Desde Juan Manuel Santos hasta Álvaro Uribe, desde el Procurador Alejandro Ordóñez hasta Gustavo Petro y Piedad Córdoba, los sectores favorables al proceso de paz hasta los que son críticos de él se están arropando con la idea de defender los derechos de las víctimas. Esa importancia en el discurso que han cobrado, tanto entre la izquierda como en la derecha, va en paralelo con una creciente organización política de las víctimas.
El cotice de las víctimas
Marcha 9 de abril de 2015. Fotografía: Jorge Daniel Morelo |
Desde Juan Manuel Santos hasta Álvaro Uribe, desde el Procurador Alejandro Ordóñez hasta Gustavo Petro y Piedad Córdoba, los sectores favorables al proceso de paz hasta los que son críticos de él se están arropando con la idea de defender los derechos de las víctimas. Esa importancia en el discurso que han cobrado, tanto entre la izquierda como en la derecha, va en paralelo con una creciente organización política de las víctimas.
Así se están organizando:
Un grupo de víctimas directas de las Farc, que hasta ahora han sido un universo más bien disperso y diverso, escogieron hoy no para salir a la calle a marchar, sino para sentarse a constituir -ahora sí oficialmente- la primera red de víctimas de esa guerrilla. El común denominador entre ellas: todas tienen están a favor de una negociación con las Farc, pero tienen posturas críticas sobre ciertos temas en La Habana.
Un centenar de personas de unas 40 organizaciones están reunidas desde esta mañana en la plenaria del Senado para darle forma a lo que se llamará la Federación Colombiana de Víctimas de las Farc (Fevcol).
Con ese nombre buscan crear un frente y una voz común un sector amplio de víctimas de esa guerrilla que fueron convocadas por la bancada de congresistas víctimas de las Farc, que ya habían organizado en octubre pasado un foro donde pusieron la primera semilla para agruparse.
Es una “respuesta a que las víctimas del Estado están organizadas, tienen un proyecto político y también una ideología, a que las del ELN van por los mismos lados, mientras que las de las Farc no se habían organizado”, le dijo a La Silla Herbin Hoyos, que fue secuestrado por las Farc en 1994 y que se ganó el Premio Nacional de Paz por su programa radial 'Las voces del secuestro'.
Allí están líderes de las víctimas de la masacre de Bojayá, de la toma de Mitú, del secuestro masivo en el Edificio Miraflores de Neiva y del atentado de El Nogal, así como varios de los congresistas, las esposas de los diputados del Valle y los familiares de militares que han sido secuestrados por esa guerrilla. Están figuras conocidas como el general retirado Luis Mendieta o las congresistas liberales Sofía Gaviria y Clara Rojas.
Su idea es que, al unirse, pueden ser un contrapeso a las Farc en momentos en que se definen temas claves como la justicia transicional. Así, con un perfil más alto, buscan garantizar -como dicen los estatutos que aprobaron hoy- que sus derechos a la verdad o la justicia no serán atropellados y también para obligar a las Farc a reconocer frontalmente sus actos.
Para eso lanzaron una lista de 33 “impajaritables” para La Habana, incluyendo que haya una veeduría de la Corte Penal Internacional, que la comisión de la verdad incluya víctimas de las Farc y que los crímenes de lesa humanidad no puedan ser indultables.
“Desafortunadamente, se ha vuelto políticamente incorrecto hacerle reclamos a la justicia. A las víctimas tienen la obligación moral de, por lo menos, pedirles perdón”, dice Sigifredo López, el único sobreviviente de los once diputados secuestrados por las Farc en Cali en 2002 y luego asesinados en 2009. Él será el presidente de la nueva organización.
“Nace como un vigilante y como un garante al proceso para que tenga un mínimos de justicia”, añade Hoyos, que quedó de veedor.
Sin embargo, a pesar de que Fevcol busca ser representativa y amplia, dejaron por fuera muchas víctimas conocidas de las Farc. Como decía Borges, lo primero que se nota en una lista son las omisiones y hoy -al igual que en la reunión de octubre- hubo bastantes. Sobre todo de víctimas que han asumido públicamente una postura favorable a la negociación con esa guerrilla en La Habana.
La Silla constató que por lo menos seis víctimas directas de las Farc que viajaron a La Habana para hablar con los negociadores no fueron invitadas: ni el gobernador metense Alan Jara ni la ex senadora huilense Consuelo González de Perdomo (ambos secuestrados), ni Marleny Orjuela (que representa a los familiares de soldados detenidos y desaparecidos), ni Constanza Turbay (a quien las Farc le mataron a cinco familiares), ni la líder afro María Choles ni Nelly González. Ni tampoco el ex congresista huilense Orlando Beltrán, que también fue secuestrado.
El común denominador entre los que faltan, según una persona que conoce bien el movimiento de víctimas, es que “son percibidas como gobiernistas”.
Por ejemplo, Choles y Nelly González forman parte de Iniciativa de Mujeres por la Paz, una red de organizaciones de víctimas de mujeres cercana al ministro Juan Fernando Cristo y al consejero de derechos humanos Guillermo Rivera (los padrinos de la política de víctimas de Santos). Turbay se ha mostrado, tanto en cartas públicas como en La Habana, dispuesta a perdonar a las Farc.
No es así como lo ven sus organizadores. "Aquí no se le ha cerrado las puertas a nadie. Físicamente invitamos a quienes han estado vinculados. La gente no puede esperar a que se le invite, si están interesados en hacer parte están más que bienvenidos. En la asamblea hay víctimas entregadas al proceso y unas que están muy molestas con el proceso. La condición es que estén con la salida negociada", le dijo a La Silla Sofía Gaviria, cuyo hermano mayor Guillermo fue secuestrado y asesinado por las Farc siendo gobernador de Antioquia.
Aún así, no incluye a los sectores uribistas -como el de la representante María Fernanda Cabal- que son abiertamente opuestos a La Habana y que, en el evento de octubre que había sido opacado por un acto de sabotaje al ministro Cristo, fueron mal recibidos por muchos de los que hoy formaron el nuevo movimiento.