sentido de unión en el país para enfrentar el virus. Así lo hizo el sábado, en la reunión con los mandatarios del país. 

“El mensaje es que salgamos de acá unidos para que los colombianos sepan que, como equipo, estamos coordinados”, les dijo.

La orden del Presidente a sus funcionarios ha sido evitar peleas políticas. “Ha hecho a todos un llamado muy fuerte de evitar la emoción y sostenernos en la evidencia de otros países”, nos dijo uno de esos funcionarios, en referencia a la defensa de las decisiones que se van tomando.

Las debilidades al afrontar la crisis

Sin desconocer sus aciertos, al mismo tiempo ha mostrado las debilidades de su liderazgo.

Cuando el virus arrancó en China (según la OMS, los primeros casos ocurrieron entre el 12 y 29 de diciembre) y comenzó a expandirse en las primeras semanas de enero, en Colombia no había Ministro de Salud. 

A pesar de la gravedad de la epidemia en China y la certeza de que cruzaría las fronteras, solo hasta el 7 de febrero (cuando ya había 37.000 casos confirmados en el mundo), Duque anunció a Fernando Ruíz en el cargo y éste se posesionó casi un mes después, el 3 de marzo, tres días antes de la confirmación del primer caso en Colombia, porque su esposa estaba terminando consultorías en el sector salud que podrían representarle un conflicto de interés cuando asumiera el puesto.  

Es decir, no había un sentido de urgencia tan grande.  Aunque el viceministro encargado, Iván González, quien tiene mucha experiencia, manejó la etapa de prevención. 

Si bien Ruiz es un técnico y ha tenido experiencia en el manejo de crisis como esta (fue viceministro de Salud en 2013, cuando el ministro era Alejandro Gaviria), hoy esa tardanza en posesionarlo la critican desde sectores de La U, ante la posibilidad de un desbordamiento del sistema de salud si los casos confirmados aumentan.

La tardanza en su nombramiento se debió a que Duque estaba negociando con partidos políticos la ampliación de su coalición; le pasaron más de 40 nombres para los tres ministerios, y Duque se tomó su tiempo porque no quería traicionar su principio de ‘no mermelada’, quería en todo caso un técnico, y al mismo tiempo complacer a los políticos para armar su coalición.

Esa acción un poco retardada para tomar decisiones se ha visto en otros casos: cuando convocó de afán una rueda de prensa a la misma hora que la alcaldesa de Bogotá declaraba la alerta amarilla en la ciudad para anunciar unos alivios económicos para los sectores más golpeados, y luego, solo hasta por la mañana, anunció la prohibición de eventos de más de 500 personas y que pudieran desembarcar cruceros, lo que proyectó una imagen de descoordinación. 

Por otro lado, a pesar de que ha ido tomando las decisiones que han ido tomando en Estados Unidos y Europa, no ha logrado conectarse totalmente con la gente para que le hagan caso; es el problema de tener una popularidad por debajo del 30 por ciento, pues no proyecta la credibilidad que se necesita en una emergencia como la actual.

“Puede que haya sido un poco frío en las formas si se quiere ver, pero ha subrayado siempre que hay que tener responsabilidad alrededor del rigor de la información, que la pide constantemente”, nos dijo un consejero presidencial, quien pidió no ser citado porque no es vocero.

Si bien las declaraciones públicas del Presidente y sus ministros desde el miércoles han sido más constantes (ha hecho una docena en estos días) y ayer hizo otra alocución, hablándole esta vez directamente a los ciudadanos más que a las empresas, aún no ha logrado incidir como se necesita en el comportamiento de los colombianos, un factor crucial para que el virus se propague más lentamente.

“Acá se ve que adolece de liderazgo y no sale a comunicar como líder; la gente no tiene en su cabeza que es un líder. Claudia (López) sale a hacer lo que el público quiere ver, independientemente de las medidas que toma”, nos dijo el analista político Carlos Suárez. 

A lo que se suma que, como dijo en esta columna Héctor Riveros, Duque públicamente no ha dado ejemplo de las medidas que el Gobierno pide de los ciudadanos: ha hecho reuniones de más de 15 personas sin distancia de un metro entre uno y otro (como la de los alcaldes del sábado con más de 50 asistentes, que fue en Palacio y no virtual) y tose sin ponerse el codo

Y finalmente, la política radical de desconocer el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela ha vuelto a mostrar sus implicaciones negativas para Colombia.

Como desde hace más de un año se cortaron las relaciones con el régimen de Nicolás Maduro y se cerraron todos los consulados colombianos en ese país, no hay información confiable que llegue de Venezuela sobre el nivel de contagio allí.

Apenas desde el viernes 6 de marzo, Migración Colombia y el Estado de Táchira confirmaron un protocolo para que desde ese estado envíen información a las autoridades sanitarias de Colombia si hay casos confirmados allá. Como el gobierno del interino Juan Guaidó no tiene efectos reales en Venezuela, Duque tuvo que pedirle a Usaid que fueran ellos los que enviaran la información hacia Colombia. 

En un escenario de crisis como el de hoy -y pese a las críticas que ha tenido hasta el momento- el talante de un Duque responsable y sereno, puede convertirse en una oportunidad para demostrar que está al frente del país, en la medida en que sus decisiones tengan efecto en la contención del virus. Pero esto todavía está por verse.

 

 

 

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