En la Guajira antes que la sequía, fue la desidia

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El problema del agua en la Guajira es estructural y continuará. Porque en realidad, la Guajira no está seco y con sed sólo por la Niña.  Detrás de la sequía que acosa al departamento, y que ha causado incluso la muerte de niños, hay una historia larga de desidia administrativa, tanto a nivel local como nacional.

El lunes de esta semana cayó un gran aguacero en la Guajira. Pero el problema del agua en el departamento es estructural y continuará. Porque en realidad, la Guajira no está seco y con sed sólo por la Niña. Detrás de la sequía que acosa al departamento, y que ha causado incluso la muerte de niños, hay una historia larga de desidia administrativa, tanto a nivel local como nacional.

Ya ha sido noticia en los medios que en La Guajira, en medio de la sequía, hay una represa con mucha agua que nadie está usando.

El uribismo le ha cobrado al Presidente Santos que abandonó una obra que construyó el gobierno del expresidente Álvaro Uribe. Desde el santismo, la exministra de Medio Ambiente, Luz Helena Sarmiento, respondió en julio pasado que el gobierno de Uribe planeó de manera torpe la represa. Desde ambos lados tienen razón y culpa.

Uribe la planeó mal

La represa de El Cercado en el Río Ranchería, que le costó al país 650 mil millones de pesos, se concibió como una mega obra para generar energía eléctrica para la zona aledaña, suplir dos distritos de riego con impacto en cuatro municipios del centro y el sur de La Guajira, y abastecer de agua a acueductos de nueve municipios a lo largo de toda la península.

La fase I contemplaba la construcción de la represa y los tubos que llevarían el agua a los distritos de riego. La fase II, la construcción de los distritos de riego. Así entonces, y ahí le cabe responsabilidad al gobierno de Uribe que planeó el proyecto, no era parte de la primera ni tampoco de la segunda etapa conectar la represa a los acueductos que le suministran el agua potable a la gente. Se le dio prioridad a los distritos de riego para impulsar los proyectos agroindustriales. 

Tan fue así que el proyecto se gestionó durante toda su presidencia a través del Ministerio de Agricultura y más precisamente del Incoder. “Nació con una vocación agrícola”, le explicó a La Silla la viceministra de agua Natalia Trujillo.

Pero, y eso obviamente no lo dice hoy el gobierno, Santos I tuvo cuatro años para cambiar el orden de las prioridades y poner la represa al servicio de la gente, y no lo hizo.

Santos prometió pero no cumplió

A agosto de 2014, 13 años después de que se hiciera el primer desembolso de plata pública para hacer realidad el proyecto, sólo la primera fase se ha cumplido. Y desde la inauguración de ese primer ‘capítulo’, en noviembre de 2010, cuatro meses después de que Juan Manuel Santos asumiera su primer mandato, los avances son de papel.

Entre 2001 y 2010 el gobierno nacional giró 581 mil millones de pesos para la represa. De las arcas de La Guajira, salieron casi 70 mil millones para El Cercado.

Cuando llegó Santos, el Ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, la criticó en 2011 como un elefante blanco a medias. Lo dijo porque -según explicó a La Silla- el costo de irrigar una hectárea promedio en el país es de cinco millones por hectárea mientras que el de Ranchería saldrá a más de 20 millones por hectárea. Sin embargo, terminó la primera parte del proyecto porque "era mejor un elefante blanco completo que medio elefante blanco". 

Después, paradójicamente, el Presidente la elogió y se comprometió a terminar el proyecto en mayo de 2013, durante un evento público con el entonces Ministro de Vivienda Germán Vargas Lleras (el día de la famosa foto con el polémico exgobernador Kiko Gómez). 

Ese día, Santos dijo que desde que él era Ministro de Hacienda en el gobierno Pastrana reconocía la importancia del proyecto y que desde que llegó a Palacio en 2010 estaba comprometido con acelerar su ejecución para hacerlo bien. Aseguró que la cosa estaba en estudios y anunció que en una primera etapa se conectaría una red de acueductos para que los municipios disfrutarán del agua que se acumulaba en la presa y después vendrían los distritos de riego (una secuencia diferente a la planteada por Uribe).

Sin embargo, en estos días, cuando las imágenes de la sequía en La Guajira impresionan al país, las palabras de Santos no son más que eso y la represa El Cercado está lejos de servir para lo que se hizo.  El Ministerio de Hacienda y Planeación Nacional aún no le han asignado recursos suficientes para terminarlo (cerca de medio billón de pesos).

Hace unos días, el 6 de agosto, en vísperas de la clausura de Santos I y la apertura de Santos II, fracasó un intento de Fonade por adjudicar un proceso de consultoría, con el que se pretendía estructurar un modelo de Alianza Público Privada para el proyecto Ranchería, que garantizara su sostenibilidad y el cumplimiento de su misión múltiple (agua potable para 400 mil guajiros, energía y riego).

Ese era el camino para financiar y sacar el proyecto del cuarto de San Alejo. Así lo había pintado Fonade en un comunicado hace dos meses, lo confirmó una fuente de la entidad y se lo reafirmó a La Silla la viceministra de agua. Pero ninguno de los proponentes cumplió los requisitos del proceso contractual. Es decir, ni siquiera en el papel la luz está cerca.

Con el APP en veremos, las obras que faltan para llevarle el agua a los guajiros se quedaron durante el cuatrienio de Santos I en estudios en revisión o empolvados.

La cartera de Agricultura y más precisamente el Incoder, que era el doliente del proyecto, no avanzaron en materializar, con ‘cemento’, las bondades de la represa, según consta en un informe de la Contraloría que advierte también que la entidad cometió irregularidades en la administración del proyecto.

Fonade contrató a finales de octubre de 2013 la revisión, actualización y complementación de los estudios de las redes de distribución y adecuación de los distritos de riego. Y así, según anunció el exministro de Minas Amylkar Acosta, sólo hasta este agosto, ya en Santos II, se contratarán las obras.  

También, estudios y diseños que fueron contratados por La Guajira y realizados por la empresa Inar Asociados S.A para, entre otras cosas, construir las líneas de conducción del acueducto regional y llevar el agua de la represa al menos a siete municipios, no se convirtieron en obras. A pesar de que fueron entregados con bombos y platillos por el entonces gobernador guajiro Jorge Pérez Bernier en 2011.

Según un documento de la Contraloría se proyectaba una ejecución de apenas 3.5 años, con una inversión de 267 mil millones de pesos para finalizar en 2014.

El 8 de agosto, Santos arrancó su segunda temporada en Palacio diciendo que el gobierno adjudicará nuevos estudios y pondrá otra vez el acelerador para llevarle el agua de la represa a los municipios.  

Con el agua de El Cercado atrapada se vino el ‘Niño’ y los guajiros quedaron recostados en los carrotanques y los pozos, porque los estudios no quitan la sed.

Con plata pero sin obras

Pero la sed en la Guajira no obedece solo al fracaso de la represa, que irónicamente fue definida como proyecto nacional estratégico para el país (así lo definió un Conpes en el 2005). También los proyectos locales para llevarle agua a los pobladores de la península van a paso muy lento.

Así como la Guajira tiene agua represada desde el 2010, tiene plata represada desde el 2007.

Ese año, luego de dos años de lobby en el Banco Mundial por parte de la gobernación de la Guajira de José Luis González, y ajustes y cambios en los requisitos para la aprobación del proyecto ¨La revolución del agua en la Guajira¨, se dio el visto bueno al préstamo de 90 millones de dólares para el departamento.

Esta plata casi se pierde por falta de ejecución entre 2007 y 2011 en el gobierno de Jorge Pérez Bernier, según le confirmó a La Silla Miguel Murgas, gestor del Plan departamental de agua. “Toco reestructurar todo el Plan departamental de agua para que no se perdiera el préstamo del banco, y se logró conseguir una prórroga hasta el 2015 porque la ejecución total del préstamo se debía terminar en 2011”, dijo.

Siete años después de la aprobación del crédito sólo se han culminado dos de los 36 proyectos del Plan departamental  de agua - PDA  (uno en Fonseca y otro en Maicao por un monto total de siete mil millones de pesos), y se han iniciado 20 proyectos sin terminar a 2014 por un total de 97 mil millones de pesos. Trece de ellos están suspendidos, ocho en procesos de construcción de obras de infraestructura y cuatro en visibilización y aprobación para este año.

Y no sólo la plata del Banco se ha desaprovechado.

El Plan Departamental de Aguas, que cuenta con 288 mil millones de pesos, incluye además del préstamo del Banco Mundial, recursos nacionales por 28 mil millones de pesos y recursos locales por 80 mil millones.

¨El PDA tuvo un retraso inicial de 2008 al 2011, hasta ahora estamos despegando con el tema. Hace dos años cuando llegamos encontramos ejecución cero, proyectos mal elaborados y proyectos devueltos sin correcciones¨, le contó a La Silla Dámaso Parodi,  quien fue funcionario del gobierno del destituido Kiko Gómez y es ahora secretario de obras públicas del nuevo gobernador José María Ballesteros.

Un sueño prorrogado

Dos proyectos claves en la propuesta del actual PDA, y que eran parte de lo que se le presentó originalmente al Banco Mundial en 2007, eran la construcción de 11 reservorios  y un micro acueducto en Uribia y la puesta en marcha del Acueducto de Riohacha.

Los reservorios fueron adjudicados a un mismo contratista (Consorcio M&D) a través de tres licitaciones que suman siete mil millones de pesos.

A 2014 ninguno se ha entregado. Los contratos están suspendidos desde el 2011 por inconvenientes técnicos, según un informe presentado por la Gobernación de la Guajira. El gestor departental de agua de La Guajira  le aseguró  a la Silla que esperan reactivar estar obras en tres meses.

El sueño de los riohacheros, como el de los pobladores de Uribia, de tener agua, ya está andando pero va lento.

Santos y Vargas Lleras, con el ex gobernador Kiko Gómez y el Alcalde de Riohacha Rafael Ceballos firmaron un contrato de 44 mil millones de pesos para su construcción en mayo de 2013. Pero esta sólo inició hasta abril de este año.

Además, los proyectos de construcción de las redes de acueductos para Villa Nueva, Maicao y Manaure no se han contratado y en Fonseca falta un proyecto por completar.

Uno de los frenos es el cambio en la reglamentación en la política de agua en Colombia.

Después de aprobado el préstamo del Banco Mundial en 2007,  el gobierno nacional reguló los planes departamentales de agua, lo que obligó al Banco y a la Gobernación a cambiar los parámetros y objetivos del proyecto.

Aunque hasta entonces no se habían usado los recursos del préstamo, la inestabilidad administrativa del PDA llevó a un retraso en todos los proyectos.

En 2007 cuando se inició la propuesta al Banco Mundial, 11 empresas de agua de la Guajira se encargaban de la administración y proyectos municipales de agua. Tres años después, la estructura cambió.

Un consorcio, conformado entre otros por el Acueducto de Bogotá y Aguas de Bogotá, vía un contrato de más de 12 mil millones de pesos asumió la gerencia técnica del proyecto y empezó a articular los operadores del plan departamental de agua.

Después de ese consorcio la pelota pasó, a partir de febrero de este año, al grupo español Inassa. A los españoles les adjudicaron un contrato de 4.722 millones, por un plazo de 22 meses para que lideren y asistan la esperada ejecución de los proyectos del PDA de acuerdo a los lineamientos del préstamo.

Bajo este panorama, los reportes de seguimiento a la ejecución del crédito, que hace el Banco Mundial cada cuatro meses, muestra que los resultados para el proyecto de La Guajira fueron ‘insatisfactorios’ desde que comenzó hasta julio de este año. Sólo en ese último reporte, con la entrada de Inassa y el inicio del contrato del acueducto de Riohacha, cambió la calificación a ‘satisfactorio moderado’.

Falta ver si esa tendencia se mantiene en el PDA y el APP de la Represa El Cercado ve la luz. Pero de cualquier forma los proyectos claves, de soluciones definitivas, no están listos para darle la bienvenida al fenómeno del Niño.

Nota de la editora: Después de publicada esta historia agregamos una cita del ex ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo, que no cambia el sentido de la nota, pero sí complementa la referencia a su participación en relación con la represa.

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