El escándalo -más allá de lo que se le pruebe- mina ejes centrales de la narrativa con la que ha querido definirse el Presidente
El "Ñeñe" le da tres golpes a la imagen de Duque
El ‘fantasma del Ñeñe’ persiguió al presidente Iván Duque todo el fin de semana. Fue la carátula de la revista Semana, la nota central de Noticias Uno, el editorial de El Espectador y el tema de cientos de memes, hashtags y trinos con videos y fotos del presunto narcotraficante con Duque.
Y es que todo el escándalo -más allá de que con el tiempo se pruebe qué es cierto y qué no- golpea al Presidente en tres ejes centrales de la narrativa con la que ha querido definirse:
1. La de la proeza electoral como candidato de opinión
Con 10,3 millones de votos, Iván Duque ha sido el presidente con la mayor votación en la historia de Colombia. Batió el récord por más de un millón de votos (que tenía Juan Manuel Santos en 2014) y logró agregar 2,7 millones que no votaron por él en primera vuelta (un aumento del 37 por ciento).
No solo batió el récord en el número neto de votos sino también en el nivel de participación electoral, que fue la más alta en la historia después de la segunda vuelta de 1998.
Si a esa votación se le agrega que cuando arrancó la campaña, Duque era desconocido por la opinión, tenía una corta trayectoria pública y era el candidato de un partido joven y con poca maquinaria, su elección fue considerada toda una proeza.
Principalmente de Álvaro Uribe, sobre cuyos hombros fue elegido, pero también del mismo Duque, que con su uribismo 2.0 y su desempeño en los debates logró vencer parte del antiuribismo y conquistar una porción del centro. Duque sacó 3,4 millones más que Óscar Iván Zuluaga en segunda vuelta en 2014.
Como contó La Silla, en 2018 en la segunda vuelta, toda la Guajira puso 215 mil votos, el uno por ciento de la votación nacional, por lo que así el 'Ñeñe' haya comprado todos los votos del departamento Iván Duque no los habría necesitado para ganar. Pero la revelación de que posiblemente ese récord histórico como candidato de opinión haya sido empujado en algunos sitios por la compra de votos golpea la narrativa de su proeza electoral. Máxime porque ya la prófuga ex representante a la Cámara Aida Merlano lo había acusado de lo mismo, sin dar pruebas.
2. La de su lucha contra la corrupción (y la reelección de Santos)
Iván Duque es un hombre de convicciones, que habla en términos morales, y que, a diferencia de Juan Manuel Santos, ha proyectado la imagen de que no traiciona sus principios para conseguir un objetivo.
Como senador de oposición, Duque fue uno de los grandes críticos del entonces Presidente Santos por la forma cómo corrieron ríos de plata para asegurar su reelección, como lo recordaron muchos tuiteros este fin de semana sacándole trinos como éste:
Si entran dineros oscuros a una campaña política, sanción no debe ser solo para un gerente, elcandidato debe responder con cárcel #Nexos2017 pic.twitter.com/aNATvMnO2Y
— Iván Duque (@IvanDuque) September 14, 2017
Más allá de si se prueba que en efecto en su campaña se compraron votos con plata malhabida, como se colige de la transcripción, en el imaginario colectivo el ‘Ñeñe’ comienza a sonar muy parecido al ‘Ñoño’ aunque la magnitud de la compra de votos entre una y otra elección sea seguramente incomparable.
3. Que, a diferencia de Uribe, no tenía malas amistades
A Iván Duque muchos le han criticado su inexperiencia, su desconexión, su falta de norte. Pero uno de los puntos a su favor es que dado que no venía del mundo con vínculos mafiosos en los que creció Álvaro Uribe, no heredaba las malas amistades que han rodeado al expresidente.
La aparición del ‘Ñeñe’ golpea esa idea, porque era un personaje del que la gente en Valledupar ya sospechaba de ser el testaferro del narcotraficante y sicario Marquitos Figueroa.
Un periodista de Valledupar que conocía al personaje lo describe así:
“El Ñeñe Hernández era un fanfarrón, un tipo que tenía mucha plata y le gustaba mostrarlo. Su papá era un señor reconocido de acá, llamado Aristides, y él hizo su fortuna exportando ganado a Venezuela, una cosa que a veces cruzaba los límites con el contrabando y era muy buen negocio porque se lo pagaban con un beneficio cambiario que tenía Chávez.
Entonces, le sobraba la plata y le gustaba contarla en público, ponerse los mejores relojes. En fin.
Él cae un poco en desgracia económica cuando empiezan a haber restricciones en Venezuela y es cuando comienza el rumor acá en el Valle de que él tenía cierta vinculación con las bacrim y exactamente con Marquitos Figueroa, decían que era su testaferro.
Para ese momento ya el Ñeñe se había conocido con María Mónica, que fue reina y tiene las mejores relaciones. Entonces el ñeñe se movía como en esa doble vida: como esposo de María Mónica era invitado a eventos con el jet set en Bogotá y acá pues se decía lo que se decía. Siempre tuvieron un manejo excesivo de dinero.
El Presidente ha negado tener una relación personal con el ‘Ñeñe’ -a quien llamó “el señor Hernández” y dijo que dado que sus papás eran amigos había conocido a la familia de ‘El Ñeñe’ en 1995 pero que al personaje solo lo conoció en los últimos cuatro años en eventos públicos y que jamás tuvo ‘hermandad’ con él (el Ñeñe dice en una de las grabaciones que Duque era su ‘hermano’.)
Sin embargo, las fotos del presidente abrazado con el Ñeñe; de Duque y su esposa con toda la familia del Ñeñe; de Duque en una fiesta en la que saluda al Ñeñe; el testimonio y una columna de José Manuel Aponte Martínez, primo de la mamá del Ñeñe el diario de El Pilón, mucho antes de que surgieran estas revelaciones, en las que cuenta que Duque y el ‘Ñeñe’ eran amigos desde la infancia; y las vallas que colgó el ‘Ñeñe’ haciéndola campaña a Duque hacen difícil creer que fuera un transeúnte más que se tomó una foto con él en la campaña.