El enredo de la Séptima deja más en la mala a Peñalosa (y le pega al metro)

Silla Cachaca

La suspensión de la licitación Transmilenio por esa avenida, aunque no tumba la obra, sí la enreda y deja en veremos la última opción que tenía el Alcalde de Bogotá para mostrar una ejecución grande y con marca propia. También golpea al metro.

La Alcaldía de Bogotá anunció esta mañana que acogerá la petición de la Procuraduría de suspender la licitación de Transmilenio por la Séptima.

Ese organismo de control considera que el proyecto, que cuesta 2,4 billones de pesos y mide 22 kilómetros entre las calles 32 y 200, no está armonizado con las obras de un plan de renovación urbana llamado El Pedregal, ubicado en la calle 100, y que por eso los trabajos de la troncal se podrían ver retrasados.

Más tarde, un juez ordenó al IDU, encargado de la licitación, que se abstenga de adjudicarla mientras no resuelva inquietudes técnicas que tienen vecinos del sector de La Cabrera, en el norte de la ciudad.

Que la construcción de la troncal de la Séptima se enrede a menos de nueve meses de que el alcalde Enrique Peñalosa termine su mandato tiene efectos para el plan de ciudad que  él propone, en un momento en que no sólo adolece de una impopularidad que supera el 70 por ciento, sino en el que las grandes obras que prometió aún no se ven; además porque si la troncal finalmente se cae también se enreda el metro, la otra gran obra que está pendiente de adjudicar Peñalosa.

Esta coyuntura, a su vez, se mete en la campaña política, en la que después del metro, la troncal de la Séptima es la obra que más genera divisiones entre los candidatos.

 

El golpe a Peñalosa

Aún no es claro por cuánto tiempo suspenderá la Alcaldía la licitación del Transmilenio por la Séptima.

En el caso judicial el IDU quedó en manos del juez. En el caso de la Procuraduría, la Directora del IDU, Yaneth Mantilla, dijo que se sentarán en mesas de trabajo con ese organismo de control para explicarle por qué consideran que las obras de la Séptima y las de El Pedregal sí están armonizadas.

La administración Peñalosa se ha mostrado dispuesta a cooperar y no ha cuestionado ninguna de las dos decisiones. Sin embargo, que esa megaobra quede revestida de incertidumbre es un golpe a la administración Peñalosa por varias razones.

Primero porque es una obra emblema del Alcalde, ya que tiene los buses como eje, que es el sistema de movilidad en el que más cree Peñalosa (por encima del metro). Con esta troncal él se casó desde que hizo campaña en 2015 a pesar de la oposición de un grupo de ciudadanos que logró mucho eco en medios, en el Concejo, en el Congreso y en la actual campaña política, que hizo movilizaciones constantes e interpuso demandas que pidieron parar el proyecto por inconveniente (de cinco, dos han sido desestimadas y tres están en proceso).

Segundo, porque si se cae o sigue enredada la troncal de la Séptima se afecta el metro elevado que propone Peñalosa. Esto debido a que el metro fue aprobado sobre la base de que tendrá una demanda de 30.000 pasajeros hora sentido que depende de que lo alimenten las troncales de Transmilenio de la Séptima, la Boyacá, la 68 y la Ciudad de Cali, de acuerdo con el Conpes de 2017. Hoy, la Séptima se enreda y la Boyacá no tiene recursos asegurados.

La troncal de la Séptima, además, está pensada para recoger parte de la demanda de pasajeros de la Caracas mientras en ésta se construye el metro.

Y tercero, esto deja en la mala a Peñalosa porque sin la Séptima andando, la agenda ejecutora de obras de infraestructura vial por la que fue elegido quedaría prácticamente en ceros, comenzando por su consentido Transmilenio, cuya red prometió ampliar de 114 kilómetros que tiene hoy a 170 y hasta ahora no hay ni uno.

La contratación de la Séptima, prevista para la semana entrante, era clave para mostrar públicamente que comenzaría a cumplir las grandes expectativas que había generado de construir obras de gran impacto y para la posteridad, que trascendieran las canchas sintéticas, parques y la terminación de vías que había recibido de la administración Petro.

Dejar la Séptima andando estaba incluso más a la mano para Peñalosa que contratar el metro elevado, que ni siquiera tiene fecha fija aunque el Alcalde ha dicho que se hará entre septiembre y octubre, pero sobre la que se mantienen inquietudes como la de la comisión del Concejo que estudió el proyecto y dijo que igual se corre el riesgo de que eso no ocurra.

Por eso, si finalmente la Procuraduría o un juez hacen que el Alcalde no deje contratada esta obra, su gran bandera definitivamente ya no será la de haber ejecutado, sino la de haber dejado amarradas otras obras que en todo caso está por contratar y que suman algo más de 40 billones de pesos.

En un futuro se verán los frutos, pero por lo pronto eso marcará su mandato y en lo más inmediato será aprovechado políticamente.

Las implicaciones en la campaña

Ni el argumento de la Procuraduría ni el del juez tienen que ver con problemas estructurales del Transmilenio por la Séptima. Se centran en aspectos puntuales en la calle 100 en el primer caso, y en la Circunvalar con 85 en el segundo.

El lío con el Pedregal, de hecho, no estaba dentro de los argumentos de los opositores al proyecto, que se centraban en un asunto más estructural como la inviabilidad de la troncal porque no cabría en una vía que en muchos trayectos es muy estrecha, la falta de socialización y la afectación a predios patrimoniales.

Sin embargo, como lo que alega la Procuraduría puede resumirse en un aparente problema de planeación, y lo que alega el juez es falta de socialización, eso le termina dando combustible a los opositores, comenzando por los que están en campaña.

La candidata a la Alcaldía que más se beneficia de la suspensión de la troncal de Transmilenio por la Séptima es Claudia López, que tiene como bandera no hacer esa obra:

Los candidatos de izquierda y de centro con los que ella pretende hacer una alianza, como Hollman Morris o Jorge Rojas (dependiendo de cuál elija el petrismo, si es que elige a alguno), Luis Ernesto Gómez (Activista) y Celio Nieves (Polo Democrático) también están en contra, pero tal y como están las tendencias hoy, ella sería la candidata de ese bloque.

También se refuerza la oposición de Ángela Garzón, la candidata del Centro Democrático, que aunque opositora de Claudia López coinciden con ella en sus críticas al proyecto.

El problema para Garzón es que como concejal votó a favor del cupo de endeudamiento con el que la Alcaldía pretende financiar la obra, así que su oposición la pone en una situación ambigua.

Los aspirantes que sí defienden el proyecto, como Miguel Uribe Turbay y Carlos Fernando Galán, sí sufren un tropiezo.

Lo que viene depende de qué haga finalmente Peñalosa, dependiendo del escenario.

La Procuraduría y el juez puede considerar en unas semanas o meses que les absolvieron sus inquietudes, y así el Alcalde podrá contratar la obra sin el peso de esos cuestionamientos. Ya andando, para los candidatos opositores puede ser más costoso decir que no harán la obra y los que la respaldan reforzar su discurso de continuar lo que se deje contratado.

Otra posibilidad es que el juez finalmente resuelva sus dudas y deje licitar, y que la Procuraduría se mantenga en su posición, pero como la suspensión que pidió no es obligatoria, que Peñalosa y su equipo, considerando que no hay nada más qué aclarar, se la jueguen por contratar. Aunque eso puede garantizar la contratación, políticamente será costoso para él y para los candidatos que defiendan la continuidad del proyecto, ya que éste comenzaría en contravía de lo que dice el organismo de control.

Y la última es que en medio de las explicaciones al juez y a la Procuraduría Peñalosa termine su mandato y no logre contratar. Con eso, el balón quedará en los pies del próximo alcalde.

Nota del editor: Después de publicada esta historia, que sólo incluía la suspensión de la licitación por petición de la Procuraduría, la actualizamos con la información sobre la orden del juzgado al IDU de que se abstenga de adjudicar el contrato.

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