“Bautista es un gran conciliador, es el único que ha sabido interpretar la Unidad Nacional en el Congreso”, dijo el domingo pasado Carlos Zuluaga, el presidente de la Cámara de Representantes.
El encanto del 'gordo' Bautista
“Bautista es un gran conciliador, es el único que ha sabido interpretar la Unidad Nacional en el Congreso”, dijo el domingo pasado Carlos Zuluaga, el presidente de la Cámara de Representantes.
Y así como lo es para él, lo es para muchos congresistas. José Fernando Bautista es un conciliador y un intérprete y por eso los representantes y senadores no quieren que se vaya para Venezuela.
El pasado 10 de agosto, Juan Manuel Santos lo nombró embajador en Caracas, y le encomendó una de las tareas más difíciles que tiene el nuevo gobierno: el reestablecimiento de las relaciones con Chávez. Y Bautista tiene lo que se necesita para lograrlo. Él ha sido, es y seguramente seguirá siendo un encantador de políticos.
Pero el Congreso se quedará sin la mejor ficha que podía tener Santos para aprobar sus proyectos de ley en el legislativo.
El ombligo de La U
“Es una persona muy cercana a mí, personalmente”, dijo el Presidente el día que lo nombró embajador. Y así es.
Bautista fundó en 2006 el partido de La U con Santos y junto a él armó las listas al Congreso lo que lo acercó a los legisladores. Después de eso fué nombrado presidente del Banco Agrario, donde se quedó un año hasta que el ex Ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias lo sacó.
Bautista fue secretario general del partido en los últimos años y gerente de la campaña de Santos a la Presidencia en Bogotá. Recorrió el país con Santos en estos últimos meses, y cuando obtuvo tres millones de votos más que Mockus en la primera vuelta, Bautista fue quien se encargó de las adhesiones políticas. “Él es el gran arquitecto de la Unidad Nacional”, dijo a La Silla Vacía el senador Roy Barreras.
Desde que se posesionó el Congreso, Bautista se ha movido entre los congresistas de la coalición de gobierno mucho mejor que Vargas Lleras. Bautista fue quien se encargó de conciliar entre los senadores los nombramientos más importantes en las últimas semanas. Primero, fue la elección de Benedetti como presidente del Senado. Los 102 senadores votaron por él. Luego llegó la elección para el cargo de Contralor: Sandra Morelli consiguió 222 votos de 242 posibles. Bautista, por ejemplo, jugó un papel clave convenciendo a Zuluaga de votar por ella y no por Alberto Rojas, contó uno de los senadores conservadores. Y en la elección de las mesas directivas en las comisiones, jugó un papel importante para asegurar que la Unidad Nacional obtuviera 13 de las 14.
“Su éxito está en su forma de ser, un carismático. Él es la clase política, se sienta congresista por congresista, cosa que Vargas Lleras no hace y no le está funcionando”, dijo a La Silla Vacía el asistente de un Representante a la Cámara.
Vargas Lleras está actuando de acuerdo a la lógica moderna que propuso el Gobierno para manejar las relaciones entre el ejecutivo y el legislativo. En una mesa de concertación -la Mesa de la Unidad Nacional- se sientan los directores de las bancadas, junto con el Presidente y el Ministro del Interior, y concertan los proyectos que deben apoyar los congresistas de la coalición. El director del partido negocia la posición con su bancada previamente, en la mesa se decide una posición de la coalición, y los senadores y representantes actúan en consecuencia.
Así funcionan los partidos en países como Inglaterra o Uruguay, pero este tipo de disciplina comienza a poner nerviosos a los congresistas colombianos. Cuando se radicó el proyecto de Ley de Ordenamiento Territorial, varios congresistas de la Costa y del Meta protestaron no sólo por su contenido, sino porque no los incluyeron en la discusión antes de que saliera la versión final. Todo se discutió a puerta cerrada, al igual que la Ley de Víctimas que presentará el Gobierno hoy, o el proyecto de regalías, que preocupa a varios congresistas de la coalición.
Aún no se ha votado el primer proyecto de los cinco que ya radicó el gobierno, así que Vargas Lleras no ha puesto a prueba su habilidad para conseguir su aprobación. Pero hasta ahora no ha respondido a las expectativas de sus ex colegas. Este ‘trabajo’ le quedó a Bautista. “Vargas Lleras no se sienta con las bancadas porque dice que ya está concertado el proyecto de ley. Con Vargas Lleras es lo que él diga, y punto”, dijo un miembro del Congreso.
El miércoles en la tarde Gemán Chica, Alto Consejero Presidencial para los Asuntos Políticos, y Juan Carlos Pinzón, Secretario General de la Presidencia, almorzaron con el presidente del Senado Armando Benedetti. Los representantes del gobierno, más que saludarlo, querían sondear el ambiente que había en el Capitolio para aprobar los proyectos de Santos. Su preocupación es porque varios de los senadores y representantes han llegado a Palacio porque dicen que Vargas Lleras ‘no les para bolas’.
Bautista, en cambio, logra ponerlos de acuerdo. El convenció a los congresistas de La U que abandonaran sus aspiraciones a la presidencia de la Cámara el segundo año, y se la dejaran a los liberales. “La discusión más difícil fue en el propio Partido de la U para hacer entender a los congresistas que había que aflojar en aras de construir algo más importante, la gobernabilidad de Juan Manuel Santos”, dijo Bautista en una entrevista. Y nadie se quejó. “Encantador”, fue el adjetivo que utilizó una de las senadoras de La U cuando le preguntaron por él.
El secreto de Bautista: el mundo de las comunicaciones y la diplomacia
“Tratar de entender cómo habla el otro, ubicarse en su lugar y poder comprender hasta dónde está dispuesto a llegar, y sobre todo saber escuchar”, dijo Bautista en una entrevista sobre su secreto para haber puesto de acuerdo a los de la coalición sobre la elección de la nueva Contralora.
Bautista es un creyente en la neurolinguística. Y un experto en comunicaciones, no sólo por su personalidad, sino por su trayectoria profesional.
Fue gerente del diario ‘La Noticia’, presidente de la Comisión de Regulación de Comunicaciones y luego, durante el gobierno de Samper, Viceministro de Comunicaciones, asesor en la Empresa de Teléfonos de Bogotá y Ministro de Comunicaciones. De ahí saltó a la presidencia de Asocel, gremio de la industria celular.
Bautista fue quien concilió el paro del sindicato de Telecom en el 98 a raíz de la Ley 100. Y fue Bautista, entonces Ministro de Comunicaciones, quien logró convencer a los trabajadores que terminaran el paro después de 11 días, y justo antes de las elecciones presidenciales que amenazaban sabotear.
Cuando Bautista no ha estado en alguna empresa estatal relacionada con las comunicaciones, estaba en alguna embajada. Fue embajador ante una Misión Especial en Suriname, Secretario en la embajada de Colombia en Suráfrica, cónsul en Sao Pablo.
Bautista es un encantador, un comunicador y un diplomático. Cuando Santos ganó las elecciones, varios de los congresistas de La U pensaron que Bautista sería Ministro. Si bien no tenía garantizado el del Interior y de Justicia, alguna de las carteras le tendrían que asignar.
Por eso muchos se sorprendieron cuando Santos decidió mandarlo a Venezuela. Pero, al parecer, era lo que el ‘gordo’ Bautista quería. Porque, dicen algunos, Bautista tiene otro objetivo en su agenda: las elecciones en Cúcuta el próximo año.
‘La marmota’ de Cúcuta
Bautista creció en Cúcuta, y se enamoró de la política por su abuelo, José María Villamizar. Villamizar fue liberal y varias veces cónsul en Venezuela. Los Bautista siempre fueron muy cercanos a la familia Cristo en Norte de Santander, y por eso el ‘gordo’ Bautista o ‘la marmota’ para los cucuteños, arracó su vida política con Jorge Cristo, el papá del ahora senador liberal Juan Fernando Cristo. En Cúcuta, Bautista fue delegado del PNR-Plan Nacional de Rehabilitación- de Norte de Santander, cuando Rafael Pardo era su director a principios de los noventas.
El ex senador Cristo trajo a Bautista a Bogotá, donde conoció a los samperistas y se convirtió en uno de ellos. Bautista ha sido amigo íntimo de Serpa, de Fernando Botero, y sobre todo de Samper, que lo nombró Ministro de Comunicaciones en 1994. Y siendo Ministro fue que conoció a Angelino Garzón, vicepresidente de Santos y ahora su suegro.
Cuando los rojos perdieron las elecciones en 1998, Bautista obtuvo el respaldo de los liberales del Consejo Nacional Electoral para ser Registrador. Pero se quemó. Se quedó sin puesto hasta que fue destituido en el 2000 José Gélvez Albarracín, ex alcalde de Cúcuta, por irreguralidades en la entrega de contratos y Bautista lo reemplazó durante un año.
Desde entonces, Bautista no ha vuelto a lanzarse para un cargo de elección popular. Pero se sabe que sigue siendo muy amigo de los políticos y empresarios de la región y que si como embajador logra reestablecer las relaciones económicas en la frontera, el problema más urgente que tienen en este momento los empresarios y ciudadanos en Norte de Santander, podría conquistar en poco tiempo los votos de los norsantandereanos para ganar las elecciones locales en octubre del próximo año.
Seguramente lo logre, si logra ser tan encantandor en Venezuela como en Colombia.