El perdón que buscan las Farc en la tierra del No

Silla Sur

Encuentro entre Ramiro Durán, responsable político de las Farc en Putumayo y el alcalde de Rivera, Néstor Barreiro

Dos miembros del bloque Sur de las Farc se están acercando a la Iglesia Católica, a alcaldes locales y a líderes sindicales del Huila para concretar encuentros con las víctimas y pedirles perdón.

En Huila, un departamento donde ganó el No en el plebiscito con el 60 por ciento de los votos y el uribismo se siente porque la gente dice que fue gracias al expresidente Uribe que la guerrilla se fue, las Farc se están acercando a la Iglesia Católica, a alcaldes locales y a líderes sindicales para concretar encuentros con las víctimas y pedirles perdón.

Quieren hacerlo con las familias de los nueve concejales que mataron en el municipio de Rivera en 2006; con los que secuestraron en el Edificio Torres de Miraflores en 2001, en pleno centro de Neiva, haciéndose pasar por gente del Gaula, mientras la ciudad celebraba el 2 a 0 con el que Colombia le había ganado a Honduras en la Copa América; y con las familias y los que sobrevivieron para contar cómo la guerrilla lanzó una granada hechiza al Ejército en 1990 en Algeciras y mató a seis niños que ese viernes festivo lideraban la caravana de una carrera de ciclistas en el pueblo.

Así se están acercando para concretar los encuentros que las Farc están comenzando a hacer antes de que entre a funcionar la Jurisdicción Especial de Paz que impondrá los parámetros para esas pedidas de perdón, que en todo caso tienen que ser consensuadas con las víctimas.

Los acercamientos

Desde hace varios días, Ramiro Durán y Federico Montes, dos comandantes políticos del Bloque Sur de las Farc, han estado en Neiva y han ido tocando algunas puertas para empezar a cuadrar cómo serán esos eventos.

 

“Estamos buscando la manera de desintoxicarnos de la guerra”, dijo a La Silla Sur Montes. “De dejar a un lado los rencores y por eso estamos en la obligación de mirar qué hacemos con las víctimas, porque hay cosas que hicimos que tienen justificación y hay otras que no. Hay otras en las que excedimos los límites”, dijo.

“Queremos buscar con interlocutores válidos como la Iglesia, la misma institucionalidad de acá, la posibilidad de llegar a las víctimas. A las de Miraflores, a las familias de los concejales de Rivera, a las de los niños en Algeciras y otros casos que ya tenemos identificados”.

“Hay que manejar esto con mucha prudencia. Nosotros estamos dándole a conocer a la gente nuestra disponibilidad para hacer esos encuentros, pero sin que esto se vuelva un show mediático y que nadie venga a sacarle provecho político”, agregó.

Se fueron a hablar primero con el obispo de Neiva, Froylan Casas. Lo visitaron hace diez días en la casa cural de la ciudad para pedirle que los ayude a acercarse a las víctimas.

“Yo los felicité por tener la valentía de querer pedir perdón, pero les advertí que no acepto que en esos encuentros haya políticos” dijo a La Silla Sur el obispo Casas. “Eso sí, les repetí que matar es un pecado mortal y que como ministro de Dios, mi tarea es buscar la reconciliación”, agregó.

“Este es un proceso lento. Eso no es como que ay venga le pido perdón y listo. No. Es un proceso muy doloroso para las víctimas y ellas son las que deben tener actitud de perdonar”, dijo. “Eso es lo que vamos a empezar a hacer. A facilitar esos espacios”.

El puente para llegar al obispo se los hizo Jairo Losada, un dirigente sindical de izquierda en el Huila que se autodefine como “gestor de paz” y que fue profesor de Ramiro Durán cuando estudiaba en el Colegio Nacional Santa Librada de Neiva, del que también se graduó Federico Montes.

“Yo les perdí la pista cuando se fueron a las Farc y cuando me enteré que seguían vivos por todo esto del proceso, pues logré hablar por teléfono con Ramiro. Y entonces lo saludé con el apodo de cuando era su profesor. Le dije “que hubo avispado” y bueno, desde ahí los he ayudado a que hagan pedagogía y a que se encuentren con gente acá”, contó Losada a La Silla Sur en las oficinas de su sindicato.

Por medio de Losada también llegaron hasta la oficina de Aníbal Rodríguez. Un constructor huilense que las Farc secuestró durante la toma de Miraflores en 2001 y que liberaron tres años después en El Paujil, Caquetá.

“Ellos (Ramiro y Federico) llegaron un poco tensos. Me manifestaron que estaban interesados en pedirle perdón a las víctimas de Miraflores”, nos contó Rodríguez. “Estuvimos hablando largo y yo les dije que por qué no hacían un evento más amplio. No sólo Miraflores. Algo que de verdad abarcara a tantas víctimas que tienen acá porque es que el Huila tuvo casos muy dolorosos que todavía están pesando mucho”, nos dijo Rodríguez.

También nos contó que Losada le dijo que el jefe de la delegación de las Farc en La Habana, Iván Márquez, quería hablar con él en Bogotá.

“Uno mirando a los ojos se puede equivocar. Pero yo vi en ambos sinceridad”, agregó.

Rodríguez ya se reunió una vez con Jorge Andrés Géchem, director de la oficina de paz y derechos humanos de la Alcaldía de Neiva y también hijo del hoy senador de la U, Jorge Eduardo Géchem. Gechem también fue secuestrado por las Farc.

Géchem hijo nos contó que estuvo en un almuerzo con los dos comandantes de las Farc y profesores de La Cooperativa y la Universidad Surcolombiana.

“Yo les dije ahí con todo respeto que tenían que hacer un gran acto, con víctimas de todo el departamento y no solo con algunos y que debían traer gente representativa. Que aquí no pueden venir a traernos a los rasos. Que trajeran gente del Secretariado, de la Teófilo Forero, ojalá ‘El Paisa’ que fue el que más daño hizo acá”, dijo Géchem a La Silla Sur y nos contó además que ya le contó al alcalde Rodrigo Lara y que le pareció buena la idea de hacer un evento grande entre agosto o septiembre.

Y también ambos comandantes se han ido acercando a alcaldes.

Este fin de semana Ramiro Durán de las Farc se encontró con Néstor Barreiro, el alcalde de Rivera, el municipio en que las Farc mataron a 9 de 15 concejales hace once años.

“A mi me dijo que quieren hacer algo acá con las familias, inicialmente algo privado. Quieren que sea algo primero solo ellos con las víctimas y si ellas quieren, después algo más abierto”, contó el alcalde a La Silla. “Quedamos en volver a reunirnos”, agregó.

Pero a pesar de esos primeros acercamientos, entre las víctimas no hay un consenso sobre qué tanto ese perdón que quieren pedir las Farc les va a servir de algo.

Las víctimas, entre sí y no

De las víctimas con las que habló La Silla, unas creen que si se hacen esos encuentros va ser más fácil dejar atrás lo que les hicieron; pero otras sienten que si se hacen, debe ser con los autores de los hechos y no con cualquier vocero de las Farc.

“Cuando uno es víctima entiende que estos encuentros sirven para dejar atrás el dolor y que hay que buscar que nada de lo que pasó vuelva a pasar”, opina Aníbal Rodríguez.

“A mi me interesa es la reparación. No tengo problema en que quieran pedir perdón porque igual ese perdón es para ellos. Para que sanen, pero sí creo que también tienen que darnos algo más que eso”, nos dice Ronald Ramírez, que tenía ocho años cuando las Farc lanzaron una granada hechiza que mató a sus amigos en Algeciras.

“Yo no me siento con bandidos. Si quieren pedirles perdón a las víctimas de Miraflores tendría que hacerlo ‘El Paisa’, que fue el autor intelectual y material de la toma y que fue el me sacó a mi, a mi mamá y a mi hermano de mi apartamento”, dijo a La Silla el representante conservador Jaime Felipe Lozada, hijo de la también exsecuestrada Gloria Polanco.

Para Leandro Perdomo, director de la ‘Corporación Continuar’, que es la que crearon las nueve familias de los concejales asesinados en Rivera, hay viudas que sí quieren sentarse con las Farc y hay otras que no.

Sobre todo porque justo hace quince días liberaron a ‘alias Shakira’, la guerrillera de la Teófilo Forero que fue condenada por la masacre de los concejales. Como según la nueva ley de justicia transicional, ya habría pagado el tiempo máximo de condena, quedó en libertad provisional.

“La verdad es que acá vemos que hay beneficios para los víctimarios con eso de la jurisdicción especial de paz, pero no para las víctimas” opina Perdomo.

“Si van a venir, pedimos como mínimo que haya una preparación. Que entonces antes nos traigan a las víctimas de Bojayá o a las de los diputados del Valle, para ver si a ellos les sirvió de algo sentarse con la guerrilla”, agregó.

En todo caso, si los encuentros se dan, para las Farc sería un primer paso no sólo simbólico, sino también político porque entre sus planes está que el sur del país se vuelva uno de sus fortines electorales. Pero al ser un departamento que ha sufrido tanto y que es tan uribista, es probable que las víctimas del Huila perdonen, pero falta mucho para que olviden.

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