Franco Ovalle: 100 días con la impronta Gnecco en el Cesar

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En este primer trimestre de gobierno, al mandatario del Cesar Franco Ovalle todavía no le ven voz ni estilo de gobierno propio.

Ad portas de cumplir sus primeros 100 días, el gobernador del Cesar Franco Ovalle es visto en ese departamento como una extensión más de la administración de su antecesor Luis Monsalvo Gnecco, miembro del polémico grupo Gnecco que le puso votos y lo financió.

Ad portas de cumplir sus primeros 100 días, el gobierno de Franco Ovalle en el Cesar es visto como una extensión de la administración de su antecesor Luis Monsalvo Gnecco, miembro del polémico grupo político que le puso votos y lo financió. Al mandatario de La U todavía no le ven estilo gerencial propio, aunque le resaltan su disposición a escuchar y conocer de primera mano los problemas de los municipios.

El sello Gnecco, en cabeza de la ex primera gestora departamental y líder del poderoso clan Gnecco, Cielo Gnecco, sigue marcando la pauta en la actual administración departamental. Prueba de ello es que en los cuatro cargos más importantes del gabinete fueron ratificados los secretarios que trabajaron con su hijo, el exgobernador Monsalvo Gnecco. Se trata de Bonnie Carolina Rodríguez, en Hacienda; Omar Maestre Vélez, en Obras; Federico Martínez Daza, en Planeación, y Jaime Luis Fuentes, en la Secretaría General.

Para tres políticos activos consultados por La Silla, que pidieron no ser citados en este texto, el gran reto del gobernador será desmarcarse y comenzar a ser visto como un mandatario autónomo y no como un subordinado de los Gnecco, especialmente de Cielo Gnecco, a quien en el Cesar político consideran la gobernadora tras bambalinas.

Pero hasta ahora no se ha desmarcado. A esa percepción se suma que el discurso del mandatario con relación a las obras inconclusas de la era Gnecco se ha enfocado más en anunciar que habrá prontas entregas, que en pedir explicaciones públicas por los evidentes retrasos.

“Hasta ahora no se le ha visto cuestionando ni denunciando los retrasos de las obras”, le dijo a La Silla el diputado de Cambio Radical Julio César Casadiego. En ese sentido, el diputado del Partido Verde Manuel Mejía opina que el departamento necesita saber exactamente en qué estado la nueva administración recibió las obras, “si están desfinanciadas, si se van a terminar o no”.

Por esas obras la Contraloría General anunció en febrero pasado la apertura de una auditoría a 10 proyectos que suman $154.174 millones de recursos de Regalías.  Y en diciembre le abrió investigación fiscal al exgobernador Monsalvo por un presunto detrimento patrimonial de 2.634 millones de pesos, por la construcción de la sede Caribe de la Universidad Nacional, en La Paz.

Además de las obras, en estos primeros meses de gobierno han sido una constante de su discurso las promesas de mejores condiciones de infraestructura para el Hospital Rosario Pumarejo, de gestionar más recursos para una mayor seguridad en los municipios y de apostarle más al deporte. Pero, todavía esas intenciones siguen sin aterrizarse en proyectos puntuales.

Por eso, su gran prueba de fuego será la presentación del Plan de Desarrollo, que ha prometido entregarle a la Asamblea antes de mediados de abril.

A esa corporación, con la que tiene buenas relaciones porque ocho de los 11 diputados votaron con él, Ovalle solo le ha presentado tres proyectos: exoneración de registro de viviendas para facilitar la normalización en las comunidades más pobres, facultades para realizar convenios y contratos, y facultades para adicionar e incorporar recursos al presupuesto.

En estos meses, el gobernador vallenato también ha comenzado a buscarle solución a los problemas de abastecimiento del agua en los municipios cesarenses, con la entrega de cuatro pozos profundos para las poblaciones de Astrea, Guacoche, Aguas Blancas y La Jagua de Ibirico. 

Justo resolver el problema de abastecimiento y calidad del agua fue una de sus promesas de campaña y es un tema sensible en ese departamento, después de las mediciones recientes del Instituto Nacional de Salud, que ubican a la población de Tamalameque con el peor índice de calidad del agua de Colombia.

Otro de los sectores en el que su administración comienza a trabajar, aunque no al ritmo deseado por los agricultores y ganaderos, es el productivo. Con la sequía, los pequeños y medianos productores del Cesar han sido los más golpeados.

El viernes pasado, durante la sesión en Valledupar de la Comisión Segunda de la Cámara de Representantes, el gobernador Ovalle pidió ante los viceministros de Agricultura y de Comercio mayores apoyos económicos para que el sector pueda sobrellevar las pérdidas que acumula por el fenómeno de La Niña y anunció para esta semana la declaratoria de calamidad pública, ya que desde hace semanas 23 de los 25 municipios la decretaron por la ausencia de lluvias.

Las fuentes consultadas por La Silla le resaltan a Ovalle que en el arranque de su gobierno viaje con frecuencia a los municipios para conocer de viva voz de los pobladores los problemas que los aquejan y que se muestre dispuesto a escucharlos. A diferencia del exgobernador Monsalvo, a quien solían criticarlo porque no era asequible a la comunidad. 

Otro punto a su favor son las buenas relaciones que tiene con el vicepresidente Germán Vargas Lleras, que en ese departamento esperan ver reflejadas en inversiones.

Mientras tanto, en el Cesar político siguen esperando que el gobierno de Ovalle comience a mostrar la impronta propia que hasta ahora no ha tenido.

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