El modelo económico de Romaña que aún no despega

Silla Pacífico

Foto: Pulzo

El ex comandante de las Farc está liderando una serie de proyectos productivos en Tumaco para que sus bases sustituyan la coca por productos legales. El modelo todavía no despega.

El ex comandante de las Farc, alias Romaña, está liderando una serie de proyectos productivos en Tumaco para que los desmovilizados de la guerrilla y los cocaleros afines a su proyecto político  sustituyan la coca por productos legales en el municipio con más cultivos de coca en todo el país.

El modelo todavía no despega, en parte porque no es tan novedoso, y en parte porque no han logrado convencer a sus potenciales socios para que se sumen en la iniciativa.

Aún así, si eventualmente les funciona, podrían replicarlo en otros lugares donde están sus bases y que son claves para el posconflicto, lo que serviría no sólo para hacer sostenible la sustitución sino para fortalecer y afianzar su proyecto político.

La idea

El modelo que propone Romaña busca aprovechar la mano de obra de los cocaleros afines a las Farc y los recursos que deja la implementación del Acuerdo: por un lado, la plata que recibirán los cocaleros que firmen acuerdos para la sustitución de cultivos (alrededor de 36 millones de pesos para cada cultivador) y, por otra, la que recibirán los guerrilleros que se desmovilizaron (unos 25 millones cada uno) y que solo en Tumaco son más de 300. (Dentro de esta plata están el millón mensual que recibirán durante un año los cocaleros y los 650 mil pesos mensuales por dos años para los desmovilizados que puede que se los gasten en vivir y no en proyectos productivos.)

La idea es que los cocaleros y ex guerrilleros que decidan hacer parte del negocio pondrían esa plata como socios de inversionistas internacionales que quieren invertir en Tumaco. Además, serían la mano de obra para producir cosas como cacao, agua embotellada, cultivar  tilapia y camarón, energía solar, alimentos de pancoger como el shacha inchi (una semilla que sirve para hacer aceites medicinales) y el aceite de cannabis con fines medicinales.

 

Por su parte, los inversionistas de afuera pondrían la tecnología para transformar las materias primas y garantizarán la comercialización de los productos en mercados internacionales.

“La idea es implementar el modelo de negocio agrario de la coca en otros productos pero sin que los intermediarios, es decir, los narcos, se queden con la mejor parte de las ganancias”, le explicó a La Silla el ex alcalde de Pasto, Jimmy Pedreros, que está trabajando de la mano con Romaña para poner a andar el modelo.

“El negocio tiene que ser sostenible para que sea viable la sustitución de cultivos y lo suficientemente atractivo para que las comunidades prefieran formalizarse que seguir en la economía ilegal”, agregó.

La idea no es del todo novedosa en el Pacífico nariñense. Se han pensado ideas similares desde el gobierno de Antonio Navarro Wolf, que fue alcalde de Pasto entre 1995 y 1997.

Navarro impulsó los cabildos abiertos que creó la Constitución de 1991 para construir con las juntas de acción comunal rurales de Pasto presupuestos participativos en los que las juntas de acción comunal de la zona rural del municipio participaron por primera vez en decidir sobre cómo y en qué se debían gastar los recursos públicos.

Pedreros, entonces, era el secretario de Gobierno de Navarro y aprendió en esa escuela.

Ambos se conocían desde que militaron juntos en las filas del M-19 y tras la desmovilización de esa guerrilla ambos se embarcaron en la política. Pedreros fue representante a la Cámara por el movimiento AD-M19 de 1991 a 1994, y como se quemó en su intento de reelegirse, en medio del desplome electoral de su partido, entró a hacer parte del Gabinete de Navarro.

Aunque en 1998 Pedreros fue elegido Alcalde de Pasto con la promesa de continuidad, durante su gobierno los presupuestos participativos no sólo perdieron fuerza sino que ambos mandatarios se distanciaron, según explicó Navarro a El Tiempo, por las decisiones que tomó Pedreros una vez fue elegido Alcalde.

De hecho, Pedreros terminó envuelto en un escándalo de corrupción por la construcción del Estadio de la Pastusidad, un mega estadio  para que 35 mil pastusos vieran jugar fútbol durante los Juegos Deportivos Nacionales del 2000, en Pasto.

El estadio nunca se construyó y en 2002 el Das lo capturó, acusado de celebración indebida de contratos y peculado. En el 2007, Pedreros fue condenado por un juzgado de Pasto por el primer delito pero lo absolvió por el segundo. El pleito terminó en 2010 con una decisión del Tribunal Superior de Bogotá que lo absolvió de todos los delitos del que lo acusaban.

Mientras tanto, Pedreros continuó martillando la idea de generar nuevos modelos productivos con su Fundación Centro de Investigaciones Económicas, Fucie, que se asocia con empresas nacionales e internacionales en el diseño, estructuración y capacitación de proyectos productivos, sobre todo en Nariño.

Por eso, justo antes de que las Farc y el Gobierno firmaran el Acuerdo de Paz a finales del año pasado, Pedreros fue a buscar a Romaña y le propuso que se asociaran para poner a andar el modelo con los ex combatientes de las Farc.

“Nos conocimos en los avatares de la guerra”, le dijo Pedreros a La Silla. “Fui a hablar con él al hotel donde se estaba hospedando con Santrich en Bogotá y amigos viejos, pocas palabras”.

De la idea a la realidad

Modelos similares al de Navarro se han hecho también en Tumaco con la idea de que las comunidades -por ejemplo, de consejos comunitarios afro- se conviertan en socios de inversionistas de afuera para producir cacao o café.

Sin embargo, según una fuente que ha trabajado de la mano con estas comunidades en Tumaco, los resultados han sido “tímidos”. Sobre todo porque los mercados que han conseguido han sido pequeños y por tanto, los retornos también lo han sido.

Ahora, además, existe una fuerte dosis de desconfianza de los cocaleros porque aunque ya se han firmado unos 7.000 acuerdos de sustitución voluntaria en todo el municipio, todavía no hay un cronograma establecido y la gente, según la fuente que trabaja con consejos comunitarios, duda de que el Gobierno cumpla.

Por eso, en el modelo que están construyendo Romaña y Pedreros se están buscando alternativas que garanticen que las ganancias para los productores sean superiores al millón de pesos al mes, lo que les permite que no sólo pueden reinvertir una parte en ampliar el negocio sino que a mediano plazo, las ganancias se pueden usar para mejorar la vida de las comunidades. Por ejemplo, dice Pedreros, en hacer carreteras o escuelas o puestos de salud.

Por ahora, el trabajo de Pedreros se ha limitado a servir de articulador para que todas las partes estén sintonizadas y se decidan a dar el brinco. Eso implica no sólo convencer a los cocaleros de que se metan (de los desmovilizados se encarga Romaña), sino hablar con los inversionistas internacionales y con las autoridades locales.

“Él está coordinando pero lo manejo yo”, le dijo Romaña a La Silla Pacífico.

Además, ya varios inversionistas de Estados Unidos, Canadá, España y México han viajado a Tumaco a conocer los proyectos, se han tomado la foto con el ex jefe guerrillero y han mostrado interés en invertir. Sin embargo, hasta ahora no se ha cerrado ningún trato.  

El principal 'pero' lo ha puesto el Gobierno, según ambos. Y es que aunque en teoría, el modelo de Romaña y Pedreros aún no está buscando que haya inversión de recursos públicos, los inversionistas que han llegado a Tumaco sí han buscado que los proyectos tengan el aval de la Alcaldía y de la Gobernación o al menos una carta de intención para tener garantías de pueden invertir con confianza.

Eventualmente, además, esperan que el Gobierno se decida a invertir recursos del Fondo para la Paz para desarrollar proyectos como una zona franca en Tumaco y destrabar la construcción de un puerto por donde puedan salir las mercancías.

Esa parte, sin embargo, es la que hoy está más cruda.

“Eso está muy verde. Tenemos 10 mil proyectos y ninguno ha aterrizado. Hemos buscado inversión por todas partes y nada. El proyecto del cannabis estaba muy adelantado pero el Gobierno no dio la acreditación y se quedó en stand by”, agregó Romaña.

Se trataba de un proyecto para sembrar marihuana en un terreno del consejo comunitario de Alto Mira y Frontera, cerca de la frontera con Ecuador, para producir aceite de cannabis medicinal, aprovechando la ley que aprobó el Congreso el año pasado. Durante tres meses, según contó Pedreros, se estructuró el proyecto y aparecieron socios norteamericanos dispuestos a invertir. Sin embargo, por la negativa del Gobierno, los inversionistas se retractaron y el proyecto se quedó estancado.

“Iba a ser el piloto en Tumaco pero el Gobierno les dijo a los inversionistas que no, que sólo invirtieran con los indígenas. Lo que se pretendía es que ellos [la guerrilla] pusieran su know how y participaran con su disciplina y su trabajo, pero eso también tiene sus riesgos”, agregó Pedreros.

En todo caso, ni Pedreros ni Romaña desisten aún en su idea que, si llegara a funcionar, se podría replicar en otras zonas del sur del país donde la guerrilla tiene bases sólidas e incluso podría convertirse en un modelo para implementar los acuerdos en el posconflicto.  Eso, de paso, afianzaría la confianza de esas bases en las Farc, lo que sin duda potenciaría su proyecto político.

Aún así, lo que queda claro por ahora es que el proyecto no arranca con buenos vientos.

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