Cuando su hijo Luis Monsalvo Gnecco ganó la Gobernación del Cesar el 25 de octubre de 2011, Cielo Gnecco Cerchar se convirtió en la mandamás de ese departamento. Y aunque desde el 31 de diciembre pasado él ya no ocupa la silla de gobernador, el poder de la matrona del clan Gnecco, prima del exgobernador Juan Francisco ‘Kiko’ Gómez, sigue intacto porque además de tener a personal de su cuerda en cinco secretarías, un primo suyo es desde la semana pasada el contralor departamental.
El poder intacto de doña Cielo
Cuando su hijo Luis Monsalvo Gnecco ganó la Gobernación del Cesar el 25 de octubre de 2011, Cielo Gnecco Cerchar se convirtió en la mandamás de ese departamento. Y aunque desde el 31 de diciembre pasado él ya no ocupa la silla de gobernador, el poder de la matrona del clan Gnecco, prima del exgobernador Juan Francisco ‘Kiko’ Gómez, sigue intacto porque además de tener a personal de su cuerda en cinco secretarías, un primo suyo es desde la semana pasada el contralor departamental.
Los Gnecco, que recuperaron la Gobernación en 2012 tras dos períodos consecutivos de derrotas, tienen la única curul del Cesar en el Senado a través de José Alfredo Gnecco (sobrino de doña Cielo) y le pusieron votos a tres de los cuatro representantes del departamento (Cristian Moreno, Ape Cuello y Fernando De la Peña). Además, paramilitares como Salvatore Mancuso señalan a dos miembros de esta familia de impulsar la llegada del paramilitarismo al Cesar: Nelson Gnecco y el fallecido Jorge Gnecco Cerchar, ambos hermanos de doña Cielo.
Aunque fueron los Gnecco quienes financiaron la campaña del ahora gobernador Franco Ovalle, en el Cesar no faltaron quienes aseguraron el semestre pasado que Franco demostraría su vuelo propio tan pronto se posesionara porque no era de las entrañas de esa casa política y por su reconocida amistad de años con el vicepresidente Germán Vargas Lleras.
Sin embargo, estas dos primeras semanas de gobierno anticipan que la ex primera gestora seguirá con un rol protagónico en la Gobernación (esta vez tras bambalinas), y que el margen de maniobra del mandatario no será tan holgado.
El primer hecho simbólico del poder intacto de Cielo Gnecco ocurrió durante la posesión en Valledupar, el primero de enero. Ese día no fue el presidente de la Asamblea, como establece el protocolo, quien le impuso la banda de gobernador a Ovalle sino el mismo exgobernador Monsalvo. Ese detalle no pasó desapercibido y en el Cesar se interpretó como un mensaje contundente del clan.
Ese mismo día, con el anuncio de los primeros nombres del gabinete, no quedaron dudas de la influencia que los Gnecco tendrán en el mandato de Ovalle: en cuatro secretarías clave (General, Hacienda, Planeación e Infraestructura) fueron ratificados funcionarios de la anterior administración.
Además, quedaron con cuotas en las asesorías de despacho, en la jefatura de prensa, la coordinación de Turismo y en la Secretaría de Ambiente. En esta última fue nombrado el excandidato a la Alcaldía Andrés Arturo Fernández, primo de doña Cielo.
Pero lo que en el Cesar consideran la evidencia reina del control que Cielo Gnecco ejercerá sobre Franco, los próximos cuatro años, es el que ella tenga a alguien de su cuerda en la Contraloría.
Tras una votación unánime, esa silla comenzó a ocuparla desde la semana pasada su primo César Cerchiaro, quien fue secretario general de la administración de Luis Monsalvo, gobernador encargado varias veces y el semestre pasado, gerente de la campaña que llevó a Franco a la Gobernación.
Por eso, en la tierra del vallenato muchos dicen que se trata de un contralor de bolsillo, mientras que otros aseguran que en el fondo es una movida de doña Cielo para mantener controlado al gobernador.
Así las cosas, habrá poderío Gnecco en el Cesar para rato.