El primer eco de Cajamarca en Bogotá

Silla Cachaca

Los vecinos de la antigua fábrica de Bavaria en Kennedy pelean para que se construya un gran parque que oxigene a una de las localidades más contaminadas de la ciudad. El Distrito impulsa un plan, que viene de tiempos de Gustavo Petro, para hacer miles de viviendas y un parque mediano.

Si la gran pelea de los ambientalistas con la administración de Enrique Peñalosa se debe al debate sobre la reserva Thomas van der Hammen, en el norte del Distrito, en el sur de la ciudad hay otra puja similar que tiene menos fuerza pero que para algunos vecinos podría convertirse en la Van der Hammen del Sur, y que ganó fuerza después de la victoria de la consulta popular de Cajamarca.

Se trata de la oposición a la construcción en la vieja fábrica de Bavaria de la avenida Boyacá, en la que la comunidad de los barrios aledaños (Aloha, Marsella, San José de Bavaria, Techo y Villa Alsacia, entre otros) se opone a un proyecto que consideran nocivo para su medio ambiente.

Los opositores no quieren que se talen los más de 3 mil árboles que rodean la fábrica para construir 12.338 viviendas, un colegio, un centro de educación superior, centros de comercio y parques y alamedas que ocuparán un poco más de la mitad del área del actual Parque de los Novios.

Sienten que, aunque nunca han tocado esos árboles, pues están cercados por las rejas y púas de Bavaria, son parte de sus barrios porque le dan un respiro de aire limpio a una de las localidades con menos árboles por habitante.

Por eso se oponen a un proyecto que acabaría, progresivamente, con estos árboles. Para evitarlo, han hecho movilizaciones, han investigado las condiciones ambientales del bosque para llenarse de argumentos que sirvan para evitar que lo talen y han recolectado firmas pidiendo una consulta popular local al estilo Cajamarca.


Sin embargo parece difícil que la administración dé su brazo a torcer y modifique su intención de urbanizar la antigua fábrica de cerveza.

Con Petro nace el Plan Parcial

Los predios de la fábrica miden 78,25 hectáreas y, de acuerdo a lo que nos dijo la Secretaria de Hábitat, María Carolina Castillo, valen un poco más de 820 mil millones de pesos, el equivalente a más de cuatro metrocables como el de Ciudad Bolívar o a todo lo que se invierte en Kennedy en 12 años.

La intención del Distrito es permitir que unos privados construyan toda una urbanización, con más de 10 mil viviendas de interés social (VIS), de interés prioritario (VIP), de estratos 3 y 4, para que ayuden a suplir el déficit de viviendas y espacio público que tiene la localidad.

Eso a cambio de que casi la mitad del lote, que es privado, se convierta en zonas abiertas al úblico, incluyendo un parque en el corazón del terreno. Para hacerlo está andando un Plan Parcial, llamado Fábrica Bavaria.

Los planes parciales son una forma de planear el uso del suelo través de proyectos urbanos, de áreas que suelen ser similares a un barrio; se suelen usar en terrenos nuevos para que crezca una ciudad (técnicamente llamados de expansión urbana=) o en zonas deterioradas que se van a mejorar (renovación urbana). En ellos se define qué se construirá, en qué tiempos y fases, quién lo hará y cuánto va a costar. Como son sobre áreas relativamente amplias sirven para planear cómo van a funcionar las áreas privadas y las públicas, incluyendo vías, parques, elementos ambientales o parques. En ellos se define de una vez qué obligaciones tienen los privados, especialmente cuando los terrenos no son públicos.

Según le contó a La Silla Nicolás Corso Salamanca, gerente de Metrovivienda de Gustavo Petro, el origen del plan se remonta a 2012 cuando, dentro de la estructuración del Plan de Desarrollo de Petro, empezaron a buscar lotes disponibles para construir VIP dentro de la ciudad y no en sus bordes.

Según Corso, Juan Francisco Rodríguez, un asesor del gerente anterior de Metrovivienda -Francesco Ambrosi-, fue el primero en detectar el potencial que tenía este lote, pues la antigua fábrica llevaba ya un año sin funcionar. Aunque Bavaria trasladó todas sus operaciones a la planta de Tocancipá, desde 2010 funcionan en la vieja fábrica unas oficinas administrativas y bodegas desde donde salen camiones para distribuir cerveza.

Por eso Corso contactó a los directivos de Bavaria y, después de ponerse de acuerdo con ellos, empezó a diseñar el Plan Parcial en conjunto con la firma de arquitectos Contexto Urbano, contratada por Bavaria, y de la que era socio el hoy secretario de Planeación, Andrés Ortiz, quien en abril del 2016 se declaró impedido para llevar a cabo el proyecto tras una columna del ex candidato a la Alcaldía, Aurelio Suárez, en El Espectador. Por eso, actualmente, la encargada del proyecto es Castillo.

Desde el inicio la idea ha sido hacer un proyecto privado, en el que el Distrito ayude a armar el diseño para mejorar su impacto sobre la ciudad y en el que Bavaria podrá vender los predios a las constructoras que quiera, para que éstas construyan de acuerdo a lo establecido en el Plan Parcial.

 

Según la ex Secretaria de Hábitat de Petro, María Mercedes Maldonado, en ese entonces el proyecto contemplaba la construcción de entre 3.600 y 5.000 VIP, mínimo 26 hectáreas de bosque (un tercio del lote) y dejar las instalaciones de la fábrica para construir un museo.

Cuando el proyecto empezó a andar Peñalosa lo criticó porque a su juicio lo estaban haciendo sin debate público. Y, como muestra este trino, pedía que mitad del lote fuera cedido para construir un gran parque:

Con su llegada a la alcaldía el proyecto no se paró pero sí se transformó. Curiosamente, en contravía de lo que pedía hace 5 años.

Con la fusión de Metrovivienda con la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano de Bogotá (ERU), el Plan Parcial pasó a estar en manos de la ERU y ahora sólo el 16 por ciento de los predios serán destinados a parques y alamedas, lejos del 50 por ciento que pedía el Alcalde hace 5 años.

El Plan Parcial actual propone construir, en 36,52 hectáreas, 1.259 VIS, 1.526 VIP y 9.553 viviendas estrato 3 y 4. También, planea dejar 12,6 para parques y alamedas, 4,8 para equipamientos públicos (particularmente uno de los 30 colegios públicos que se propuso a construir y otro privado) y 29,5 para áreas privadas de uso público, como parques de edificios.

Al final, más o menos el 45 por ciento de los lotes serán públicos y de uso público, y el otro 55 quedará construido.

Además, los privados que lo desarrollen deberán construir la Avenida Alsacia con tres carriles entre la Avenida Constitución y la Carrera 71D, el puente vehicular Alsacia encima de la Boyacá, un pontón en la Alsacia sobre el río Fucha, la Transversal 71B y cuatro puentes peatonales.

Todavía no se sabe qué empresas lo van a desarrollar, pues eso depende de Bavaria que no ha decidido a quién se los venderá.

Quien los desarrolle deberá adelantar el proyecto en 6 etapas, cada una de unos cinco años, y que solo se pueden ejecutar cuando los privados hayan construido todas las obras públicas de la etapa anterior; por ejemplo, solo podrán hacer la etapa 3, que es el corazón del proyecto, si antes ya hicieron toda la Avenida Alsacia y la transversal 71 B.

Esto si el Plan sigue según lo estipulado y los vecinos no logran cambiar la voluntad del Alcalde sacando el debate de lo estrictamente local.

El sueño de un segundo Cajamarca

En sus trinos del 2012, Peñalosa pedía que la comunidad peleara por el uso del suelo de la antigua fábrica Bavaria para que se hiciera un parque.

Eso, justamente, es lo que están haciendo hoy. Sólo que ahora pelean contra su administración.

Varios miembros de una veeduría ciudadana, que crearon los vecinos para oponerse al Plan, se unieron al edil de Alianza Verde, Francisco Castañeda, para hacer una campaña para proteger el bosque.

En dos semanas de junio del año pasado lograron recolectar 10 mil firmas y se la enviaron a la Alcaldía en forma de un derecho de petición en el que pedían que se hiciera una consulta popular.

El Alcalde delegó ese derecho de petición a la Secretaría de Hábitat que se los devolvió junto con las firmas argumentando, como nos contó la misma Secretaria, que la consulta popular no procede para planes parciales.

Los opositores entutelaron la respuesta de la Secretaría y perdieron, algo que tiene sentido según DIana Rodríguez, investigadora de Dejusticia y expera en consulta previa.

Sin embargo, no ha parado la pelea de los vecinos por los árboles que, desde la distancia, tanto quieren.

Desde que les negaron la posibilidad de hacer la consulta popular han hecho dos audiencias públicas -con más de 500 personas en cada una-, una mesa de trabajo permanente y han investigado, por su cuenta, la flora y fauna que habita en esos predios.

Su principal argumento para frenar el proyecto es que se destruiría un bosque que, según cifras de Bavaria, tiene 3.500 árboles y sirve como pulmón para todo el suroccidente de Bogotá.
Para los vecinos, talarlos sería una catástrofe ambiental ya que, en 2015, el Ideam declaró a Kennedy como la zona con peor calidad de aire del país, algo que empeoraría si se cambian los árboles por edificios.

Pese a que en la Secretaría de Hábitat recuerdan que con el Plan Parcial se le entregará a la ciudad el 45 por ciento de unos predios que hoy son privados, a los vecinos les molesta que al talar los pinos, eucaliptos, cipreses y acacias, les quitarán la posibilidad de tener uno de los parques más grandes de la ciudad.

De hacerlo, ese parque serviría para oxigenar a una localidad que sólo cuenta con 1 árbol por cada 10 personas, un número muy por debajo de los estándares de la OMS (1 árbol por cada 3 habitantes), de localidades como Usaquén y Suba que tienen en promedio 2 árboles por cada 10 habitantes y de ciudades como París, Madrid y Santiago en donde hay más de 10 árboles por persona .

Argumentan también que en estos predios viven grandes aves (como lechuzas y milanos) que se verían afectadas si talan los árboles.

Por eso, le piden al Distrito tener la voluntad política para mantener los árboles y crear un parque que podría llegar a ocupar más de la mitad del área del Parque Simón Bolívar.

En la Secretaría de Hábitat responden que sí los van a talar progresivamente, pero para reemplazarlos por 9.500 árboles nativos que ayuden al ecosistema: los actuales son en su mayoría eucaliptos, una especie foránea que seca el terreno e impide el crecimiento de la flora nativa.

A pesar de que eso implicaría tener más árboles al cabo de 3 décadas, para los vecinos son pocos si se tiene en cuenta el tamaño de los predios y, por eso, no cambia su sueño de un parque más grande. De hecho, estarían de acuerdo con que se cambiaran los eucaliptos por árboles nativos siempre y cuando se haga allí un parque metropolitano.

Su otro argumento es que dicen que durante 38 años Bavaria sacó ilegalmente agua subterránea y que por eso la empresa tendría una deuda pendiente con la ciudad, que debería saldar entregando esos lotes para hacer un parque.

En la empresa responden que nunca extrajeron agua de esos acuíferos y que la que usaban venía del Acueducto. Argumentan que estaban vigilados por esa empresa y por el antiguo Departamento Administrativo del Medio Ambiente, que en 2006 se convirtió en la Secretaría de Ambiente, y que por ende no hubieran podido extraer agua ilegalmente.

Por todo eso los vecinos insisten en hacer una consulta para que los habitantes de Kennedy decidan qué se debe hacer con los lotes de la antigua cervecería, una posibilidad que no tiene precedentes y que los jueces ya les dijeron que no es factible, pero que cogió fuerza tras el éxito de Cajamarca.

En su lucha contra el Plan Parcial, los vecinos no están solos, sino que, también, cuentan con el apoyo de cuatro concejales: Antonio Sanguino, de Alianza Verde; Celio Nieves y Manuel Sarmiento, del Polo; y Roger Carrillo, del Partido Conservador.

El último considera que el Plan Parcial debe suspenderse y que el problema debe discutirse en el POT que Peñalosa debe presentar en el segundo semestre de este año.

Nieves, por otro lado, le mandó a La Silla un comunicado en el que dice “que se requiere la construcción y/o adecuación de un parque de escala metropolitana para fortalecer la Estructura Ecológica Principal de la ciudad y aumentar el espacio público para los habitantes del occidente de Bogotá”.

Sarmiento alega que, además del problema ambiental que produciría el proyecto, otra de sus inquietudes es el impacto que tendría sobre la movilidad del sector, pues ésta es una de las zonas más congestionadas de la ciudad y, metiéndole 12.000 viviendas más, colapsaría.

“Si en Cajamarca se hizo una consulta para que la comunidad decidiera el uso del suelo, ¿por qué en Bogotá no?” le dijo Sanguino a La Silla.

Eso es lo que piensan, también, los líderes de los barrios aledaños.

“Yo creo que con lo de Cajamarca comenzó la revolución verde en Colombia. Ellos fueron los primeros, nosotros esperamos ser los segundos” le dijo a La Silla Ricardo Santamaría, uno de los que lidera el movimiento que quiere que los predios de la antigua fábrica de Bavaria se convierta en un parque público.

Como ya está claro que no cabe una consulta solo en la localidad, les quedan dos opciones: que Peñalosa mismo la convoque o recolectar aproximadamente 560 mil firmas para que la consulta se haga en toda la ciudad, pues quien decide el destino del suelo no es el Alcalde Local sino el Distrital, Pero las dos opciones son casi imposibles.

El Plan Parcial ya tiene el visto bueno de Planeación y sólo falta que, después de hacerle unos ajustes, le pase el definitivo a la Alcaldía para que ésta cree el decreto de adopción; lo cual puede demorarse lo que resta del año.

Si los vecinos y sus aliados logran calentar el tema, posicionar el problema como el de la van der Hammen del Sur - como le han dicho los vecinos a La Silla- y recoger más apoyos en la ciudad, todavía queda una pequeña opción de que el plan termine cambiando, con o sin consulta.

Compartir
0