Faltan cinco días para el paro nacional agrario, que promete convocar a miles de campesinos y pequeños agricultores en todo el país. A medida que se acerca la 'hora cero', el Gobierno está concentrado en negociar con los cafeteros, a quienes ve como el punto neurálgico del paro agrario y bajo la lógica de que evitándolo podría desarticular las demás movilizaciones en todo el país. Pero los cafeteros se piensan bajar del bus y tantos sectores se han sumado que ya no parece ‘desmontable’.
El Gobierno se concentra en un eslabón del paro, mientras se le crecen los otros
En los últimos días el Gobierno ha venido intensificando las reuniones con los caficultores, como medida para desarticular el paro agrario. Pero hasta el momento no ha logrado ninguna de las dos. Foto: Juan Pablo Pino |
Faltan cinco días para el paro nacional agrario, que promete convocar a miles de campesinos y pequeños agricultores en todo el país. A medida que se acerca la 'hora cero', el Gobierno está concentrado en negociar con los cafeteros, a quienes ve como el punto neurálgico del paro agrario y bajo la lógica de que evitándolo podría desarticular las demás movilizaciones en todo el país.
Esa estrategia, sin embargo, tiene varios problemas. Primero, que los cafeteros sienten que el Gobierno no está planteándoles ninguna solución y no están pensando bajarse del bus. Segundo, que la convocatoria que ha tenido hasta ahora la jornada del lunes festivo ya es tan amplia que -con camioneros, cacaoteros, arroceros, paperos y lecheros abordo- ya no parece ‘desmontable’. Y finalmente, que al sumarse los trabajadores de la salud y maestros, podría convertirse en algo más que un paro del campo y llegar a las ciudades. Es decir, Santos tendrá que lidiar al finalizar el puente con papas calientes -y muy diferentes- en todo el país.
Incluso dentro del propio Gobierno ya hay voces reconociendo que el paro no tiene marcha atrás. “El Gobierno ha dicho que lo que quiere es que esta protesta sea pacífica, sin bloqueos, sin hechos de violencia y sin tropeles con la Policía”, dijo esta mañana el vicepresidente Angelino Garzón, la persona que mejor conoce el sector sindical dentro del Gobierno y que se ha convertido en su último fusible para intentar alcanzar un acuerdo con los cafeteros.
En las últimas dos semanas, el Gobierno ha multiplicado sus esfuerzos por llegar a un acuerdo con los caficultores. Al fin y al cabo es el movimiento más grande, el que dio origen a la jornada de protesta y el que más recursos tiene.
Hace una semana, Angelino Garzón y el Ministro de Agricultura Francisco Estupiñán se reunieron durante ocho horas con Dignidad Cafetera, el movimiento de pequeños y medianos caficultores que organizó el paro de febrero. Al día siguiente, el presidente Santos viajó a Neiva y se reunió con los caficultores del Huila, hoy por hoy el departamento de mayor producción.
La mayor evidencia de la importancia que le concedió el Gobierno a esta visita es que, según pudo establecer La Silla, fue la primera vez en once años que un presidente se quedaba a dormir en la capital huilense (Uribe despachaba desde el aeropuerto por la inseguridad y la presencia en la zona de la columna móvil Teófilo Forero de las Farc). Al final de esa reunión Santos dijo que los cafeteros del Huila no estaban de acuerdo con el paro, algo que ellos rápidamente salieron a desmentir.
Y esta semana ya han agendando varias “últimas reuniones”. Ayer se reunieron otra vez los cafeteros de 15 departamentos con Angelino, Estupiñán y el Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas. Y hoy hay otra más, que convocó de urgencia el presidente de la Cámara Hernán Penagos, en la que estarán Cárdenas, Estupiñán y Francisco Solano, presidente del Banco Agrario.
Pero los cafeteros no han cambiado de parecer. “Nosotros no vemos que el Gobierno esté haciendo algo por resolver el tema de fondo”, le dijo a La Silla Óscar Gutiérrez, uno de los líderes de Dignidad Cafetera, que ha estado vinculado al movimiento caficultor desde los años ochenta con Unidad Cafetera.
“Y sí vemos que la estrategia del Gobierno es dividir, bajando a los cafeteros del paro para que los otros queden contra el muro. Pero a esta altura del partido, es muy difícil que eso suceda porque los pajaritos de oro que están pintando nadie los está tomando en serio”, dice Gutiérrez, quien es además líder del Polo Democrático en Caldas y hace tres semanas fue señalado por el Ministro del Interior Fernando Carrillo -sin mayores pruebas- de tener vínculos con la violencia.
Ese fue precisamente el argumento que presentó el Gobierno para ligar al senador polista Jorge Robledo -también del Moir y ex cuñado de Gutiérrez- con actos violentos durante el paro de pequeños mineros, una jugada que se le devolvió a Santos como un bumerán y fortaleció a uno de sus principales opositores. Y que tampoco le ayudó a resolver un paro que sigue activo en buena parte del país.
"El Gobierno parecería pensar que al desarticular el paro cafetero pasa el trago amargo. No resolviéndolo, no arreglando la política, sino sacando una pieza clave para quitarle piso a la movilización social. Pero el tema es estructural, por lo que aun si lograra salir de esta segunda mitad de agosto, sigue acumulando un problema para más adelante", dice Aurelio Suárez, el ex candidato a la Alcaldía de Bogotá que fue muy activo en el sector cafetero en los tiempos de Unidad Cafetera.
Además del 'no' de los cafeteros, el problema para el Gobierno es que en las últimas semanas se han venido sumando muchos gremios, desde los arroceros y los paperos hasta los lecheros y los camioneros. Sin contar a los que aún siguen en paro, como los pequeños mineros o los empleados de la Drummond. O el Catatumbo, cuya situación hasta ahora se está normalizando.
Entre ellos, hay una multitud de razones: hay sectores que tienen reclamos similares -altos costos de los insumos, competencia a raíz de los Tlc, mala infraestructura para sacar sus productos- sobre las condiciones de vida en el campo. Hay sectores que tenían pensado manifestarse en un futuro cercano y aprovecharon para sumarse a una jornada que ya tiene más visibilidad. Hay otros que se pueden sumar sin mayores problemas logísticos porque es un lunes festivo y marchar no les trae consecuencias laborales. Hay quienes quieren sacar réditos políticos.
Y ahora también le salió una pata urbana a la protesta, con la decisión de los maestros, los trabajadores de la salud y los estudiantes de unirse, no en son de paro pero sí de solidaridad. Es decir, la marcha ya no estará solo en el campo y en las carreteras, sino también en algunas ciudades.
Fecode, el sindicato que reúne a 250 mil maestros, ya lanzó una “jornada de solidaridad” el lunes festivo. Acompañarán la movilización ese día marchando, aunque mantienen los planes para su propio paro del magisterio, cuya fecha depende de una reunión con el Gobierno el miércoles entrante.
Algo similar sucede con el sector hospitalario, donde los dos mayores sindicatos -Sindess y Anthoc- también tienen pensado salir a protestar el martes 20 por la reforma a la salud. A ellos podrían sumarse también Anec, el sindicato de las enfermeras, y el de Saludcoop. Y también con la CUT, la mayor central sindical del país.
La Silla supo que también es muy probable que se unan los estudiantes reunidos en la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (Mane), que tomará una decisión este fin de semana. Y que de todos modos tiene su gran marcha prevista para el 29 de agosto, un día después de lanzar su propuesta definitiva para la educación superior.
La magnitud de la movilización ha tenido otro efecto. Al sumarse tantos actores, los partidos y movimientos políticos que van venido respaldando las reivindicaciones de muchos de los grupos han perdido la posibilidad de orientar la movilización. Es decir, hay tantos grupos marchando que el protagonismo político se ha ido diluyendo. O al menos ha regresado a los campesinos que le dieron forma inicialmente.
Ahí están metidos muchos y no sólo de izquierda. Al Polo, sobre todo al Moir y a Jorge Robledo, son cercanos Dignidad Cafetera, los arroceros del Tolima -cuna de Robledo- y una parte importante de los pequeños mineros agremiados en Conalminercol. A Marcha Patriótica son cercanos el sindicato agrario Fensuagro, el movimiento de las zonas de reserva campesina, los campesinos del Cauca y el Consejo Nacional Agropecuario, cuyo pliego de peticiones agrarias vio su forma final tras una reunión de delegados del movimiento. Y también está hasta el uribismo, que ha apoyado el paro cafetero en el suroeste antioqueño.
“Marcha está en su razón de ser, apoyando e impulsando este proceso de movilización social. Al asumirlo así, revitalizamos el vínculo con las organizaciones sociales en las que tenemos raíces y a quienes representamos, como los pequeños mineros, los sectores campesinos y también los indígenas”, dice Jaime Caycedo, el ex concejal del Partido Comunista que hoy es uno de los líderes de Marcha.
“Será una sumatoria de movimientos regionales y un collage de reivindicaciones, donde no se puede decir que haya una dirección política definida. Se está moviendo todo región por región”, le dijo a La Silla Rodrigo Rojas, conocedor de los temas agrarios y bloguero de La Silla.
Y, como él mismo señaló en su blog en La Silla, también rebasó a la guerrilla. "El movimiento social rebasó la guerrilla en sus zonas y tiene su propio norte y dinámica, coexiste y comparte territorio y problemas con ella, pero ha generado autonomía frente al estado y los partidos políticos. También tiene su propia agenda y quiere interlocutar con el estado para lograr acuerdos y mejorar su situación socio-económica. Esto es positivo, es parte de la acción política y ayuda a crear las condiciones para un cese definitivo del conflicto. Que el gobierno respete su dirigencia y honre los acuerdos es la mejor contribución que puede hacer al post-conflicto".
Uno de los epicentros grandes será el Huila, sobre entre Pitalito y Garzón, donde convergen uno de los grupos más importantes de cafeteros -reunidos en el Comité Cafetero del Huila- y también muchos campesinos que vendrán desde el Caquetá. El Valle será el punto más álgido del paro camionero y en el Cauca se sumarán los campesinos e indígenas. Los defensores de las reservas campesinas lo harán en el Magdalena Medio. O los paperos en Boyacá.
Todo parece indicar que ninguno se bajará del bus para el lunes festivo. La gran pregunta es ¿cuánto durará y qué consecuencias tendrá?
Nota de la editora: corregimos una información de esta historia cuando ya estaba publicada, que tiene que ver con los señalamientos que el Ministro Carrillo le hizo al líder de Dignidad Cafetera Óscar Gutiérrez. El Ministro Carrillo lo señaló de tener vínculos con la violencia y no con las Farc.