El proceso con el ELN: una negociación de tres patas

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La agenda tiene varios puntos iguales a los que se acordó con las Farc en la Habana.  La gran diferencia es el rol que tendrá la sociedad civil en estos diálogos y eso puede hacer toda la diferencia no sólo en la dinámica con el ELN sino también con las Farc.

Hoy el Gobierno y el ELN finalmente acordaron instaurar la mesa de negociación de paz y una agenda para el diálogo después de más de 20 años de anuncios infructuosos.

En términos generales, lo presentado hoy es una agenda que tiene un sitio muy claro de llegada y que es la mejor noticia para el país: el ELN se compromete a que el punto final de esta negociación es la dejación de las armas, algo a lo que el grupo guerrillero siempre se había resistido a aceptar.

 

De la agenda se deduce que la negociación se hará paralelamente a la de las Farc y que tendrán una convergencia “ideológica y metodológica” con lo que está sucediendo en la Habana.

La agenda tiene varios puntos iguales a los que se acordó con las Farc en la Habana.  La gran diferencia es el rol que tendrá la sociedad civil en estos diálogos y eso puede hacer toda la diferencia no sólo en la dinámica con el ELN sino también con las Farc.

De los seis puntos que se acordaron, tres ya están decididos con las Farc: el punto cuatro sobre víctimas, el quinto sobre fin de conflicto y el sexto sobre implementación de los acuerdos.

Como había contado La Silla, estos eran los elementos que el Gobierno había planteado como “de obligatoria adhesión”: el punto sobre justicia transicional, cese al fuego y la dejación de las armas como puerto de destino y poner a las víctimas en el centro de la negociación.

Los elenos aceptan de entrada someterse a la jurisdicción paz, según la cual, a cambio de confesar sus crímenes podrían acceder a una pena judicial alternativa que no implicaría pagar cárcel por sus delitos internacionales sino una restricción de libertad de otro tipo que aplicará el tribunal de paz en cada caso.

El acuerdo también contempla cese bilateral con verificación internacional aunque el Presidente dijo que seguirán la misma dinámica que con las Farc de combatirlos a la par que negocian hasta que acuerden el cese. Y que cuando lo hagan, deben concentrarse porque sería inaceptable que mientras las Farc estén concentradas, el ELN esté desperdigada por todo el país.

El texto presentado hoy también habla del componente de refrendación de los acuerdos que, aunque no lo dice explícitamente, seguramente seguirá el mismo mecanismo que se adopte para las Farc porque sería muy difícil hacer un plebiscito para las Farc y otro para Eln o una Asamblea Constituyente en la que no estuvieran ambas guerrillas.

“Los procesos con las Farc y el ELN son distintos pero el fin del conflicto es uno solo. Por eso, el acuerdo sobre la agenda que hemos logrado con el ELN dice expresamente que, en estos puntos, se encontrarán mecanismos de coordinación con la mesa de La Habana”, dijo Santos en una alocución presidencial después del anuncio de los negociadores del Gobierno y del ELN.

Las diferencias

La principal diferencia entre los diálogos de paz entre el Gobierno y las guerrillas de las Farc y el ELN será el rol que jugará la sociedad civil y que son el sustento de los primeros tres puntos de la agenda con los elenos.

Aunque el marco de la negociación publicado hoy está redactado de forma tan engorrosa y abstracta que es difícil entender exactamente cómo jugará la sociedad civil, lo que sí queda claro es que en este punto el ELN ganó un pulso que tenía con el gobierno desde hace mucho tiempo: la población civil tendrá un papel mucho más protagónico en esta negociación que la que tuvo el proceso con las Farc.

Con las Farc se hicieron audiencias organizadas por la Universidad Nacional y las Naciones Unidas donde la población civil hizo propuestas que se llevaron a la mesa, pero en la práctica su participación fue más una botadera de corriente que un factor decisivo en la mesa.

Pero a diferencia de las Farc que es un ejército jerárquico, el ELN es una ong armada donde los combatientes constituyen sólo una fracción de la guerrilla y el resto son lo que ellos denominan el “frente amplio”, constituido por miles de civiles que son orgánicos al ELN y que han infiltrado el movimiento civil e instancias políticas en las zonas donde ellos tienen influencia, como Arauca.

De hecho, los estimativos oficiales dan cuenta de que el ELN tiene actualmente unos 1500 combatientes armados y unos  5 mil miembros civiles que también forman parte de la guerrilla en este “frente amplio”.

Según el Acuerdo Marco de esta nueva negociación, la sociedad civil participará en la elaboración de propuestas e iniciativas a lo largo de los diálogos y podrá intervenir sobre los temas de la agenda para “construir una visión común de paz que propicie las transformaciones para la nación y las regiones”, como dice el primer punto.

El segundo punto habla de la “democracia para la paz” entendido como un debate con la sociedad civil en la que ésta examine su participación y las decisiones en los problemas que afectan su realidad.

“El punto de sociedad civil, puede significar que como el ELN considera que no representa a la sociedad, sino que es un vínculo para que la sociedad negocie, tienen que sentarse a negociar, con voz y voto, representantes del pueblo. Eso puede significar hacer unos foros, como pasó con las Farc, pero yo creo que ellos buscan que esa participación sea realmente activa y decisiva”, le dijo a La Silla el analista del ELN, Frederic Massé.

Quizás por eso el contenido de la negociación con el ELN está lejos de estar definido, a diferencia del de las Farc que era muy específico, lo que responde precisamente a las diferencias filosóficas y de organización que hay entre ambas guerrillas.

Mientras para las Farc la mesa de negociación es un medio para conseguir varias de las reivindicaciones sociales que supuestamente inspiraban su lucha armada y crear las condiciones políticas para llegar al poder, para el ELN la negociación siempre ha sido vista como un escenario de diplomacia política para posicionar sus imaginarios de lucha revolucionaria y para servir como puente para que la ‘sociedad civil’ negocie con el Establecimiento.

Las posibilidades y riesgos de la participación

El Gobierno no parece tener claro exactamente cómo será ese modelo de participación de la población en la negociación y, a juzgar por las conversaciones que tuvo La Silla, existe la ilusión de que sean espacios más parecidos a los foros organizados por ONU y La Universidad Nacional, que se hicieron en el proceso con las Farc.

Los que han estado más cerca a la negociación parecen estar pensando en un modelo como el de las “asambleas por la paz” que se organizaron como parte de la negociación entre la USO y el Ministerio del Trabajo 11 asambleas regionales y 53 subasambleas en todo el país.  

Estos espacios, como explicó el profesor Alejo Vargas, que ha estado muy cerca de las negociaciones con el Eln, fueron “espacios de concertación” y la idea sería que con el Eln se dieran espacios similares donde se ventilaran los temas más apremiantes para la sociedad civil.

En los últimos meses se ha ido consolidando “la Mesa social para la paz” con organizaciones que han tenido algunos vasos comunicantes con el ELN como el Congreso de los Pueblos y sectores de Marcha Patriótica y muy seguramente esta Mesa se convertirá en un protagonista de estos diálogos a nombre de la sociedad civil.

Sin embargo, de la agenda surgen varias preguntas cuya respuesta será definitiva para entender la dinámica que ganará esta negociación.

La primera es quién definirá los criterios para escoger la “sociedad civil” que participará en estos diálogos y los mecanismos que tendrán para que su voz sea escuchada. Si esos criterios no son totalmente transparentes existe el riesgo de que dada la estructura del Frente Amplio del ELN, la conversación se vuelva en realidad un ‘yo con yo’, es decir,  de los militantes no armados con los amados y queden por fuera las voces de otros sectores de la sociedad menos afines al grupo guerrillero.

Y, que por esa vía, la agenda de negociación con el ELN cruce varias de las líneas rojas que trazó el Gobierno en la negociación con las Farc, incluyendo la discusión de la política minero- energética y de la soberanía sobre los recursos naturales, que ha sido una de las banderas que ha tenido el Eln históricamente.

La otra pregunta tiene que ver con el tercer punto de la agenda, “las transformaciones para la paz”, y específicamente con la secuencia en la que se llevarán a cabo los puntos de la agenda.

Este punto incluye revisar las propuestas de la sociedad civil en el punto dos y generar programas para “superar la pobreza, la exclusión social, la corrupción, degradación ambiental “en búsqueda de la equidad” y planes alternativos con enfoque territorial para desarrollar opciones económicas y productivas que beneficien a las comunidades”.

En este mismo acuerdo, dice que “las conversaciones de la fase pública se desarrollarán de acuerdo con el orden de la agenda establecida” y que “cualquier cambio se hará de mutuo acuerdo”.

La pregunta, entonces, es si dado que este punto es anterior al de la firma del Acuerdo Final, la implementación de estos programas y planes con las comunidades se harán antes de que el Eln deje las armas.

Incluso, todo esta discusión con las comunidades sobre los proyectos con enfoque territorial durante la negociación con el Eln puede abrir la puerta a un debate sobre si con esto el Eln está haciendo política -así no estén armados en esas sesiones con las comunidades- sin haber dejado previamente las armas mientras que las Farc están aisladas en la zona de concentración y con la prohibición de hablar con las comunidades.

La tercera pregunta es sobre los tiempos. Aunque el Eln y el Gobierno anunciaron que se instalará la Mesa y que tendrá una sede rotativa en cinco países (Ecuador, Venezuela, Chile, Brasil y Cuba) no fijaron una fecha exacta para la instalación. Solo se sabe que antes el ELN tiene que liberar los secuestrados que todavía tiene en su poder.

El Presidente tampoco anunció quiénes serán los negociadores por parte del Gobierno y según supo La Silla todavía no lo sabe.

Esto seguramente se sabrá en los próximos días.  También cómo será específicamente la metodología de la negociación con un tercer actor tan difuso como la sociedad civil.

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