Emilio Otero Dajud, el poder detrás de los senadores
Emilio Otero Dajud, el poder detrás de los senadores
Emilio Otero es Secretario del Senado desde el 2002. El pasado 20 de julio, los 102 senadores votaron por él y logró reelegirse por quinta vez. Fotos: Laura Rico Piñeres Fotos: Laura Rico Piñeres. |
El 20 de julio, 102 senadores se posesionaron en el Capitolio del Congreso y junto a ellos, también Emilio Otero Dajud, quien es quizás tan poderoso como los otros 102.
“Emilio Otero es la ‘vaca sagrada’ del Senado, es el dueño del Congreso”, contó a La Silla Vacía el asistente de un congresista que tuvo que negociar con él una oficina hace cuatro años.
Otero, el Secretario del Senado desde hace ocho años, es quien distribuye las oficinas de los nuevos senadores y quien asigna sus carros blindados. Él ha sido el dolor de cabeza de Gilma Jiménez desde que se posesionó (porque a pesar de ser una de las senadoras más votadas siente que está en un hueco de oficina), pero también lo fue de otros senadores primíparos en el pasado que estaban buscando un espacio cómodo para trabajar.
La oficina de Otero, en cambio, es una de las más grandes del Congreso. Tiene tres salones, uno que es su despacho, y otros dos para sus diez asistentes. Las ventanas de dos metros dan a la Séptima. Y en su oficina, hay un sillón cómodo y una mesita con dulces para atender a sus visitas. Y quienes tienen que visitarlo son los senadores y funcionarios del gobierno que necesitan de Otero para que sus proyectos no se estanquen en el Senado. Tan solo el martes pasado, aún estaba en su oficina el ministro de Comercio Luis Guillermo Plata. Es una de las cosas de su trabajo que más disfruta.
Antes de ser elegido por primera vez, Otero admitió en una entrevista en El Tiempo, que parte del encanto de ese puesto es ‘manosearse con los ministros’.
El Secretario es quien maneja el orden del día en cada plenaria, quien incluye los cambios en los proyectos que los congresistas proponen y quien anota cuántos senadores están ausentes, cuántos presentes, y si hay mayorías para aprobar los proyectos. Emilio Otero es el árbitro del Senado.
La clave del exito está en hacer las cosas bien, siendo transparente y sin favorecer a nadie”– Emilio Otero
El poder de la la logística
Emilio Otero tiene a cargo 102 oficinas y 204 carros blindados para asignar. Y la entrega de estos siempre causa polémica al principio de una legislatura. Las senadoras de La U Marta Lucía Ramírez y Gina Parody fueron en el 2006 quienes tuvieron que pelear con Otero como lo hace ahora la senadora del Partido Verde Gilma Jiménez.
La entrega de las oficinas cada cuatro años son un dolor de cabeza porque la ley no se acomoda a los edificios que existen, explicó Otero a La Silla Vacía. Los edificios, tanto el viejo como el nuevo, tienen oficinas pensadas para un senador más dos asistentes, pero la Ley 5 de 1992 estableció que todo senador podrá tener hasta diez de ellos en su Unidad de Trabajo Legislativo (UTL).
“Ahí llegaron las invasiones”, explicó Otero. “Los senadores aprovecharon todo espacio libre que consiguieran para tumbar paredes y ampliar sus oficinas. Se tomaron hasta un restaurante de lujo que había en los noventas. Por eso no hay suficentes oficinas”.
Pero no todos los senadores sufren para conseguir su puesto, y eso es porque ya conocen como funciona Otero. “A los senadores reelegidos no les va tan mal como a los nuevos, porque los viejos ya se la han ‘transado’ con el Secretario”, explicó una fuente del Senado a La Silla Vacía.
La movida con Otero cada cuatro años consiste en una cosa: el voto a favor de su reelección. Otero llegó en 2002 a la Secretaría con 53 votos; luego aumentó a 96 en 2004; ganó 98 votos en 2006 y 2008. Este año sacó 102. El lobby lo hace senador por senador, aunque hay casos en los que los partidos se ponen de su lado.
En 2006, La U quería cambiar a Otero y poner su cuota en el Secretaría, pero el jefe de Cambio Radical y ex senador Germán Vargas Lleras logró que conservara su puesto. En agradecimiento, Otero dejó la oficina en manos del mismo partido. Vargas Lleras tenía una de las oficinas más codiciadas, y ahora está en poder del senador de Cambo Radical Javier Cáceres.
Así, nadie se mete con él, ‘cortesía legislativa’ le llaman. Y por eso es que varios dicen que él no es cuota de nadie, o más bien, que es cuota de todos.
La modernización del Congreso
Pero Otero dice que está ahí porque ha sido el mejor. “La clave del exito está en hacer las cosas bien, siendo transparente y sin favorecer a nadie”, dijo Otero a La Silla Vacía.
El secretario anterior salió del Senado trás el escándalo del proceso 8.000. Su nombre es Pedro Pumarejo, estuvo en la Secretaria durante ocho años, y en el 2003, la Fiscalía lo condenó a 92 meses de prisión por enriquecimiento ilícito. En cambio a Otero lo reconocen como el hombre que modernizó el Capitolio.
Entre sus grandes logros, Otero recuerda que fue él quien creó la Oficina de Gestión Ciudadana, que asiste a todo el que quiera presentar un proyecto de ley. La idea de esta es ayudar a que el autor evite caer en errores de forma, y que un buen proyecto de ley se caiga en el primer debate por minucias técnicas. Las sillas nuevas, los computadores en cada curul y mejorar el sonido en los salones también están en su lista de logros.
Quienes han trabajado en su oficina saben que es cuidadoso con cada detalle. “Siempre ha tenido un equipo grande en la Secretaría y es quien maneja todo, es metódico y muy celoso con el orden del día”, contó Jhonny Fortich, quien trabajó en el Senado como Jefe de Leyes.
Otero conoce sus funciones al pie de la letra. En su despacho tiene guardadas varias ediciones de la Constitución, recita los artículos de memoria y si duda en algún momento pide ayuda a su asistente. “Janeth, traigame por favor una ley quinta”, le dice Otero. La Ley 5 es el reglamento del Congreso, que Otero tuvo que aprenderse de memoria cuando llegó a la Secretaría en 2002.
Ante todo, la política en Córdoba
Detrás de su escritorio, Otero tiene colgado un cuadro con el perfil de Jorge Ramón Elías Nader, ex senador liberal y a quien le debe su entrada al Senado. Nader y Otero fueron vecinos en Sahagún, Córdoba, y el ex Senador llevó a Otero a Bogotá en 1979 para trabajar como mensajero, y luego como uno de los asistentes de su UTL.
Nader se quedó hasta el 97 en el Senado, pero Córdoba le permitió a Otero quedarse en el Congreso. “En la elección del 2002 me ayudaron congresistas de la Costa, algunos viejos y otros nuevos”, contó Otero. En 2006, los senadores de Córdoba, Julio Manzur y Zulema Jattin fueron de sus más cercanos allegados, según cuentan algunos de los que se posesionaron entonces.
Tanto Manzur como Jattin están siendo investigados por parapolítica (Manzur está en investigación previa disciplinaria), pero sus sucesores quedaron en el Senado. Nora García Burgos es la heredera de Manzur, y fue elegida por el Partido Conservador con 55 mil votos. Jattin dejó a Martín Morales Diz, quien fue elegido por La U con 34 mil votos. Ellos dos, junto con Arleth Casado, del partido Liberal, Bernardo Elías Nader y Musa Besaile de La U, son la bancada de Córdoba en el Senado.
La prensa en Montería cuenta que son los ‘consentidos’ de Otero y por eso no han tenido problema en conseguir muy buenas oficinas. Arleth Casado está instalada en una de las mejores, y eso, para ser primípara, es un privilegio. Y Bernardo Elías Nader es el sobrino de Jorge Ramón Elías Nader, el padrino político de Otero.
“Yo quiero sentar a los senadores y representantes de Córdoba para que trabajemos juntos por el desarrollo del departamento. No es la primera vez que hay varios congresistas de Córdoba, pero antes la bancada no podía hacer nada por todos los problemas de parapolítica”, dijo Otero. La pregunta es si piensa aprovechar su poder y su cercanía para lanzarse en las elecciones locales del próximo año.
Otero nunca ha participado en elecciones, aunque no lo descarta. “Cuando uno culmina una carrera profesional, la ejerce con buenos frutos, quiere hacer algo por su región. Siempre he sostenido que en algún momento de mi vida, así sea después de retirarme del Congreso, quiero ser alcalde de Sahagún”, dijo Otero hace dos semanas. Y con la bancada de Córdoba de su lado, puede que lo logre.
Pero por ahora será Secretario del Senado dos años más, y el dueño de las reglas informales que todos conocen pero que no son públicas. Pasan de un senador a otro en en voz baja y todas conducen a Otero, el Secretario que ejerce su poder desde la sombra.
Cuando uno culmina una carrera profesional, la ejerce con buenos frutos, quiere hacer algo por su región. Siempre he sostenido que en algún momento de mi vida, así sea después de retirarme del Congreso, quiero ser alcalde de Sahagún”– Emilio Otero