“Sintracaprecom rechaza la Roy política que le pone Barreras a la salud de los colombianos”. Así se lee en una de las pancartas de los sindicalistas que protestan en la sede de Caprecom, la EPS pública que desde esta semana entró en una de sus peores crisis. La crisis, que ya venía de tiempo atrás, se aceleró por un pulso entre el senador Roy Barreras y el Sindicato de la EPS. Mientras el Senador acusa al Sindicato de una conspiración política, éste acusa a Barreras de torpedear el funcionamiento administrativo y financiero de la entidad anteponiendo sus intereses y los de sus supuestas cuotas burocráticas.
El pulso político que aceleró la crisis de Caprecom
“Sintracaprecom rechaza la Roy política que le pone Barreras a la salud de los colombianos”. Así se lee en una de las pancartas de los sindicalistas que protestan en la sede de Caprecom, la EPS pública que desde esta semana entró en una de sus peores crisis.
La crisis, que ya venía de tiempo atrás, se aceleró por un pulso entre el senador Roy Barreras y el Sindicato de la EPS. Mientras el Senador acusa al Sindicato de una conspiración política, éste acusa a Barreras de torpedear el funcionamiento administrativo y financiero de la entidad anteponiendo sus intereses y los de sus supuestas cuotas burocráticas.
Y mientras tanto, la entidad está al borde de la quiebra con un déficit de 600 mil millones de pesos, y el Sindicato de Trabajadores (Sintracaprecom) —que se compone de 520 empleados de planta y seis mil contratistas— entró en paro indefinido alegando que el Gobierno no propone medidas concretas.
Desde 2010, Roy Barreras se ha convertido en la manzana de la discordia dentro de Caprecom.
Las acusaciones en su contra por supuestas reparticiones de cargos comenzaron en septiembre de ese año, cuando el Gobierno nombró como director de la EPS estatal a Mario Andrés Urán. El nombramiento generó malestar entre quienes lo vieron como cuota de Barreras, y meses después se fueron dando más nombramientos de personas supuestamente cercanas al Senador.
Urán negó que fuera ficha de Barreras y justificó sus nombramientos, pero cada vez cogieron más fuerza las acusaciones de reparticiones burocráticas. Luego de la salida de Urán, José Ricardo Rodríguez asumió temporalmente la dirección hasta febrero de 2012, cuando fue nombrado Juan Carlos Botero, quien renunció dos meses después de asumir el cargo.
Roy Barreras es acusado por el Sindicato de Caprecom de tener cuotas políticas que han torpedeado el buen funcionamiento administrativo y financiero de la EPS. Pero el Senador afirma que se trata de una conspiración política en su contra, ahora que está en plenas elecciones a la Presidencia del Senado.
El malestar del sindicato contra Barreras creció a tal punto que la ministra de Salud, Beatriz Londoño, tuvo que pronunciarse al respecto hace unas semanas: “Si hay equipo de Roy Barreras y que no tenga la competencia, el doctor Botero debe tener la claridad absoluta sobre cómo selecciona y cómo procede”. Pero Botero decidió renunciar.
Aunque Botero dijo que su renuncia se debía a la crisis financiera, fuentes en el Sindicato y en el área directiva de una empresa contratista de Caprecom le dijeron a La Silla que lo que realmente había detrás era un pulso político dentro de la EPS, y afirman que a Botero no lo dejaron nombrar a sus propios asesores.
“Por un lado quedó él y por otro quedaron las cuotas políticas, que son unas personas que llegaron a Caprecom autodenominándose del grupo de Roy Barreras. Entonces se han vuelto los funcionarios intocables. Estamos hablando de gente en cargos importantes: el secretario general Édgar Fabio García, la subdirectora administrativa Sandra Patricia Guzmán, la subdirectora financiera Ana María Jaramillo, y de ahí para abajo”, le contó Esperanza Reyes, la presidenta del Sindicato, a La Silla Vacía.
“Hace año y medio no hay estabilidad administrativa. Hemos tenido tres directores, y mientras el director es de una cuerda política, el subdirector es de otra y los demás funcionarios son de otra, y así. En Caprecom hay una pelea política que nos trasladaron desde el Congreso”.
Sin embargo, el Senador le negó a La Silla que estos funcionarios sean sus cuotas: “En el Sindicato mienten. Muchos de esos funcionarios ni siquiera son del Valle, sino de Bogotá. Y algunos incluso son conservadores. El Secretario general, por ejemplo, nunca ha votado por mí”. Y aclaró que a la opinión pública no debería sorprenderle que los partidos que ganen las elecciones gobiernen: “Pedir que descabecen a unos funcionarios por su militancia es inconstitucional. Aun si fuera cierto que son cuota mía, si son aptos para el trabajo tienen todo el derecho a militar y ejercer al tiempo un cargo público”.
Hernán Carrillo, otro miembro de Sintracaprecom, le dijo a La Silla que hace más de un mes el Sindicato se reunió con el senador Barreras, y que fue él mismo quien les explicó cómo los políticos se dividieron las entidades públicas en la Mesa de Unidad Nacional: “Entre los 26 senadores de La U, al grupo del Valle le tocó Caprecom. Y como Roy es el vocero de ese partido, Caprecom prácticamente se la asignaron a él”.
El Senador le dijo a La Silla que en efecto sí hablaron de las representaciones de los partidos en el Gobierno, pero aclaró que fue transparente y legítimo: “Así como los liberales tienen representación en el Ministerio de Trabajo, La U también obtuvo su representación, y por eso Mario Urán llegó a Caprecom. Es hora de acabar con la hipocresía. Hablar sobre participación política se debe hacer por encima de la mesa”.
Barreras le dijo a La Silla que en su contra hay quienes están logrando una manipulación mediática. “El Sindicato está montando una conspiración política. El paro no lo hicieron cuando estaba Urán, pero sí ahora cuando yo estoy en medio de elecciones a la presidencia del Senado. ¿No es curioso que la primera protesta que hicieron no hubiera sido frente al Ministerio de Trabajo, o el de Salud, sino frente al hotel donde yo estaba reunido discutiendo mi candidatura a la Presidencia del Senado?”, dijo.
El Senador no mencionó nombres específicos de quiénes estarían detrás de la manipulación mediática. Pero en toda esta pelea ronda el fantasma del vicepresidente Angelino Garzón.
La razón es que el anterior director Botero, quien llegó a Caprecom como supuesta cuota de nadie, ha sido señalado de ser ficha de Garzón, quien como Roy, es del Valle.
Botero es un odontólogo caleño, con una amplia trayectoria en el sector público y en el de la salud. Fue director del Hospital Universitario del Valle y gerente de Calisalud y de Red Salud Ladera.
En el Sindicato no lo ven como una cuota política, y dijeron haber mantenido buenas relaciones con él puesto que consideran que sí tenía como prioridad el interés de la EPS. Reyes le dijo a La Silla que aunque no sabía quién había llevado a Botero a Caprecom, “lo que sí es cierto es que no fue traído por Roy Barreras”. Y Carrillo dijo que “a Botero lo puso la ministra Londoño, pero por buen tecnócrata”.
Aunque La Silla no pudo comprobar si existía un vínculo entre Botero y Angelino, el ex director de Caprecom sí es cercano al ex alcalde de Cali Jorge Iván Ospina y fue el director del Departamento de Hacienda durante su alcaldía. Ospina, por su parte, sí es cercano políticamente a Garzón (fue gerente del hospital departamental cuando Angelino era Gobernador del Valle) y el Vicepresidente incluso le brindó su respaldo político en las elecciones a la Alcaldía.
El Sindicato de Caprecom negó que Botero o ellos tuvieran vínculos con el Vicepresidente. Sin embargo, se sabe que Garzón no mantiene buenas relaciones con Roy Barreras puesto que el Senador ha sido crítico de su gestión e incluso pidió una sanción en su contra por actuar como opositor del Gobierno.
Según afirmó Ricardo Ávila en Portafolio, Caprecom llegó a la crisis actual por dos razones: la primera, “las pérdidas enormes que se acumularon con el tiempo” a raíz de que a la EPS le adjudicaron funciones que no le correspondían, como administrar hospitales en liquidación, operar las intervenciones a los servicios de salud en Chocó y San Andrés, administrar la salud de los presos del país e incluso encargarse de la salud de una parte del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar; y la segunda, la pelea política.
Una fuente en el área directiva de una empresa contratista de Caprecom le dijo a este medio que la EPS “se está convirtiendo en la caja menor de algunos congresistas”, y que “la parte administrativa está infiltrada por la corriente política de Roy Barreras”. Esta fuente contó que en la Subdirección Financiera se escoge a cuáles empresas se les paga y a cuáles no sin criterios formales, pues primero se enrutan pagos a los prestadores y proveedores que suelen ser los recomendados por Barreras. Y en efecto, la salida de la secretaria financiera, Ana María Jaramillo, es una de las exigencias del Sindicato.
El miembro de Sintracaprecom, Hernán Carrillo, le dijo a La Silla que Jaramillo integró un comité que, por lo general, decide pagarles sólo a los hospitales del Valle, pues “Roy lo inclinó todo para favorecer a sus contactos dueños de IPS en ese departamento”.
El Senador rechazó estas acusaciones: “Es falso. Yo no tengo relación con la secretaria financiera y sé de primera mano que esas decisiones las toma la propia Ministra”.
Según las cifras que reveló la EPS, de los 60 mil millones que Caprecom giró en enero de 2012, los hospitales del Valle recibieron más de 4.000 millones (casi el siete por ciento), y el departamento fue el cuarto en todo el país en recibir mayores pagos. Es decir, que no parece evidente que el departamento de Barreras se haya visto especialmente favorecido.
En todo caso, la falta de coordinación entre la Dirección y las subdirecciones sí entorpeció el manejo administrativo y, según el Sindicato, profundizó el caos financiero, pues desde la Subdirección financiera se le abrieron las puertas a la injerencia excesiva de políticos. Y además, denuncian que en Caprecom se han llevado a cabo transacciones que, desde el punto de vista financiero, no han tenido ningún rigor y que han sembrado sospechas de que hay corrupción.
En mayo de 2011, por ejemplo, Caprecom compró por 1.300 millones la Clínica Manizales —la cual no estaba funcionando— antes que ponerse a paz y salvo con sus acreedores, como el Hospital Infantil de Manizales, cuya deuda era por casi el mismo monto y que tuvo que ser puesto a la venta a raíz de la crisis financiera en que se encontraba.
Pero el senador Barreras le dijo a La Silla que la crisis no es producto de injerencia política y negó que Caprecom se hubiera convertido en una caja menor: “La crisis es producto de la improvisación del gobierno anterior, durante el Ministerio de Diego Palacio”.
Mientras se resuelve el pulso, el bloqueo administrativo y el desorden financiero ya están llegando a su límite. Según dijo Juan Carlos Botero, hoy Caprecom necesita una inyección de 350 mil millones de pesos si quiere evitar el cierre, pues la EPS cuenta con un déficit de casi 600 mil millones. Las deudas con hospitales suman 230 mil millones, lo cual ha impedido que los pacientes puedan ser atendidos, pues como a los hospitales no les pagan no hay recursos para atender y a muchos de los médicos no se les paga hace meses. “A los tres millones de usuarios no se les está prestando servicio médico, y no hay ni medicamentos ni hospitales para enviar a los pacientes. En Boyacá, por ejemplo, hay casi 500 personas con cáncer que no están recibiendo la quimioterapia”, le dijo Esperanza Reyes a La Silla.
La Silla Vacía intentó comunicarse con los funcionarios en cargos directivos de Caprecom, pero ninguno respondió las llamadas. Y funcionarios de menor rango, que sí respondieron, se abstuvieron de hacer cualquier comentario.